Malos tratos

Story by Alfred Sherford on SoFurry

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#3 of Sin Valley


Capitulo 3: Malos tratos

La vida es totalmente relativa. Si te rompes una pierna sientes que el dolor no va a cesar. Pero al estar con alguien en la intimidad, para cuando te des cuenta, ya habrán terminado. Lo malo alarga el tiempo, mientras que la felicidad lo acorta de algún modo. Es lo mismo que les estaba pasando a Jack y a Brian. Ya había pasado un mes desde el día en que se confesaron su mutuo amor. Un maravilloso mes en el que ya habían compartido muchos momentos lindos, de extrema felicidad. Y a sus 21 años, aun les quedaban muchos por delante. Jack hizo que Brian olvidará los momentos dolorosos que paso durante tres años bajo el mando de Vexen. Todos esos días de sufrimiento quedaron en el olvido. Brian también curo las heridas que la soledad había hecho en el corazón de Jack. Le curo el sacrificio que hizo, al olvidar el amor para no dañar a quienes amaba. Ambos eran felices juntos, y no dejarían que nada ni nadie les separará.

De su pasado ninguno de los dos había hablado mucho. Profundizaron un poco más en lo que ya sabían. Pero de la infancia y adolescencia no habían hablado nada. Ambos concordaban en que tendrían que recordar momentos tristes que era mejor olvidar. Pero poco a poco irían conociendo más uno del otro. Y de su intimidad ni hablar, pues Jack ha respetado los deseos de Brian de no hacerlo aun. Para Jack no es algo necesario, pues con solo estar en los fuertes brazos de su lindo tigre le bastaba. Aunque le gustaría mucho mostrarle a Brian todo el amor que siente por el, y Brian deseaba lo mismo, pero no se sentía... preparado. Fuera de eso, ambos eran felices, y no cambiarían por nada esa felicidad.

A Jack el humor le había cambiado por completo. Negó por mucho tiempo que el amor ya hubiera entrado en el. Pero era verdad, y nada podía hacer contra eso. Ahora, no se sentía arrepentido. Era feliz con Brian. Era la primera persona que se preocupaba por el, que le amaba con sinceridad, y que era capaz de morir solo por el. Sabía que le causaría problemas el no arreglar su situación pronto, pero no le importaba. Se enfrentaría a quien fuera solo por el amor de su vida.

Un par de minutos después entró Brian. Se quito la camisa y se acostó a lado de Jack, quien lo abrazó y se acostó, como todas las noches, sobre su pecho. Su calido vello lo hacía sentir tan bien.

--Ah... ¿tratar de dominar al mundo?--ambos comenzaron a reír.

--Bueno... iba a ir con Sean. Tengo que hablar con el.

--Claro que no. Lo serás para mis amigos, pero para mi no.

--Pues ellos se tienen que aguantar. Pero no voy a sacrificar el amor por su tranquilidad. Si no les parece nuestra relación, pues nos vamos lejos de la ciudad.

--Ya resolveré esto, te lo prometí. De hecho le había pedido a Sean que me consiguiera el número de un señor que podría ayudarnos.

--No seas curioso. Lo sabrás a su debido tiempo. Además, le voy a pedir otros favores.

--Ellos no importan. Quien importa eres tu amor--Jack besó su pecho un par de veces--. Ya te dije que vamos a solucionar esto, juntos.

Jack se levantó un poco para poder besar a Brian en los labios. Sus manos comenzaron a acariciar su pecho. Después comenzaron a bajar hacía su barriga, luego a su cintura, y finalmente a sus muslos, para comenzar a acariciarlos. Brian rompió el beso y detuvo a Jack.

--Brian, solo quiero...

--De acuerdo--dijo Jack algo desilusionado.

--No, no hay problema. Yo soy quien te pide disculpas. Te he forzado mucho todo este tiempo. Es que me gustaría mostrarte por completo el amor que siento por ti, todo lo que un beso no alcanza a mostrar.

--No te preocupes. Lo haremos cuando estés listo. Te amo.

