Lección Paternal

Story by RalvrWuff on SoFurry

, , , , , , , ,

Como dije en mi último Journal. Aquí está la versión en Español de "Dad's Lesson".

Quiero ver qué tanta demanda hay por historias en Español. Si veo que la hay. Las siguientes historias vendrán acompañadas por su versión en Español.

Espero sea de su agrado.

RalvrWuff fuera!


El silbato que finalizaba el entrenamiento se sopló duro, haciendo que todos los adolescentes rompieran sus formaciones, se quitaran los cascos y comenzaran a caminar hacia el vestidor.

"Excelente práctica muchachos. La ofensa se está volviendo más fuerte pero necesitamos pulirnos más en la defensa. Coleman, quiero que metas tu cabeza en el entrenamiento mientras estés aquí, y si veo que no me haces caso porque no peudes quitar tu mirada de las gradas, ¡te vas a las bancas todo el mes!" gruñó el entrenador el último comentario hacia uno de los lobos en el equipo.

"Maldito olfato de éste, puede oler a todos los que quieren meterse en sus pantalones..." pensó mientras escribía unas notas sobre otro jugador.

Su hijo estaba haciendo bien durante el entrenamiento, pero no estaba trabajando a su mázima potencia. Cada entrenamiento de los viernes lo notaba menos concentrado que durante los demás días. Tal vez no estaba listo para recibir las lecciones que su padre le estaba dando, pero la tradición masculina de la familia dictaba que tenían que empezar tan pronto como el chico cumpliera 18 años. Y eso había sido el mes pasado.

******

"¡Hey Spike! ¿Viste a Marina en las gradas? Te estaba ojeando bastante, entre otras cosas" dijo el lobo llamado Coleman al hijo del entrenador con un guiño.

"¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así, Coleman? Lo haces sonar como si sólo fuera un estúpido perro guardián." gruñó el doberman.

"Y no, no vi a nadie en las gradas. Ni siquiera miré en esa dirección. Sabes que mi padre es estricto cuando se trata del entrenamiento y no lo quiero dándome otra plática sobre la importancia de concentrarse en el juego cuando lleguemos a la casa" continuó mientras se quitaba su jersey, revelando un pelaje corto, de color negro y fuego, húmedo por el sudor del esfuerzo.

"Está bien, Junior..." respondió el lobo, haciendo que el doberman volteara bruscamente y gruñendo sonoramente, mostrando sus colmillos.

"¡Oye cálmate! Era sólo una broma" Coleman decía mientras se alejaba cobardemente del doberman. "Necesitas coger, o jalártela. De verdad que nadie puede creer que no hayas salido con nadie de la escuela."

"Callate y trate de hacer que tu sangre se quede en tu cabeza. No necesitamos que te montes el balón... de nuevo" dije el adolescente semidesnudo al darle la espalda al lobo, moviéndose hacia sus pertenencias.

Otros compañeros se rieron con el comentario, y el recuerdo.

Pasaron quince minutos y la mitad del equipo ya se había duchado y marchado. Pero no el doberman, él debía esperar hasta que su padre acabara lo que sea hacía después de los entrenamientos para que pudieran ir a casa. Usualmente la espera era de sólo unos minutos, pero esta ocasión ya se hubiera duchadoy puesto ropa límpia con la tardanza.

Al menos este tiempo le daba la oportunidad de pensar en qué poner en su mente durante el entrenamiento el siguiente Viernes. Desde que comenzó a recibir las lecciones especiales de su padre, tenía que luchar con su cuerpo para no tener una erección durante las prácticas. Incluso dentro del vestidor, tenía que actuar más serio de lo normal hasta que todos se fueran, a menos que alguien lo viera con su miembro completamente duro dentro del pantalón. No le importaba que alguien lo viera en ese estado, pero no quería tener que responder preguntas sobre por qué estaba erecto enmedio del vestidor, y justo después de un buen entrenamiento.

Otro cuarto de hora pasó y el último integrante del equipo se marchaba: el pateador, un conejo que tenía una pierna de oro y una línea de reclutadores universitarios pisándole el rabo. Sólo le dirigió un asentimiento de cabeza al doberman en su paso a la salida del vestidor y desapareció al cruzar la puerta. Su padre no mostraba señales de acabar pronto, pero al menos ya podía relajarse y dejar que su miembro tomara las riendas un poco.

