6 bestias - Capítulo 16: El cielo se nos cae encima

Story by Mastertuki on SoFurry

, , , , ,

#17 of 6 bestias

¡Disfruta del nuevo capítulo de 6 bestias! ¡Ya queda poco para el final del primer acto!


Baka permanecía atado a una silla de madera que apenas podía soportar su peso. Las cuerdas mantenían firmemente sus muñecas al respaldo para que no pudiera salir siquiera. De alguna forma, además, habían bloqueado su transformación: Permanecía siendo un oso híbrido, pero para nada conseguía volver a ser humano o, en cambio, ser un animal completo. Ese pinchazo que había notado cuando lo habían raptado debía ser el causante.

Recordaba todo lo que había ocurrido al menos, y eso era una buena noticia porque significaba que mantenía su memoria y cabeza intactos pese a la droga: El oso podía visualizar con total detalle el instante en que había cogido a Lima y la había arrastrado con él hasta la ventana tapando la boca de la chica. Allá, le había pedido que se escondiera fuera y que permaneciera en silencio hasta que vinieran los otros dos a buscarlos. Que era lo más importante en aquel momento. Lima se había quedado estupefacta ante aquella frase y él sabía que había sido un error de los grandes, pero no contaba con que su secreto se iría al cuerno al ser descubiertos. ¿Cómo?

Luego, habían reventado la puerta. Era lo último que recordaba, pues la explosión había sido suficientemente fuerte como para recibir un impacto contra la pared y caer desmayado. ¿Seguro? ¿No había luchado? Los recuerdos estaban un poco confusos ahí, pero tal vez algo había hecho. Fuera como fuera, mirando a su alrededor podía estar seguro de una cosa: Lima estaba a salvo de todo el cacao, aunque solo de forma temporal. Posiblemente su hermano y ese dragón se encargarían de arrastrar a la chica hasta su posición... Una trampa directa.

En aquella sala cuadrada y gris la iluminación era bastante pobre, pero debía admitir que la estancia era limpia como una patena y que podía visualizar al menos a un dragón por cada esquina, así que si sus compañeros lo rastreaban, sería gracias al olor de esos reptiles y eso iba a ser un gran problema. Lima tenía que ser alejada, pero no había dado tiempo a escribir un mensaje explicando punto por punto todo lo ocurrido.

Sus orejas se movieron levemente ante el ruido de alguien abriendo la puerta de metal que tenía delante de él y permaneció atento y tenso por si tenía que saltar. Las cuerdas estaban demasiado bien atadas y tendría que romper la silla entera si quería escapar, aunque valorando opciones, con esos cuatro dragones, antes lo matarían si lo intentaba. Cogió aire y mantuvo la calma, esperando.

Una figura conocida entró por la puerta y echó un vistazo al interior, sus ojos oscuros, amenazantes y analizando cada centímetro del lugar. En un par de segundos el hombre entró completo, vestido con un enorme chaleco negro...

-Bien... -llegó a decir, en un idioma que Baka consideraba casi obsoleto. El oso miró al tigre sorprendido, abriendo bien los ojos. -¡Ah, vaya! Parece que me entiendes.

-Puedo entender perfectamente el dialecto Ármica. No dejo de ser un cambiante, a diferencia de ti.

La mirada del hombre, casi mataba, pero el oso se mantuvo sereno y recto para no mostrar ningún signo de debilidad. Lo último que le faltaba era demostrar, fuera quien fuera ese tigre, que realmente daba miedo.+

-Vaya... Eso es también interesante. -el hombre se cruzó de brazos delante de él, todo serio. Permaneció unos segundos callado, escudriñando un buen rato al rehén, e hizo crujir su cuello al final, pensativo. -Eso hará las cosas más fáciles. Esperaba tener que tirar de un intérprete, pero ¿Sabes? Salen caros.

-Me alegro. Porque tengo ganas de salir de ahí y comer algo. ¿Qué me dices, Khul?

-Oh, vaya... Pero si te acuerdas de mí y todo, a pesar de que no nos conocemos... Déjame deducir: Te han informado de mí, ¿Verdad? -preguntó, arqueando una ceja. El tibetano sabía exactamente de que pasta estaba hecha el oso, pero no iba a ceder en su empeño de saber el paradero de su negocio. -Eso facilitará las cosas. Mira, verás... Que se largaran contigo esa chica con el dragón fue bastante problemático para mí en cierta forma. -comunicó el hombre, caminando alrededor de Baka, como un carroñero. -Comuniqué al resto de templos que no os alojaran y sobretodo, que me comunicaran si pasabais por ahí, pero fuiste bastante inteligente esquivando todos y cada uno de ellos. ¿Fue información que te dieron?

