El Secreto de Tora: Die SchlechtcBewegungen

Story by Mastertuki on SoFurry

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#6 of El Secreto de Tora


_ EL SECRETO DE TORA _

Capítulo 6: Die SchlechtcBewegungen

Advertencia (I): Notas del autor y traducciones al pié de página. ¡¡Feliz Lectura!!

Advertencia (Y II): Para comprender esta parte es necesario que hayas leído los cinco capítulos anteriores. Y si a)No te gusta leer. b)Te gusta leer pero no sabes que es furry (Y ni te interesa saberlo) c)Te gusta el furry pero prefieres que las teorías biológico-científicas acerca de su aparición queden bastante reservadas, d)Estas rallado de tanto ocultismos con esta historia, será mejor que tires hacia atrás en el explorador de internet. Y si, debería copiar este texto para el próximo capítulo...

La loba observó como su hijo, que ya tenía sus veinte años, se había sentado en la cama, llorando completamente en silencio y sin ninguna expresión en la cara. Solo miraba al suelo, mientras su larga coleta se arremolinaba sobre la tela blanca del colchón.

Su madre, sin embargo, no entendía la situación del todo. Había llegado a casa y se había encontrado a su hijo sentado en la escalera. Se había levantado, y se había largado a su habitación, cerrando la puerta tras de sí.

-¿Que ocurre, cariño? -preguntó su madre mientras se sentaba a su lado.

-Me voy, mamá. Esto ya es insoportable, lo siento.

Su madre simplemente suspiró.

-Me esperaba que un día me dirías eso, pero bueno... Es normal que vayas a por tu vida, ¿no?

-No... No...

El lobo azul se levantó, sin mediar palabra mas. Se acercó al armario, sacó una maleta, la abrió, y empezó a meter ropa de todo tipo. Su madre le veía, defraudado completamente, y eso la traumatizaba.

-¿Porqué no me dices lo que ocurre? -le preguntó de nuevo mientras se le acercaba. El lobo azul intentó no hacerla caso, pero viendo lo inevitable, acabó cerrando la maleta, cayendo de rodillas, y apoyando la cabeza sobre el instrumento.

-Ocurre que no voy a tener nunca novia como tu decías que debía tener, mamá. -dijo al final. -He descubierto que soy homosexual... Que me gusta Tora...

Y ante los sollozos del lobo, una madre sonreía levemente mientras intentaba darle consuelo, demostrando así que mas que sentirse avergonzada, se sentía orgullosa de tener un hijo que era capaz de admitir sus propios sentimientos sin someterse a lo que la sociedad dictaba.

-¡Esto es increíble!

Tora no salía de su asombro ante la cantidad de monumentos que observaba a través de los cristales del autobús que le llevaba a él y al resto de la clase por las calles de Enthüllung. A pesar de la noche, los ojos felinos del tigre no le prohibían poder ver los distintos edificios que se mostraban en las calles con todo lujo y detalle.

-Oye, Bryce, ¿Y esto que es? -le preguntó el tigre al humano, que viajaba a su lado. El chico de apariencia lobuna observó donde señalaba, aunque tuvo que esperar varios segundos a que se acercaran por su limitada visión.

-Es el techo de la Sony Center. -le explicó. -Si te fijas bien cambia ligeramente de color. Por lo que se de historia, los diseñadores fueron de una familia secreta oriental.

-Desde aquí parece un volcán.

El comentário de Odayaka, que iba detrás de ellos dos y al lado de Shinke, hizo que se quedaran mirándose mutuamente ambos sin entender realmente a lo que se refería la orca respecto a la pequeña infraestructura que se alzaba entre los dos edificios.

-¿Y que es? -preguntó Shinke, mientras se arrufaba las alas.

-Un centro comercial con cines y bares. Es bastante interesante de ver si vas de compras, aunque tiene muchas mas cosas. Se puede llegar a través de Zoologischer Garten.

La gente que le había escuchado se quedó completamente parada, al ver lo que realmente sabía el muchacho humano en el lado occidental. El tigre, que seguía mirando por la ventana, no pudo evitar ocultar una leve sonrisa de orgullo al notar la reacción de los allí presentes.

Un leve movimiento pasó al lado de Shinke, y la orca pudo observar de reojo a la tutora gata andar hasta el principio del autobús, donde literalmente Baka estaba roncando.

-El pobre se pasó la noche anterior de juerga antes de coger el avión. -argumentó en voz baja Odayaka a los demás. Shinke solamente lanzó un leve graznido apenas audible, mientras Tora y Bryce se reían por lo bajo al ver como los esfuerzos inútiles de la tutora por despertar al oso eran inútiles.

-¿Sabéis que en Enthüllung su mascota es un oso? -dijo Bryce.

-¡Baka debería darle vergüenza del ejemplo que está dando! ¡Se pasa el día tirándose a su novia!

-Mas explícito no puede ser, el pobre. -murmuró Tora llevándose una zarpa a la frente.

-¿Pero tiene novia? -espetó Shinke en tono serio. Nuevamente las risas se escucharon, haciendo que el resto de la clase se mostrara interesado por saber de que estaba hablando el grupo de los cuatro.

A pesar de los sarcásticos comentarios de los antropomorfos, las cosas no estaban para tomárselas tan a la ligera. Y Tora se sorprendía de la actitud de la tutora, cuando tendría que estar completamente defraudada o sumamente triste, aunque había que admitir que quien sufría esas características y una profunda depresión era el grifo.