Se llenó rápidamente ahora que no había barreras. No estaba completamente duro, pero lo suficiente para que se notara a través del pantalón apretado del uniforme. Había incluso una pequeña mancha de pre eyaculado en la punta.

La presión en su miembro lo hizo gemir y bajar sus orejas. Quería, y necesitaba agarrarse allí abajo y encargarse del asunto, pero no podía hacer nada para satisfacerse hasta que la lección semanal comenzara. Además, esta semana era su turno de usar su hombría, por lo que si comenzaba a tocarse y lo atrapaba su padre en el acto, la lección quedaría cancelada y tendría que usar su ano de nuevo. No es que le hubiera importado mucho, pues su padre le estaba instruyendo en el arte de follar y ser follado. Vaya tradición familiar, solía pensar, pero no podía dudar que estaba aprendiendo a complacer a cualquier pareja que el destino que pudiera echar, además que lo estaba disfrutando bastante.

"¡Adam! Lamento mucho la tardanza cachorro, sólo tengo que terminar una cosa y termino por hoy. Estaré contigo en un minuto" vino un grito desde la oficina de su padre, que ya tenía la puerta entreabierta.

"¡Está bien papá! ¿Podemos pasar por algo de cenar en el camino o quieres que cocinemos algo?" gritó el joven doberman de vuelta, para luego dejar salir un suspiro. El entrenamiento siempre lo dejaba famélico, y su estómago le estaba ganando a su pene en la batalla por su atención, rápido.

Se escuchó el eco de pasos en el vestidor al tiempo que el padre, también de nombre Adam, caminaba hacia su hijo con una caja en sus brazos, su expresión de entrenador cambiada por una de un padre cariñoso, sonriéndo a su hijo que lo hacía cada más orgulloso. Buenas calificaciones, excelente deportista, y bien equipado. Estaba seguro que haría feliz a cualquiera que él decidiera hacer su pareja.

El miembro del padre se endurecía al pensar en su hijo. Estaba contento de que haya aceptado recibir la lecciones que su padre le había transmitido en su juventud, tal como lo habían hecho desde hace varias generaciones, diez para ser precisos. Adam mayor rocordaba cómo su padre solía hablarle de cómo la tradición marcaba que las lecciones comenzaran a los quince años, pero las leyes se había vuelto más estrictas por lo que se tomó la decisión de mover la edad de iniciaición. No era un retraso mayor, dado que los avances tecnológicos permitían que los jóvenes aprendieran algo de teoría en la escuela (y si eran hábiles en la computadora, también fuera de ella), pero nada se comparaba con poner en práctica el conocimiento.

"No tengo ganas de de cocinar, la verdad, así que a menos que quieras cocinarnos algo en casa creo que sería buena idea pasar por unas hamburguesas en el camino" dijo el padre, tratando de no atraer atención hacia la caja que había traído. Se sentó en la banca junto a su hijo, mirando su entrepierna.

"Te estás volviendo más impaciente con cada semana que pasa hijo. Me agrada. Esa urgencia demuestra que eres un joven sano." Adam mayor puso la caja a su lado y acto seguido tocó el miembro de su hijo a través de la tela, apretándolo y haciendo que se endureciera más. La mancha también crecía en dmiensión. "La lección de esta noche va a ser muy buena, lo verás. Ahora ponte una camiseta limpia, está frío afuera y no quiero que atrapes un resfriado."

Junior se levantó y caminó hacia su maleta, tomando una camiseta blanca que puso sobre su ahora seco pero aromático cuerpo. Tomó la maleta y se dirigió directamente a la camioneta de su padre mientras éste se quedaba atrás para cerrar las instalaciones.

El camino a casa se pasó con ambos doberman hablando sobre sus respectivos días, y sobre el juego que tendrían en 2 semanas a partir de ese viernes, lo que significaba que la lección de esa semana se pasaría al Sábado, cuando ninguno de ellos tenía que salir de la casa por nada. Se dirigieron muecas, sabiendo que lo más seguro sería que pasarían todo el día practicando el cómo tener sexo.

