Adaptacion

Story by Alfred Sherford on SoFurry

, , , , ,

#11 of El Lobo guardian


Capitulo 11: Adaptación

El pequeño león blanco baja del auto, aun algo intrigado por el comportamiento que el lobo y el león presentaron en el camino. Bastante juntos y cariñosos para ser amigos. Pero es un niño y esa clase de temas son bastante complejos para su existencia. Alfred y James bajan sus maletas, mientras Alex mira alrededor. Para ser solo la cochera se ve bastante grande. Mira los otros autos, también lujosos.

--Esto es bastante lujo. ¿De donde sacan dinero para todo esto?--pregunta Alex-- ¿Son narcotraficantes?

-- ¿Cuántos años tienes?--pregunta Alfred.

--Ya voy a cumplir los seis.

--Pues eres bastante listo como para tener seis. Vivimos con unos amigos, es todo.

-- ¿Y esos amigos trabajan en...?

--Si te lo decimos, tendrías que quedarte en casa para no decirle a nadie--le advierte James.

--Oye, cuidado con el tono. Soy muy sensible.

--Bien. Tendrás que tomar un baño--Alfred se acerca y lo huele--, y con urgencia.

--Oye, tengo una semana viviendo en la calle. Trata de entenderme.

--No es excusa.

Los tres entran a la casa. En la sala, Frank y Alan juegan luchas, y por lo que veo, Alan va perdiendo. Gami, vestido con solo un pantalón corto los observa. Harturo esta en la mesa del comedor en su portátil.

-- ¿Hacen eso siempre?--pregunta Alex.

--Llevo cinco años viviendo con ellos y aun me pregunto por que lo hacen--le explica Alfred--. Ratas, ya llegamos--el primero en hablar es Frank.

--Ah, hola chicos. ¿Cómo les fue?--Alan aprovecha la distracción y lo toma por la cintura para tirarlo al suelo. Luego pregunta.

-- ¿Agitaron la cama?

--No es buen momento para hacer esa clase de preguntas--de la nada salen Daniel y Sam--. Chicos, tenemos compañía.

-- ¿Qué pasa?--pregunta Gami.

-- ¿Y ese cachorro?--pregunta Harturo.

--Seré breve: se llama Alex y vivirá con nosotros--explica Alfred.

--Eso es ser bastante explicito. ¿Por qué vivirá aquí?--pregunta Sam.

--Por que se me da la gana que viva con nosotros. Me recuerda a mi cuando era pequeño. Además no lo podía dejar en la calle desamparado.

--Bien, por mi no hay problema--dice Frank--, y por todos los demás tampoco.

--Pero...--comienza a decir Alan.

--Habrá cambios en la casa. Por favor, necesito que se comporten... esto va para ti Alan--le advierte Alfred.

--Oye, no soy solo desastre. También soy algo responsable. ¿Recuerdas el día que limpie toda la casa?

--Si, y fue por que invitaste a un rinoceronte ebrio que destrozo la casa.

--... pero pase una buena noche.

Alfred y James se llevan la garra a la cabeza y suspiran.

--Miren, lo único que les pido es que se comporten correctamente frente a Alex. No quiero que lo perturben más.

--Comprendo lo que quieres. La pregunta es por que vivirá con nosotros--insiste Harturo.

--Ya te dije que no iba a dejarlo en la calle. No lo llevaré a una casa hogar; le harán cosas horrendas los mayores--explica de nuevo Alfred--. Además siempre quise tener un hermanito. Bien Alex, ellos son Sam, Daniel, Gami, Harturo, Alan y Frank. Chicos, el es Alex.

--Mucho gusto--saluda Alex.

Harturo se acerca y aleja a Alfred de Alex. En voz baja le pregunta.

-- ¿No será por instinto paternal?

-- ¿A que te refieres?

--Puedes ir en contra de tu instinto, pero este sigue dentro de ti. Los instintos paternales siguen dentro de ti, y no puedes calmarlos.

Harturo tiene razón en eso. Alfred trajo a Alex por que lo ve como un hijo, y tiene que calmar ese impulso. Además, también lo hizo por el impulso de James.

--De acuerdo. No pude evitar traerlo aquí por eso.

--Lo que importa es que seas responsable. Cuidar de el será bastante difícil, sin contar la adaptación a la cual nos vas a someter. ¿Qué piensa James sobre esto?

--Me apoya. En si el también quería alguien de quien cuidar.

--Esto parece convertirlos en padres a ambos. Sin embargo, ¿Cómo piensas presentarlo frente a todos?

--Pensaré en algo. Por mientras pienso cobrar unos favores. Actas de nacimiento, de adopción, y esas cosas, para poder darle una vida normal.

--Por mientras será mejor que se acostumbre a llamarte papá. ¿Por qué no sales con el mientras James nos explica las cosas?

--Estaría bien.

Alfred se acerca a James y le explica lo que tiene que hacer. Después le dice a Alex que lo acompañe a dar un paseo. Al salir, las preguntas sobre el viaje inundan a James. El primero fue Frank.

-- ¿Cómo les fue?

--Genial. La verdad fue una de las mejores vacaciones de mi vida--cierra los ojos y se abraza a si mismo, emocionado--. Fue tan lindo. Estuvimos explorando todo el bosque. El día que llegamos fuimos a pasear un rato, y nos encontramos un río donde estuvimos un largo rato.

--Me imagino que estuvieron haciendo ahí--opina Daniel.

--Pues si, fue mucho mejor de lo que te puedes imaginar. Pero fuera de eso fue bastante tierno. Siempre estaba detrás de mi, abrazándome, besándome, acariciándome...--da un largo suspiro--... ayer acampamos en el bosque, y aunque casi nos perdemos, fue una experiencia de lo más romántica.

-- ¡Ah!--exclama Daniel--Lo que daría por tener... espera, si ya lo tengo--abraza a Sam. Pero sin que nadie se de cuenta, más que Gami, acaricia la cintura de Harturo.

--Si, no les envidio nada a ti ni a Alfred. Tengo a mi Dany, y es lo único que necesito para estar feliz. Pero dinos, ¿Qué más paso?

--Eso es algo más intimo, y que no pienso contarles. Prefiero que me digan como les fue a ustedes la semana pasada. Alfred me sorprendió cuando me dijo que era su aniversario--dice mirando a Sam y Daniel.