Las cosas se habían complicado demasiado y no parecían tener fin. Damaru no había aparecido en ningún momento, como si se le hubiera tragado la tierra. Y ahora se encontraban otra vez con problemas de compartir el estadio de la universidad si no aumentaban la recaptación. A todo eso, habían tenido que abandonar el campeonato, la única oportunidad que habían tenido de llegar tan lejos. Y todo por el dragón.

Perdido, pues, ya solo les quedaba la preocupación de volver a recuperar el dinero que había desaparecido misteriosamente. Tora les había dicho que Bryce había tenido una enorme idea, pero que la iría a contar en Enthüllung. Como se trataba de un Dorei, el tigre tenía la responsabilidad de llevarlo con él si iba de viaje (No podía dejarlo en casa). Habían discutido, no obstante, la noche anterior a causa de que el tigre quería llevarse al humano de viaje y este se quería quedar en casa. A pesar de que eran novios, Bryce acabó aceptando simplemente por ser un Dorei después de todo, y la discusión acabó peor pasando ambos la noche completamente cabreados el uno con el otro hasta que a la mañana siguiente Tora encontró a Bryce llorando sin conocer el motivo.

Y así, habían viajado.

No tardaron en parar en el hostal (Y tuvieron la suerte de que Baka al final se levantara, porque para despertar a ese oso se necesitaba todo un regimiento), y empezaron a sacar las maletas. Odayaka y Tora se quedaron en la puerta del autocar, viendo como Shinke se levantaba y cogía pesadamente su equipaje. Parecía un grifo mayor al cual le chupaban cada vez mas su energía, y no les dijo nada a los dos, simplemente se limitó a mirarles de forma triste, con aquellos ojos de rapaz que parecían siempre estar al acecho, y luego prosiguió su camino.

"Espero que la idea que tiene Bryce le ayude" pensó Tora.

Y el cachondeo en el hostal no hizo nada mas que empezar. Laura, la gata, no se entendía de ninguna forma con el responsable excepto con unas cuantas palabras y muchísimas señales. En cuanto consiguieron las habitaciones de cinco personas, Shinke, Tora, Odayaka, Baka y Bryce se reunieron para elegir una de ellas, y empezaron a subir escaleras con las maletas.

-Oye... Bryce... ¿Como es posible que...? -Baka cedió de subir escaleras, y miró al humano, que era el último de los cinco en la cola. -... sepas tanto de Enthüllung?

-Bueno, solo he viajado dos veces, o eso creo.... Así que realmente, no lo sé. Sea como sea, solo he viajado hasta el lado oriental una vez para servir a... -Bryce calló al ver el rostro del tigre quedarse paralizado, y rectificó al instante. -Para encontrar a Tora... Para encontrar a alguien que me ha hecho muy feliz todo este tiempo.

Los segundos que se produjeron después fueron de silencio absoluto, en los cuales, excepto Tora y Bryce, al resto les entraron unas ganas enormes de huir por patas (Nunca mejor dicho) de aquella situación comprometedora.

-Esto... -Odayaka buscó rápidamente una excusa para salir del paso. -Creo que tenemos que subir todo esto cuanto antes, o la tutora nos subirá a todos de una patada en el culo.

-Eso a Tora le encantará. -bromeó Baka.

-Vete a la mierda. -le espetó el tigre mientras recogía la maleta y empezaba a subir de nuevo.

-Vete tu.

Ese comentario sorprendió a todos los presentes, que se volvieron rápidamente hacia su emisor, el grifo, que pasando de todo, cogía la maleta y continuaba subiendo las escaleras. El resto de los acompañantes no dijeron nada mas. Sabían lo que ocurría.

Las habitaciones sorprendieron a todos.

Sorprendidos en términos de decepción, claro está. Sus caras habían quedado completamente para hacer incluso una fotografía y enviarla a "Sorprendidos" si hacia falta. Sus ojos se habían abierto como naranjas, y sus fauces (Más la boca de Tora) estaban abiertas, observando la situación.

La habitación era tan pequeña que hasta Tora tenía que agacharse con tal de sortear el techo y no llevárselo por delante. Justo después de cruzar las (pésimas) puertas, tenían a su derecha un armario empotrado. Delante de una de sus puertas había una pequeña mesita de noche, y inmediatamente cinco camas individuales seguidas, una detrás de otra, todas ellas juntas por falta de espácio. El único lugar por donde podían moverse era a través del hueco que tenían a los piés de las literas.

-Esto es una broma. -exclamó Odayaka. -¡Esto no puede ser real!

-¡Yo me pillo la litera del final! -se lanzó Baka.

-¡Uy, si, cuidado! ¡No sea que te la quitemos! -se rió Tora, mientras avanzaba. Shinke miró la habitación con aquellos ojos de lince, y luego avanzó sin hacer ningún comentario.

Bryce, el último en entrar, cerró la puerta tras de si (Luego la abrió al cabo de cinco minutos, cuando el olor a sudor de los antropomorfos superaban los límites permitidos de la supervivencia) y pilló la mas cerca del armario empotrado, dejando la maleta encima. Luego observó algo que le estaba llamando la atención: En la pared había una puerta hinchada por la humedad y bastante roñosa. Viendo que los demás habían pasado ese detalle por alto, se acercó y la abrió, observando estupefacto el interior.

-Joder, nenes, el interior es de cágate. -exclamó. -Cachondo no no pone a nadie, eso seguro.