Una vez en casa, Junior fue directo al cuarto de lavandería a dejar su maleta. Se quitó su camiseta y pantalones en el lugar y dejó todo para ser lavado al día siguiente. Se quedó solo en su suspensorio que su padre le había regalado para los entrenamientos. Ahora que estaba en casa, fuera de la vista de cualquier persona, sus hormonas tomaron el control total de su cuerpo y a los pocos segundos se le podía ver completamente erecto, su miembro haciendo una pirámide en su entrepierna. Junior tomó sus bolas, que se sentían pesadas y era muy probable que estuvieran llenas de su semila. Su padre le había comentado que para lograr una mayor eficacia en sus lecciones podría no masturbarse dos o tres días antes, y como Junior la quería lo más eficientes posible, había dejado de tocarse completamente después de la segunda semana.

Dejó el cuarto de lavandería rascándose el pecho con una pata, mientras la otra seguía acariciando sus bolas y la punta de si miembro a través del suspensorio. Su padre estaba sentado en el sofá, también sólo vestido en un suspensorio, emanando un aroma no tan potente como el de su hijo, pero igual de excitante y masculino. Después de sentarse junto a su padre y mentor, Junior se recargó sobre el hombro de su padre, olfateando su aroma en el cuello, una mano sobre su pecho, la otra acariciando la parte interna de su muslo, moviéndose lentamente a la entrepierna que lo creó. Respiró aire caliente sobre el cuello del doberman mayor, obteniendo un suave quejido de él mientras se dejaba caer en los hábiles brazos de su hijo. Junior usó su peso para empujar a su padre sobre su espalda mientras él yacía a su lado. La mano sobre el muslo del padre dio un brinco repentino hacia las bolas de su progenitor, apretándolas suavemente, elicitando un gruñido grave en su padre.

"Fuiste al blanco muy rápido cachorro, Apenas estoy entrando en calor. Debes tomarte tu tiempo, no puedes esperar sólo entrar y salir como si nada. Debes asegurarte que la persona con la que estés lo disfrute y quiera tanto como tú" vino la explicación paterna mientras una de sus grandes patas acariciaba el costado del hijo. Recordaba como él mismo a su edad era una olla a presión de hormonas con necesidad de satisfacerse, pero debía mantenerse firme en la lección, aunque incluso él quería que las cosas pasaran más rápido.

"Lo lamento, es que me siento reprimido."

"Puedo verlo, y sentirlo. Me alegro que tengas el control suficiente para no montar mi pierna. Estarías dejando una mancha más grande sobre mi pelaje. Ahora prosigue con la velocidad correcta."

Junior quitó su mano de las bolas de su padre y las puso sobre su abdomen, moviéndola hacia sus lados y a su pecho. Su otra mano la usó para levantar su torso y ponerse sobre su padre, quien aprovechó la oportunidad para inhalar el olor de su hijo: potente, hombre, excitante. Puso una mano al lado de la cara de su hijo, mirando sus ojos con ternura.

"Eres tan guapo, hijo" salió el susurro de los labios del padre al tiempo que movía su cabeza al frente, dándole un tierno y amoroso beso a su hijo.

El joven doberman se rindió en el beso tan pronto como sus labios se tocaron, moviendo su cadera lentamente, frotando ambos cuerpos y obteniendo gemidos guturales de ambos. El padre se estaba excitando ya, y estaba seguro que Junior lo sabía. Continuaron con el beso por un tiempo, explorando el cuerpo del otro con sus patas y moviendo sus caderas al unísono, sobando sus erecciones una contra la otra. Pronto, se formó un charco de pre eyaculado entre ellos, el frente de sus suspensorios mojados por la clara y resbalosa secreción que llenaba cada movimiento con más pasión. Hubo gruñidos y garras extendidas clavándose en los cuerpos con ferocidad.