El oso miró a Khul de reojo, y soltó un suspiro. Podría permanecer callado durante un buen rato, pero definitivamente ese hombre sabía qué hablaba, y si no lo soltaba él, tal vez lo haría el nuevo maestro del templo de Damaru.

-Eres de lo que no hay... Fue buena idea sacar a Lima de aquel lugar. En tus zarpas habría acabado en el peor paradero posible. Dime, ¿Cuanto te pagan?

-Menos de lo que te imaginas, pero si no lo hago, me matarán. -gruñó el hombre, deteniéndose delante de Baka. -Esperaba que trajeran a la chica, pero en su lugar te trajeron a ti, y la verdad es que no me eres muy útil, pero puede que acabemos resolviendo un poco este embrollo... El Maestro y tú os conocíais, ¿no?

Baka se echó a reír ante la declaración, y volvió la vista al hombre, enseñando un poco los dientes. Khul dio un paso atrás, algo temeroso: Realmente a pesar de ser un híbrido, seguía siendo amenazante.

-Menos de lo que te imaginas. ¿Aún te crees que el Maestro y yo teníamos algo que ver? No conocía para nada ese viejo... Tu perspicacia te está fallando un poco. Inténtalo de nuevo, Khul. ¿Cómo crees que encontré a la chica?

-¿Un telegrama? -preguntó el hombre.

-Ni de broma. Inténtalo de nuevo.

-¿Un pajarito?

-No.

-¿Un soplo?

-¡Oh, vamos, Khul! -exclamó. -Está claro que no tienes ni idea de quien es Lima, ¿Verdad?

Observó la reacción de Khul. Esos ojos fijos, la tensión de la musculatura, el olor a sudor que para muchos era imperceptible pero para el oso realmente llamaba la atención, poner los pies juntos, juntar las manos, y en definitiva, encerrarse en sí mismo. El oso podía deducir que no, solamente era el encargado.

Y de golpe, esa sonrisa, dando un paso al frente y agachándose un poco para verlo mejor. El oso podía oler el aliento del hombre y realmente, apestaba.

-Vamos a dejar las cosas claras. -murmuró. -Me molestaba el chaval. Siempre pensé que era un chico especial hasta que noté su Voz. Y entonces me di cuenta que era un cambiante, al igual que vosotros. Por eso decidí avisar al resto de templos... Básicamente porque un viejo alumno de Yuala, siendo lo que era, podía ser un peligro para mí persona. Y se lo comuniqué a unos compañeros míos que, dicho sea de paso, en cuanto me preguntaron por la chica... Resultó que todas las piezas cuadraban. -mencionó, caminando de nuevo alrededor del oso. -El viejo había destruido cualquier dato respecto a la existencia del dragón o de Lima, ni vuestro futuro paradero... Hasta que deduje algo. Una vieja leyenda. ¿Te suena?

-Seis criaturas de seis razas distintas que nunca llegaron a salvar a su rey. -comentó el oso, mirando a Khul. -Dedujiste hacia donde nos dirigíamos. Inteligente por tu parte. Entonces, sabías que íbamos hacia el Monte Takayama y con eso reduciste el número de hostales en los que podíamos estar. Unos cuantos días, un par de contactos, y todo te salió redondo... Excepto la chica. Resultó que tus hombres no la encontraron, pero a mí sí. ¿Cómo te sientes? No solo no sabes lo que te encargan, si no que encima la pierdes.

-Bueno... Te habrás dado cuenta que estás aquí encerrado. -comentó el hombre, cruzándose de brazos. -Pero los dotes de detective de tu hermano lo atraerán, y junto con él, a la muchacha. No me importa quien es, pero con entregarla al clan del aire eso resolverá, según ellos, algunos cabos... "Sueltos". A mí no me darán mucho a cambio, excepto dinero. Va muy bien el dinero en el templo, a pesar de que Yuala seguía sus viejas creencias de mantenernos con lo que nos daba la gente en aquellas canastillas de madera. Así que te tendremos aquí encerrado... Bien alimentado, por supuesto, y dejaremos que tu hermano venga.

Khul se dio la vuelta, y el oso agachó la cabeza. Daba igual que no supiera quien era la chica, la cuestión es que si su hermano y los otros dos venían hasta ahí, todo estaría perdido. Él no solo habría fallado la misión de su madre, si no también el último testimonio de una organización que merecía perecer de una vez por todas y ser denunciada ante los tribunales.

