I-Los arkelan y su naturaleza (TR)

Story by Atenas on SoFurry

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#1 of TEORIA DE LA REGRESION


I

LOS ARKELAN Y SU NATURALEZA

//Dicen que ellos atacaron primero, sucedió hace tanto que ya nadie recuerda de quién fue la primera ofensa. Pero lo que sí es seguro es que no descansaremos hasta ganar, hasta cambiar el desenlace; simplemente no lo entienden, se rehúsan a hacerlo. La victoria no puede ser suya, no lo será porque no lo podemos permitir. Puede que ellos vean en la oscuridad, pero implica que son incapaces de iluminarse por sí mismos. Al parecer tendremos que hacerlo por ellos.//

Planeta Xisten

Sin aviso alguno... el cielo se partió. Las nubes se apartaron justo antes de que se escuchara un silbido agudo y penetrante. Después tomó su lugar un trueno que se fue haciendo cada vez más ensordecedor. Una esfera, un pequeño sol verde y azulado brilló en el cielo, inmóvil. De pronto empezó a caer rápidamente por entre aquella fisura, dejando un rastro chispeante e igual de reluciente conforme descendía. Iba dejando atrás un túnel fastuoso de luz que parecía solo ángeles merecían transitar. Era algo divino, o así pintaba hasta que el gran haz luminiscente llegaba al suelo.

En el momento que el rayo iónico impactaba en la superficie, se producía un destello breve de luz blanca; era brillante pero no cegadora. Solo era un preludio, en el segundo subsecuente... los aparatos electrónicos en un radio de dos kilómetros terminaban inutilizables, algunos hasta humeantes. Lo que fuera alcanzado por el rayo directamente... era calcinado.

Todas las cosas dejaban de funcionar, todo se detenía. El conducto luminoso no perdía su magnificencia hasta que desaparecía tan repentinamente como había llegado. Hasta entonces sedaba uno cuenta de lo que acababa de pasar.

Los Cruceros de Batalla orbitando el planeta disparaban hacia la superficie constantemente. Todo el cielo ardía de un color anaranjado. El efecto se producía cuando los rayos iónicos atravesaban los gases atmosféricos, iniciando una especie de combustión. Con miles de Cruceros descargando iones al mismo tiempo, el cielo ya había perdido su color blanco de forma permanente; por lo menos hasta que algunos gases se consumieran y le dieran una tonalidad distinta y enteramente nueva.

Los cañones de las naves solo disparaban un par de veces antes de descargarse completamente, variaba dependiendo la intensidad del rayo. Después era necesario hacer una pausa, esto para darle tiempo al reactor de recargar las baterías. La efectividad de los cañones bajaba de alto a moderado si se consideraban los tiempos recarga, había que esperar aproximadamente 10 minutos antes de poder reutilizarlos.

En ese periodo de tiempo, el silencio abajo llegaba a un punto casi sepulcral. Solo quedaban en la superficie unas posas batallas por consumirse. La paz se restauraba lentamente con el uso de la violencia.

Zeus agradecía que las descargas de iones no se estuvieran haciendo en éste sector. Levantó el rifle en sus brazos hasta su pecho, apretándolo con fuerza. Se puso de pie y trató de concentrarse en el momento. Su respiración era fuerte, mas no muy agitada. Aun así, era lo suficientemente rápida para mantener al reciclado de oxígeno en constante funcionamiento.

El lobo sintió que el casco lo sofocaba, como si el aire fuese demasiado ligero. Retiró su mano izquierda del rifle, buscando tentar una zona sensible sobre el metal que cubría su nuca. Cuando lo hizo, los seguros internos que mantenían el casco adherido al traje se soltaron, produciendo un siseo al escapar el aire y despresurizarse su armadura.

Luchó sacudiendo la cabeza, mientras usaba la misma mano para tirar del yelmo y liberarse; después lo arrojó al suelo de la forma más descuidada posible. Removérselo le había dolido, los hacían muy ajustados. Lo primero que hizo fue tomar la bocanada de aire más grande que pudo, mostrando una sonrisa débil de satisfacción. En realidad el casco le permitía respirar mejor, dándole aire más limpio; pero le costaba mucho trabajo asimilarlo, haciendo que se sintiera mejor sin él.

El traje completo se sellaba herméticamente. Una reserva limpia de oxígeno ya venía contenida en una cámara interior. Mientras el gas puro se suministra gradualmente, el CO2 exhalado es llevado a una cámara separada. Ahí se ilumina con rayos especializados para eliminar cualquier vida microscópica, como precaución en caso de que el portador se haya quitado el yelmo en algún momento, y el aire se haya contaminado.