Junior rompió el beso cuando sintió que le faltaba el aire; no había aprendido bien a repsirar mientras besaba todavía. Estaba jadeando sobre el rostro de su padre, mirandolo a los ojos del doberman mayor, viendo el orgullo y amor que sentían por el hijo que había creado. Junior sabía perfectamente que no vería esa mirada por siempre, por lo que trataba de quemarla en su memoría cada vez que podía: el color oscuro de sus pupilas, la forma, las pequeñas arrugas que se habían formado con el tiempo. Quería grabarlo todo para el momento en que ya no podría verlos en ninguna parte más que en su memoria.

"Te quiero papá" dijo suavemente, lágrimas formándose en sus ojos mientras se mantenía cerca de la única persona que siempre había estado ahí para él. Se aferró a su padre cual pequeño y temeroso cachorro durante una noche de tormenta.

Su padre lo abrazó con sus brazos protectores. El tipo de abrazo que dejaba saber a un hijo que todo iba a estar bien sin necesidad de decir una palabra. El tipo de abrazo donde un hijo siempre iba a estar protegido de todo mal. Adam estaba feliz de que él y su hijo se estaban volviendo más cercanos depués de tener un alejamiento durante su pubertad. Por un momento, no veía al hombre en que se había convertido su hijo, sino al niño pequeño que no quiería soltarlo para ir a su primer día de escuela. Su padre le daría esa misma clase de abrazo que mejoraba todo y luego lo veía ir con calma a clase mientras él iba a su trabajo.

"Te quiero, Adam" dijo el padre con igual suavidad y afecto, y lamió la nariz de su hijo, tal y como lo hacía cuando era un bebé.

Padre e hijo compartieron ese abrazo por más tiempo, sin querer que acabara.

"Tengo algo nuevo para la lección de hoy" dijo el padre al notar que su miembro se había endurecido, tal vez más que el de su hijo.

Hizo que su hijo se moviera de sobre él para poder ir a la caja que trajo del vestidor, que yacía olvidada sobre la mesa. La abrió y sacó un objeto envuelto en papel, que resultó ser un aro de hule. Junior lo miró confundido; sabía que algunas lecciones involucrarían juguetes, pero el aro se notaba demasiado grande como para ser un aro para penes.

"Quítate el suspensorio, levántate y dámelo"

Junior hizo lo que le pidieron tan rápido como pudo. Estaba curioso, e impaciente de saber lo que su padre tenía planeado para esa noche. Sabía que se concentrarían en cómo montar, así que el aro debía ser para él o para su padre, o al menos eso pensaba. Su mirada estaba fija en él, sin poder adivinar en qué lo usarían.

"Hoy vamos a hacer algo llamado frotamiento, y para hacerlo más fácil lo haremos usando esto" dijo su padre mostrando nuevamente el aro. Con el aro en una mano y el suspensorio en otra, comenzó a frotar el lado interior del suspensorio sobre el aro, cubriéndolo del viscoso líquido que había salido del miembro de su hijo. Cuando cio que había puesto suficiente, tiró el suspensorio al lado y se quitó el suyo, dejando ver su propia verga dura, roja y venosa de 17cm y se la apretó duro. Esto le provocó un pequeño grito de placer, y una gran cantidad de pre eyaculado salió a su pata, que estaba puesta de forma que no se derramara una gota.

"Nos vamos a la cama ahora. ¿En qué habitación te gustaría practicar esta vez hijo? ¿El tuyo o el mío?" preguntó con el mismo tono con que se pregunta qué sabor de helado le gustaría comer.

"El tuyo papá. Me... en verdad me gusta tu aroma y estar rodeado por él siempre me hace sentir mejor" vino la respuesta del joven que se había sonrojado al declarar un pensamiento tan privado, haciendo a su padre soltar una pequeña risa por su honestidad.

"Todavía eres todo un cachorrito, Adam" dijo su padre con una cálida sonrisa que hizo que las orejas del joven bajaran. "Aunque no todo en tí es de cachorro" continuó dándo un guiño en dirección al miembro de 16cm del joven doberman.

"Eres un calenturiento..." vino la respuesta del hijo mientras caminaba frente a su padre, en dirección al cuarto principal, tocándose sin pena mientras miraba los ojos de su padre con un guiño propio.

