El Primer amor... Parte II

Story by Koori on SoFurry

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Parte II

Pues bien, como no me gusta dejar huecos en mis historias, tendré que atar un cabo suelto que por ahí quedo en la primera parte. El cabo del que hablo, y a lo mejor no entiende, es el del tigre de la tienda (Para entender un poco mejor lea la parte 1).

En fin, el tigre del que una vez hablé se llama Carlos. Él es un tigre casi normal. No tiene problemas de vista, de oído ni cosa por el estilo; él, como la gente lo describe, tiene un problema de obsesión. Una vez que él quiere algo, busca la forma de conseguirlo como sea. Y en esta ocasión, su atención fue llamada por Noru. Algo extraño en él. Este tigre, de mediana altura, de gran resistencia, pocos músculos y grasa, de ojos verde pálido, sus garras bien cuidadas, su vista de ganador y de gran deseo sexual, no era homosexual, según él. Sus practicas sexuales se remotan a haber tenido sexo oral con algunas hembras del colegio, pero nada homosexual. Se creía el mesmo un ganador en un trabajo mediocre. Todos sus compañeros simplemente lo ignoraban, ya que cuando venía la hora de salida o de descanso, Carlos empezaba a hablar de sus sueños, ya sea eróticos, como hacer una orgía con varias mujeres, o profesionales, como ser dueño de aquella tienda. Pero al final resultaba lo mismo, Carlos no tenía amigos.

Lo más cercano a haber tenido un amigo fue un mapache llamado Esteban. Él, que no buscaba amistad, se juntaba con Carlos para intentar violarlo o en caso extremo, dejar que le penetrara su "amigo". Pero después de tiempo, sin avance, Esteban simplemente se alejo de Carlos.

Ahora, en este momento, Carlos maquilaba un plan tremendo; era ir con el panda ciego para saber que era lo que sentía por él. Desde que vio a Miluda sacar la cartera de la bolsa de noru, sintió deseo de algo, ese algo era para él desconocido. Pero con el número y dirección de Noru lo iría a descubrir.

Ese día que vio a Noru, al salir de trabajar, Carlos intentó ir con Noru; pero las cosas se dificultaron, a causa de un robo que hubo ese día, y Carlos no pudo ir. Intentó al día siguiente, y nada, ese día Noru había salido con Miluda. "Demonios, a donde puede ir un panda ciego en estos días... la única explicación sería que esa zorra fuera su novia... en ese caso, tendré que romperle el corazón a ella." Así pensaba Carlos.

Regresó a su casa todo desanimado, sin fuerzas y con más ansiedad que ante. Pero no le importó. En pocos días descansaría y el mesmo se juró dormir a fueras de la casa de Noru para entrar con él.

Llego el día deseado, y Carlos fue a las nueve de la mañana. Llegó y Noru apenas se había levantado.

-Buen día- saludó Carlos cuando Noru abrió la puerta.

-Buenos días, ¿quién es?

-Soy Carlos, el trabajador que el otro día recogió sus lentes en la tienda.

-Ah! Perdón pero recuerde que no puedo ver. Pero en fin, dígame el propósito de esta visita, que no recuerdo haber pedido algo.

-No es por algo que habrá pedido, es motivo personal, ¿podría entrar con usted un momento?, sólo para charlar, tengo algo de curiosidad.

-No- respondió Noru-, no me puedo arriesgar a tal motivo, si quiere hablar espéreme y deje me voy a cambiar de ropa. Ya que este pijama no es apta para salir.

-Insisto-repicó Carlos-, estaré contigo todo el tiempo, si es que no confías. Pero no te cambies, que tal si me voy rápido y quieras seguir durmiendo.

-Para dormir es la noche, pero te dejaré entrar con una condición- en esto, Noru se alejó de la puerta buscando algo, que era nada menos que un cascabel con un hilo-, cuélgate este cascabel en el cuello, así me daré cuenta de todos tus movimientos.

