6 bestias - Capítulo 14: Juicio

Story by Mastertuki on SoFurry

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#15 of 6 bestias

¡Bienvenidos a 6 bestias! Ha pasado mucho tiempo desde el capitulo anterior, así que aquí va otro. ¡Que lo disfrutéis!


El vaso continuaba emanando algo de vapor a pesar de que el líquido ya había sido ingerido. Lima observó, sentada al lado de la cama, como Shinke dormía profundamente. Nunca le había gustado drogar a nadie, pero había sido esa opción o ver como el grifo degollaba a su hermano. Ahora, ahí, en su forma híbrida, el cambiante descansaba boca abajo en la única cama que había en la habitación que les habían dado.

La muchacha recogió el vaso y se incorporó, no sin antes mirar por unos segundos más al bello durmiente. Tenía que admitir que, ahora, ahí descansado, tenía su que y su sex appeal, aunque no fuera de su gusto y mucho menos, de su misma raza. Nada, salir con un cambiante podría ser lo más aberrante que se le habría planteado la vida jamás, así que desechó la idea. Al menos, con alguien que había intentado matarla en ocasiones anteriores.

En cuanto llegó al salón principal, la puerta de la entrada se abrió y en ella entró un dragón verde bien conocido. Su mirada denotaba tristeza y enfado al mismo tiempo, tal vez por la decepción que se habían llevado al ver que uno de sus acompañantes les había estado mintiendo. No a ellos, por supuesto, si no al grifo, que ya bastante mal lo pasaba con sus problemas de control como para añadir más leña al fuego.

-¿Ya ssse ha dormido? -preguntó, mirándolo.

-Sí... Aunque no se por cuanto. La dosis que me ha dado la de abajo dormiría a un caballo, pero vosotros tenéis un aguante tremendo. Tal vez descanse por una media hora, por ahí. -depositó el vaso en el baño, y se volvió a su hermano. -¿Que me cuentas de Baka?

-Está bastante arrepentido. -por la forma en que lo contaba, no mentía en absoluto. Lima, en cambio, decidió no querer mostrar empatía alguna hacia el oso. Se la notaba molesta, y lo demostraba con gestos secos y miradas que no daban lugar a duda. -Lima, el pobre ha hecho lo que ha creído que era lo mejor...

-Damaru... Hay temas que son mejor tratarlos lo antes posible. -la chica, sentaba en el sofá, no apartaba la mirada del grifo. ¿Como se despertaría? ¿Cabreado, cansado, tal vez con ganas de nuevo de matar a Baka? -En el momento en que lo supo, tuvo que contarlo y haber ignorado lo que dijo su madre. Sí, realmente Shinke se encuentra mal, pero esconder temas tan peliagudos como el de su padre solo empeora la situación. Si debo encargarme de él, debo saber realmente que por el camino no voy a encontrarme sorpresas de este calibre. ¿Sabes la de pasos atrás que habríamos dado si eso se lo hubieran soltado cuando hubiésemos logrado un gran avance?

-¿Y tú tenías que meterte en medio?

-Mrf... No, supongo que no. -¿Y entonces, qué? Lima se llevó una mano a la frente mientras miraba por la ventana para ver como la luz de la luna iluminaba parte de la estancia. Les faltaba luz, la única bombilla había sido rota por el grifo durante sus ataques de ira, y no tenían dinero para pagar una nueva. -Ahora ya está hecho... Está bien. Déjame que cargue con las consecuencias. Tu ve con Baka... No se, dad una vuelta por la calle. Ya os iremos a buscar cuando vea que las garras de este no se van a manchar de sangre. Id al bar de la esquina más cercana. Iremos más tarde.

Damaru no parecía demasiado confiado en la decisión de su hermana. Le habría llevado la contraria si no hubiera sido que no habría podido transmitir más alternativas, por lo que dio media vuelta y transformado, salió por donde entró. Lima no dijo nada, ni siquiera le dijo adiós. Ahora mismo, estaba muy preocupada por la situación, y había dado gracias a Damaru por la fuerza utilizada para separar a los dos hermanos de lo que podría haber acabado en tragedia.