Jack se volvió a recostar en su pecho. Sus manos acariciaban el pecho de Brian, quien a su vez acariciaba la cabeza de Jack. Le encantaba jugar con su larga melena. Pocas veces había visto que un humano tuviera tan largo el cabello. Jack le dijo que se lo había dejado de cortar desde hace años. A Brian no le importaba. Al contrario, le parecía tan... lindo. Aunque no lo había visto suelto, pues Jack siempre lo llevaba amarrado en una coleta, le gustaba pues era suave, como el pelo de un cachorro. Jack, por su parte, le encantaba acostarse sobre el pecho de Brian. Todas las noches lo hacía, pues se sentía tan calido, y lo hacía sentir seguro. Además, escuchaba y sentía el corazón de Brian latir.

No quería tardar mucho, por lo que se fue corriendo por un atajo entre los callejones. Quizá era peligroso, pero le ahorraba tiempo. Tras haber corrido entre basura y mal vivientes, llego a la casa abandonada. Entró y se dirigió a la puerta del fondo para comenzar a bajar las escaleras. Al llegar al fondo, los vio, como siempre, discutiendo. No era bueno mezclar los sentimientos con el trabajo, por eso Jack lo había abandonado por un tiempo. Se aproximó hacía ellos, tratando de no distraerlos. Vestidos como siempre con sus batas blancas, pues se la pasaban jugando con químicos peligrosos. Al estar a una distancia prudente, con respecto a lo que Sean llevaba en la mano, les saludo.

--Eres... ¡un imbecil!--le gritó-- ¿No te das cuenta de lo peligroso que es este material? De caerte hubieras sufrido quemaduras muy graves.

--Te lanzare un frasco a la cara para ver si te da gracia--susurró mientras le daba la espalda a Jack. Nick lo abrazó por detrás para calmarlo.

--Si, que la hipertensión te va a matar algún día.

--A final de cuentas teníamos razón. Estabas enamorado del indefenso tigre siberiano--añadió Nick, a lo que el y Sean comenzaron a reir.

--Pues entonces piensa más en tus amigos--le recordó Sean.

--No estoy empezando, te lo estoy recordando. Jack, no se que hizo Brian y no me interesa en lo absoluto, sin ofender. Pero nos estas metiendo en un problema demasiado gordo. Becor ya vino a interrogarnos tres veces, y de no ser por que les proveemos de armas, ya nos hubiera encarcelado.

--No, la verdad si quiero--le interrumpió.

-- ¿Y crees que no lo se? Para mi también esto es difícil. Ya estoy harto de que todos los días tenga que correr los quinientos metros con obstáculos. Este último mes me he entrenado más en la calle que en mi casa. Puedo unirme a un circo y ser un éxito.

--Cállate Sean. Miren, se que esto es grave. Lo que Becor esta haciendo esta fuera de su jurisdicción. Los Imperfectos, ni siquiera los policías, tienen por que recuperar meretrix. Si Becor esta haciendo esto es por que alguien muy alto se lo ordeno.

--No. Alguien más alto, y voy a averiguar quien es.

--Al contrario--prosiguió Nick--. Sabiendo que ya no estas solo, nos sentimos más tranquilos. Pero si Brian nos va a meter en un problema, será mejor que... te deshagas de el.

--Si--sacó del bolso derecho de su bata un papel con un número. Jack lo tomó y le echo un vistazo--. No necesitas más. Convenciéndolo a el, convences a todos.

--Que no se te vaya a olvidar--le recordó Nick.

La calle frente al edificio donde se encontraba el departamento de Jack no era muy transitada. Sin embargo, si circulaban algunas personas, incluyendo en ese termino a los antropomorfos. Aunque a Brian ninguna le preocupaba mucho. Todas estaban metidas en sus asuntos. El solo quería disfrutar el día, mientras esperaba a Jack. Frente al edificio departamental había un parque. Algunos niños jugaban en el, vigilados de cerca por sus padres.