Carlos, si querer hacerlo, a lo mejor por su gran orgullo, se colocó el cascabel tal como Noru le dijo y entró a su casa. Una vez adentro, Noru se sentó en su sillón, que ya se encontraba ahuecado por tanto tiempo que Noru había estado. Luego, casi de inmediato, Carlos se sentó a lado del ciego. Empezó a hablar y a preguntar sobre la vida de Noru, lo que éste respondió lo que ya se ha mencionado. Algo conmovido por la historia, Carlos comenzó a gemir de tristeza por lo al panda le iba a suceder. Pero a parte de que Miluda lo fuera a ayudar, no le agradó en nada.

Él mismo le ofreció a Noru ayuda, pero este se negó. Carlos, con su orgullo en alto, le rogó Noru que le dejase ayudarle; para esto empleó algunas cosas inciertas como: soy amigable y me gusta ayudar. Y como Noru, sin conocerlo y sin verlo, aceptó, diciendo que podía empezar por bañarlo. Sí, bañarlo. Carlos quedó algo extrañado de aquella petición, pero el panda dijo "Me da vergüenza pedirle a Miluda que me ayuda, pero como eres un macho también, no creo que se cree problema alguno".

Y así, metido en problemas, y algo apenado, Carlos acompañó a Noru al baño. La primera cosa que Carlos hizo, fue desvestir a Noru. Empezó desabrochando los botones de su pijama, luego le quitó la camisa y el pantalón con mucho esfuerzo. Luego, una vez fuera el pantalón, ayudó a quitarle la trusa. El olor del pequeño miembro de Noru, le causó una gran excitación, que por suerte, Noru no podía ver. Noru, sin saberlo, era observado por Carlos en toso su cuerpo. Carlos, como un médico que examina un cuerpo, no perdió detalle de cualquier área del cuerpo de Noru, en especial el pene. Luego de verlo unos momentos, introdujo a Noru en la bañera. Una bañera de porcelana, llena de sarro y jabón, con agua tibia y cerca della, los artefactos para una limpieza de calidad. Noru, como niño pequeño, empezó a mover sus manos en el agua, formando figuras que ni conocía, salpicando el líquido fuera de la bañera y divirtiéndose como bebé; mientras que Carlos, se las estaba arreglando para resistir la excitación y limpiar a fondo al panda.

Con mucho valor, cogió Carlos el jabón especial, de ese que hace brillar el pelaje, y lo untó en una esponja azul. Seguido de esto, empezó a enjabonar a Noru en la cabeza, luego en su espalda, pecho, panza y brazos; estas partes las enjabonó con gran cuidado y dando masajes que a él mismo le excitaban, pero Noru, simplemente seguía jugando con el agua. Luego, Carlos le pidió a Noru que se levantara para enjabonar las partes bajas.

-¿No tienes ningún problema en enjabonar por ahí abajo? Si no, yo mismo lo intentó-dijo Noru mientras se levantaba.

-No en absoluto- la verdad es que Carlos tenía tantos deseos de tocar esas partes que hasta con la misma boca lo haría si lo pudiera. Pero por el momento solamente enjabonó con cuidado, pasando la esponja varias veces en el mesmo lugar, y cuando llegó a pene, lo agarró y lo enjabonó de la misma forma que alguien se masturba. Noru, no pensó de ese modo: "Me esta quitando mugre que tenía desde hace tiempo, creo que es un buen compañero. Pero aún así no puedo confiar en él tan fácilmente". En eso, Carlos disfrutaba el masajear el pene de Noru. "Creo que esto está bien. Este panda me produce excitación, ¿me pregunto a que sabrá su verga? Ya quiero chupársela toda la noche". Una vez que Carlos acabó de tallar, enjuagó a Noru y le ayudó a secarse, lo vistió con ropa limpia y azul, y luego le ayudó a salir del baño. Carlos le pidió a Noru que lo dejara defecar a solas y que confiara en él. Y Noru, de creyente, se salió del baño, dejando a Carlos solo.

