CapÃtulo I Primer DÃa de Escuela
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    Se despertó con la estrepitosa melodÃa del despertador que sonaba estridente. Marcaba las nueve en punto. Con el comienzo del nuevo ciclo lectivo volverÃa la monótona rutina de; levantarse temprano todas las madrugadas para ducharse; prepararse el desayuno; y asistir al instituto. Exceptuando que este año serÃa uno diferente debido a la mudanza. Ya no rondarÃa más por el agitado y estresante ambiente de ciudad. SabÃa que no extrañarÃa nada de allÃ; las disputas provenientes de los apartamentos contiguos; el escándalo provocado por los autos que circulaban por la avenida en hora pico; y las luces que inundaban la vista al parque, de los grandes carteles que promocionaban alguno que otro producto innovador. El aire de pueblo le sentarÃa bien, asà lo creÃa. La idea de vivir en un poblado más o menos pequeño le fascinaba. Pensaba en New Haven como un nuevo comienzo, una nueva vida lejos de la urbe. Nueva gente que conocer, nuevos lugares. Si, definitivamente serÃa un cambio importante, y para mejor.
    Apoyó un pie sobre el suelo y luego el otro, se incorporó y todavÃa aturdido por la estridente melodÃa del despertador, se estiró y bostezó. Levanto su mirada y dio un vistazo a su nueva habitación. HabÃan llegado la noche anterior, pero Lorelai se habÃa tomado la molestia de acomodar la mayorÃa de las cosas del cuarto, salvo unas cuantas cajas sin abrir que yacÃan sobre el piso, con objetos personales que habÃa dejado para que él organice. El cuarto era un tanto más grande que el del apartamento que tenÃan en la ciudad y hasta tenÃa un baño propio. Las paredes estaban recubiertas de una pintura amarillo ocre, y el piso de parqué brillaba reluciente.
   Ya un poco más despabilado, pero no del todo, atravesó la habitación hacia una puerta de caoba e ingresó en el pequeño baño. Las paredes y los suelos estaban recubiertos de unos azulejos de un refrescante color azul marino. En un rincón se encontraba un pequeño tragaluz que iluminaba la habitación y a su vez ofrecÃa una limitada vista hacÃa el jardÃn de la casa contigua. Se asomó pero todavÃa no se podÃa observar a nadie por las calles. Abrió la llave de paso de la ducha, se desvistió, dio unos breves pasos hacia delante y la lluvia comenzó a caer sobre su cuerpo. Las pesadas gotas se precipitaban una tras otra y arrastraban con ellas el sueño del joven. â€"Hoy será un dÃa estresanteâ€" Pensaba. ConocerÃa nueva gente en el instituto. Ya estaba en penúltimo año, pero dos años serÃan suficientes para llegar a conocer bastante bien a sus nuevos compañeros de clases y a sus profesores.
    Finalizado el baño tomó la toalla y comenzó a secarse la cabeza, el torso, luego las piernas y por ultimo su cola. Se echó una mirada en el espejo mientras se terminaba de secar las orejas. El pelaje que recubrÃa su semblante era de un color marrón grisáceo hasta la altura de sus ojos. Estos estaban delineados por un caracterÃstico color negro en los lobos y eran de un color ámbar. Desde la altura de sus ojos hacia abajo su pelaje se tornaba de un color marrón muy claro, casi blanco, exceptuando la parte superior de su hocico que era de un tono marrón medio. TenÃa una contextura delgada y una estatura media alta, un metro con setenta y siete centÃmetros para ser exactos. Se consideraba a si mismo un joven bastante bien parecido, pero no estaba en sus principales objetivos conseguir una pareja. Siempre se mostraba indiferente, las cosas que pasaban a su alrededor no parecÃan afectarle en absoluto
    Una vez terminado de secarse se envolvió la toalla por la cintura, se calzó las pantuflas y volvió a atravesar la puerta de caoba que conectaba hacia su habitación. Con desgano revolvió el placard buscando alguna ropa que ponerse, de allà sacó una remera negra y unos pantalones jeans grises. Se puso un abrigado canguro marrón que se encontraba colgado sobre la silla del escritorio, se calzó unas cómodas zapatillas de lona y en su cuello envolvió una escafandra gris y blanca.
