Metamorfosis [Parte 2]

Story by AngelFurry on SoFurry

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#4 of Interacciones Furrries-Humanas

Segunda parte de Metamorfosis


Parte 2.

"Hay algo extraño en el ambiente, no puedo describirlo. ¿Oh soy yo? Hay algo diferente. Ya pasó una hora y no recuerdo nada antes del viernes. ¿Qué día es hoy?"

De nuevo a su trabajo, se lleva una ingrata sorpresa al ver la fecha en el calendario, según se ha ausentado 2 días y además hoy llega tarde. El problema es que su maldita jefa lo va a hacer sufrir, no hay nada más irritante y repulsivo que esa mujer. Trata de ponerse al corriente. Por alguna razón escucha el ventilador de su computadora, el reloj de pared, las bocinas de los autos mucho más potentes. No está acostumbrado a esta sensibilidad, también los olores, aromas nunca identificados por él, ahora están en todas partes y esto lo marea.

Hay un olor implícito, un aroma desagradable, un ser humano despreciable para él; su jefa lo recibe con un fuerte grito degradante en el oído. Todo el sonido de esa voz aguda y chirriante, el aliento de su boca, el olor a grasa de su piel. Benjamín está más irritable este día. Su capataz no se detiene ahí, le sigue gritando tratando de intimidarlo y hacerlo menos. Benjamín trata de guardar la calma, necesita trabajo y este le permite tener mucho tiempo libre, pero un impulso desenfrenado de libertad lo hace explotar en ese mismo momento.

Todo el piso queda en silencio, "la chica de los recados" pone extrema atención. Nadie la había desafiado antes y Benjamín no tenía miedo de ir hasta las últimas consecuencias, sin importarle ponerse el mismo la soga al cuello. La jefa lo sacó del departamento, días después lo despediría. Benjamín experimentó un poder de libertad como nunca antes lo había sentido, ya no tenía deseos de estar encerrado en ese trabajo, por fin se atrevió a ser libre.

Sus malestares se convierten al paso de los días en virtudes. Sus sentidos aumentan su poder, experimenta las cosas como nunca, el mundo se vuelve diferente. Se adentra constantemente en el bosque para experimentar el aroma del viento, de la tierra, de las hojas de los árboles, se siente como en casa.

El olfato se convierte en su sentido más potente ahora, sobretodo porque con el experimenta el perfume natural de las mujeres. Cada una con una esencia diferente, las desnuda en su mente y ansía olfatearlas centímetro a centímetro. Solo con su olor se excita. Les sigue el rastro a las de fragancia más deleitante, impulsado más por los instintos. Espera el momento oportuno para cazarlas. Cuenta con nueva fuerza, el deseo se hace más potente, incluso se vuelve descuidado porque ya no toma las medidas necesarias para pasar de incognito sobre sus víctimas. Su deseo es descomunal; les rasga la piel, les muerde el cuello, las penetra con tanta fuerza que la sangre se combina con los fluidos, ahora se comporta como un animal primitivo.

Ha sido descuidado, no falta mucho para que la justicia lo tome por los pies y se lo lleve al hoyo que le corresponde. Después de algunos días Benjamín experimenta nuevos cambios, sus virtudes le juegan mal y se convierten en maldiciones, el dolor se apodera de él. Hasta que un día entra a su casa, ya no le importa cerrar la puerta, cae atormentando de sus propios dones. Empieza su sufrimiento, una radical transformación que le rompe nervios y huesos.

Cada hora que pasa se pone peor, el dolor se descarga en gritos y arañazos en las sábanas. Lágrimas en los ojos, miedo a su futuro, la piel se le empieza a secar, escupe sangre, el cabello de la cabeza se le cae. Apenas puede moverse, cada segundo es dolor...

"Dios me está castigando. Dios me está castigando. No soy bienvenido en su reino... no quiero terminar ahí, donde se van las personas como yo. No quiero morir".

La piel está seca, se rompe lentamente, se está despellejando. Sus orejas se caen, ahora solo es piel muerta. Ahora solo ve color negro, sus ojos le han dejado de responder. Ya no tiene voz, segundo a segundo su garganta se cierra. Pronto el humano queda convertido en una cosa amorfa, se convierte en un monstruo. Ya no quiere continuar así, el dolor no lo ha dejado dormir en dos días, solo cierra los ojos y espera a que todo termine. Se queda inconsciente cuando por fin su cuerpo se rinde presa del dolor.

De la aberración se aflora una nueva apariencia, como pasto una nueva piel nace en forma de pelaje, sus uñas se pudren y se desprenden para ser reemplazadas por garras blancas y brillantes, igual pasa con sus dientes, su cabeza sufre una radical transformación, su mandíbula se hace más grande y más ancha, quedando ahora un hocico. Su piel pálida ahora es una piel de fino pelaje oscuro. Despierta en la tarde, sabe que ya no es el mismo, se toca el rostro y el tacto le revela algo diferente, mira sus manos y observa algo nuevo para él.