Adam se estaba poniendo más duro y excitado al ver cada paso de su hijo, fijándose en su trasero de burbuja meneándose frente a él. Vaya que iba a disfrutar la lección del próximo viernes. Iba a introducir a su cachorro a la ordeña de próstatas. Recordó lo mucho que lo disfrutaba con su padre, estimulándolo como sólo él podía hacerlo. Sus rodillas se debiilitaron con el recuerdo, lo que lo trajo al aquí y ahora y siguió el camino a su habitación.

"No te sientes todavía. Necesito preparar esto" dijo el padre al sentarse sobre la cama y poner el aro sobre su verga, hasta la base y después hasta llegar a sus testículos. Acto seguido se movió hacia el centro de la cama y se recostó sobre su espalda, un brazo bajo su cabeza.

"Ven aquí y ponte sobre mi. Que tu bolas toquen las mías." dio la orden.

Junior caminó a la orilla de la cama y subió sobre su padre como le había dicho. Sus bolas y vergas se estaba tocando directamente. Junior respiró profúndamente, no queriendo que su bulbo se formara completamente, lo necesitaría después según la lección.

Su padre tomó ambos miembros en su mano y los apretó, añadiendo más presión y placer para ambos. Junior gimió ante esto, quería dar rienda suelta a su instinto con ahínco.

"Mueve tu cadera de atrás para adelante cachorro. Imagina que mi mano es la entrada a un buen y apretado orificio" vino otra orden del padre. Junior obedeció sin preámbulo, pero estaba frustrado porque todavía debía hacer las cosas lentamente. Se movió suavemente en la mano que los sujetaba, reprimiendo más gemidos de placer que lo envolvía.

"Se siente rico, ¿no crees?"

"Muy -hnng- rico..."

"No te preocupes, pronto te podrás dar -aahh- rienda suelta. Levántate un poco." Con esto dicho, el padre soltó las vergas que estaban tan cómodas en su agarre. Al cesar el contacto de sus carnes, el padre tomó el aro y lo subió hasta la punta de su miembro.

"Lo que acabamos de hacer fue un frotamiento. Como viste, prácticamente sólo los hombres lo pueden disfrutar de esta manera." dijo con una risa. "También es costumbre que la mano de uno de los participantes matenga las vergas en su lugar una contra otra, ya que la secreción del pre eyaculado puede hacer que se desvíen, pero para eso traje esto" ambos miraron el aro, brillando por la capa de lubricante natural con la que estaba cubierto.

El padre usó el lubricante que tenía en su mano para aplicarlo a los miembros de ambos, aunque no era que fuera tan necesario. Padre e hijo estaban goteando abundantemente, pero como el aro era nuevo, lo más seguro era que estuviera muy apretado, para lo cual la mayor cantidad posible de lubricante se volvía una necesidad. El padre alineó ambas vergas y comenzó a mover el aro sobre su longitud. La tirantez se hizo aparente tan pronto como el aro pasó sobre la cabeza de sus vergas. La presión y los pequeños movimientos involuntarios scaron gemidos y causaron respiraciones entrecortadas en ambos hombres mientras se movía hacia la base.

La snesación traía más recuerdos para Adam, de cómo se sintió el compartir una persona con su padre la primera vez durante unas vacaciones en universidad. Se preguntaba si llegaría a compartir esa experiencia con su hijo cuando él se fuera a seguir sus sueños. Pensaba en lo bueno que sería que pudiera tener las mismas experiencias con su hijo que tuvo con su padre, pero sólo el tiempo diría si sería posible.

"Creo que ya está lo suficientemente abajo, no sé qué tan difícil sería removerlo si lo muevo pasando los bulbos. Mejor le damos a lo seguro hasta que esté más estirado y usado" dijo el padre al dejar el aro a más de la mitad de la longitud de sus miembros. "Ahí. Debería quedarse en su lugar para que podamos usar las manos de maneras más interesantes. Mueve tu cadera de nuevo"

La cadera del joven doberman se movía lentamente, haciendo su miembro rozar con el de su padre placenteramente. Arqueó su espalda hacia adelante y puso sus patas sobre el torso de su padre, al timepo que las manos de él encontraban lugares de donde aferrarse a su hijo. El padre sacó una garra y la comenzó a mover suavemente desde el pecho al sudoroso abdomen del hijo, maravillándose del cuerpo perfecto que estaba sobre él. Podía ver cómo sus músculos se contraían y relajaban con cada movimiento, inhalando cada vez más el excitante aroma que despedía, nublando su mente de todo lo que no fuera placer. Él había creado y formado ese cuerpo. Su hijo era ya todo un hombre, y vaya hombre que era.