Finalmente, se rompen los enlaces del oxígeno con el carbono o cualquier otro elemento presente, para que se pueda reutilizar en su forma pura. Los residuos terminan siendo purgados silenciosamente, o almacenados para un desecho manual posterior; dependiendo de la configuración del sistema. Aún así, el reciclado no se podía repetir infinitamente. Cada cierto número de horas la reserva comprimida original debía ser restaurada.

El proceso era continuo, siempre se llevaba a cabo. Si la respiración del portador no era demandante, el gas limpio que se acumulaba se almacenaba para su uso futuro. Pero de nuevo, para él era demasiado limpio.

Quitarse el casco era una cosa, pero el resto del traje se lo dejaría puesto. Armadura de Combate Básica, cubría el cuerpo entero, incluyendo la cola que ahora parecía una cadena metálica de chorizo.

La aleación era especial, el color negro no era pintura, sino su coloración natural. Era opaca como era oscura, no reflejaba ni la menor cantidad de luz. Era lo suficiente resistente como para desviar, inclusive hasta fragmentar proyectiles que impactaran directamente.

En áreas como el cuello y las articulaciones se usaban millones de fibras entrelazadas de un metal más maleable, para la flexibilidad. El diseño del traje no era nada voluminoso y la ligereza del metal, algo casi imposible. Ambos factores le concedían mucha agilidad al portador.

El traje completo daba la impresión de ser un híbrido retocado entre la pesada armadura antigua y un avanzado traje espacial. La figura del cuerpo se mantenía en casi todas las partes.

La rigidez de la aleación ocasionaba un simple inconveniente, le restaba mucha capacidad para propagar la energía cinética de un golpe. Todo el impacto era absorbido en un área minúscula, suscitando un agrietamiento que se hacía mayor al recibir más disparos. El deterioro era lento, tomando en cuenta la probabilidad que tenia una bala de impactar en el mismo lugar; sin embargo, llegaba al punto en que el daño era irreparable. Desventajas de usar nivel Básico, pero no todos los lobos eran lo bastante importantes para usar armadura Clase-MAG.

Varios símbolos arcaicos azules habían sido pintados sobre la coraza, junto con sencillas marcas azarosas del mismo color. Se hacía esto para diferenciar a los lobos de cada bando, ya que era común que el otro clan usara trajes similares, o en ocasiones hasta idénticos. Como ninguno de los bandos quería arriesgarse, cualquiera visto usando armadura sin marcas de color... era el primero en recibir un disparo.

Zeus paso su mano por encima de su cabeza, separando sus dedos. Acariciaba y acicalaba su pelaje blanco y gris, ahora libre de la opresión del caso. Sus ojos se estiraban y sus orejas se plegaban hacia atrás con cada pasada. Exhaló con deleite mientras estiraba su cuello y torcía su cabeza de un lado a otro. Ahora que se sentía mejor y su campo de visión era mayor... asomó la cabeza por un lado del pilar, cuidando siempre de no exponerse demasiado.

No había nadie a la vista, ni de su bando ni del contrario. Eventos imprevistos lo habían separado de su escuadrón. Ahora estaba solo e incomunicado. El objetivo se encontraba cerca. No creía poder completar la misión por su cuenta, pero era su deber intentar; ya que no conocía el estado en que se encontraba su escuadrón. Podían haber muerto, dejándolo a él como última opción.

Reconoció el lugar en donde se encontraba. Estuvo aquí muchas veces en el pasado, antes de que todo el planeta se fuera al infierno. Los edificios apenas se mantenían de pie. Los marcos de metal rugían y chillaban al retorcerse, los monstruos amenazando con caerle a uno encima cuando menos se lo esperara.

Había un espacio abierto más adelante, adyacente a su escondite. El área estaba rodeada por edificios y un sinnúmero de otras estructuras de gran altura, de tal manera que se formaba un borde cuadrado si se veía desde arriba. En el centro, separados pero alineados como soldados, había decenas de pedestales. Eran idénticos entre sí, desde su posición parecían tener las dimensiones necesarias para cubrir su cuerpo entero. Era el camino más directo a seguir para llegar al objetivo.

Algo lo molestaba. Estaba a punto de saltar fuera de su escondite cuando algo lo detuvo. Cuando dirigió la mirada al suelo sus ojos se encontraron con el casco. Frunció el ceño y comenzó a pensar. Con todos los edificios rodeando el área más adelante, no era difícil imaginarse a un francotirador, esperando con calma desde arriba a que un "desafortunado" decidiera cruzar. En éste momento... no tenía ganas de ser un "desafortunado".