Y aquí comienzan a informarle a James todo lo que paso en la semana, desde la fiesta a la pareja ya nombrada, hasta el éxito amoroso de Gami. Pero todo eso ya lo sabemos, así que emprendamos vuelo hacía otro lugar.

A unos metros de ahí, Alfred y Alex caminan por la calle. Ninguno de los dos ha cruzado aun palabra, y de algún modo prefieren que siga así. Pero Alfred es el que rompe el silencio.

--Solo quiero que mis amigos sepan que se tienen que acostumbrar a ti. Cuando James termine de hablar con ellos volveremos.

--Mientras tenga donde vivir no me quejo. Aunque concuerdo con que un baño no me caería mal.

--Me alegra que no seas necio como otros chicos. Pero dime, ¿Qué haces aquí en Madrid?

--Bueno...--recuerda la advertencia: ni una palabra sobre lo que paso--... me mandaron desde Sevilla a vivir en casa de un amigo de mi madre.

-- ¿Por qué no estas con ella?

--Es que...--baja la mirada y se sienta en una banca, mientras su voz toma un tono más triste--... ella esta en coma.

Alfred da la vuelta y lo mira. Se sienta junto a el y lo abraza.

--Lo siento. ¿Cómo paso?

--Hubo algunos problemas durante mi nacimiento. Me estaba ahorcando con el cordón umbilical, y tuvieron que recurrir a la cesárea. Pero mi mamá perdió mucha sangre, y la anestesia fue colocada de manera incorrecta. Desde que nací ha estado así.

--Lamento haberte hecho recordar esto.

--No hay problema. Mi sola existencia me lo recuerda a cada momento.

-- ¿Quién ha cuidado de ti todo este tiempo?

--Un amigo de mamá, desde que tengo memoria.

--Debe ser bastante duro para ti.

--Lo he superado. No soy muy social que digamos. Me he refugiado en el estudio.

--Eso me explica muchas cosas.

--Si. Leyendo me siento libre, olvido todo lo que paso. Mi tío me ha dicho que salga a jugar con mis amigos, pero solo veo familias felices cuando voy con ellos. En cambio, los libros no me hablan de familias, sino de números, mitos y leyendas, historia--mira a Alfred a los ojos--; es como si fueran mi familia.

--Parece bastante triste. Pero, ¿Qué hay de tu padre?

--No lo conozco. Mi tío me dijo que abandono a mi mamá cuando supo que estaba embarazada, no sin antes sugerirle que abortará. Lo pinta como un ser mezquino lleno de maldad. La verdad no tengo muchos deseos de conocerlo, y supongo que el tampoco los tiene, si no me ha buscado en casi seis años.

--Sus razones ha de tener.

--Que no cuestiono. Se que hago mal en juzgarlo, pero no puedo evitarlo. ¿Qué sentirías si tú padre te abandonará así nada más?

Alfred se rasco la nuca, recordándose como un niño. La verdad su padre no lo abandono, pero no estuvo en su vida a causa de su trabajo, así que no hay muchas diferencias.

--Ah, no creo ser la persona indicada para responderte esa pregunta.

Alex mira el rostro de Alfred, y sabe que toco una cuerda bastante delgada, por lo que no hace preguntas sobre eso.

--En fin. Lo que quiero decir es que me dolió que me haya abandonado. Se que no tiene razones buenas, de lo contrario me hubiera tratado de buscar, o al menos, comunicado conmigo. Pero no lo hizo, por lo que no le intereso en lo más mínimo.

--Si es lo que crees, no te contradigo. Pero tengo otra cosa que preguntarte. ¿Por qué te dejo de cuidar tu tío?

--Bueno... es algo bastante difícil de explicar. Mi tío ha tenido algunos problemas financieros. Tuvo que salir fuera del país, pero no podía llevarme con el. Me mando aquí por que dijo que un amigo de mi mamá me podía cuidar. Y el resto de la historia ya la conoces.

--Encontraremos una solución. Cuando tú tío llame para preguntar por ti, sabrá que no llegaste, y comenzarán a buscarte.

-- ¿Y si eso no pasa?

--Cuidaré de ti. Nunca dejaría a un niño como tú desamparado.

--No tienes por que hacerlo.

--Es mejor que dejarte en un albergue. Anda, será mejor que volvamos.

--De acuerdo--se levantan--. Oye, ¿James y tú son pareja?

--Bueno, no es algo de lo que me avergüenzo. Si, lo hemos sido por cinco años. ¿Por qué lo preguntas?

--No me agrada--Alfred se sorprende de la respuesta--. Es decir, no tengo nada en contra de los homosexuales. Solo que, no se, no me siento muy cómodo estando cerca de ellos.

--Pues yo lo soy, y te comportas de lo más normal.

--Es por eso que te lo digo. Contigo me siento bien, y no entiendo por que.

--Eres bastante inteligente para tu edad--le alborota el pelo--. Seguro encontraras ese porque.

--Espero que sea así.

Y después de haber terminado de hablar sobre lo que paso en la semana, James comienza a explicarles los cambios que habrá ahora que Alex vivirá con ellos.

--Miren, se que es bastante difícil para todos adaptarnos. Hemos llevado una vida sin restricciones, por que somos estupendos amigos y no tenemos miedo de expresar lo que sentimos. Pero Alex es un niño, y de ver como nos comportamos podríamos traumarlo.

--No es justo--se queja Alan-- ¿Por qué tenemos que cambiar solo por un niño? No somos niñeras.

--Vamos, no tiene nada de malo. Por favor chicos, solo les pido que se comporten bien frente a el, es todo.

--Pues espero que valga la pena.

Alfred y Alex entran en ese momento. Al verlos a todos ellos, Alex siente algo de repulsión.

--Bien chicos, espero que no tengamos problemas por la presencia de Alex--dice Alfred. Todos le responden aceptando la estancia del pequeño león blanco--. Les agradezco chicos, en serio. Ven Alex, te mostraré donde esta el baño.

Ambos caminan por el pasillo, para luego entrar a donde se encuentra el baño. Alex se tapa la nariz ante el olor de sudor. No es insoportable, pero es un olor que mientras más lo hueles más te fastidia.

--No me quiero imaginar que paso aquí--dice.

--Ah... resultado de una fiesta... con invitados de más.

--Moralmente el comportamiento de tus amigos no es aceptable--se quita la camisa--. Pero me estas dejando vivir en tú casa. Lo menos que puedo hacer es aceptarlos.