-Suéltame. -ordenó el oso, usando la Voz. Khul se quedó quieto, de espaldas al humano peludo durante unos segundos y finalmente se giró sobre su propio eje, con una sonrisa de oreja a oreja bien burlona, como si hubiera ganado una apuesta.

-¿Tu Voz? Ya no funciona. -le contó, señalando su sien. -Te la hemos bloqueado. Espero que te ayude a meditar hasta que punto tenemos fuerza sobre vosotros... Fácil, ¿eh? Las drogas lo solucionan todo.

-¿Que te hace pensar que mi hermano vendrá hasta aquí? -preguntó Baka.

-Oh... Me he encargado de pedir a mis hombres que vayan a dejar pistas evidentes. Que pases una buena noche... Osito de peluche.

***

El desierto fuera de la ciudad no era el mejor de los lugares para descansar, pero Lima ya no podía más y el dragón no estaba dispuesto a destrozar a la humana sin motivo aparente. Entendía las razones por las cuales el grifo quería seguir avanzando aunque fuera de noche, pero el mismo también empezaba a mostrar signos mentales de agotamiento.

Habían escapado del hostal tan rápido como había sido posible, y Shinke parecía esperanzado de encontrarlos por el camino pero no habían tenido más suerte que encontrar una de las furgonetas donde, según el olfato del dragón, ahí había estado Baka. Nada más, pero por lo que habían encontrado -mapas con una trayectoria concreta en bolígrafo rojo, en la guantera- parecía que no se habían equivocado al suponer que iban a Hangzhou. Era algo, aunque el grifo parecía nervioso de lo que pudiera ocurrir.

Damaru abrió el morro y exhaló una pequeña llamarada contra la cantidad enorme de palos de madera que habían podido ir cogiendo mientras cruzaban el bosque camino de nuevo al desierto, y aunque en un principio por la mañana había hecho un calor de narices, ahora empezaba a refrescar. Bajo una pequeña montaña, los tres se encontraban bien recogidos alrededor de la fogata, en absoluto silencio. Lima, al lado del dragón, y el grifo, solo, mirando las llamas crepitar sobre la madera. Damaru no decía nada, y la chica tampoco.

-No entiendo por qué... Está ocurriendo todo esto. -la voz de Shinke rompió el silencio. En su forma híbrida, tenía una voz más bien ronca. -Primero mi padre, y luego... Mi hermano. Quien esté detrás de todo esto tiene que tener un buen motivo.

Volvió la vista a Lima, y esta se puso a la defensiva al ver como el grifo intentaba intimidar un poco. Sin embargo, al pronto Shinke desvió la vista de nuevo al cielo e hinchó el pecho de aire, tal vez pensando que no era buena idea echar la culpa a la muchacha.

-Voy... A dar una vuelta.

Damaru observó como Shinke se incorporaba, y por un segundo, esperaba que este echara a volar. En vez de eso, simplemente andó, descalzo, por la arena, alejándose del crepitar del fuego. Al cabo de unos segundos no era más que una sombra oculta en el cielo estrellado, lejos de cualquier foco de luz excepto de la luna llena, que iluminaba parte de su perfil.

-Creo que deberías hablar con él. -comentó el dragón al final, mirando la fogata.

-¿Yo? -la chica parecía sorprendida de la invitación de su hermano.

-Sí... Creo que ahora, más que nunca, necesita de tus terapias.

Con la cola, le dio un leve empujón que casi la tiraba al suelo. Lima se echó un par de risas y con cuidado se incorporó, se golpeó un poco la ropa y fue andando en dirección hacia el grifo. ¿Que podía decir, igualmente? ¿Que todo iba a ir bien? ¿Que su hermano se encontraba bien? ¿Tenía que tirar de semejantes tópicos, acaso? En cuanto llegó a la distancia del grifo, se quedó quieta, en silencio.

-Le he oído. -contestó el grifo. -No necesito terapia ni nada parecido. Puedo asimilar esto solo.

-Bueno... No eres el único que está traumatizado, Shinke. No eres el ombligo de este mundo... Y antes de que digas nada -andó un poco más rápido hasta colocarse delante de él. -he hablado con Baka las suficientes veces para ser su amiga y sentirme mal por él, ¿Vale? Así que... Siento que todo esto ocurra por nuestra culpa.

-¿Quien ha dicho que sea culpa vuestra? -la garra del grifo aterrizó encima de la cabeza de Lima y mostró una leve sonrisa, que dicho sea de paso, viniendo de él daba bastante mas miedo que otra cosa. -Tranquila... ¿Vale? Ahora mismo tengo que centrarme si no quiero perder el control de nuevo.