Y es que el baño era una auténtica vergüenza. Era un pequeño espacio para un váter, cuyo suelo tenía un agujero donde se colaba el agua que procedía de un tubo de la pared, que se suponía que hacía las veces de ducha, y que se abría estirando la cadena. Cuando el resto contempló la escena, se les escapó cualquier forma de definir "eso".

-Ya no follo. -dijo Odayaka. -Esto le quita el morbo a cualquiera.

-Piénsalo bien, tienes mas contacto. -dijo Tora, divertido.

Shinke soltó un leve bufido, mientras empezaba a abrir la maleta, orificios auditivos ajenos a lo que el resto de seres antropomorfos iban hablando mientras se alejaban del baño y asumían la realidad.

-¡Oye, Bryce, ahora que me acuerdo! -dijo el tigre de repente, agitando alegremente la cola de un lado a otro. -Explícales la idea.

-¡Ah, es verdad! -Bryce se apresuró a rebuscar entre sus cosas unas cuantas cartulinas dibujadas, y las sacó, haciendo una señal con la mano para que todos se reunieran. Cuando se quedaron sentados al pié de las camas, el chico se hizo lugar al lado de Tora con las cartulinas en la mano.

-Bien, prestad atención. El otro día me vino una idea a la cabeza a partir de algo que me contó Tora, así que escuchad bien.

"Erase una vez, tres tipos de clanes de guerreros muy diferentes que vivian en diferentes regiones del mundo. Estaba el Clan del Sol Naciente, formado por dragones; el clan de Oriente, formado por Tigres, y el clan de Occidente, formado por lobos. Ninguna de ellas quería saber nada de lo que les pasaba a las otras, y su origen fué para evitar mas peleas entre los humanos que siempre habían vivido, y seres como vosotros.

El mundo evolucionó, pero estos tres clanes quisieron quedarse a la existencia del resto. Pero tras esta explicación se esconde una historia tierna que nadie se atreve a contar.

En algún momento de nuestra historia, una familia llevó un pequeño lobo al clan del Tigre. El lobo conoció al sucesor del jefe de ese clan de Oriente, y aunque muchos creian que este intento de unión no iba a funcionar, ocurrió todo lo contrario. El lobo, inocente, hizo un dibujo sobre una estrella al tigre, y este, inconscientemente lo recogió. Ese simple acto implicó muchos sucesos en el futuro, tanto buenos como malos, y sobretodo personales, porque ambos se dieron cuenta de algo... Se habían enamorado del otro.

Pasaron los años, y continuaron juntos, y poco a poco, sus problemas emocionales conllevaron a acabar tan unidos que finalmente, en un intento de escapar, se largaron, y empezaron una nueva vida."

Bryce se detuvo un rato para observar la cara de todos los presentes.

-Una pregunta, ¿De donde has sacado la historia? -preguntó Baka.

-No se... Tora me contó la existencia de estos clanes y de repente me vino a la cabeza como un rompecabezas que se forma solo. Me salió redondo, aunque si he de ser sincero... Lo vi mas claro en uno de mis delirios... Tora ya me entiende.

Y tanto que le entendía. El tigre se había apresurado a llevar a Bryce a ver al hermanastro de Laura para revisarle el sistema nervioso por la mordedura que le hizo en su momento en estado de celo. Le habían hecho un escaneo por todo el cuerpo,, y luego, el conejo le recetó unos cuantos medicamentos. Sin embargo, a veces no surtía efecto, y le subía una fiebre considerable, lo que le provocaba delirios que asustaban a cualquiera. Bryce, sin embargo, aguantaba. Solo por Tora.

-Esto es solo el guión base, ¿no? -preguntó Tora mientras se lamía levemente un brazo. -Es decir, que a esto hay que añadirle todo el texto verdadero que me enseñaste.

-Ah, si... Si, esto es solo un resumen. El guión lo tengo en la maleta, con sus cuatro copias mas.

-¿Cuatro copias? -exclamó Shinke de repente, entreabriendo las alas. -¿Tu quien coño te crees para proponer que nos vamos a exhibir como payasos solo para levantar el equipo?

-¡Los actores no son payasos!

-¿Ah no? -el grifo se levantó de repente, y se dirigió hacia Bryce señalando con una de esas garras de león en la garganta. -¡¿Y que hacen?! ¡Actúan! ¡Entretienen! ¡Imitan a personas que no son! ¡Los antropomorfos no nos reducimos a esa escoria! ¡Eso para los humanos!

-¡Pero si actuáis como nosotros!

-¡Que tengamos parte vuestra genética no quiere decir que pensemos como vosotros!

-¿Que?

El silenció abrumó el lugar con el último comentario del humano, que prosiguió:

-Mira... No te he entendido, pero me da igual. Acabo de descubrir algo que me jode mucho, y es que te encanta quejarte, pero admite que aún no has elegido ninguna alternativa para recuperar el dinero.

Se dió la vuelta, cabreado, y lanzó las cartulinas encima de la maleta.

-He perdido dos noches solo para escribir el guión y por una causa de la que no he perdido nada. Pero claro, el señor jefe del equipo sabe solucionar las cosas dejándolo todo. Odio a la gente que se comporta así. -cerró la maleta y los miró a todos seriamente. -Vosotros decidiis. -luego cogió la puerta y se largó.

-Satisfecho? -le preguntó Baka mientras se levantaba. El grifo se acarició el pico, cabreado aún.

-Supongo que no hay otro remedio que hacerlo, ¿No? -preguntó Shinke.

-No la hay, Shinke, lo siento.