Aunque algo lo tenía inquieto, algo que ocurrió durante la noche. A la media noche, sintió algo agitarse. No le dio mucha importancia, pues a veces Jack se movía un poco. Pero sus sentidos ni dormido lo abandonan. Sus ojos se abrieron cuando escucho la puerta abrirse. Entre las sombras, vio a Jack salir de la habitación sin cerrar por completo la puerta. Con sus habilidades felinas, Brian se levantó con cuidado, sin hacer el más mínimo ruido, y caminó hacía la puerta. La abrió con sumo cuidado y salió. Jack no estaba en la sala. Entonces escuchó una puerta abrirse atrás de el. Dio la vuelta y vio a Jack entrar en la habitación al final del pasillo. Jamás había entrado ahí, pues siempre estaba cerrada. Volvió a la cama pensando que solo iba a revisar algo. Pero espero media hora y Jack no volvía. Repentinamente se quedo dormido. Al despertar ya estaba Jack acostado en su pecho. Tenía la sensación de que había sido un sueño, y lo interpreto como un deseo de saber lo que se encontraba en esa habitación. A pesar de que le inquietaba un poco, no le dio importancia. Jack le diría a su debido tiempo lo que había ahí.

Jack no prestó atención a los policías que se encontraban en la calle frente a su departamento. Era usual que se presentaran ahí. Entró y se apresuro a subir las escaleras. Quería ver a Brian y estar con el. Deseaba besarlo de nuevo, sentirse seguro entre sus fuertes brazos. Lo que pudo haber sentido en el pasado no era nada comparado con lo que ahora sentía por Brian. Eso era algo... demasiado difícil de explicar.

--Brian, ya llegue--espero que con eso le escuchará y saliera a recibirlo, pero no fue así. Entró a su habitación--Brian, ¿estas aquí?--pero no estaba. La habitación seguía igual que como la dejo al salir: desordenada.

-- ¿Quién habla?--preguntó al ver que era un número desconocido.

-- ¿Quién es usted? ¿Cómo consiguió este número?

Al escuchar eso casi se cae del impacto. Se recargó en la pared y trato de concentrarse. Ese sujeto debió haber encontrado a Brian, y obtuvo su número de su celular. Eso no le importaba a Jack. Lo que le importaba era Brian, lo que le podían hacer, la posibilidad de que lo regresaran con Vexen, el no encontrarlo esta vez.

--No tienes por que enojarte. Tu tigre esta bien. No le haremos nada malo.

--No era tuyo...

--Desafortunadamente, eso no importa. Brian aun sigue siendo un pobre meretrix. Aunque podemos llegar a un acuerdo. Se paciente que yo te llamaré--acto seguido colgó.

Unos diez minutos después volvió a sonar su celular. Miro el número. Era William.

--Jack, es algo importante.

--No. Ya te dije que eso me tomará tiempo. Es algo peor. Descubrí quien es Tyrranus.

--Su verdadero nombre es John Belane, pero le dicen Tyrranus por su brutal comportamiento. Maneja desde aquí una empresa en la capital del país. Desafortunadamente para ti... es tratante de esclavos, y jefe de gran parte de los secuestradores de la ciudad.

--Si. No me sorprendería que fuera el jefe de quienes secuestraron a Brian. Mucho menos que el sea quien mando a Becor a por ti.

--Pues no tenemos muchas opciones. Y mientras no tenga otro nombre, el es culpable.

--Eso no lo se aun. Su oficina parece estar en tu sector, pero no podría darte la ubicación exacta.

Colgó. Entonces todo fue un poco más claro. Quizá William tiene razón, y Tyrranus mando a Becor a seguirle. Quizá Tyrranus busca recuperar a Brian. Quizá. Solo había un modo de averiguarlo. Saco la espada que el extraño le dio hace casi un mes y salió de su departamento. Se había retirado el día en que comenzó a salir con Brian. Pero ese sería su último trabajo.

Tras una media hora la camioneta se detuvo. No pudo ver lo que estaba pasando, pues le habían amarrado las garras y puesto una bolsa negra en la cabeza. Los recuerdos de hace tres años volvieron a el, y lo aterraron. Escucho la puerta abrirse, para después unas garras ayudarlo a bajar. Comenzaron a llevarlo a través de fríos pasillos. No escuchó ninguna voz mientras caminaba. Algunas puertas se abrieron a su paso.

--Caballeros--dijo el oso--, pueden retirarse.

--Brian, que gusto me da verte--le saludo el oso.