Una vez que el tigre estaba solo, éste se quitó el pantalón y la tanga, dejando al aire su miembro de no más de veinte centímetros. Se sentó en la taza del baño y se empezó a masturbar. No duró mucho moviendo su mano de arriba abajo, porque era tanta su excitación que el semen no tardó en verse salir. Se limpió con algo de rollo su mano llena de semen blanco y maloliente y salió con Noru.

Noru estaba en la mesa comiendo unos panecillos, y cuando escuchó el tintineo de Carlos se acercó al lugar.

-Gracias por haberme bañado. Si quieres te puedes quedar a comer. Miluda va a llegar en unas dos horas más con comida.

-No gracias, tengo que regresar- dijo Carlos-, pero gracias. Oye todos los jueves puedo venir contigo si quieres, pero no le digas a Miluda, no aún.

-¿Por qué?

-Bien, verás (no del verbo "ver", si no se "escucha"), no quiero que se enoje por que te ayudo en algo, me dijiste que ella esta haciendo lo posible para ayudarte, así que mejor no le hagas enojar.

-Está bien, no le diré. Pero cada vez que vengas trae ese cascabel, así te reconoceré y no dudaré que eres tú. Déjame te acompaño a la salida.

Y así termino este día, algo extraño pero que marcó en Carlos algo significativo, el descubrir que ese panda le gustaba sexualmente. Pero era muy temprano para que él revelase sus verdaderas intenciones. Sin embargo, Carlos ya tenía los días planeados para llevarse a aquel panda a la cama.

Continuaron los días de visitas a Noru, cada vez algo nuevo. El segundo día de visita del tigre, le pidió que le ayudara a lavar su ropa. Carlos, con morbo, aceptó. Mientras tallaba las prendas enormes de Noru, prestaba atención a la ropa interior y a las demás prendas, pero especial atención a la interior. En eso, Carlos se imaginaba a Noru con cada prenda distinta; una tanga azul, la trusa negra, la licra, sus calzones de ositos y otras tantas ropas interiores que ocasionaron a Carlos una erección. Y como es de pensar, se fue de nuevo al baño a masturbarse.

Conforme pasaban los días, Carlos empezó a perder el interés sexual que Noru le producía. Simplemente, con tantos días pasados, ya había obtenido la satisfacción que deseaba, pero aún le quedaba algo confuso, el porque seguía visitando a Noru. Pero luego de varios meses, se dio cuenta de que era lo que buscaba... su compañía.

En los días que trabajaba, Carlos extrañaba ver a Noru. Empezó a sentir un vacío en su pecho cuando no estaba con él. "Creo que me he enamorado de Noru, pero él ama a Miluda. Y en esta ocasión... no quiero interferir con ellos. Me da miedo la idea de hacer que Noru deje a la persona que ama", así se cuestionaba todos los días, horas tras hora. Hasta que llegó el siete de agosto. Realmente la importancia de este día fue nula para Carlos, ya que ese día no visitó a Noru, si no hasta el próximo jueves.

Ese jueves, Noru ya había tenido su primera relación sexual con Miluda, pero le despertó interés a Noru, de saber que se sentía realmente; así que le preguntó a su gran amigo, Carlos.

-Carlos, ¿sabes que se siente al tener una relación sexual?

-No. ¿Por qué preguntas?

-Es que... el siete de agosto tuve una con Miluda, pero quería saber exactamente que se debe de sentir.

-Mira pues...-dijo Carlos con pena-, eso debe de ser personal ya que cambia según la persona con la que la tengas. Además debería sentirse diferente cuando... pues es alguien más...

-¿Qué me tratas de decir? Creo que traes algo entre manos. Sabes que me puedes contar lo que sea.

-Es que... yo... te... amo Noru-y en eso se quedo pensando en lo que dijo.

-Otra vez... en fin... creo que una persona puede amar a tantas persona quiera. Aunque no sé si este bien. ¿Crees que sea correcto amar a uno de tu misma especie, digo sexo?

-No lo sé, pero no se me hace incorrecto- Luego, acercándose un poco a Noru, Carlos abrazo al panda mientras él lloraba.

-¿Qué te pasa Carlos, por qué lloras?-preguntó Noru con una voz inocente mientras abrazaba a Carlos e intentaba limpiar sus lágrimas.