Alfred contempla el cuerpo del pequeño león. Su blanco pelaje parece brillar. Se ve tan débil, pero por dentro sabe como defenderse. "La psicología es el arma del débil", se dice para si. Pero hay algo que no nota, algo que parece insignificante cuando en realidad cambiara todo.

--Bastante listo. ¿Quieres que te ayude?

--No gracias. Puedo hacerlo solo. Ahora si no te molesta--señala fuera del baño.

--De acuerdo--levanta las manos en señal de rendición y sale, cerrando a su paso la puerta.

Alex la asegura y mira bien el baño. Analizando la actitud poco responsable de los compañeros de Alfred, se imagina la clase de animales que estuvieron en el baño en esa fiesta. Pero se detiene, pues no se quiere imaginar lo que paso exactamente. Cierra los ojos y da un profundo suspiro para acostumbrarse rápidamente al olor. Se termina de quitar el resto de su ropa, para luego entrar en la regadera. Abre ambas llaves, y siente el agua estabilizarse. Se queda quieto un momento, dejando que el agua moje su pelo por completo, mientras piensa en todas las cosas que han ocurrido desde que llego a la ciudad. Apenas llegar, en la estación de autobuses un hombre le dio un mensaje de su tío, donde le decía que su madre había presentado mejorías, también le decía que por ninguna acudiera a las autoridades hasta que el se lo indicara, y le recordó que no dijera nada sobre el. El mensaje era bastante extraño, pero durante los cinco años que paso con su tío, se dio cuenta de que siempre fue bastante extraño, siempre hablando sobre... bueno, no recuerda sobre quien, pero parece odiarlo mucho.

Toma el jabón y comienza a lavar su pelaje, mientras piensa en la vida que ahora tendrá en casa de Alfred. Sabe que tiene que buscar al amigo del que le habló su tío, pero por alguna razón prefiere quedarse aquí. Mira el agua llevarse la suciedad que por una semana había estado acumulando. Después de todo, extrañaba tener un lugar donde dormir. Aunque tardaría un poco en adaptarse al comportamiento de los compañeros de Alfred, en especial a James, sabe que puede hacerlo.

Alfred entra a la habitación de invitados, reservada para invitados, que nunca venían. No esta tan acondicionada como el resto de las habitaciones, por la misma razón de que rara vez había invitados. Deja la mochila de Alex en la cama y mira alrededor. Al menos tiene una televisión para que se entretenga; solo piensa comprarle una consola para que pueda jugar.

Se sienta en la orilla de la cama y piensa en como es que toda su vida va a cambiar. Tendrá que llevar a Alex a sitios donde pueda divertirse: la feria, el circo, el cine, entre otros sitios. Sonríe ante la idea de llevarlo también a la escuela. Harturo tiene razón, su instinto paternal despertó al momento de ver a Alex. Sabe que en algún momento Alex podría irse, pero mientras eso no pase, piensa disfrutar cada momento que viva con el. Después de James, nunca se había sentido tan bien.

Mira la mochila. Y claro, aunque no es su hijo, se comporta como un padre. Y como todo padre, se tiene que meter en la vida de su hijo aunque a este no le guste. Toma su mochila y la abre. Comienza a sacar la ropa que había estado usando la última semana. Toda esta completamente sucia, con manchas de lodo o rota. También tendrá que comprarle ropa nueva. Sigue buscando. Hay un mapa de la ciudad, pero la dirección no esta marcada. Trae dos gruesos libros: Insomnia y Juicio Final. Parece gustarle el suspenso.

Se le hace raro que no venga ninguna foto suya o de su madre. En lugar de eso trae un extraño dibujo donde sale un león blanco que seguramente es el. Lo extraño del dibujo es que el esta parado junto a unas tumbas. Debajo del suelo están enterrados un par de tigres. No le da importancia a eso, sino a que Alex parece estar llorando, mientras del cielo llueve sangre. En letras rojas esta escrita la palabra odio. "Lo he superado. No soy muy social que digamos. Me he refugiado en el estudio", es lo que le dijo Alex. Ahora es más claro por que. No cree necesario llevarlo al psicólogo, por que con algo de apoyo por su parte, puede solucionarlo.

-- ¿Sabes que es de mala educación espiar a los demás?--le pregunta James desde la puerta. Camina hacía Alfred.

--Bueno, ya siento que es como mi hijo. Mencióname un padre que no revise las cosas de su hijo.

--Eso lo hacen las mamás.

--Pues no estoy tan lejos de ser una.

--Te tomare la palabra. ¿Algo interesante?--se sienta a su lado.

--De hecho si--le extiende el dibujo. James se sorprende apenas verlo--. Parece tenerles bastante odio a esos dos.

-- ¿Familiares?

--Ni idea. Dice que vivió con su tío. Quizá uno de ellos es, por que dijo que era bastante extraño. El otro no tengo idea de quien puede ser.

--Parece haberle afectado mucho vivir con el.

--Por lo que veo es así.

-- ¿Crees que haya alguna solución?

--Solo estar con el. Darle el cariño que quizá no recibió. Es lo menos que podemos hacer para ayudarle.

--Pero no creo que sea tan fácil conmigo. Digo, a leguas se nota que no esta muy cómodo cerca de mi.

--Te tomo la palabra. Cuando salí con el me lo dijo--James baja los hombros--. Tranquilo. Solo hay que darle tiempo para que se adapte--comienza a guardar las cosas en la mochila.

--En eso tienes razón. Aunque espero que sea pronto.

--Todo a su tiempo.

Frank se encuentra en su habitación, tratando de ensayar su personaje. Será un difícil papel, pero vale la pena. Tendrá una reputación bastante buena si todo sale como lo tiene esperado. Más tarde piensa salir para conocer al pequeño Alex. Pero mientras piensa ocupar el tiempo libre.

Se acuesta en la cama y comienza a leer el libreto. Son bastantes diálogos los suyos, pero tiene estupenda memoria y un buen apuntador por si olvida algo. De repente el teléfono de su habitación suena. Sin dejar de leer el guión contesta.

-- ¿Diga?

--Frank, soy yo, Sofía--le contesta una voz femenina. Sofía es una amiga de Frank, una jirafa que lo apoyo mucho durante sus inicios en el teatro español.

--Ah, ¿Qué hay Sofía?