Shinke miró a Tora un momento, y luego soltó un graznido. De repente, golpeó la pared con una de sus patas, causando un pequeño agujero.

-¡Tio! ¡Que eso hay que pagarlo! -exclamó la orca indignado, agitando la cola cetácea fuertemente.

-Esto es una mierda... Una maldita mierda. -murmuró el otro. -Reducidos a -casi- pedir limosna.

-Ya, pero es el colegio el que nos obliga a ello. ¿Que quieres hacerle?

-Quizás... El equipo tenga que firmar su cese. -apuntó el oso.

Y apuntó con mala baba. Eran esos momentos en los que la teoría de Tora respecto a la inteligencia del oso se hacía completamente sólida. -Y obviamente, vino lo consiguiente:

-Es muy probable.

-¿Como? ¡Pero tu sabes que coño estas pensando ahora! No puedes decir eso ahora. ¡Nos ha costado mucho llegar hasta donde hemos llegado!

-¡Querrás decir "os ha costado"! -Shinke chasqueó el pico con fuerza, mientras mostraba sus garras. -¡Tu tienes la carrera hecha desde hace años, antes de que llegaras incluso! -y se lanzó a a arrancarle la piel a trizas.

Un brazo fuerte, de vello suave y con rayas negras le retuvo al instante, interfiriendo entre la orca que se había quedado parado, sin poder reaccionar, y los ojos felinos de Tora se posaron en los de Shinke. No parecía el tigre serio y pasional de antes, si no que abría las fauces ligeramente de forma amenazante. Shinke intentó soltarse y golpear a Tora, pero el tigre fué mas rápido. Le golpeó en las patas traseras, haciéndole chocar contra la pared de al lado. Luego, aprovechó para darle un golpe seco en el estomago de tal forma que lo dejó doblando por la espalda. Lo sorprendente es que aquellos movimientos los había ejecutado en menos de dos segundos.

-Pero que coño... -empezó a decir Shinke. Tora no le respondió, a sabiendas que ahora el grifo se encontraba incapaz de atacar a la gente, que era lo que había querido hacer. Cuando entraba en ese estado de furia, era la única forma de que luego escuchara, por lo que lo ayudó a sentarse en la cama.

Se arrodilló ante él, mas comprensivo ahora, como si nunca hubiera sido bélico.

-Esto es lo que quiere Leon, Shinke, que nos peleemos entre nosotros. Y lo está consiguiendo, y hay que evitarlo.

-...

-Shinke...

-Lo sé. -miró a Tora un momento, volviéndose otra vez mas calmado. Y en ese momento, Tora vio como se ponía a llorar. -Pero tío, esta situación me está jodiendo ya. No es justo...

-Nunca lo será, Shinke... Por desgracia, nunca.

Se levantó, y se dirigió hacia la puerta abierta, cerrándola tras de él.

No tardó demasiado en localizar a Bryce en la azotea, apoyado en la barandilla, con el traje de cuero negro sin mangas brillando a la luz de la luna, mientras que su pelo ligeramente suelto ahora por arriba (Parecía que había querido dejar de mostrarse con el pelo corto. Al fin y al cabo, si tenía coleta, era una tontería) se movía levemente por el aire. El mismo aire que agitaba el pelaje del tigre. El muchacho volvió de repente la vista hacia el tigre, y luego se llevó una mano a la frente.

-Lo siento...

-No, tranquilo. Shinke ha tenido su culpa. -dijo el tigre, sonriendo. El chico volvió su mirada hacia adelante durante unos momentos, y pronto sintió la presencia del tigre tras de él, abrazándolo por la espalda, y apoyando el morro en su hombro. -¿Que tal la herida?

-Bien... No me duele. -dijo. -Estate tranquilo, Tora... Aquello ya pasó, ya lo sabes.

-Lo sé... Pero odio que ocurriera, Bryce... Antes muerto que hacerte daño, y sin embargo...

-Tranquilízate... Ya verás como mejoro.

-No puedo tranquilizarme, Bryce. -el tigre soltó al chico, y se cruzó de hombros. -Primero fue el partido, luego tu... Y también pasó en el partido anterior al que tu estuviste. También mordí a alguien. Me cabreo, me altero, y no puedo controlarme... Es una pesadilla.

El chico miró como el tigre se auto maldecía. Cierto era que desde que estaban juntos, Tora intentaba de alguna forma tratar a Bryce como si fuera de cristal, quizás con el miedo de que le hiciera daño.

-Tora... Escucha, es normal que te pase eso... ¿No?

-No, no es normal, Bryce... Yo no soy ningún animal, aunque en parte proceda de ellos.

Bryce se quedó parado ante aquella confesión, y quedó completamente descolocado. Tora le miró unos instantes, y procuró olvidar.

-No te preocupes... Es solo que me fastidia mucho a veces tener que estar vigilando de auto controlarme, en serio.

-Tora... ¿En parte? ¿Esto tiene que ver con lo que ha dicho Shinke antes, lo de la genética? ¿También te odias, igual que él?

El tigre agachó la cabeza.

-A veces llego a ese extremo, si...

-Joder... Bryce se llevó una mano a la cabeza. -¿Pero que os pasa? ¿Como podéis odiaros? ¿Por esa razón, nada mas? ¿Solo por eso?

-No es solo por eso, Bryce.

-Por muchas cosas que sucedieron hace quinientos años -le acarició la cabeza, sonriendo. -Y veo que, al igual que muchos, tu tampoco lo sabes...