Shinke, en cambio, había perdido totalmente la cabeza. Tras conseguir separarlos, habían tenido una batalla sangrienta entre ellos dos. Lima había temido perder a su hermano, pero Damaru había sido capaz de llevar la batalla de una forma ágil y con la cabeza fría como para conseguir tumbar al otro, que estaba desbordado de ira. Tras hacer morder el suelo, el grifo se había resignado finalmente a volver a casa entre lágrimas, rugidos, gritos, y ataques temporales de ira contra el pecho duro de Damaru en su forma de dragón. Un sarao.

Lima no tuvo cuenta de cuanto tiempo estuvo con la mente en otros lares cuando vio al grifo empezar a moverse. Permaneció quieta, sin apartar la mirada, y dispuesta a saltar y echar a correr fuera de la habitación si tocaba. Podía enfrentarse a un grifo con la mente de un humano, pero a una bestia era mucho más difícil y le tocaría matarla, asunto feo tal y como estaba todo. Shinke se removía, gemía, y soltaba algún que otro susurro, pero permanecía en la cama, inmóvil, con las alas recogidas en su espalda. Y entonces, un lamento.

La chica empezó a escuchar entonces como el grifo lloraba. Era una mezcla rara entre graznidos y sollozos humanos, y arqueó una ceja sorprendida. Esperaba que perdiera la cabeza, pero no que estuviera así de mal. Sin decir ni pio se incorporó y se acercó a la cama, donde vio a Shinke aferrado a la sábana, con lágrimas en los ojos, y temblando. A Lima, en aquel instante, se le rompió el corazón. Nunca había visto así al hermano de Baka...

-Shinke...

-¡Calla! -ya tardaba en ponerse nervioso de nuevo. El grifo giró la cabeza para no mirarla. -¡La culpa es tuya, toda tuya! ¡Yo... vivía...!

-Feliz en la ignorancia... Lo sé...

Lima se sentó al borde de la cama, posando una mano encima del cuerpo del grifo. Este no dijo nada, por lo que no tardó en intentar mimarlo un poco. Podía notar la fuerza que destilaba el cuerpo del cambiante entre sus dedos, o el pelaje del mismo, tan sedoso y limpio, aunque ninguno de esos detalles podía ayudar a Shinke.

-Lo siento... No debería haberte forzado a leer ese... Telegrama...

Shinke no dijo nada. Permaneció llorando un rato más, y Lima permaneció en silencio, acariciando el cuerpo del grifo sin dejar de apoyarlo. En algún momento, el ave empezó a relajarse o al menos a dejar de llorar tanto, pero sin dedicar una mirada siquiera a la muchacha. Ahora mismo no estaba para quejarse acerca de la existencia o no de una inmune cerca de él. Preferiría quedarse solo, pero sabía que eso solo le obligaría a lanzarse a por Baka. Baka...

-Ssshhh... Shinke, ahora no es el momento... -le susurró Lima, que parecía haber leído la mente del otro. -Eso solo empeorará las cosas.

-Era... Era un... Un gran cazador...

Lima dedujo que estaba hablando de su padre, pero aun así, incidió en el tema. No obtuvo respuesta durante unos segundos.

-Mi padre... Era un gran cazador. -repitió. Parecía que le costaba hablar por la forma en que cogía aire. -No puedo creerlo... Él... Nadie... Nada...

Lima apartó la mano ipso facto cuando vio como el grifo se incorporaba en toda su envergadura. A pesar del pose majestuoso que tenía como tal, Lima podía ver en él a otro hermoso pero terrible cazador con el que no debía confiarse en absoluto. La chica acercó la mano al cuchillo que tenía en el talón de su pie izquierdo, pero la mirada directa y fría de Shinke la dejó helada.+

Lo siguiente no se lo esperaba y fue tan rápido que la cogió por sorpresa. Shinke se lanzó a abrazarla como si de un peluche se tratara y a apretarla contra su pecho mientras empezaba a llorar de nuevo y la cubría con las alas. Lima permaneció un par de segundos quieta, pero al ver que el grifo no tenía intención alguna de hacer daño, posó las manos en la fuerte espalda del cambiante.