--Nada nuevo. Solo quería hablar con este guapo caballito--se ríe. A pesar de que conoce las preferencias de su amigo, no pierde el tiempo para coquetear con el, y Frank le sigue siempre el juego.

--Mejor que tú no puedo estar linda.

--Muchas gracias. ¿Cómo te fue en la audición?

--Fantástico. El director me acepto, me dio el papel principal.

-- ¡Vaya!--Frank se aleja la bocina a causa del grito--Estoy muy orgullosa de ti. Sabes que será un papel bastante duro. Tienes que interpretar muchos sentimientos.

--Dime un papel que no haya podido hacer--le reta.

--Ah... ¿y dices que te dio el papel principal?

--Si. Casi me cortó con la botella para darle más vida a mi personaje.

--Conociéndote se que estuviste a punto de hacerlo cuando te detuvieron.

--Me conoces mejor que yo.

--Vaya que si. Oye, ¿y como te sientes?--le pregunta con un tono que le dice a Frank de que habla.

--Pues, ya no he tenido recaídas. He seguido el régimen al pie de la letra. Si sigo así, quizá pronto pueda dejar de tomar tantas medicinas

--Me alegra saberlo. Aunque debes esperar a ver que te dicen.

--Lo se. Solo quiero dejar de estar siempre controlado por este maldito reloj. Aunque a vece no se para que sigo, voy a terminar igual que el.

--No digas eso. Para el fue tarde por la época. Hoy estamos en un mundo diferente, gracias a ello sigues aquí.

--Pero no creo que cambien las cosas.

--Mira, fue difícil todo lo que paso, pero no puedes rendirte así nada más. Tienes una larga vida por delante.

-- ¡Frank!--es James, que llama a la puerta.

--Luego te llamo, James esta afuera.

--Vale. Cuídate mucho.

--Es lo que he hecho siempre--cuelga--. Pasa, James--la puerta se abre dejando entrar al joven lobo--. ¿Pasa algo?

--Si. Quería saber si quieres ir más tarde con nosotros a comprarle algo de ropa a Alex. Es que toda la que trae esta rota, como paso una semana en la calle.

--Si, estaría bien. Quizá encuentre algo interesante--mira el cajón de su mesa.

--Bien. Cuando nos vayamos te llamo.

--Vale.

James sale de la habitación y cierra la puerta. Frank saca de su cartera algo de dinero y deja lo necesario, dejando el resto en la mesa. Se vuelve a acostar y mira el techo. Hay tantas cosas que desearía decirles a sus amigos, pero los fantasmas de su pasado se lo prohíben. Ese alegre caballo debe permanecer así... alegre.

Alex sale del baño con una toalla cubriéndolo por completo. Necesita algo de ropa, urgente. Camina hacía la habitación con la puerta abierta, donde se encuentra con Alfred sentado en la cama. En la cama había un pantalón y una camisa bastante holgada para el.

--Vaya, no pareces el mismo--le dice.

--Se nota que me hacía bastante falta.

--Saque la última muda de ropa que te quedaba. ¿Quieres ir a comprar más?

--No quiero que hagas gastos por mí.

--Oye, pienso cuidarte durante un largo tiempo. Entre lo que tengo que hacer por ti se encuentra el comprarte ropa. Anda, vístete.

--... gracias.

--No hay problema--se levanta-- ¿Quieres que me salga?

--Ah...--cierra la puerta--... no creo que tengas algo que yo no. Además, me siento en confianza contigo.

--Que lindo.

Alex se sienta en la cama y se quita la toalla. Se ve bastante débil, sin embargo demostró lo contrario durante la última semana. Trata de no ver su cuerpo completo para no parecer un enfermo. Alex comienza a cambiarse, sin parecer molesto por la presencia del león mayor.

-- ¿Cuánto tiempo llevan viviendo aquí?

--Cinco años. James y yo venimos a estudiar. El gastronomía, yo periodismo.

--Con razón te me hacías familiar. Tú eres el escritor, ¿no?

--Me sorprende que te hayas dado cuenta. Así es, Alfred Sherford, escritor de Extinción.

--La leí cuando tenía cuatro años. Realmente me sorprendió la forma en la que demuestras lo poco preparado que está Estados Unidos para un ataque con armas biológicas.

--Esa es una estupenda critica para alguien de tú edad.

--He leído desde los tres años. Aprendí a pensar como una persona bastante madura.

--Eso se nota a distancia. Me alegra saber que no tendré que batallar con problemas de inmadurez. Aunque eso me explica por que no tienes amigos. Debe ser bastante difícil encontrar alguien que piense como tú y tenga tú edad.

Alex baja la mirada y da un largo suspiro.

--No me quejo. Al principio se me hizo bastante difícil aceptar que tendría muy pocos amigos. Pero después me di cuenta que quizá era lo mejor. Digo, con mi forma de pensar no tendré muchos problemas en la escuela. Aunque no seré muy amigable, tengo asegurado un buen futuro académico.

--Y te queda de consuelo el poder impresionar a personas de mi edad. No siempre se ve un niño con tanta madurez--Alfred se acerca a el y le alborota el pelo, haciendo reír a Alex.

Se termina de poner la playera y salta de la cama. Alfred le pone una gorra que cubre sus ojos, y junto al resto de su ropa, parece que nada queda a su medida. Revisa que sus patas no vayan pisando el pantalón, para luego tomar su garra y salir con el de la habitación. Por increíble que parezca, Alex se siente tan bien con Alfred, como si lo conociera de toda la vida.

--Chicos, nos vamos. Quien quiera ir con nosotros es ahora o...--pero el pitido del automóvil en la cochera muestra que ya todos están fuera.

-- ¡Alfred! ¡No tengo todo el día!--le grita Alan.

-- ¿Dónde conociste a estos tipos?--pregunta Alex entre risas.

--Mi memoria me dice donde, pero creo haber estado ebrio cuando los invite a todos a vivir aquí.

Comienzan a avanzar hacía el pasillo que lleva a la cochera.

--No parecen tener muchas cosas en común. Tú eres todo un intelectual, al igual que James. Ellos son más... irresponsables.

--No creo que sea la palabra que quieres usar. Pero si, diferimos mucho. Aunque son lo que le da gracia a esta casa. Además, les debo mucho. Estuvieron conmigo en los momentos difíciles de mi vida. Así que de algún modo se los debo.

--Supongo que debieron haber sido bastante difíciles para que estén aquí.

--Así es--recuerda el accidente de James, el largo tiempo que estuvo en coma. Entran a la cochera.