Su cuerpo ha cambiado completamente, se arrastra con dificultad hacia el baño y con mucho trabajo llega hasta el espejo. Se ve convertido en una bestia, un hombre bestia, la unión entre un animal y un humano, no sabe si llorar o maravillarse, su futuro es incierto, lo que es seguro es que siente una fuerza potencial como nunca la había sentido.

"La chica de los recados", esa mujer mal agraciada, lentes enormes y lápiz labial barato. Se preocupa al ver dos detectives de la policía preguntando por Benjamín. Se preocupa por él, mejor va en su búsqueda.

Benjamín, cada minuto que pasa es una nueva experiencia, poco a poco comienza a re-controlar su reformado cuerpo. Aún la pregunta está en el aire.

"¿Qué voy a hacer, a donde voy a ir? Ya no soy como los otros, no puedo salir así. ¡El ser del bosque! La bestia suculenta, ella me hizo esto, ella me cambió. Lo recuerdo todo. ¿Por qué me hizo esto? ¿Acaso me quiere a su lado?".

Puede hacer lo que le plazca, ahora es algo más que un miserable humano, ya no tiene por qué estar en esta inmunda sociedad. Llega la puesta de sol, aún está su duda principal:"¿A dónde voy a ir?

Un sonido intruso se escucha desde la puerta, alguien ha entrado a sus dominios. Hay que hacer algo rápido, aún es muy pronto para irse y no puede moverse con facilidad. Inútilmente intenta esconderse, su cuerpo es más grande, se delata él mismo. El sonido de una voz femenina, le parece conocida, alguien que no es importante.

"¿Quién me buscara? Recuerdo esa voz... ¡Es la "chica de los recados", Elizabeth! ¿Por qué está aquí?".

La mujer, de belleza incomprendida, explora miedosa todo el departamento de Benjamín. Todo está desordenado, hay un olor extraño. Alza la voz en busca de una respuesta, está preocupada y asustada, teme que algo malo le haya pasado a Benjamín y también le pueda pasar a ella. El sonido de pisadas la detiene, está a punto de lanzar un grito hasta al cielo al ver una forma terrorífica salir de las cortinas, por fortuna esa figura le tapa la boca y detiene sus intentos.

Elizabeth se calma al escuchar la voz de Benjamín en ese cuerpo enorme y peludo, también queda atónica, ya no es el hombre que recuerda. No sabe qué hacer, ella lo quiere más que a ella misma, por fin está con él y ahora no quiere salir de sus brazos pero esa forma la acobarda. El sol se oculta, ellos permanecen platicando de todos sus problemas, ríen y sacan lágrimas, los dos por igual, cuentan secretos, se ríen de sí mismos. Benjamín encuentra algo en esta mujer que jamás ha encontrado en otras, más allá del sexo y de la carne, encuentra comprensión y calidez en las manos, calor que te brinda seguridad y tranquilidad, hace mucho tiempo que no había sentido algo así por parte de una persona. Las horas pasan, la noche solo alza un sentimiento que poco a poco se hace más recíproco.

"Esta chica da asco... pero es muy agradable, inteligente, comprensiva. ¿Hay algo en esta vida que entienda lo que eres, quiera estar contigo en las buenas o en las malas, te quiera sin importar de dónde vienes, te quiera por quién eres? Parece amor, pero yo no el amo... es muy confuso, ¿Por qué me da miedo decepcionarla? Me siento culpable."

Ella por fin se expresa lo que ha sentido desde hace mucho tiempo, palabras con gran peso emocional, mezclando sentimientos con un compromiso casi imposible que cumplir. Él no sabe que responder, no está seguro de sus acciones, cierra los ojos e intenta aclarar su cabeza, le es imposible. El mundo se le viene encima, una mujer enamorada es un gran problema, pero ella se está impregnando en su corazón y pensamientos, lo está atrapando en un conflicto. Benjamín no puede más, en una acción instintiva la sujeta por los brazos y la besa, esos labios de animal se rosan con labios humanos. Así le contesta, así le prueba su compromiso, Elizabeth se deja llevar por la fuerza de Benjamín, este no puede detenerse.

Usa sus garras para romper sus ropas, le quita la blusa y la falda, solo queda la ropa interior color gris y la piel opaca. La tira a la cama y olfatea su cuello, sigue olfateando hasta llegar a las pantaletas, suspira el olor a la esencia femenina de Elizabeth. Ella solo jadea de excitación, se le entrega completamente, no importa lo que pase, quiere ser la hembra de esta bestia.

Sus manos empiezan a palpitar los senos a través del sostén, su lengua forma caminos de saliva tibia en su estómago y cadera. Elizabeth se quita sus grandes gafas, deja ver sus profundos ojos verdes. Continúa suspirando, Benjamín continúa saboreándola. Por fin le quita el sostén, su nueva lengua rasposa viaja hasta los pezones para lamer y chupar de ellos. Juega con su carnosidad blanda, la saborea, se atraganta con esas dos montañas, sigue estimulándolas hasta que quedan completamente duras. Elizabeth no se queda atrás, llega hasta la entrepierna de Benjamín y con las yemas de sus dedos toca los testículos en esa bolsa llena de pelo fino y oscuro, al ver que el miembro viril emerge de su funda, lo comienza a chupar. No le importa tener en la boca a un órgano diferente al de los demás humanos, al contrario, parece excitarla. Hay gran cantidad de líquido preseminal entrando por su boca, no le importa, le agrada sentir esa textura en sus dientes, sabor exótico, es imposible de ignorar.