-No va a volver, Lima... No va a volver...

-Ssshhh... Lo sé... Se lo que se siente, Shinke, lo sé... Se lo que es perder un padre.

Para cuando se dio cuenta, Lima ya estaba llorando también. Recordar al maestro en aquel instante era lo peor que podría haber hecho, y ahí estaban, los dos como unas madalenas, pasando mal aquel rato juntos. Lima sabía que era quedarse sin familia, encontrarse que la persona que siempre les había apoyado se había ido para no volver. Ahora Shinke estaba en las mismas... ¿Que podía hacer?

El grifo continuó llorando, mirando con las garras no hacer daño a Lima. Por primera vez parecía estar tratando de no lastimar a la muchacha, algo sorprendente siendo él. Y la chica lo agradecía: Lo último que faltaba para redondear la situación actual era sufrir daño y que Damaru decidiera pagarlo con Shinke. Entonces sí que correrían litros de sangre.

-¿Porqué...? -preguntó, al final, como si esperara que alguien le respondiera.

-Nunca se sabe... Pero si te puedo decir que buscaremos la razón. -la chica se separó un poco para poder ver el rostro del grifo. Impresionante que algo tan amenazador al mismo tiempo diera tanta lástima. -A veces estas cosas pasan, y no sabemos nunca por qué... Pero lo primero de todo, creo yo, es hablar con tu madre y pedir los detalles.

-... Se va a cabrear con nosotros cuando sepa que me he enterado.

-Y lo has descubierto por mi culpa. -Lima se lo quedó mirando, pensativa. -Y me sabe mal. Tu hermano no tenía malas razones, ha hecho lo que más te convenía a ti en aquel momento... Yo he metido la zarpa... ¿A que se dedicaba tu padre?

Parecía una pregunta algo envenenada. El grifo se incorporó y se secó las lágrimas con las manazas enormes que tenía y se encerró con las alas, como intentando protegerse del propio dolor que era tener esa mala noticia.

-Lo llamaban el Cazador. Se dedicaba a la caza de presas, y luego también tenía algunos chanchullos o trapos sucios. Lo último que se... Es que estaba preparándose para una misión importante, así que... Cualquier cosa le pudo ocurrir... Era un padre fabuloso, Lima. Fue el que me animó a hacer este viaje, y ahora... Ahora... Yo...

Y vuelta a llorar de nuevo. Lima soltó un suspiro, pero no dijo ni una palabra, esperando a que el grifo se calmara un poco. Shinke estaba destrozado, y a ella le sabía realmente mal por todo lo que conllevaba ahora esa situación.

-Te debiste sentir... Muy mal... Con tu maestro.

-Me quedé sola... Y sin nada que me protegiera mi estancia allí. -Lima se aferró a las sábanas para no ponerse a llorar de nuevo. -Ahora estoy con Damaru yendo en dirección hacia lo desconocido siguiendo las coordenadas de una vieja leyenda. Es de locos.

-... Mi padre solía cruzar la frontera... Tal vez deberíamos desviarnos y...+

Genial, otra vuelta en el camino. La muchacha comenzaba a visualizar los problemas que iba a conllevar su metedura de pata, pero no tenía otra: Ahora el grifo quería saber como había muerto su padre y no parecía estar dispuesto a esperar a que su madre se lo contara. Lima se frotó la cabeza, pensativa, pero incapaz de ver ninguna solución en el horizonte.

-Tal vez. -se incorporó finalmente, y se fue a calzar. -Lo primero sería ir a buscar a esos dos... Sé que no quieres ver a tu hermano, pero él no tiene la culpa, así que tenéis que resolver vuestras diferencias cuanto antes; y luego, decidir si queremos ir hacia la frontera. Va a ser un problema cruzarla, pero ya nos apañaremos. Como siempre, ¿No?