--Sería inoportuno preguntarte de que se trata.

--Son los momentos duros los que enlazan a la felicidad. Algún día te contaré cuales fueron. Tampoco te quiero aburrir con las anécdotas de mi vida.

--Eso sería bastante divertido.

Alfred sonríe, para ayudar a Alex a subir a la van (que solo usan cuando salen todos, do'h). James será quien conduzca, y como Gami le gano el lugar de copiloto, se sienta junto a Alex en la tercera fila de asientos. Unos segundos después salen.

Para romper el hielo, James apago el radio al salir, para que pudieran platicar con Alex. Este capta el mensaje y lo hace.

-- ¿Y como es que se conocieron todos?

--Bueno--comienza a decir Frank--, Sam, Daniel y yo ya conocíamos a James. Vivíamos en Estados Unidos. Después el nos presento a Alfred. Ellos se vinieron a estudiar aquí, donde conocieron a Alan y a Gami, y luego a Harturo. Después, nos invito a todos a vivir a su casa.

--Y hasta la fecha aun me sigo arrepintiendo de eso--les recuerda Alfred.

--Pero aun seguimos en su casa, lo que comprueba que no le molesta--contradice Daniel.

--Si claro.

-- ¿Y debe ser genial vivir junto a un gran escritor como lo es Alfred?

--Ah...--comienza a decir Alan--... define gran--todos ríen, mientras Alfred se estira para darle un leve golpe a Alan.

--La verdad no dependemos mucho de el--le explica Sam--. Frank es un actor de teatro, Alan un artista, Gami es director de cine independiente y James es gastronomo. Daniel y yo somos los únicos mantenidos, lo único que hacemos es entrenar karate.

--Y entramos a todos los torneos para ganar algo de dinero--añade Daniel--. Lo divertido es que casi siempre nos terminamos enfrentando el uno al otro--abraza a Sam--. Pero hago todo lo posible para no lastimar mucho a este dragoncito--le da un beso de esquimal. Pero como Gami esta viendo hacia atrás, de modo que solo el se de cuenta, con su garra acaricia la entrepierna de Harturo, lo que lo hace sentirse algo incomodo. Alex por su parte, se siente algo incomodo al ver a la pareja.

--Al menos se esfuerzan todos por ganar su propio dinero--señala el pequeño león.

--No les queda de otra. Si no pagan su parte de la renta los corro--aclara Alfred.

--Eso es bastante coherente--opina Alex.

--Si--le da la razón Alan--. Hasta la fecha no ha tenido que irse ninguno de nosotros a un motel cinco estrellas y hospedarse en la más cara de las suites.

--Eso solo lo hace Alan cuando tiene una cita con alguien rico--se burla Harturo.

--Oye, no generalices. No es cualquier rico. Solo directores, productores y otros actores. Aunque es bastante difícil ligarse a uno de ellos.

--Deberías darme un consejo--le pide Frank--. El chaval que va a hacer el papel de Virgilio en la obra esta para chuparse los dedos.

-- ¿Qué tan guapo es?

--Es un guapo lince de 29 años. Te aseguro que este esta para morirse.

--Preséntamelo y armemos un trío--le dice en un susurro. Ambos chocan las manos y se ríen. Afortunadamente Alex no escucho eso.

--Veré que puedo hacer. Si no esta comprometido, aunque no sea homo, lo convenceré de que pasemos un buen rato.

--No dudo de que lo hagas.

-- ¿Pueden dejar de hablar de sexo?--les pide Alfred señalando con la mirada a Alex.

--Ah... lo siento si te incomodamos Alex--se disculpa Alan.

--Bah, no hay follon.

--Bien.

-- ¿Y que te trae a Madrid, Alex?--le pregunta Gami.

--Vivía con mi tío en Sevilla. Pero viajo a Estados Unidos y no pudo llevarme, por lo que me mando aquí a vivir con un amigo. Pero perdí la dirección.

--Bueno, si te están esperando, pronto te comenzaran a buscar.

--Lo se. Después de todo, cuando me encuentren podré visitarlo.

--Pero mientras ese día no llegue te quedaras con nosotros--le recuerda Alfred.

--Y espero no causarles muchas molestias.

--No te preocupes por nosotros.

Después de una larga platica, llegan a un centro comercial local. Todos se bajan del auto y avanzan hacía la entrada. No hay mucha gente, lo que alegra a todos. Al entrar, sienten un escalofrió ante el frío del aire acondicionado. Una vez que pasa, miran en todas direcciones. Cada uno toma un rumbo diferente. Daniel y Sam van al departamento de deportes, Gami a la librería, Harturo a electronica, Alan al departamento de entretenimiento, Frank toma rumbo desconocido. James, Alfred y Alex van juntos a buscarle algo de ropa.

Escuchan la bocina llamar al encargado de Cocina. Un gato esta abrazando a una rata (que irónico) mientras ve que anillo le puede comprar. Al ver a Alfred y a James tomados de la garra los ven con desprecio. Pero ellos no les prestan atención, ya están acostumbrados a esas burlas y miradas.

Al llegar a la sección de ropa de niños, Alex sonríe para sus adentros. Emocionado, comienza a ver toda la ropa, en clara señal de que ya sabe escogerla por su cuenta. Bastante maduro para su edad.

--Toma lo que quieras Alex, yo lo pagaré--le recuerda Alfred.

--No me gustaría causarte tantas molestias.

--No es ninguna. Solo quiero asegurarme de que tengas todo lo que necesitas.

--Gracias Alfred. Prometo compensar todos los gastos que haga.

--No es necesario. Tengo que cuidarte, no cobrarte por lo que te de.

--Eso solo se lo hacen a los artistas o a hijos que se hacen ricos--añade James.

-- ¿Sus padres no les hicieron eso de casualidad?--pregunta.

--Pues...--comienza a decir Alfred--... siempre se me hizo extraño ese préstamo que me pidió mi papá hace un par de años--Alex se ríe, mientras saca una playera azul.

Saca un par de camisas más y unos pantalones. Acto seguido va al vestidor. Un minuto después sale con la camisa azul y un pantalón. Alfred y James contienen la risa al ver a Alex vestido con la ropa tan holgada.

--Se que eres más maduro que los niños de tu edad--le empieza a decir Alfred--, pero no tienes que usar ropa para personas mayores.

--Oye, me siento más cómodo, y no me da tanto calor.