-Es que creo que mi amor no será correspondido para ti. Tú tienes a Miluda y yo estoy solo. Pero que le puedo hacer... lo único que me queda es seguir trabajando.-dijo Carlos entre lágrimas y gemidos. Luego, apretando más el cuerpo de Noru, paseó sus garras por su cara y cuello-. Eres tan bueno Noru, gente como tú esta escaseando. Como me gustaría haber encontrado a una mujer como tú.

-No sé que decir. Creo que lo único que me queda es demostrarte cuanto te estimo, pero ¿cómo?- preguntó Noru mientras regresaba las caricias de una forma torpe y variante, sin cuidar donde tocaba.

Y continuo Noru acariciándolo por todos lados, intentando reconocer el cuerpo del tigre, y llegó a tal extremo que pasó su mano sobre las partes íntimas de Carlos, y dando un pequeño apretujón y sintiendo algo suave y boludo, que en instantes se sintió un poco más duro, obligando a Noru a quitar su mano de ahí, pues descubrió el aparato reproductor de Carlos; mientras que éste, le pasó por la mente la idea de tener relaciones con el panda, ya que esas eran sus intenciones desde el comienzo, pero con el paso del tiempo fueron sustituidas.

-Noru- dijo Carlos con voz un poco cortada y apenada-, puedes hacerme el amor, y así demostrarme cuanto me aprecias.

-No lo sé- respondió el panda algo desconcertado y confuso-, ¿está bien que tengamos relaciones? Digo, somos del mismo sexo y no habría compatibilidad.

-Si la hay, puedes meter t verga en mi ano y sería igual que con una mujer lo demás. Creo que a ambos nos gustará esto.

Noru afirmó con la cabeza y Carlos empezó a acariciar todo el cuerpo de Noru. Éste, hacía lo mesmo y cuando podía besaba la boca de Carlos. Duró un buen tiempo esta escena de amor desesperada e improvisada, ya que Noru no controlaba sus manos y sus emociones, mientras que Carlos aprovechaba cualquier parte del cuerpo de Noru para olfatearla, tocarla y apreciarla, hasta que bajó su garra hacia el pene de Noru e intentándole bajar el cierre a su pareja, ésta se defendió.

-¿Qué pasa Noru? Aceptaste hace un momento.

-Lo sé, pero no voy hacerlo contigo en el sofá. Sabes que peso demasiado, si me acostará el este mueble contigo sobre mí, podría romperlo. Si ya quieres la penetración, vamos a mi cuarto, que en mi cama haremos cuanto el cuerpo aguante.

Y así se hizo. Caminaron juntos, guiándose uno con el otro al lugar de destino y además de las respiraciones aceleradas, el sudor, la excitación y el sonar del cascabel de Carlos, se podía sentir un ambiente igualito al que se presenta en las lunas de miel de esos esposos que sí se quieren; solamente que en esta ocasión, no fueron esposos, sino amantes neófitos en el amor y en la vida conyugal. Pero con esto podría aburrir al lector, así que pasaré a la parte más interesante dejando atrás los adjetivos amorosos.

Una vez que entraron al cuarto, Noru se acercó a la cama y empezó a quitarse la camisa azul que llevaba puesta, dejando ver su gran pecho con una camisa interior que parecía pancarta; después se quito la camisa interior, descubriendo sus pechos de grasa y peludos, bien sudados por hace unos momentos; le siguió con el pantalón, igual de grande que sus patas, dejando ver su cuerpo entero con sólo una tanga azul pequeña que mostraba solamente una pequeña parte de tela, y la otra, oculta bajo la panza de Noru, y en su parte trasera, su pequeña cola sudada, peluda como su cuerpo y algo sucia, donde no se limpiaba bien; y al final, se quitó la tanga permitiendo una escena total de su cuerpo desnudo sin nada más que su sudor, pelo, grasa, que en vista de Carlos, era la gloria. Cabe aclarar que cuando se quitó cada prenda, la dobló y la colocó en la pata derecha de la cama, para poder encontrarla luego.