Ambos necesitan terminar, sus deseos de unirse son imparables. Elizabeth cierra los ojos y se acuesta boca abajo, Benjamín olisquea y lame entre las piernas, metiendo la lengua en la vulva y el ano de Elizabeth. Coloca cada una de sus piernas a lado de ella, acaricia su espalda impregnada por sudor de ambos, usa sus grandes manos para elevar la espalda baja, muerde suavemente su cuello. Se escucha un suspiro dolorido y penoso, ha sido penetrada por la bestia con alma humana, su dolor al sentirse montada no se compara con la satisfacción de saber quién la está poseyéndola es Benjamín, por fin está con él, está dentro de ella, quiere unirse completamente, mucho más profundo, añora llenarse de su semilla. Hay jadeos intensos, movimientos bruscos, mezcla de fluidos, Benjamín la penetra cada vez más fuerte y rápido, muerde su cuello con la misma dulzura.

Algo le sabe diferente, el sexo era placer pero ese placer estaba seco, no tenía nada más que la satisfacción carnal. Ahora el placer esta de la mano con un calor en su corazón, es profundo y eterno, cada acto de amor con Elizabeth es emblemático, es completamente dulce, no quiere perder tan inexplicable sensación. Sigue penetrando, siente la fricción de las paredes vaginales, líquido que emerge de ellas y salen por la vulva. Ya no pueden soportarlo más ambos, necesitan terminar. Benjamín mete su miembro completo y aun así quiere meter más, sigue empujando, jadea como perro, toma el cuerpo de la chica y la sacude con fuerza bestial, Elizabeth comienza a gritar, no puede con tanto placer, su cuerpo quiere descargarlo ya, no puede contenerlo. Benjamín no puede más, eleva su cabeza lo más alto posible, creando un aullido de lo más fuerte y extraordinario, siente como su miembro descarga grandes cantidades de semen dentro de Elizabeth, como se llena y chorrea su entrada. Ninguno tiene deseos de separarse, quedan acostados en la cama completamente unidos, besándose y acariciándose.

Elizabeth puede dormir tranquila y feliz, su sueño se ha cumplido, y piensa que la vida desde ahora será mejor, sentirse amada y nada más, es lo único que necesita. Nada vale la pena si no hay amor, si está sola. La noche sigue, alguien los observa, un intruso en la ventana, su objetivo es Benjamín. Sonríe satisfecha al ver que la transformación fue un éxito. La misma que sorprendió a Benjamín en el bosque, la misma animal que lo mordió y lo marcó, viene a terminar lo que empezó.

Una diminuta voz, completamente bella y embriagante se apodera de los oídos y mente de Benjamín, el despierta y se levanta como un zombi rumbo a la ventana."Ven aquí, duerme conmigo, solo tienes que arrodillarte frente a mí y darme tus deseos, darme tu cuerpo, dame tu voluntad". Abre la ventana, se encuentra con la mujer con apariencia canina, sensual, le ordena que lo sigua. Benjamín está a punto de salir pero el calor en su corazón lo hace despertar de la hipnosis. Se queda quieto, mira hacia la cama donde la figura de una mujer bella sueña con él, no puede irse. La mujer-bestia no puede permitirlo, lo toma de la cara y lo vuelve a hipnotizar con un apasionado y largo beso. De nuevo lo tiene, se lo lleva sin dejar un solo rastro.

El otro día llega, Elizabeth se despierta con una ingrata sorpresa, su hombre ya no está, a cambio hay 3 policías y un detective buscándolo. Se entera de la verdad, la vida secreta de Benjamín, se siente humillada y sucia al entregarse a un hombre malo y perverso. No puede evitar llorar, maldice el nombre de Benjamín, maldice el día en que lo conoció, el día en que se le entregó. Lo más doloroso es saber que la abandonó, que la usó como un objeto de deseo y después se olvidó de ella. No volverá a creer más en el amor, ya no quiere saber nada de él.

Benjamín se convirtió en un esclavo, la bestia era su ama y ella podría hacer con él lo que le diera la gana. Una mente débil era lo que necesitaba, benjamín solo necesitaría de sexo para poder ser feliz, así una vida hipnotizado y sin la posibilidad de despertar hasta el día en que ya no resultara útil. Metamorfosis, su cuerpo cambió pero su mente no, perdió la oportunidad de un amor, perdió la oportunidad de redimirse.

En un mundo donde ya no es bienvenido, escondido en el bosque está, trabajos eternos y humillantes a cambio de comida y sexo para poder vivir. Sin la posibilidad de despertar del gran sueño en el que está por su mente débil y llena de perversión.

Un humano débil, puesto como una bestia colosal, domada por su propia adicción.