-Vale... -Lima se quedó un momento callada y al final añadió: -Hace dos días me odiabas, pero... Parece que ya no me echas tanto de tu lado.

-No te confíes... Tengo cosas mejores que hacer. -el grifo permaneció mirando a las estrellas, serio. El plumaje de su rostro se movía con el hacer del viento. -Pero también debo agradecer el apoyo que me has dado estas últimas horas... Gracias por no dejarme solo ni tirado. No sé que habría hecho si no me hubieras detenido. Tal vez habría partido y habría matado a mi hermano, o tal vez habría viajado solo hasta casa, de vuelta. No lo sé. De todas formas... Estaba pensando que, tal vez, deberíais seguir vosotros vuestro camino, y yo el mío. No es de vuestra incumbencia lo que le pase a mi hermano o a mí.

-¿Estás loco? Shinke, no vuelvas a decir una burrada como esa jamás en la vida. Él y yo no tenemos a donde ir, y tu hermano ha sido secuestrado por Khul. ¿Te crees acaso que nos podemos desentender de todo esto? Prometí que te ayudaría, y realmente, sigo en ello, y eso implica salvar a tu hermano. Y si te vas sin nosotros, partiré en tu búsqueda, ¿Entendido? ¡No tenemos a donde ir igualmente, maldita sea!

--Precisamente por eso te decía que no te confiaras. -respondió el grifo, mirando de reojo a la chica con sus ojos de rapaz. -No te equivoques en absoluto: Eres una humana, y yo un cambiante. Las tornas se pueden girar en cualquier instante.

-Bien, pues perfecto. ¡Adelante! -exclamó. -Pero nos necesitas. Mira, vamos a resumirlo: Una tregua. Tú coges la dirección, nosotros te ayudamos a salvar a tu hermano. Cuando hayamos acabado, entonces nos reunimos de nuevo y hablamos que hacer. No... No es tan complicado, Shinke.

El grifo no dijo ni una palabra, y Lima empezó a perder severamente la paciencia. Dio una patada al suelo, levantando una humareda de polvo, y se giró, dando la espalda a su compañero y con los brazos cruzados.

-Lima... ¿He hecho algún progreso?

-¿Cómo?

-En todo este tiempo que llevas dando la tabarra con tus... Sistemas de reducación, por decirlo de alguna forma. -el grifo se giró para ver mejor a la chica. -¿He evolucionado?

Lima permaneció un momento pensativa, analizando la respuesta.

-Shinke, eso no es algo que-

-Responde, Sí, o no.

-Sí... En la medida de lo posible dentro del tiempo que hemos tenido. -la chica dibujó un círculo en el suelo, y lo dividió en cinco mitades. -El proceso es largo. La primera parte es importante; Te ayuda a tener la mente ocupada y a ordenar tus ideas y prioridades. Y hasta ahora lo haces bien... No saltas a la primera de cambio, y a pesar de estar enfadado, lo estás llevando bien. El autocontrol es una parte importante del proceso, y estás descubriendo que aunque difícil, se obtienen mejores resultados. Faltará tiempo, un año o dos, para que los resultados sean realmente eficaces... Pero la parte difícil la hemos pasado. Así que sí... Algún progreso has hecho.

Aquello eran palabras agradables para Shinke, a la vez que esperanzadoras. Cuando iba en dirección al templo, estaba seguro de que no lo iba a conseguir ni con toda la ayuda del mundo. Ahora estaban vetados de todos ellos, pero eso no significaba que con Lima no tuviera aún la oportunidad. Y aún con rabia, la chica era buena, muy buena.

-Ve a dormir. Yo haré la primera guardia. -informó. -Di a tu hermano que me substituirá más adelante. Tú descansa. Necesitamos una cabeza sin instintos animales que nos ayude a trazar un plan una vez descubramos donde se encuentra.

La sonrisa que mostró Lima indicó que estaba convencida de ello. Sin despedirse, pero con una mirada de complicidad, se incorporó y partió en dirección a su hermano, dejando al grifo solo. Shinke necesitaba un rato solo, un momento en que pudiera poner en orden sus ideas. Solo entonces podría hablar con Lima y con Damaru y acabar de juntar piezas del puzle.

***

-¡Habéis tenido suerte de que os encontrara! ¡Un poco más y seríais polvo del polvo!