Junior comenzó a acelerar el paso, su mente siendo enterrada en un mar de lujuria. Había esperado toda una semana sin satisfacción y ahora su necesidad estaba ganando terreno. Enterro sus garras en los hombros de su padre y bajó su cuerpo hasta que estuvieron cara a cara de nuevo, sus abdómenes añadiendo sensaciones nuevas la mezlca de placer generada por el contacto de la carne. Su padre se perdía en su propia lujuria. Cuando sintió a Junior bajar sobre su cuerpo y sus vergas ser encerradas entre ellos, comenzó a mover su cadera tamibén, ferozmente por instinto, rodeando la espalda de su hijo con sus brazos.

Ambos gemían y gruñían. La mente de ambos eran inexistentes ahora, todo lo que quedaba eran cuerpos que necesitaban llegar al clímax, soltar tanta semilla como les fuera posible. Los bulbos que antes estaban llenos parcialmente se habían vuelto esferas de carne que agregaban todavía más placer. Las patas del padre volaban sobre la espalda y costados de su hijo, enterrando sus garras involuntariamente por el placer, dejándole marcas, a veces hasta sacando sangre. Se besaron de nuevo, pero no era un beso tierno como el anterior, ahora estaba lleno de pasión. Lenguas peleando en sus ocicos, lamiendose el uno al otro, intercambiando gruñidos directo de garganta a garganta, tan fuertes que se podían sentir.

Se movían cada vez más rápido, sus vergas goteando como mangueras sobre su pelaje. Se aferraban con más fuerza al otro a medida que se acercaban al clímax. El instinto animal de Junior pegó con toda su fuerza. Rompió el beso y mordió el hombro de su padre por instinto mientras sus movimientos se volvían más erráticos. Podía saborear sangre, causando explosiones en su cuerpo que no había sentido hasta ese entonces.

Su padre no pudo resistir después de la mordida. Soltó un grito de placer que llenó la casa mientras su mienbro se disparó una, y otra y otra vez, vaciando sus bolas y cubriéndolos en su semilla.

Adam todavía no acababa con su orgasmo cuando su hijo comenzó con el suyo. Mas potente, su semilla se disparó con tal fuerza que pasó el pecho del padre, y se deslizaba por su cuello a la cama. Los siguientes chorros se mezclaron con la semilla paterna, impregnándose en sus pelajes tan profundamente que sólo ducharse no los libraría del aroma a sexo. El resultado del acto más intimo que un padre e hijo pueden compartir estaba entre ellos, uniéndolos en un enlace de amor y pasión.

Después de su orgasmo, Junior dejó de morder el hombro de su padre, reemplazando los colmillos por una cálida lengua que lamía la herida que le dejó, lamentándose por haberse dejado llevar a tal extremo que lastimó a su persona más importante.

"¡Eso fue asombroso!" exclamó Adam entre jadeos, su energía completamente agotada. Sólo podía ver el techo de la habitación mientras recuperaba su aliento. No soltó a su hijo, sólo dejó sus brazos donde estaban, aferrándose a él en la posluminiscencia y susurrándole lo mucho que lo amaba.

Después de unos minutos de estar así, el padre notó que la respiración de Junior se había calmado, y su cuerpo se estaba relajando en sus brazos.

"¿Ya durmiendo cachorro?" preguntó. Pero no podía culparlo pues él también estaba perdiendo la batalla contra el sueño. Vaya que se cansaron el uno al otro. La única respuesta de Junior fue que acercó su nariz al cuello paterno, perdiendo la batalla completamente.

"Continuaremos en la mañana entonces" dijo el padre. Le dio un último beso a su hijo en la frente y cerró sus ojos, dejándose llevar un pacífico sueño.