    â€"Apúrate y prepara tu desayuno de una vez Lucca o se te hará tardeâ€" Le anunció una voz que venia de la habitación del fondo del pasilloâ€" Y ya que estas allÃ, prepárame un caféâ€" Añadió.
    â€"Estoy demasiado ocupado Lorelai, háztelo tuâ€" Espetó el joven lobo, y con la misma rapidez que se vistió, esquivando algunas cajas todavÃa sin abrir de la mudanza cruzó el pasillo superior y descendió por las escaleras hasta la cocina. Se trataba de una habitación bastante acogedora, recubierta por una pintura de color terracota y un suelo de moqueta negra. Las encimeras estaban dispuestas en forma de V y en el medio se encontraba una pequeña isla, con cómodos taburetes acolchados, que hacÃa de desayunador.
    Lucca tomó una botella de leche fresca de la nevera, el cereal con fibras de la alacena y preparó su simple y aburrido desayuno. Se sentó sobre uno de los taburetes y se dispuso a contemplar como las barritas de fibra se hundÃan en la leche. Mientras lo hacÃa pensaba en el instituto. Se encontraba algo nervioso, le era muy difÃcil adaptarse y pensaba que más que seguro, esto lo llevarÃa a exiliarse como lo habÃa hecho allá en la ciudad. Y no es que no hubiese intentado sociabilizar sino que los tópicos de conversación de los demás jóvenes del mismo sexo le parecÃan excesivamente aburridos y generalmente se limitaban a las nuevas marcas de ropa que estaban de moda; los nuevos locales bailables; esta o aquella chica; y otras cosas sin demasiada relevancia.
    Nuevamente se fijo en su reloj y miró alarmado que ya eran las diez con cuarenta y un minutos. DebÃa de apurarse o llegarÃa tarde a su primer dÃa de clases, dejó su desayuno prácticamente intacto y corrió hacÃa su habitación en busca de monedas para el colectivo, se colgó su mochila en la espalda y salió nuevamente
    â€"Adiós Lorelaiâ€" Dijo apresurado mientras descendÃa las escaleras hacÃa la puerta de entrada.
    Sin prestar demasiada atención a nada debido a su prisa, comenzó a correr lo más rápido que pudo hacia la parada del autobús que quedaba dos calles más arriba. DebÃa llegar antes de que marcara las diez con cuarenta y cinco o tendrÃa que esperar al siguiente autobús que pasarÃa en otros veinte o treinta minutos. Ya casi llegando pudo ver el vehiculo a media cuadra, se encontraba en la parada asà que decidió acelerar el paso para alcanzarlo. Pero la suerte no le sonreÃa y tropezó con una grieta en el camino cayendo de lleno contra el piso. Un poco aturdido por la caÃda y con un extraño sabor a tierra en su boca, levantó la mirada hacÃa adelante, todavÃa recostado sobre el suelo, y observó como el autobús se alejaba y se perdÃa calle abajo.
   â€" Perfecto â€"Dijo en voz baja y con un tono irónico.
   â€" ¿Qué haces recostado sobre el suelo lobo? â€"Dijo una voz grave que provenÃa de su espalda con un tono un poco burlón.
    Una mano robusta se extendió y le ofreció ayuda. Sin prestarle demasiada atención al recién llegado, y apoyando sus manos sobre el suelo, se incorporó. Volvió su mirada a quien anteriormente le habrÃa ofrecido ayuda. Era un personaje bastante peculiar. Era de complexión fuerte y un tanto más bajo que él. TenÃa las orejas cortas y caÃdas, y una mirada ingenua complementaba su aspecto de idiota. Las arrugas surcaban su rechoncho rostro, aunque no eran de vejez, eran simplemente caracterÃsticas de su raza. Su pelaje era marrón claro y llevaba ropa casual.
    â€" Soy Bommer, lobo â€"Dijo mientras estiraba su brazo dispuesto a un apretón de manos. Lucca se quedó contemplándolo unos segundos hasta que finalmente reacciono.
   â€" Lucca â€"Se limito a decir con un tono áspero y cortanteâ€" Acabo de perder el autobús, creo que me sentaré en aquél banco y esperaré el siguienteâ€" Continuó.