El grifo no tenía ganas de salir. De hecho, no tenía ganas de nada, pero Lima parecía tan convencida que decidió seguirla. Se acercó a ella en toda su envergadura -y ya de por sí, el grifo era bastante alto en su Disfraz -y se la quedó mirando, con lágrimas en los ojos.

-... Gracias... A pesar del maltrato que te he dado hasta ahora... No se como me soportas.

-Fácil. -respondió la otra. -Shinke: Te pones nervioso con facilidad, pierdes los estribos, y pierdes la cabeza. Pero cuando estás lúcido eres simpático con tu hermano. Simplemente... Quiero ayudarte a que siempre tengas la situación bajo control. No sé que es tener un instinto animal acosándote a cada segundo, pero puedes hacerlo. Solo tienes que... Luchar. Y parece estúpido lo que te hago de dibujar o escribir, pero... Tiene un sentido. Lo que tienes que tener es paciencia... Por eso te soporto. Porque tienes posibilidades. Solo tienes que darte cuenta. Vas... ¿Vas a salir así?

-Mhm... Necesito que me toque el aire. -dijo el grifo. Miró la ventana, y añadió: -Necesito estar solo, pero esto me asfixia, y si echo a volar, cometeré una locura. Pero necesito salir de aquí y...

-Bien... Pues vuelo contigo.

El grifo echó un vistazo a Lima, sorprendido, pero no dijo nada. Encogiéndose de hombros, fue hasta la ventana y la abrió de par en par. Un montón de ruidos, entre ambulancias, policía, y demás, llenó la estancia. Lima observó como el grifo se arrodillaba levemente y encorvaba la espalda, sujetando con las garras traseras y delanteras el borde de la ventana. Tensaba los músculos, pero se quedaba quieto, mirando de reojo a la chica.

-¿Subes?

Lima miró al grifo, arqueando una ceja, pero no puso objeción alguna y con cuidado, se subió a él. A diferencia de Damaru, Shinke era mucho más amplio y la musculatura estaba más desarrollada para atacar a oponentes grandes, y sobretodo, el pelaje ayudaba a que pareciera un poco más mimoso. Lima se echó unas risas de ese pensamiento y se agarró a él con los brazos, temblando un poco.

-¿Miedo?

-Un poco... Salta.

El grifo asintió con la cabeza, y ni corto ni perezoso decidió efectuar la orden y saltar de lo alto que estaban. Inmediatamente abrió las alas y dejó que la primera corriente de aire caliente le ayudara a coger altura y poder virar un poco hacia la izquierda para poder alejarse del campo de visión humano que pudiese haber a esas alturas de la noche. Estaba acostumbrado a esos movimientos con su hermano, que solía pesar más pero se sujetaba con menos tensión que la humana, que parecía aferrarse a él como si fuera la vida. Con ella encima, tenía también menos viabilidad para moverse, así que prefirió no hacer movimientos bruscos.

-¿Donde les hemos dicho que nos esperaran?

-En el bar más cercano... Pero claro, de eso hace un rato. -Lima se atrevió a alzar la cabeza para contemplar a que altura se encontraban, sorprendida del hallazgo. Solía volar con Damaru, pero eso alcanzaba una nueva dimensión. -Deberíamos buscarlo y ver si siguen allí.

-Eso está a unas cuantas travesías de distancia. Tendremos que alejarnos de la zona que nos salvaguarda... Agárrate.

Lima no se cortó un pelo en seguir esas órdenes, y notó como si alguien tirara del grifo hacia adelante, acelerando un poco. Sin embargo, siguió mirando alrededor, las calles casi apagadas, los edificios con algunos cristales que mostraban gente deambulando por casa a altas horas de la noche. Miró hacia abajo, pensando que tal vez se había equivocado dando la indicación a Damaru, creyendo en su momento que habría un bar cerca sin problemas (Al menos eso es lo que había dicho Baka en uno de sus numerosos chistes durante el viaje). De hecho, ella apenas había visto un bar en su vida, así que salvo las indicaciones que les había dado el oso, poco podía hacer.