-Por lo que estoy viendo, no.

El tigre sonrió levemente.

-¿Sabes de donde surgimos nosotros? ¿Todos y cada uno de nosotros?

-No, no es algo que hayan querido responderme, la verdad.

-Lo suponía... -Tora se quedó un rato pensativo, y luego asintió. -Es lógico, es un tema tabú y muy sensible de tocar, y del cual todos dependemos de él.

-Y supongo que al ser humano, no tengo derecho a acceder a esa información, ¿No?

-Si... -le besó levemente la frente, y luego le miró con aquellos ojos de color ámbar que parecían acechar incluso a la luz de la luna. -Lo siento...

El humano simplemente le miró a los ojos, incapaz de comprender lo que estaba diciendo, mientras que Tora empezaba a ver lo mucho que debía enseñarle y mostrarle para que pudiera desarrollarse por un munto tan caótico en lo oculto.

//¿Y lo harás?

-Si, Laura, si, prefiero hacerlo ahora que nunca.

El sol había amanecido bastante temprano, y Tora se encontraba en la terraza, esperando a que su pelaje se secara por la humedad de la ducha (Se había atrevido a ducharse con "eso") mientras hablaba con el móvil.

//¿Tan lejos ha llegado la situación?

-No... Pero Shinke le ha comentado acerca de nuestro cierto parecido genético y ha dejado a Bryce con miles de interrogantes. Imagínate que pasaría si un día fuera por la calle y se le ocurriera preguntar eso a alguien...

//A sabiendas que es secreto colectivo y que los humanos no pueden saberlo...

-... A Bryce lo encerrarían con tal de que no abriera la boca inmediatamente. La única forma de evitarlo es que sepa la gravedad de la situación respecto a esa ignorancia y cierre la boca.

//Tienes razón, es lo mejor... ¿Y Shinke? ¿Como se encuentra?

-Fatal. Pero tu y yo sabemos que la única persona que le puede sacar de esa tontería es precisamente el chico. A pesar de que lo ha olvidado todo, sigue manteniendo ese espíritu que lo caracteriza... Oye... Te dejo, ahora nos vemos.

Tora guardó el móvil en cuanto vió a Bryce salir de la habitación, ya duchado y con el pelo suelo completamente. Con las dos manos y una goma, se lo recogió en una cola de caballo, y luego miró a Tora, aún serio. Vestía con una camisa gris sin mangas, mostrando así el exceso de vello que tenía en los brazos, y unos pantalones enormemente anchos.

-Bueno... Ya estoy aquí. ¿Vamos a desayunar?

El tigre lo miró por encima, y luego, se acercó a él lentamente. Bryce pronto pudo notar el pelaje húmedo de Tora rozando su piel, mientras este le abrazaba y le olía suavemente en el cuello, dándole luego un pequeño lametón en el pelo.

-¡Tora! ¡Que me acabo de duchar! -se rió Bryce.

-No he podido evitarlo. -le respondió Tora, riéndose también. -Lo siento, forma parte de mí.

-No me había dado cuenta. -contestó el, chico en broma, acariciándole el brazo mientras tanto, sin apartar la vista de sus ojos. Luego se apartó de él y echó a correr hacia las escaleras.-¡Tonto el último!

Y no tardó en tragarse sus palabras. Tora, obviamente, con su agilidad felina y sus instintos, pudo llegar mucho antes que Bryce al comedor donde todos los del hotel desayunaban, y Bryce le reprochó bromeando que no era justo aquello. Como castigo, tuvo que soportar otro lametón en la cara por parte de Tora, que le hizo reir de nuevo.

-Oye, escucha. Estuve pensando en lo que te dije ayer y sé un lugar donde puedo contártelo todo para que lo entiendas perfectamente... ¿Te vienes?

-¿Y el resto?

-Se han ido de copas para celebrar los cinco días que vamos a estar aquí, así que estamos... solos.

-Je.

Bryce le besó en el morro dulcemente, acompañado de la misma acción de Tora. Le encantaban esos momentos en los que ambos compartían su cariño por el otro, olvidando la realidad que les envolvía.

Al cabo de una hora y media, lograron llegar al Museo Ägyptisches, donde Bryce podía contemplar cuatro carteles colgados de lado a lado del edificio anunciando una exposición egipcia. No supo como colocar esa imagen en lo que Tora le había dicho, pero decidió dejarse llevar. Al fin y al cabo, ya sabría él lo que estaba haciendo, porque él no tenía ni idea de lo que estaban haciendo allí.

En cuanto entraron en el edificio, Bryce encontró unas escaleras a banda y banda que llevaban todas al mismo punto de partida. Ambos subieron por las de la izquierda y en cuanto llegaron al guardia, un zorro con pinta feroz que aparentaba saltar encima de todo aquel que se atreviera a colarse en el edificio. Tora le pidió a Bryce que fuera a echar un vistazo por ahí mientras hablaba con él y luego, fue a buscarlo para llevárlo con él.

-Tora... ¿Esto es broma? -le preguntó el chico al final, harto de ver que no estaban haciendo nada.

-No, tranquilo. -dijo, mientras pasaba un brazo por encima de los hombros del humano y se lo llevaba con él hacia una enorme puerta dorada, que medía cuatro veces su altura. Observó como el antiguo guardia miraba de un lado a otro con las llaves en la mano, y luego se apresuraba para abrirla y decirles que entraran rápidamente. Bryce se sintió empujado por el fuerte brazo del tigre, y al instante, ambos estaban en el interior.