Indignado, se agachó para juntarlo. Lo sostuvo frente a sus ojos y lo miró como si esperase que el objeto le dijera algo. Se quedó así observándolo por unos segundos. Los dos cristales negros hechos para cubrir los ojos del usuario eran ligeramente intimidantes. Su brillo y forma diabólica tenían la culpa.

Las orejas también llamaban mucho la atención pues eran picudas y prolongadas. Eran el doble de largas que las suyas y dejaban mucho espacio por dentro; siempre fijas volteando hacia delante. El propósito mayoritariamente estético, solo aspirando a incrementar el factor intimidante de la armadura.

Él no dijo nada, ahora tenía que luchar por meter la cabeza otra vez. Después de solo unos cuantos arduos segundos, logró su meta. Esta vez no se lastimó el hocico, pero una vez más estaba atrapado dentro de su armadura. El material era el mismo que la aleación que componía el resto del revestimiento exterior. No pudo evitar pensar otra vez en el aire que respiraba dentro del casco, aunque no negaba sentir el ligero incremento de seguridad que conlleva el tenerlo puesto.

Se aseguró de que su rifle de pulso estuviera encendido. Unos indicadores azules marcaban el porcentaje restante de carga. La diminuta pantalla lateral desplegaba un 100%, al no haber usado la batería actual. Sacó la cabeza solo una vez más.

Una vez cerciorado de que el área estaba despejada, emergió de su escondite en la planta baja de un edificio carente de paredes y ventanas. Corrió unos treinta metros hacia el espacio central con el arma cerca de su pecho. Decidió frenar un poco su velocidad antes de llegar al pedestal más cercano, en lugar de simplemente estrellarse con uno de sus hombros para frenarse como acostumbraba. De ésta manera evitaría crear un eco delatador que se expandiría por todo el lugar.

Los pedestales todos tenían la forma de un cubo estirado verticalmente; pero la base superior tenía un área menor que la inferior, por lo que los lados de la figura presentaban una ligera pendiente. La parte de arriba del pedestal era de cristal y no de metal como el resto del cimiento. El elemento cristalino era capaz de proyectar figuras holográficas pre programadas, de tal manera que parecieran usar el pedestal como soporte.

En éste sector era frecuente ver estatuas luminiscentes de este tipo, usualmente efigies de los venerados Canis Lupus y algunos de sus descendientes cercanos. Pero aquí ninguno de los artefactos parecía estar en operación. Probablemente los Cruceros le habían dado a una planta de energía cercana.

Al llegar se alegró de haber tenido la razón, las dimensiones de la figura si eran lo bastante grandes como para cubrirle el cuerpo entero. Pero había un problema, la longitud de las orejas del casco también eran grandes. Sobresalían por encima del pedestal como un par de antenas. No se necesitaba ser muy observador para divisarlas desde la distancia.

No podía hacer mucho, solo le quedaba seguir avanzando. Dejó de recargarse sobre uno de los lados y flexionó sus rodillas un poco. Asomó la cabeza con sumo cuidado, igual que antes, y avanzó unas cuantas hileras antes de cubrirse con otro pedestal. Ya estaba cercano al centro.


Más adelante, un trío de lobos avanzaba en dirección contraria. Se movían sigilosamente, usando el interior de los edificios vacíos para cubrirse. Recorrían el terreno con rapidez, siempre alertas y sin detenerse. De alguna forma sutil, los tres exhibían los símbolos y las franjas rojas pintadas sobre el metal de su armadura.

Uno de ellos sobresalía, difería de los demás gracias a modificaciones que seguro había hecho personalmente a su yelmo. Eran cambios menores pero a la vez llamativos. El casco ya no presentaba la forma de la cabeza de un lobo, ahora se asemejaba más a la de un dragón, pero sin perder su tamaño original.

También tenía pequeñas marcas rojas sobre el hocico metálico, representando dientes. Sin mencionar que las orejas ahora parecían cuernos. Era de suponer que los otros dos cánidos respondían a él.

En todo momento por lo menos uno de ellos tenía levantada la mira del arma, mientras los otros dos avanzaban y se posicionaban detrás de un pilar o una pared para cubrirse; tomándose turnos.

El dirigente se detuvo súbitamente, haciendo una seña con su mano para que los otros dos lobos hicieran lo mismo. Con otro ademán ordenó que se pusieran a cubierto. Detrás del cristal oscuro, sus ojos examinaban el lugar frente a él. Habían llegado a un perímetro cuadrangular con decenas de pedestales holográficos en el centro. Se tomó su tiempo para escudriñar la zona desde su posición en la periferia. No había movimiento.

Zeus también se detuvo a examinar el área otra vez, lo hacía cada cierta distancia, pero ninguno de los dos se pudo ver dado a que los pedestales obstruían la vista. Decidió avanzar al mismo tiempo en que el líder del trío ordenaba a sus subordinados hacer lo mismo.