--Pues mientras te guste, no hay problema.

Alex sonríe, y tras obtener la aprobación de ambos, vuelve al probador para cambiarse de ropa.

Mientras tanto, Frank camina hacía la farmacia. Se asegura de que ninguno de sus amigos este cerca y lo vea. Se acerca hacía el joven pato que la atiende.

--Buenos días. Me pregunto si puede venderme esto--saca una receta de su bolsillo y se la da al pato, quien comienza a verla.

--Son bastante raras. Pero hace unos días me trajeron unas. Permítame--entra a la trastienda. Tras un par de minutos sale con un par de frascos--. Estas son.

--Bien--Frank le da un par de billetes de alta denominación y guarda la receta y las pastillas--. Puede quedarse con el cambio.

--Pero es mucho.

--Si, pero pronto a mi ya no me va a servir--da media vuelta y se va.

-- ¡Frank! Por aquí--le llama alguien. Al voltear nota que es Erick, un collie de 1.76m, pelaje blanco y negro, brillantes ojos verdes. Ha hecho algunas obras con el. Frank traga saliva al ver su pelaje agitarse al correr hacía el. Esto pues, desde el momento en que lo vio por primera vez se enamoro de el. Pero sabe que no esta hecho para amar--Vaya, me da gusto verte--le saluda al llegar a el.

--A mi también--se pone algo nervioso. ¿Le habrá visto? Espera que no.

-- ¿Qué haces por aquí?

--Vine con unos amigos a comprar. Me voy a reunir con ellos en unos minutos más.

--Que bien. Yo vine a comprar unos videojuegos. Ya salió la cuarta parte de Halo--le muestra el estuche de juego.

--Es cierto.

--Deberías comprarlo, para que juguemos juntos. Siempre hemos sido un buen equipo.

--Quizá Alan ya la haya comprado.

-- ¡Dios! ¡El último ejemplar de la cuarta parte de Halo!--se escucha gritar la inconfundible voz del gato.

--Parece que la compro--ambos ríen.

--Oye, supe sobre tu papel en La Divina Comedia. El papel principal.

--Bueno, hice mi mejor esfuerzo.

--Y te lo recompensaron como era debido. Supe que incluso estuviste a punto de cortarte.

--Jaja, lo se. Quise hacer mi papel lo más dramático posible.

--Eso es algo que en ti es bastante normal. Aun recuerdo cuando dejaste que te golpeara en la cabeza.

--Bueno, un actor de mi calibre debe arriesgar el físico por un buen papel.

--Si. Después del papel en Equus, este será el mejor. Y lo digo por que en Equus nos sorprendiste a todos con eso--señala su miembro. Frank se sonroja. Razón de más: en esa obra, como todos saben, el protagonista sale desnudo. Siendo Frank el protagonista, mostró a todos su enorme miembro, más grande que el de un caballo normal. El problema fue que en esa obra también participo con Erick, y... ya sabrán lo difícil que fue contenerse.

--No me recuerdes eso. Aun sigo recibiendo cartas de machos y hembras que quieren estar conmigo.

--Razón de más para que lo digan. En fin, te felicito por eso. Deberíamos reunirnos algún día para ensayar. ¿Qué tal mañana?

--Me gusta la idea.

--Bien. Arreglare unos compromisos para tener el día libre y mañana te llamó.

--De acuerdo.

--Bien. Me gustaría quedarme pero tengo otras cosas que hacer. Nos vemos mañana Frank.

Da la vuelta y se va corriendo. Frank no puede evitar verlo correr, imaginándoselo sin absolutamente nada encima. Cierra los ojos y se concentra. Al menos no le hizo ninguna pregunta sobre por que estaba cerca de la farmacia. Revisa que lleve los medicamentos, y va en busca de Alfred.

Alex sale del probador, después de haberse probado toda la ropa que había escogido. Obtuvo aprobación por ambos, por lo que decide llevarse toda (aunque se siente algo incomodo por eso). Comienzan a caminar mientras buscan a los demás. Aunque en un lugar tan grande, y con amigos tan infantiles... la mejor idea es llamarlos por la bocina. Aunque es vergonzoso... lo dejan como última opción.

Bien, encuentran a Harturo analizando una nueva portátil. Tamborilea el suelo con las garras de su patas mientras mueve los labios con los ojos cerrados, señal de que esta calculando precios. A eso se le llama ser ahorrativo. Alfred se acerca a el, y observa la portátil.

--Me conviene mas comprarlo a seis meses. Aunque es más caro, no me endeudare tanto.

--Sabes que si necesitas dinero te puedo prestar.

--No es necesario. Ya haces bastante dándonos un hogar.

Sam y Daniel aparecen. Daniel se pone frente a Harturo con las piernas un poco abiertas y en tono desafiante le dice.

--Oye Harturo, prueba mi concha.

Harturo toma fuerza y da una patada al miembro de Daniel, pero a el no parece dolerle.

--Jaja, otra vez--lo patea de nuevo--. Otra vez--lo patea de nuevo--. Otra vez--lo patea de nuevo, ahora furioso.

-- ¡Niños! Ya basta--les ordena Alfred.

--Lo sentimos--se disculpan los dos.

Gami aparece con una torre de libros, todos novelas.

--Pareces haber encontrado que leer--señala James.

--Bueno, siempre quise leer El Psicoanalista. Los demás vinieron de colados.

--Ya veo.

--Saluden al nuevo miembro de la familia--les dice Alan que se acerca a ellos mostrándoles el estuche del juego--. El último ejemplar que quedaba de Halo 4.

--Y adivino lo que vas a hacer esta noche--le cuestiona Gami.

--Así es. Debo hacerlo de tal modo para no salir de casa durante una semana, y así quedarme jugando esta belleza. Dicen que hay diez veces más sangre y veinte armas nuevas.

--Eso es una novedad.

Después Frank llega con unas películas. Todas hablan sobre los problemas sociales, como lo hicieron Hombre en Llamas y Babel.

--Bien, es hora de aumentar nuestra colección--señala el caballo. Alex observa las películas, y se emociona al ver una de ellas. De un salto la toma y le echa un vistazo.

--Vaya, Cocaína.

-- ¿La conoces?