Allí hacía un frio de narices, y por un momento, el cuerpo de Bryce tembló ante el cambio brusco de temperatura, agarrándose fuertemente al cuerpo del tigre para acoger su calor corporal. El tigre, al verlo ahí, tan... Indefenso, lo abrazó instintivamente, ayudando a acostumbrarse a la nueva temperatura.

-¿Como te sientes? -le preguntó.

-No muy bien... Aquí hace mucho frío, Tora. -dijo Bryce. -Espera un rato... Si no, me moriré de frio.

-Tranquilo... Por mi como si estas así todo el día.

Al cabo de un rato, el cuerpo del humano logró asimilar el nuevo ambiente, y se separó lentamente del tigre, aún sorprendido. No obstante, aún le tenía cogido suavemente del pelaje, pues le costaba bastante separarse de él cuando se abrazaban mutuamente. Poco a poco, intentó con la mirada avistar donde se encontraban, y el lugar le dejó sin aliento.

Era una sala oscura, enorme, cuyos límites superaban la imaginación de cualquiera y daba incluso vértigo. La única iluminación que había eran las bombillas pequeñas de la plataforma alargada donde se encontraban, que llevaban hasta una circunferencia central que permitía ver mejor lo que había al fondo de todo. Bryce soltó de repente al tigre, y empezó a avanzar lentamente hacia el centro de la sala, mientras visualizaba lo que la oscuridad tapaba. Justo cuando llegó a la circunferencia central, las luces de encendieron de repente, mostrando lo inimaginable.

En un tubo cliogénico, conectado a cientos de cables, se veía tras un cristal una figura realmente extraña y atrayente al mismo tiempo. Partiendo de una figura humana azulada, esta tenía el torax alargado completamente, con un pelaje increíblemente largo en todos lados. Su cabeza era una mezcla de humanidad y el estado animal de un perro, y contenía dos orejas, una larga y otra corta. Sus brazos eran supercortos, delagdos, como a punto de romperse, y las extremidades deformadas. Como el tubo estaba inclinado hacia adelante, el cuerpo también lo estaba, y a Bryce le daba la sensación de que iba a caerse encima suyo.

-¿Que... es esto? -preguntó, espantado.

-Nuestra realidad.

Bryce se volvió rápidamente para ver a Tora, que permanecía al otro lado de la circunferencia, muy sério, como nunca lo había visto, y con los brazos cruzados.

-Se le conoce como Pelz, y fue el primer intento de crear una simbiosis entre humana y animal. Muchos, sin embargo, le conoce como "El Padre". -empezó a explicar. -Este es nuestro frio origen... Nuestra cruda verdad.

-No... Entiendo...

Bryce comenzó a caminar hacia atrás, hasta que chocó con la barandilla, deteniéndose. Ahora se encontraba justo debajo del tuvo cliogénico. Tora, sin embargo, ni siquiera se había movido un ápice.

-Hace quinientos años se empezó a trabajar en este tipo de experimentos que fallaban constantemente. -continuó explicando Tora. -El que tienes encima tuyo fué el primero en vivir apenas unas horas, y a través del cual extrajeron el adn suficiente para crear una nueva raza que acabaría por poblar de nuevo la tierra y hacer desaparecer la raza humana. Los antropomorfos, nosotros.

Bryce se había quedado sin habla.

-Fue el mayor salto genético desde el descubrimiento de la correspondencia de cada uno de los genes humanos, y al poco tiempo, nos creó a nosotros en cuanto la ley lo permitió. No fueron inicios fáciles. Imaginate, en un mundo poblado por humanos, que de repente saliéramos de la nada: Eramos monstruos. Con el tiempo, la tensión acabó desatando una guerra...

-La guerra de Pelz...

-Y acabó inclinando la balanza a nuestro favor. -concluyó Tora.

El chico no podía ni siquiera reaccionar ante aquella dura revelación que acababa de someterle el tigre. Tenía el corazón que le bombeaba a cien ante el terror que parecía estar a punto de tomar el control.

-Tranquilo, no temas, ya pasó todo. -intentó calmarle Tora. -Pero esto seguro que te ayuda a entender lo que nos pasa... Tras la guerra, ya quedabais muy pocos, y ahora aún menos, y eso fue lo que relegó los cargos, y vosotros acabasteis transformándoos en simples fetiches de espectáculo. Supongo que ahora entenderás lo que quería decir Shinke...

-...

-Han pasado quinientos años desde la aparición de Pelz... Pero después de la guerra, se decidió vetar a los humanos de su existencia. ¿Porqué? Fue el duro intento de olvidar nuestros orígenes, Bryce. No... Nadie es capaz de aceptar que eres producto de un experimento científico, una creación, algo artificial. Y para olvidar, tenían que lograr que los humanos lo olvidaran. Así pues, se les empezó a controlar dándoles los cargos mas bajos en la sociedad, era la única forma de que se les mantuviera calladitos en la siguiente generación. Pero nosotros no lo olvidamos, Bryce. Es imposible.

El tigre suspiró.

-Y con el tiempo, se empezó a despreciar a los humanos, y por consiguiente a nosotros también... Vivimos una infancia feliz, pero en cuanto crecemos, notamos las consecuencias de ese experimento. Se os odia, pero también se os envidia, porque a diferencia de vosotros, nosotros tenemos dos partes que predominan por igual y que actúan según nuestros sentimientos: Tenemos la capacidad de razones, pero nuestro instinto animal puede y actúa como si fuéramos simples animales. Y cuando llegamos a adulto, lo sufrimos... Y muchos incluso se hartan de la situación. Se intentó un experimento para lograr lo contrario, pero no funcionó. De hecho, existió en el mundo una muestra de que a pesar de todo, somos parte de vosotros: Tres mestizos que cayeron en el olvido.