Terminado todo, se subió a la cama y se acostó boca arriba y le dijo a Carlos que se desnudara. Carlos, lo realizó rápidamente y, acariciando su verga de tamaño medio, empezó a lamber las patas de Noru, desde las almohaditas, hasta los dedos, pero se detuvo al cabo de un tiempo, ya que Noru se movía mucho por las cosquillas que esto le ocasionaba. Después, se acercó al vientre de Noru, lambiendo todo. Se detuvo en el aparato del panda, y lambiendo y besando los testículos de éste, hasta hacerlos separarse del cuerpo (me refiero cuando los testículos están calientes y parecen estar liberados y más guangos de lo normal, que cuando los agarras se escabullen entre tus manos), logrando esto, empezó a succionar el pene de Noru. Noru se aferró a la cama fuertemente y disfrutó por segunda vez el sexo oral. Carlos, mientras tanto, metía y sacaba la verga del panda, tan seguido y profundo, que tocaba la vejiga de Noru, junto con toda su grasa, y, si su boca fuese más grande, metería también los testículos. Duró cerca de cinco minutos antes que Noru dejara salir su semen, caliente, viscoso, blanco, salada (según Carlos) y anhelado por Carlos. De inmediato Carlos limpió todo con su lengua, el semen de su cara, el que salía del pene de Noru y el que se encontraba en otras partes. Noru, intentaba no gritar de tanta excitación y se limitaba a respirar aceleradamente, mover su gran cuerpo arriba abajo y en acariciar la cabeza del tigre.

Cuando Carlos acabó de limpiar todo el semen, continuó subiendo por el cuerpo de su amado, lambiéndolo, desde el ombligo, los senos, las axilas, las manos, el cuello y finalmente, la cara. Llegó a la boca y empezó a besarla apasionadamente. Noru detectó un sabor salado y extraño, "Ha de ser mi semen que se tragó. No importa, algún día pensaba probarlo, no sabe tan mal, creo."

-¿Cómo me lo piensas meter?-preguntó Carlos al detener los besos y caricias.

-Siéntate en mi miembro y da pequeños saltitos... eso es lo único que podemos hacer, o ¿quieres que te lo haga estando debajo de mi cuerpo?

Carlos no respondió, pero se acercó a miembro de Noru y con ambas manos, aunque sólo ocupaba una, dirigió el pene cuando el lentamente se sentaba. En esos momentos se escucharon los gemidos de excitación de ambos animales, que sudaban demasiado. Una vez la verga adentro, Carlos se excitó aún más y empezó a saltar sin mucha altura. Se escuchaba su cascabeleo, sus gemidos de excitación, pequeños rugidos de ambas fieras, la respiración acelerada, el relinche de la cama, unas voces que decían "Sí, sí... más", el sonido de la grasa de Noru chocando entre sí, un sonido extraño producido por la penetración de Noru a Carlos, el sonido del miembro de Carlos al ser masturbado y otras tantas que simplemente creaban un ambiente excitante y especial. Tiempo después, Carlos soltó algo de pre y sintió una sensación extraña, no era el pene de Noru en su ano, era algo como una eyaculación distinta, se puede decir que sintió cuando la excitación de Noru antes de eyacular y el momento de eso, por lo que Carlos le extraño. Eyaculando Noru, el semen se vertió por sus bolas, hasta la cama, y empapando el trasero de su amado se detuvo de mover y acarició su enorme panza. Carlos eyaculó tantito después sobre la panza de Noru, pero limpió el semen con su lengua y se acostó a un lado del panda.

-¿Te gustó?-pregunto Carlos casi sin aire.

-Igual que cuando lo hice con Miruda...-respondió Noru de la misma forma-. Pero no los comparo, creo que no sería bueno.

-Te apoyo... te importa si me quedo a dormir por...-y quedo Carlos profundamente dormido. Noru se alejó un poco de él y se quedó dormido a su lado, cara a cara, con los miembros semi excitados y apestando a semen, sudor, saliva y a suciedad...