--Es el relato sobre un grupo de amigos que arruinaron su vida a causa de las drogas, y como la muerte de uno de ellos los hace querer cambiar su vida. La hubiera ido a ver pero no me dejaban entrar al cine--Frank le muestra el resto de las películas--. Cromosoma veintiuno--relato sobre los problemas sociales de un chico con Síndrome de Down--, Mundo de ilusiones--la vida de un esquizofrénico--, Cadenas de memoria--como la vida de un anciano termina a causa del Alzheimer--. Después de todo no son tan infantiles.

--Admitimos que nos gusta comportarnos como un montón de niños--le explica Alan--, pero también tenemos algo de cultura.

--Si, por eso dicen que es mejor ser un rico que se hace pobre que un pobre que se hace rico--añade James--. Si nos quedamos sin nada, al menos tenemos la cultura necesaria para volver a empezar sin problemas. En cambio, un pobre que se hace rico no tiene la cultura que se requiere.

--Vaya.

--Bien chicos--les llama Alfred--, hay que irnos. Ya compramos todo lo que necesitamos.

Comienzan a caminar en grupo hacía las cajas. Hacen fila y pagan un par de minutos después. Después, cargando las bolsas, salen al estacionamiento y suben a la van, para volver a casa. En el auto van mostrando todo lo que compraron. Parece que Alex rápidamente se ha adaptado a su nueva familia.

Al llegar a casa, cada quien va a su habitación. Alex entra en su habitación y deja la bolsa llena de ropa sobre la cama. La saca de la bolsa y comienza a ordenarla, buscando una combinación interesante. Comienza a sacar todas las cosas de su mochila. Deja en un rincón la ropa sucia, y sus libros en la mesa junto a la cama. Observa el dibujo que hizo un día después de llegar a la ciudad, para luego guardarlo bajo la cama.

Abre el armario, acerca una silla y se sube a ella para tomar algunos ganchos. Después comienza a poner en ellos la ropa, para luego subir a la silla de nuevo y comenzar a colgarla. Justo cuando termina, Alfred entra en la habitación, sorprendido ante la responsabilidad de chico.

-- ¿Por qué no me dijiste? Te hubiera ayudado.

--No quiero ser molesto. Además, me gusta hacer cosas por mi cuenta.

--Bueno, pero tampoco quiero que mañana me despierte y vea que te hiciste el desayuno.

--Jeje, tampoco soy tan maduro.

--Sorpréndeme. Si necesitas algo pídelo, ¿vale?

--Tenlo por seguro.

--Bien, estaremos en la sala. Puedes ver mientras la televisión.

--Pues...--baja de la silla y se lanza sobre la cama para empezar a saltar--... trataré entonces de comportarme como otro chico de mi edad.

--Me alegraría que fuera así.

Alfred sale del cuarto y cierra la puerta a su paso. Alex da un último salto y se acuesta entre risas. Le alegra saber que aun tiene algo de niño dentro de el.

La noche cae rápidamente. Alfred, James y Harturo están en la sala viendola televisión. Alan sale de su habitación vestido con una chaqueta negra y unos pantalones de mezclilla y... ¿un baston? Si, y no es para caminar. Ninguno le da importancia, pues saben a la perfección a donde van. Gami también sale arreglado. Desde la mañana les dijo que iba a salir con Joaquín.

--Bien, llevare a Alan al bar, yo de ahí me iré con Joaquín--les dice Gami. Harturo siente una punzada al escuchar el nombre.

-- ¿Necesitas que vaya a recogerte?--le ofrece Alfred. Alan se lleva las garras a la cintura.

--Por lo que he escuchado y visto, acepto la propuesta.

-- ¡Maldito pervertido! Sabes de qué hablo.

--Ya, tranquilo. No te preocupes, me vendrán a dejar.

--Vale. Y por favor, no te metas en problemas, y no traigas a nadie contigo.

--Si mamá.

Ambos salen de la casa y se van.

--Y... ¿hay algún plan para esta noche?--pregunta Harturo.

--No lo creo--le responde Alfred--. ¿Por qué no salen ustedes? Yo me tengo que quedar a cuidar a Alex, por si necesita algo.

--Sería muy egoísta que saliéramos nosotros y tú no--opina James.

--Si, aunque...--pero no logra responder, pues James le lanza un cojín sin que Alfred lo note--... podemos quedarnos a ver una película.

--Sería una buena idea. Llamen a los otros tres. Voy a ver como está Alex.

De un grito Harturo los llama. Alfred se levanta y va a la habitación de Alex. Al entrar lo ve acostado, al parecer dormido. Se acerca a el y se sienta a su lado. Casi al instante abre los ojos lentamente.

--Buenas noches dormilón.

--Solo...--da un largo bostezo--... solo descansaba los ojos.

Alfred le quita la camisa y los pantalones. Después lo carga un momento mientras levanta la sabana. Lo acuesta con cuidado y lo tapa.

--Si necesitas algo, mi habitación esta al fondo del pasillo.

--Oki.

--Ahí esta el baño. En el armario hay más sabanas por si te da frío.

--Alfred, tranquilo. Estaré bien.

--Vale. Puedo traerte un vaso de agua si...

--Yo puedo hacerlo.

--De acuerdo. Estaré con los demás en la sala viendo una película, ¿vale?

--Vale.

--Bien--inevitablemente (por que qué padre no lo hace) le da un beso en la frente--. Descansa Alex.

--Hasta mañana... papá--Alfred no sabe si fue inconcientemente o lo imagino. Pero escuchar esa palabra lo llena de un sentimiento bastante extraño, pero que lo hace sentir tan bien.

El pequeño león cierra sus ojos y da un largo suspiro antes de caer dormido. Alfred apaga la tele y la luz, para salir del cuarto con cuidado. Al cerrar la puerta, se encuentra de frente con James.

--Lo haces bien--le dice--. Lo tratas como si realmente fuera tu hijo.

--Bueno--se rasca la nuca--. Quizá si fueron algo buenos mis padres conmigo.

--No solo eso. Siempre has sido bueno cuidando de los demás--lo abraza--. Nos has mantenido con vida durante cinco años.

--Bueno, tú eres el que ha cuidado de mí. ¿Lo recuerdas?

--Como olvidar ese día. Jure que nunca te dejaría solo.

--Y se que cumplirás ese juramento. Ven, vamos con los demás.

Ambos se abrazan y avanzan hacía la sala mientras Alex cae al más profundo sueño, por fin, con una familia.

Mientras tanto, Gami lleva en su auto a Alan al bar donde siempre va. Pero Alan tiene algo pensado para hacer en el camino. Y como siempre, inoportuno y directo.