-Tu también te odias, ¿Verdad?

-La verdad... Con todo lo que hago... Si.

-Pues que sepas que lo que pensáis no es cierto.

-¿Que?

El silencio predominaba en la sala.

-Cada uno de vosotros es alguien nuevo, alguien por descubrir. Da igual vuestra procedencia, no sois iguales a los que aparecieron al principio, y aunque tengáis que luchar contra vuestros instintos, eso es lo que os hace mas fuertes moralmente. Habéis logrado la infraestructura social que ningún ser humano logró mantener durante tanto tiempo sin guerras por medio, y eso es gracias a que habéis aprendido a tener la capacidad de autocontrol mas grande jamás lograda, y la inteligencia... Pero sobretodo... Es por voluntad.

-¿Voluntad?

Tora se había quedado sorprendido ante las palabras del chico.

-Si, voluntad. Dices que mantenéis esa tortura, pero yo aún no te he visto tirarte por la ventana en un acto de querer decir que no lo aguantas. Al contrario, tu has nacido con ello, puedes con ello. Lo único que estáis haciendo es comparándoos con nosotros, como si quisierais auto destruiros, porqué tenéis miedo de vuestra existencia. Queréis culparlo todo a vuestros orígenes... Y la culpa es vuestra por mirar al pasado, y no miraros a vosotros mismos.

Se acercó lentamente al tigre, sus pasos resonando por toda la sala mientras la figura muerta de Pelz parecía presenciarlo todo. En cuanto estuvo junto a él, Bryce le cogió los brazos para que los separada, y luego acercó una mano a la cabeza del tigre, acariciándole, y haciendo que este cerrara los ojos y ronroneara.

-Cuando me lamiste, me dijiste que era algo que no podías evitar, que formaba parte de ti. Pues a mi me gusta, Tora, porque es un acto de cariño, como cuando ronroneas... -Tora abrió los ojos sorprendido, y le miró rápidamente. -O me tratas como una cría, o cuando actúas a la hora de defenderme, igual... Son actos que a ti te pueden parecer propio de un animal, pero ¿No has pensado que nunca te he dicho nada? Nadie se fija en esas cosas, Tora, absolutamente nadie. Si las tenéis, las tenéis, ¿Que mas da? Sois vosotros, es vuestra forma de ser, y tenéis tanto derecho a vivir como a cualquiera. Si te tengo que ser sincero... Son esos actos los que hacen que me sienta protegido... Yo soy débil, estoy indefenso... Pero con esos movimientos... -se abrazó a él, buscando protección. -Se que me quieres...

-¿Y que me dices de la mordedura?

-Son cosas que pasan, nada sale perfecto en este mundo. -dijo. -Es otra cosa que no habéis logrado aceptar, que este mundo no es perfecto... Sois quienes sois... Y tenéis que empezar ya a olvidar este maldito origen, olvidar a Pelz, olvidarnos a nosotros los humanos, y continuar vuestro camino, vengáis de donde vengáis, y actuéis como actuéis... Vosotros no sois animales, Tora... No explícita mente, al menos, porque podéis razonar, podéis decidir que es lo que queréis hacer... ¿Lo entiendes?

-Si... Lo entiendo...

Bryce comenzó a meditar, sin embargo, de lo que le había dicho. Ahora entendía porque a veces les veía a todos algo tristes. Seguro que incluso cada uno de ellos tenía su propia confesión, su propia historia... Que la sociedad les había obligado a ocultar. Tenían la sociedad perfecta, pero sus gentes, al igual que los humanos, eran seres con emociones, con problemas... Y con un pasado que a nadie le gustaba aceptar. Se separó inmediatamente de él, y echó a correr hacia la puerta de salida. Toa se dio la vuelta sorprendido, mirando como se largaba.

-¡¿A donde vas?! -le preguntó, gritando.

-¡A buscar a Shinke! ¡Acabo de recordar lo del teatro! ¡Quizás logre hacerle entrar en razón!

Tora observó como Bryce atravesaba la puerta y la cerraba tras de sí, dejándolo solo en aquella sala. Miró un momento a Pelz seriamente, y luego, negó con la cabeza.

"Todos nosotros tenemos un perjuicio interior. Algunos nos reímos de él, como Odayaka, y otros lo sufrimos, como Laura... O yo." -pensó. "Y hay algunos como Shinke que son incapaces de soportar su existencia a veces cuando las cosas van mal... Ojalá, Bryce, logres mostrarnos el camino y hacernos ver que hemos de aprender a acceptarnos."

Tu, que has vivido en los dos mundos.

La lluvia azotaba por encima del muchacho, que continuaba corriendo por la calle, empapándose completamente. Ahora entendía porque Tora se sentía tan miserable cuando atacaba a alguien por instinto, porque Shinke le había dicho aquello, porque Odayaka reía tanto... Todo, era absolutamente todo.

Todos tenían algún perjuicio.

Bryce tropezó, y cayó al suelo, dándose de bruces. Sin embargo, no se hizo mas que una herida en la barbilla, por lo que se le levantó dolorido, y continuó corriendo. De alguna forma, tenía que llegar hasta el grifo con tal de hacerle reaccionar.