-¿Como esperabas encontrar un bar?

-Esperaba más bien que tú me lo dijeras. -soltó Lima. Observó como el grifo viraba un par de veces y finalmente, empezaba a aterrizar en medio de un callejón bastante oscuro. La chica se aferró al cambiante, por si acaso algo saltaba de las penumbras dispuesto a atacarles, y se bajó de su espalda, dejando que el cambiante se estirara en toda su envergadura.

-... ¿Aquí?

-Saliendo de este callejón a mano izquierda hay un bar. -le dijo, obligando a la chica a avanzar con él detrás. Parecía que llevara un guardaespaldas. -Les he visto fuera, así que deben de estar esperándonos. De hecho...

Al otro extremo, dos sombras les esperaban. Una de ellas era el hermano de Shinke y el otro, el hermano de Lima. La muchacha se apartó a tiempo de dejar que el grifo empezara a andar con paso seguro a través de la oscura zona hasta llegar a alcanzar a su semejante, que permanecía quieto. Solo entonces, Shinke lo vio.

Baka, en su forma humana, tenía los ojos rojos y una expresión en el rostro que prácticamente le salvaba de toda culpa. Con lágrimas a borbotones por sus mejillas, el otro cambiante no decía nada, solo miraba al grifo a los ojos, casi temblando, como esperando a que le cayera algo reprimenda. Shinke tenía ganas de romperle la cara por esconder semejantes hechos, pero no en aquel momento, no ahí. Podía ver que Baka estaba destrozado por dentro, momento en que cayó en la cuenta: ¿Cuanto tiempo debía de haber estado su hermano sin llorar, aparentando normalidad, ante todos aquellos hechos? A él le había afectado la noticia ahora pero, ¿Y su hermano cuanto tiempo estuvo ocultando la situación?

En el momento en que se abrazaron, Damaru esbozó una sonrisa. Con calma, el monje fue hasta su hermana, que se había quedado en la distancia para dar a los dos hermanos un tiempo a solas, a sabiendas que tenían mucho que decirse ahora mismo. El chico inspiró profundamente y se cruzó de brazos, sin apartar la vista de aquellos dos.

-Shinke quiere cruzar la frontera para ver que ha pasado con su padre... -comenzó a decir Lima.

-Baka ha enviado ya un telegrama a su madre. En unos días responderá y tal vez no tengamos que desviarnos del camino marcado... Te veo extraña... ¿Pasa algo?

-Sí... ¿Has estado delante cuando Baka ha enviado el telegrama? ¿Has visto lo que ha escrito?

-Ehj... Más o menos... ¿Ocurre algo?

-Sí... Sospecho de Baka. -dijo, apoyando la espalda en la pared. -Me he quedado un buen rato pensando en lo que nos contó Baka mientras Shinke dormía... Y no tiene ni pies ni cabeza. -murmuró. -¿Te acuerdas lo que nos contó de los telegramas?

-... Más o menos. -Damaru no entendía a donde quería llegar su hermana.

-Bien... Pues según su teoría, en algún momento debió de coger el telegrama, y eso debió de ser, o eso nos dijeron, en el templo... Pero ellos no tuvieron tiempo de solicitarlo.

Damaru empezó a ver la correlación de las cosas. Cierto, ellos tenían un telégrafo, pero de haber recibido algo parecido, habría sido destruido de inmediato, por lo que Baka nunca lo habría recibido. Sin embargo, la chica les había dicho a Shinke y a Lima que lo habían recogido ahí y, por lo tanto, el resto lo habían eliminado.

-Baka consiguió de alguna forma mentir incluso cuando y donde lo recogió... ¿Como y porqué? Es mas, si lo cogió antes, es imposible que marcara nuestro templo. Se supone que llegaron ahí por error... Al no ser que...

-Lo tenga todo planeado. Hay lagunas, lo sé, pero nada de esto tiene sentido. -Lima se incorporó y miró a los dos hermanos, soltando un suspiro. -Vayamos con ojo... Baka no es trigo limpio. Nunca lo ha sido.