    Dio la vuelta y caminó hasta el banco, se sentó y apoyó la cabeza sobre su mano, pensativo. Permaneció asà durante varios minutos hasta que el can se acercó y se sentó a su lado
    â€" Vas al instituto estatal, ¿No es asÃ? â€"
    â€" Si â€" Con el mismo tono áspero y cortante de hace unos momentos.
    â€" Oye lobo, conozco un par de chicas que te podrÃa presentar, sabes â€"InsistÃa, tratando de iniciar una conversación.
    â€" No estoy interesado, gracias, y ya sabes mi nombre, no me llames loboâ€" Espetó
    â€" ¿Es que acaso no te gustan las chicas? ¿No serás, ya sabes...â€" Y antes de que pudiera continuar fue interrumpido.
    â€"Eso no es de tu incumbenciaâ€" Remató el joven lobo mientras le dirigÃa una mirada fulminante.
    â€" Oye, solo estaba tratando de ser amable, ¿Sabes? No tienes porque descargarte conmigo pedazo de...â€" Comenzó a decirle furioso el can, mientras el autobús se acercaba.
    Lucca se limitaba a escucharlo, con una mirada indiferente, esperando a que arribara su transporte.
    â€" Tienes razón, lo siento â€"Dijo en un tono indiferente tratando de evitar cualquier posible conflicto.
    Una vez hubo llegado el autobús, Lucca lo abordó, marcó su pasaje y se sentó en el asiento del fondo a la derecha. No habÃa demasiada gente en él. Bommer habÃa abordado también el vehiculo y se sentaba en la tercera fila a la izquierda. â€"Que excelente manera de comenzar mi dÃa â€"Pensaba. TenÃa la mirada perdida en las calles, pero en realidad no estaba observando nada, se limitaba a pensar en que le depararÃa en el transcurso del dÃa
    El tiempo parecÃa no transcurrir y el viaje se hacÃa interminable. Con cada instante que pasaba el nerviosismo de Lucca aumentaba. Ya habÃa pasado un buen rato desde que habÃan salido del sector residencial de New Haven y de acuerdo a lo que le habÃa dicho Lorelai, desde ese momento eran veinte minutos hasta llegar al instituto. Repentinamente, el autobús se detuvo.
    â€" Oye lobo, ya llegamos. ¿Vas a venir o qué? â€"Dijo Bommer mientras se levantaba de su asiento y se disponÃa a bajar del vehiculo. ParecÃa que su enojo habÃa sido bastante efÃmero â€"Mejor asÃâ€" Pensó.
    Lucca no respondió pero se incorporó, tomó una buena bocanada de aire y descendió. Se encontró frente a un gran patio frontal, con un césped en excelente estado. Un camino de lozas rojizas se extendÃa a lo largo del trayecto y a su final se alzaba una imponente edificación de ladrillo visto que parecÃa ocupar lo largo de una manzana.
    â€" Lucca, apúrate o se te hará tarde, deja de soñar despiertoâ€" Sonaba la voz de Bommer que a su parecer se tornaba cada vez más exasperante, pero estaba decidido a no buscar ninguna clase de problemas en su primer dÃa y de todos modos tenÃa razón.
   Con un paso acelerado el joven lobo comenzó a avanzar hacÃa el edificio principal. Una vez dentro divisó un tablero llenó de transparentes con horarios y fechas. Se dirigió inmediatamente hacÃa el. Comenzó a buscar su apellido en una planilla en la que figuraran los alumnos, los clasificaba y dividÃa con sus respectivos horarios.
   â€" Veamos, veamos...Kane...Kensington...Kavanaugh...Kenneth...Kovasevicâ€"Murmurabaâ€" Aquà estoy â€" Dijo finalmente mientras anotaba sus horarios en un pequeño cuadernillo.
    La primera clase era le de Literatura I, con la profesora McKenzie, en el aula cincuenta y siete. Ahora el problema residÃa en encontrar susodicha aula dentro de esa laberÃntica infraestructura. Se dirigió al pasillo y miro anonadado todas las bifurcaciones que tomaba.