--Gami, no se si lo hayas notado, y no quiero armar chismes pero...--hace como si se asegurará de que nadie más le oiga--... le gustas a Harturo.

-- ¿Qué? Alan, aun no llegas al bar y ya pareces estar ebrio.

--No te miento. Es verdad. Es un hecho comprobable.

--Harturo no me ama.

-- ¿Eso crees? Mira, desde que nos hablaste de Joaquín, Harturo se ha comportado diferente. Lo noto más callado cuando esta contigo. Y apenas mencionas su nombre parece enfurecerse.

Gami sonríe. No por la teoría de Alan, sino por su coherencia. Pocas veces Alan habla tan calmado y tan... inteligente. Pero lo que dice es poco probable.

--Aun así, no creo que Harturo me ame.

--Pues yo que tú presto más atención a como se comporta. Estas hablando con el experto.

--Pues ni tanto. Harturo sabe que ando con Joaquín, y respeta mi decisión.

--Es totalmente respetar que aceptar--Gami se estaciona frente al bar, donde una larga fila espera por entrar. Alan baja, pero antes de cerrar mira a Gami serio--. Yo que tú presto atención a lo que hace Harturo. Digo, no conozco bien a Joaquín, pero no necesito conocerlo para asegurarte que Harturo es mejor que el--cierra y avanza hacía el inicio de la fila. Gami solo se queda pensando un momento. En algunas cosas tiene razón, pero sigue sin tener sentido. Pone el auto en primera y avanza.

La cita que tiene con Joaquín no es interesante, solo cursi... y ya no tengo botes de miel como para almacenarla. Así que vayamos con Alan, que es quien nos interesa, por que por fin su vida va a empezar a tener algo de sentido. Se acerca a la entrada, a pesar de todos los que le dicen que vaya al final.

--Buenas noches Alonso--saluda al bulldog de la entrada, vestido con uniforme de seguridad negro.

--Señor Diez Martínez, que gusto verlo esta noche. Por el bastón, me atrevo a adivinar que será una noche larga.

--Así es Alonso. Tengo muchas cosas que hacer esta semana, así que no podré venir. Quiero disfrutar esta noche al máximo.

--Sin duda lo hará. Hugo esta libre, y creo que Rodrigo dentro de una hora también lo estará--se acerca y le dice al oído--. Y si termino pronto mi turno, yo también quedaré a su disposición señor.

--Lo considerare en tú propina.

--Gracias señor--quita la cadena y, ante la inconformidad de todos, deja entrar a Alan.

El ambiente en el bar (cuyo no nombre no quiero publicar) siempre se encuentra tan activo como siempre. El DJ al fondo actúa frenéticamente, pero no parece haber comenzado a tomar aun, señal de que la verdadera fiesta aun no empieza. Avanza entre la gente hacía la barra. Al llegar se sienta y pone el bastón en ella.

--Buenas noches señor Martínez--le saluda el barman-- ¿Lo de siempre?

--Está noche no Raúl. Debo estar totalmente sobrio.

--Vaya, será una noche larga.

--Así es. ¿Está Hugo libre?

--Para usted todos lo están señor. Excepto yo, claro.

--Raúl--se recarga sobre la barra-- ¿Por qué seré tan encantador?

--No sabría decirle señor. Quizá es un don.

--Si, quizá es así--no entiende por que de repente escucha el grito de un niño en su cabeza--. Bien, iré a ver a Hugo.

Alan toma su bastón y avanza decidido hacía las habitaciones del bar. Al llegar va viendo los números, escuchando con claridad, a pesar del sonido de la música, los placenteros gemidos que salen de las habitaciones cerradas. Al llegar a la 24, abre y se encuentra en la cama a un dálmata con una correa al cuello. El sumiso Hugo mira a Alan a los ojos mientras este entra y cierra la puerta.

--Creí que no llegarías--le dice el dálmata, que se levanta y camina hacia el.

--Bueno, estos días he estado un poco ocupado. Ya sabes, la farándula y todas esas cosas no son algo que van conmigo.

--Sin embargo lo disfrutas.

--Y quien no. Puedo tener a mi disposición a cachorritos como tú.

--Será una noche larga, ¿verdad?

--Así es. Quizá Alonso se nos una más de rato.

--Espero que sea así sea--se lanza a la cama-- ¿Quiere comenzar?

--Suena una estupenda idea--se quita la camisa y se lanza sobre el.

Y lo que pasa después... me reservare los comentarios. No es que no quiera dejarlos ver que pasa, pero... no me gustaría traumarlos así. Ya tendremos tiempo para ver a nuestro amigo Alan en acción.

Pero un par de horas después, el desastre llama a la puerta. Como lo había dicho, Alonso se les unió hace una hora. Alan ya lleva... tres horas, y en este momento esta a punto de terminar. Da la última embestida al bulldog, para comenzar a correrse dentro de el. Cae a la cama exhausto. Tras tomar un largo respiro se pone de pie y se viste.

--Bueno caballeros--se despide de los canes en la cama--, me retiro. Nos veremos la próxima semana.

--Lo estaremos esperando señor Diezmartínez--le dice Alonso.

Alan se termina de poner su camisa y sale de la habitación. Aun hay gente en la fiesta. Alan se dispone a salir, pero esta tan distraído, al igual que todos, que no escucho las sirenas. Lo único que alcanza a ver son las armas de los policías apuntándole.

--Alto. Están arrestados--le indica el oficial ante el.

--Mierda.

Nota del autor

Bien, después de casi dos semanas termine este capitulo. Disculpen la demora, pero la escuela cada vez se hace más pesada, y no puedo partirme en dos. Pero trataré de apurarme más desde ahora. En fin, como vieron en este capitulo introduje a Alex, un personaje clave para el mensaje que quiero dar con esta saga. Por lo que vieron, cambio por completo la vida de nuestros personajes, y la seguira cambiando con el paso de la historia. Pero eso lo veremos después.

En fin, quiero agradecer a todos mis amigos, por su apoyo y las palabras de aliento que a cada momento me dan. Lo dije una vez y lo digo de nuevo, no se que sería sin mis amigos. Pero en especial, gracias a ti bebe. Ya cumplimos cinco meses juntos n.n. te agradezco todo lo que me has dado en este tiempo, y por toda la vida que aun tenemos por delante. Te amo mi lindo tigueshito James.