Al cabo de una hora mojándose y con unos índices de probabilidad de pillar una pulmonía bastante altos, llegó al hotel. Subió rápidamente al ascensor para llegar al último piso, y luego, allí, se encargó de ir hasta la habitación. Nada mas llegar a la puerta entreabierta, se detuvo para coger aire.

Como se temía, solo Shinke se encontraba allí dentro.

Bryce cerró la puerta tras de sí, y ambos se quedaron casi a oscuras, mirándose el uno al otro, el grifo sentado en la cama, y el humano apoyado en la pared.

-¿Has venido a forzarme? -le preguntó, pero Bryce no dio ninguna respuesta. Se acercó a él, y se sentó a su lado.

-¿Como se creó el equipo? -le preguntó.

-Fue... Una idea que tuvimos un compañero y yo. -argumentó. -Y luego se apuntaron el novio de ese amigo, Tora, Baka y Damaru. Por entonces Odayaka se encontraba en un equipo de élite. -argumentó. -Fue... El intento de cumplir un sueño.

-¿Un amigo?

-Si... Un lobo azul.

A Bryce le vino de repente una imagen que recordaba: Un lobo azul en la azotea, la pesadilla que tuvo la noche aquella. ¿Se refería al mismo lobo?

-¿Y que pasó con él?

-Pues... -fue a decir la verdad, pero recordando quien era Bryce, decidió dar la versión de siempre. -Se fue. Desapareció sin mas, aunque algunos argumentan que se cambió de escuela. Dejó un vacío enorme, sobretodo en el corazón de Tora... De eso hace dos años... Luego vino Odayaka, y entonces, pudimos continuar...

Un vacío en el corazón de Tora... Bryce decidió apartar esas ideas de su cabeza. Ahora tenía cosas mejores que hacer.

-¿Y porqué no luchas por ese amigo?

Shinke le miró, sorprendido.

-¿Como?

-Era un sueño vuestro. Seguro que os sigue por televisión o se entera de una forma u otra de todo lo que os ocurre. ¿Que pasaría si de repente recibe la idea de que dejáis de participar? Es perder un sueño inutilmente después de tantos años que os ha costado realizar, Shinke... ¿Porqué no luchar por él?

-No, Bryce... Nos seguirán quitando dinero... ¿No lo ves?

-Lo veo, pero deberías insistir, ¿No crees?

Shinke, sin embargo, negó con la cabeza, suspirando.

-Mira, hay cosas que se pueden aceptar, y hay cosas que no. Antes jugábamos por gusto, y ahora, jugamos para mantener un instituto, y eso no es bueno, nos hace daño. -argumentó. -Ya he hablado con el resto, y la mayoría de nosotros está de acuerdo, así que díselo a Tora... Lo siento mucho.

Shinke se levantó, y comenzó a caminar en dirección hacia la puerta.

-De todas formas, gracias por intentarlo, Bryce... Tendré muy en cuenta lo que has dicho a partir de ahora.

En cuanto cerró la puerta, Bryce reaccionó de repente, como despertando de un sueño, y se llevó una mano a la frente. Todo el equipo, todo los partidos, todos... Se habían ido a hacer puñetas.

"Menuda mierda..." -pensó. "No ha servido de nada... En fin... Tora pillará la depresión del siglo en cuanto se entere." -se echó en la cama, y empezó a meditar en lo que le había dicho Shinke.

"Tora con un hueco en el corazón... Mantener un instituto... El lobo azul... No entiendo... ¿Que está pasando aquí?"

CONTINUARÁ...

Notas del autor:

Bien, el espacio de siempre donde se relatan las palabras de siempre. Esta vez os habréis fijado que ha habido un cambio de idioma y he elegido el alemán en vez del japonés, al igual que la ambientación también ha cambiado y ha pasado del oriental al occidental. Es un detalle que he querido reflejar en las palabras para dejarlo bien claro, ya que este cambio se muestra necesario en el siguiente capítulo.

Aquí están:

Pelz: Es peludo o pelo en alemán. Así queda mas que claro que Pelz fué el primer experimento que hubo de ese tipo. El "Como se hizo" lo dejo para otro capítulo.

Ägyptisches: Egipcio. Para esconder la verdad, nada mejor que ocultarlo en un museo egipcio. De esta forma, nadie sospecha de ello.

Die SchlechtcBewegungen: Significa "Los Malos Movimientos". No tiene demasiado sentido para este capítulo, igual que en el resto de títulos del resto de capítulos pasa lo mismo.

Enthüllung: Es "Revelación". En vista de que aquí revelaba algún que otro detalle interesante, decidí llamar a esta ciudad occidental Enthüllung.

Y por último, si habéis leído hasta aquí, muchas gracias, de verdad. Desde aquí doy muchas gracias también a una amiga mia que, hablando, me dió la posible respuesta de Tora ante el comentário de Odayaka al ver el baño, puesto que originalmente la cosa iba a quedar en que no decían nada. Si os apetece por casualidad dejarme algún comentario publico o privado, estoy abierto a todo tipo de críticas, abucheos, malas lenguas, consejos, ideas, preguntas... Lo que sea. No sabéis lo feliz que me hace, en serio, (Soy muy infantil, la verdad.) así que no dudéis ni un instante porque lo recibiré con los brazos abiertos. ;) Y es que para gustos los colores. Gracias por todo de nuevo, y espero poder coincidir en un próximo capítulo. ¡¡Hasta otra!!