***

En alguna parte de la Isla de Japón, Tora permanecía quieto, como un animal esperando a su presa.

Los pasillos con motivos orientales, amarillentos, le ponían de los nervios, pero por fuera, ese hombre parecía impasible y mantenía la calma en todo momento. Su pelo rubio peinado por capas, esos ojos anaranjados brillantes ante cualquier luz, contrastaban con la enorme gabardina negra que ocultaba el cuerpo enorme que tenía. Con los brazos cruzados, y las gafas de sol puestas, Tora permanecía apoyado contra la pared que había delante de las dos puertas decoradas y que daban acceso al despacho del jefe de la mafia.

¿Cuanto tiempo lo iban a hacer esperar? Le habían comentado que tenían una misión para él, a largo plazo, y a él le gustaban las misiones cortas y rápidas. Aquello lo iba a entretener demasiado. De hecho, ya le estaban haciendo perder su preciado tiempo. ¿Por qué nunca eran puntuales allí?

Ya estaba: Las puertas abiertas. El hombre avanzó a través de la sala oscura que seguía la misma decoración de los pasillos, y que se complementaba con una mesa negra justo en el centro. Al otro lado, había un tigre en una forma antropomórfica, blanco, de rayas negras, y bastante mayor. Era más delgado que él: De hecho, tenía menos cuerpo, pero eso no significaba que no tuviera menos poder.

-Hola, Tora. -el hombre se incorporó y le dio la mano al otro, sentándose de nuevo. -Bien. Siento haberte hecho esperar, pero tenía que ordenar bien los... Papeles.

-Ya... No se preocupe. -y un cuerno. Que aprendiera de una puñetera vez a ir directos al tema. -¿Para que me llamaba esta vez?

-Para una misión importante... Concretamente, para una larga, muy larga... Iré directo al tema, porque sé que no te gustan los detalles. Tu objetivo será este:

Tora cogió con la mano la carpeta que le ofrecía y la abrió, mirando la foto y la ficha: Una chica oriental con el pelo corto recogido en un moño, rasgos tibetanos, cara redonda, y un par de plumas como pendientes. No conseguía distinguir bien los colores, ya que la foto estaba hecha en blanco y negro, pero tenía bastante definición. Y la ficha siempre podía complementar el resto.

-Lima... -murmuró. -¿Responde a ese nombre? Bien... ¿Detalles?

-Nuestro contacto dice que dejó el templo donde vivía hace unos días ya. Concretamente con un amigo suyo, un dragón verde... ¿Te suena?

-Vaya... Pensaba que los dragones no se metían en los asuntos del resto de los cambiantes mortales. ¿Que ha hecho ahora que cambien de parecer en su orgullo? -preguntó, pasando las hojas mientras leía en diagonal.

-Digamos que este está extraviado y no tiene nada que ver con ellos. La cuestión es que está rodeada de cambiantes, y nuestros últimos contactos nos han dicho que de momento, vienen en nuestra dirección. Te he dejado una lista de los sitios que han pisado. Tu objetivo es coger y matarla. Pan comido, ¿Verdad? -el hombre se quedó en silencio, y añadió: -Sin embargo... Tendrás que conseguir que sea un accidente...

-No existen los accidentes.

-Sí, si son caseros. -Tora alzó la vista y miró a los ojos diabólicos del jefe. -Eso es lo que la hace tan larga la misión. Lo ideal sería que te hicieras amigo de ellos, y en algún momento, cargártela. Así, descartarán toda relación con nosotros, si les diera por investigar, y cerramos un lazo que... Tenemos... "Pendiente."

-Shiyaku. -comentó Tora al final. -Así que ese es el trato. Yo mato a Lima, y tú me dices el paradero de Shiyaku, ¿No?

-Exacto... ¿Trato?

Tora volvió la vista al hombre, y cerró la carpeta delante de sus narices. Sin mediar palabra, dio media vuelta con la carpeta bajo el brazo y se fue de la sala. No hacía falta que dijera que sí o que no... Las palabras se las llevaba el viento.