--Se que es de mala educación tratar así a la gente. Pero no puedo evitarlo. Nada se compara con la pasión que ponen los golpeadores profesionales a su trabajo. Afortunadamente tuve compasión de ti y no deje que pusieran una mano encima.

--Por favor, antes de que levantaras un puño ya estarías muerto.

--Tranquilo Brian, no te haré nada malo. Mi nombre es John Belane. Puedes llamarme Tyrranus, como todos mis empleados.

--Muchos lo hacen pues no me conocen. Debes estar orgulloso Brian. Pocos han estado en esta oficina, y casi todos mueren. Pero tú serás la excepción.

--Volver a una vida que tú escogiste. No lo entiendes aun, pero no cualquiera puede ser un meretrix. De ser así, habría muchos más. Sin embargo, nuestro sistema es diferente. Pero no pienso explicarte aun como funciona, pues eres demasiado tonto para entenderlo.

--Cálmate juguete, que aun me perteneces--le recordó una voz a su espalda. Al voltear se encontró con Vexen, el zorro que arruino tres años de su vida.

--Al menos aun me recuerdas. Después de todo lo que hice por ti, un día te vas sin dar las gracias.

--No es mi gusto. Eran mis órdenes.

--Además--añadió Vexen--, la golfa con la que te ibas a casar no te daría la vida que merecías.

--No hay que ser sarcástico.

-- ¿De ese tonto? Ya no te preocupes. Hace tres días lo mataron en el Fuerte, después de que los guardias le hicieron lo mismo que a ti por tres años.

-- ¡Mentiroso!--corrió hacía el, dispuesto a matarlo a golpes. Pero Vexen fue más rápido. Se quito del camino, extendió su látigo, y golpeo con el la espalda de Brian, haciéndolo caer a causa del dolor.

-- ¡No! ¡Se que estas mintiendo!--repitió Brian con lágrimas en sus ojos, mientras trataba de levantarse.

--Eres un bastardo Vexen. Lo sabías y jamás me lo dijiste, a pesar de todas las veces que te lo suplique.

-- ¡Pude haberlo sacado!

-- ¿Y que ibas a hacer después? ¿Cuidar de el y enseñarle como ser un buen juguete? Por que a tu lado era lo único que iba a aprender. Acéptalo Brian, la vida que te di era la mejor.

-- ¿En serio?--preguntó sorprendido, pues esperaba una respuesta negativa.

-- ¿Qué? Es una broma. A ti nadie más te podía amar.

Vexen observó a Brian, impactado por la noticia. No podía creer que el amara a alguien más. A pesar de los malos tratos que le dio, Vexen era dulce durante las noches con Brian. Curaba sus heridas, le daba lo que quería para cocinar, se aseguraba de que tuviera noches agradables. Pero ahora, después de todo eso, le dice que ama a alguien más. Su corazón, o lo poco que quedaba de el, se destrozo por completo. No podía contener su ira. Deseaba matarlo a latigazos, partirle la cara a golpes, matarlo sin piedad. Pero a pesar de eso, aun lo necesitaban. Además, una parte de el no quería hacerlo, pues esa parte aun lo amaba.

-- ¿En serio? Pues no lo parecía. Dejabas que me golpearan, que me violaran con fuerza, que me humillaran.

-- ¿Y de que me serviría? ¡De nada! Tendría un titulo pero de nada me serviría pues jamás dejaría esa profesión a la cual tú me sometiste. Te agradezco todo lo bueno que hiciste por mi... pero yo no te amo Vexen. Amo a Jack.

-- ¿Qué quieres decir?

La puerta entonces se abrió. Tyrranus entró y miro a Brian. Tras de el venían sus captores. Se aproximaron hacía el y le golpearon hasta dejarlo indefenso. Lo amarraron a la silla y salieron junto con Vexen. Brian quedo sentado frente a Tyrranus, quien solo espero en su escritorio. Tomo su teléfono y marcó un número. Segundos después alguien contesto.

-- ¿Quién habla?

--Brian, ¿dónde estas?

--Si le pones una mano encima te mato.