    â€" Oye cachorro, ¿Estas perdido? â€"Le dijo una voz suave con un tono amistosoâ€"Mi nombre es Lena, ¿Puedo ayudarte en algo? â€"Dijo una vez más. La voz provenÃa de una joven esbelta con pelaje largo y dorados, de hocico alargado y ropa colorida.
   â€" Soy Lucca, estoy buscando el aula cincuenta y siete, ¿Dónde esta?- Replicó con su caracterÃstica tonalidad áspera y cortante.
   â€" ¿Con la profesora McKenzie? Ven, estas conmigo en la primera claseâ€" Dijo Lena mientras tomaba a Lucca por el brazo, llevándolo casi a rastras.
    Tras caminar un largo recorrido por los pasillos y doblar en varias ocasiones llegaron al salón, recubierto con baldosas y paredes de cemento grises lo que le daba un aspecto estéril. TenÃa una capacidad para veinticinco alumnos. Lucca se sentó en el segundo pupitre a la derecha y sacó de su mochila un cuadernillo y una lapicera. Momentos después llego la profesora. Era alta y con el cabello rubio entrecano. TenÃa unos bellos ojos esmeraldas, mirada sabÃa y llevaba lentes de Carey. Su presencia imponÃa respeto. Dio un breve saludo y comenzó a dar la clase que transcurrió sin ningún tipo de altercado. Al finalizar comenzó a pasar la lista de asistencia.
    â€" Kensington, Kovasevic. Parece que tenemos un nuevo alumnoâ€" Dijo mientras paseaba sus ojos por el salón, dando un rápido escrutinioâ€" Tu eres Lucca ¿No es asÃ?  â€"Indagó mientras dirigÃa una mirada curiosa al joven lobo.
   â€" Si profesora â€" Se limitó a responder Lucca
   â€" Bien, como eres nuevo te asignare a uno de tus compañeros para que te muestre el instituto en estos dÃas â€" Dijo mientras escrutaba el salón una vez más, buscando importunar a alguien y asignarle  tal tarea.
   â€" ¡Yo profesora, yo! â€"DecÃa Lena mientras levantaba su mano en el aire con entusiasmo.
   â€" Noah Vraskka â€"Anunció la profesora mientras dirigÃa una mirada a un lobo que se encontraba medio adormilado en un pupitre al fondo.
    â€" ¿Si profesora? ¿Qué necesita? â€"Replicó con falsa cortesÃa, tratando de disimular su falta de conocimiento ante la situación ocurrida.
   â€" Tú te encargaras de enseñarle el instituto a Lucca, ya sabes, para que pueda adaptarseâ€" Dijo llamándole la atención.
   â€" Aaagh, pero profesora â€" Protestó, no porque no le cayera Lucca, a quien ni siquiera habÃa notado, simplemente por llamar la atenciónâ€" Esta bienâ€" Asintió resignado en cuanto la profesora le dirigiera una mirada fulminante.
   â€" Ya pueden retirarse â€"Concluyó.
   Lucca guardó su cuadernillo y útiles en su mochila y luego se incorporó. Trató de irse del salón antes de que Noah o la profesora pudieran percatarse.
   â€" Oye tú, tu vienes conmigo â€"Dijo Noah mientras esbozaba una sonrisa.
   Se trataba de un lobo un tanto más alto que él. El pelaje de su rostro seguÃa casi los mismos patrones que los de Lucca, a excepción que estos era de una gama de grises y negros, y tenÃa una pequeña marca levemente visible en el entrecejo en forma de V. Sus ojos eran plateados y estaban delineados por un caracterÃstico color negro en los lobos, al igual que en Lucca.
    â€" Bien pequeño, te enseñare las instalaciones â€" Dijo Noah mientras colocaba su brazo alrededor del cuello de Lucca y lo llevaba a un paso acelerado.
    Repentinamente Lucca comenzó a sentirse un poco mareado, su rostro se puso un poco pálido y su visión se torno borrosa. Ya conocÃa esa sensación. Se preparaba para lo peor. â€" ¡Que excelente manera de comenzar mi dÃa! â€"Dijo para sus adentros. Al momento se desplomó en el suelo y una pequeña multitud se comenzó a reunir alrededor de él.
    -Yo no le hice nada- Dijo Noah en tono burlón mientras se alejaba por el pasillo dirigiéndose a la enfermerÃa.