Entretanto, él seguía sin verlos, ni siguiera cuando se internaron entre los soportes proyectores cercanos. Tampoco los pudo escuchar, eran demasiado silenciosos. La goma en la suela de sus pies acorazados acallaba sus pisadas; y como los trajes no tenían partes móviles externas, su galopeo tampoco los delataba.

Zeus estaba intercambiando un pedestal por otro cuando sucedió. Uno de los lobos del trío dobló súbitamente hacia la izquierda, encontrándose con él y estrellándose en su hombro izquierdo con fuerza. Ambos el de rojo y el de azul cayeron. Aun no tocaban el suelo cuando el lobo "dragón" dirigió su mirada a donde había actividad; empezó a caminar hacia ellos.

Pararse tomaría demasiado tiempo, en lugar de eso, Zeus le lanzó dos patadas al otro lobo que intentaba ponerse de pie desesperadamente. Primero una al pecho y después otra a la cabeza en sucesión rápida.

Ambos golpes impactaron con fuerza y lo pusieron nuevamente en el suelo. Zeus aprovechó la oportunidad, rodó hacia un lado y se puso de pié detrás de otro de los soportes holográficos. Hasta entonces se dio cuenta que el otro lobo había sido desarmado, se arrastraba con dificultad hacia su arma que yacía tirada en le suelo a un par de metros. Parecía sofocado, mareado por los golpes.

Desde ésta posición, Zeus podía acabar con él sin exponerse a que le dispararan los demás. No tendría tiempo para hacer otro disparo si la bala inicial no penetraba, así que ajustó el uso de la carga de su rifle. Usó la mira láser para apuntar al centro de masa del lobo que se arrastraba. no desperdició el tiempo, con su dedo índice... apretó el gatillo.

El rifle de pulso se estremeció bruscamente. El retroceso del disparo empujó su hombro hacia atrás. Un proyectil de magodamio salió de la boquilla del barril a velocidad supersónica. Su velocidad era tan grande que dejó un rastro azul al quemar el aire en su trayectoria.

Perforó la aleación con un chillido, matando al lobo instantáneamente y dejando una pulpa de órganos revolviéndose en su caja torácica. En el aire aun volaban fragmentos de la coraza destrozada. La batería del rifle ahora marcaba 70% de carga restante. El lobo tirado en el suelo finalmente había dejado de arrastrarse.

Zeus se puso alerta, volteando de un lado a otro pero al parecer los otros dos lobos mantenían su distancia. Tragó saliva y se puso al descubierto, no antes de regresar su rifle a la potencia predeterminada. No iba a esperar a que lo acorralaran. Ahora sí jadeaba, no de cansancio sino de emoción. Su corazón palpitaba con fuerza detrás del metal que protegía su pecho. Sentía desesperación porque el casco reducía su campo de visión. Aunque fuera solo un poco, en momentos como éste podía marcar la diferencia.

Avanzó lateralmente, después de espaldas; miraba hacia todos los lados. No podía ver a los dos restantes, habían desaparecido. Sabía que no habían huido, jamás lo hacían. Estaban ocultándose, algo fácil de hacer entre tantos pedestales de este tamaño.

Cuando volteó a su derecha, vio otra vez al lobo con el yelmo de dragón, estaba solo a un par de hileras de distancia. Como si fuera en cámara lenta, Zeus observó como el lobo usaba solo un brazo para levantar su cuerpo y treparse a uno de los pedestales con una facilidad intrigante. Lo había visto antes, pero nunca en un planeta con 1.4 Gs.

Zeus se estremeció y disparó apresuradamente. El proyectil impactó en la hombrera rojiza del otro lobo y rebotó dejando solo una abolladura, el ángulo de choque fue horrible. La estela azul se disipo y el lobo dragón se recuperó del empujón. Zeus apenas tuvo tiempo de reaccionar y cubrirse cuando una ráfaga de balas empezó a zumbar a su alrededor como respuesta. El lobo sobre el pedestal tenía una mejor posición de disparo.

A diferencia de su rifle que aceleraba los proyectiles con magnetismo, los de ellos disparaban metal caliente. Notó como la aleación de su armadura se había derretido superficialmente donde algunos proyectiles lo habían rozado. No podía salir de ahí porque la precisión del "dragón" no lo dejaba.

Con la cantidad de metal caliente lloviendo en su dirección y la puntería del otro lobo, Zeus no sabía cuánto resistiría su armadura si salía al descubierto. Seguro solo estaba haciendo tiempo para que el otro pudiera rodearlo y sorprenderlo. Había salido de peores situaciones. Morir así de rápido sería demasiado vergonzoso.