Era la quinta vez que el conductor de aquella furgoneta lo repetía y Damaru empezaba a arrepentirse de haber sugerido apuntarse un tanto. Tras unas horas volando, el grifo había visto el automóvil y había caído en una gran idea: Dejar que les avanzara un tramo de día mientras ellos dormían y la chica se mantenía despierta, y a la noche invertir los turnos para seguir avanzando. La idea había cuajado y el chico había resultado ser simpático... Demasiado. La furgoneta se encontraba vacía, así que la música a toda pastilla de la radio -cuando funcionaba, porque a la que perdían señal solo se escuchaba ruido blanco- resonaba por toda la estancia y aquellos dos no habían podido dormir ni de lejos.

-Bien. -Shinke dimitió de dormir y decidió entretenerse con otros asuntos. -Ayer noche estuve pensando en todo lo que ha ocurrido, y he llegado a la conclusión que mi hermano nos está ocultando demasiadas cosas.

-¿Uh? -el tibetano arqueó una ceja. -¿Y como has llegado a pensar en eso?

-Pongámonos en situación y llegaremos a esa conclusión. Dos historias completamente paralelas: Por un lado, mi hermano y yo. Somos dos razas distintas -tampoco tenían que bajar mucho el volumen debido a lo alto que tenía la radio y a que había una placa de metal que separaba la parte de conducción de ellos. -Mi padre se dedica a asuntos de diversa índole y mi madre... Es otra historia. Mi hermano y yo nos largamos y decidimos ir a cierto templo para que me echen una mano. Yo pienso que lo hace por mí y que eso me va a ayudar... Y resulta que, de fondo, han asesinado a mi padre. Mi hermano no me dice nada. Hasta aquí mi historia.

"Luego viene la vuestra, aparentemente nada que ver. Primero estas tú, Damaru. Un dragón cuya madre falleció y su hijo creció de una forma absurdamente rápida. Tu Maestro no sabe nada de tu raza, pero se esfuerza por conseguir toda la información posible y ayudarte. Y de mientras, coloca a Lima a tu lado, una chica que no tiene padres y que trajeron desde el desierto. No sabemos absolutamente nada de su pasado."

Damaru arqueó una ceja, pero asintió con la cabeza, esperando a ver a donde llegaba el grifo.

-De repente, pasan dos cosas. Nos encontramos... Y tu maestro dice que te toca partir, que ha llegado el momento de que los dos marchéis porque sabe que el siguiente que le substituya irá a por vosotros sí o sí.

-Ya, pero todos sabemos lo pirado que está...

-Espera, espera. -Shinke alzó la mano, serio. -Las cosas una a una. Luego rebatiremos las intenciones que tenga cada uno. El tema está que tenéis que huir, y os persiguen... Y aquí es cuando todo se complica. Aparecen dragones que secuestran a mi hermano, pero Baka esconde a Lima diciendo que es demasiado importante.

-Tal vez fue un decir.

-¿Y de paso te esconde en un lugar tan complicado como la repisa de un edificio? -soltó el grifo, con los ojos entrecerrados. -No tiene sentido alguno, Lima. Los dragones no sabemos de ellos desde hace eones, y de repente apareces tú y unos cuantos más y mi hermano te aparta. Sabe algo... Y apuesto lo que quieras a que sabe exactamente quien eres. Piénsalo. Eres huérfana, te trajeron al templo cuando habías nacido... ¿Nunca te has preguntado por tus orígenes? ¿Y si lo sabe?

-La deducción de Shinke es correcta. -murmuró Damaru tras pensarlo unos segundos. -Y si sabe quien eres, sabía donde estabas y llegar hasta nuestro templo no fue un error ni fruto de casualidad. Tal vez no contaba con mi existencia, pero sí con la tuya.

-¿Estás diciendo que tal vez el Maestro...?

-¿... Yuala hubiera contactado con Baka? ¿Que se conocieran? Estuvo años diciendo que llegaría el día en que encontraríamos a alguien y tendríamos que irnos. Y justo fallece cuando Shinke y su hermano hicieron acto de presencia. Pero no era tan solo a mí por mi naturaleza, te lo decía a ti... Sin mas motivo que por haber sido mejor tratada que el resto de las mujeres. Si lo piensas fríamente, no tiene sentido alguno. Pero esto no son más que enculubraciones que estamos cogiendo con pinzas. Hasta que no encontremos a mi hermano, no sabremos nada.

Lima se encogió sobre sí misma, mientras pensaba en las palabras de aquellos dos. Si era cierto, entonces tal vez sabía más de lo que a ella le gustaría conocer. ¿Estaba preparada, después de tantos años viviendo sola con su hermano, que de repente se abriera un mundo delante de ella?

Mientras ellos hablaban, nadie se daba cuenta de como el chico hablaba a través de un teléfono móvil que marcaba en pantalla la palabra "Tora" en letras japonesas.