Jack colgó. Frente a el había uno de los muchos rascacielos de la ciudad. Debían estar ahí. Guardó su celular y se apresuró a llegar, corriendo entre los antropomorfos para llegar lo más pronto posible. Chocó con muchos en su camino, y recibió variados insultos, pero tenía una meta que cumplir, y nada ni nadie lo detendrían.

Entonces, vio algo a su lado. Era una figura blanca. Se agacho mientras su puño golpeaba la pared. Frente a el habían unas ocho figuras blancas con forma... humanoide. Camaleones. Robots hechos como sistema de defensa, capaces de tomar el color e incluso la textura del objeto que tocaban, gracias al material moldeable con el que habían sido hechos. El único rasgo que los separaba de un humanoide era el rostro, donde solo había un ojo rojo que servía como cámara. Entonces entendió por que no había nadie en el recibidor. Estaban ellos, ocultos, y no los había visto.

--Jack Sheppard--le nombró el oso.

--Un pajarito me lo contó.

--Si. Es un mote que hasta la fecha no me he podido quitar.

--No hay que ser agresivos Jack. Viniste a buscar algo y lo encontraras. Sin embargo, sabes que no te pertenece.

--Me alegra tu optimismo. Suéltenlo--al instante los robots lo soltaron--. Tu amado tigre esta en mi oficina. Puedes pasar a verlo.

--Brian.

Ambos corrieron para encontrarse en un fuerte abrazo. Jack acarició el rostro de Brian para después darle un profundo beso. Ambos lloraron de felicidad al saber que el otro se encontraba bien. Toda la preocupación de Jack se esfumo con solo estar en los fuertes brazos del tigre. Fueron unos segundos que bien pudieron ser eternos.

Tyrranus entró y calmó los deseos de Vexen. Ambos solo contemplaron la escena que tenían ante ellos.

--Déjalo ir Tyrranus. El no es culpable de nada--le dijo Jack.

--Si eso es lo que quieres entonces mátame. Pero deja que Brian se vaya.

--Discúlpame Brian--acto seguido jalo del gatillo.

Solo dos rápidos disparos se escucharon. Tyrranus escuchó los cuerpos caer mientras se dirigía al elevador. Dentro de la oficina, Jack y Brian aun miraban los cadáveres del rino y del elefante que estaban detrás de ellos. Vexen aun tenía levantada su arma, esta vez apuntando a su cabeza.

--Es lo menos que pude hacer. Que caso tiene tenerte a mi lado si no eres feliz. Discúlpame por los tres años que te arruine--Brian y Jack voltearon a ver a Vexen, y se impactaron al ver lo que estaba a punto de hacer.

Antes de que Tyrranus cerrara el elevador, escucho el disparo. Dio la orden y mandó a sus robots a revisar.

--Déjame. Esto es lo menos que me merezco--Vexen se levantó--. Arruine la vida de muchas personas. Merezco morir.

La puerta se abrió de golpe, mientras los siete camaleones entraban a la oficina. Jack.

Los camaleones tomaron posición de ataque, cerrando sus puños y encorvándose un poco. Jack desenfundo su espada mientras Vexen sacaba su látigo. Los camaleones comenzaron a acercarse lentamente. Vexen fue el primero en dar el primer golpe: con su látigo sujeto el cuello de uno de los robots y jalo con fuerza hasta romperlo. Al instante los otros seis se lanzaron al ataque. Jack trató de partir a uno, pero este bloqueó con su duro brazo el golpe de su espada. Se preparó para darle un golpe en el pecho, pero Brian saltó y le asesto una fuerte patada que lo lanzó hacía la pared. Brian tomó la pistola de Jack y disparó a las cámaras de dos de los robots que se acercaban a el, los cuales cayeron ante el. Jack corrió hacía el que había golpeado Brian, y de un rápido golpe logró abrirle el tórax, si es que puede llamarse así. Ya solo quedaban tres. Vexen volvió a sujetar a uno con su látigo por la cintura, para después lanzarlo hacía el que estaba cuidando la puerta. A pesar de no ser hechos con materiales frágiles, el impacto hizo que ambos se despedazaran. Brian destrozó al último de una patada, lanzándolo por la ventana hacía el vació. Para cuando habían terminado, Tyrranus ya se había ido.

--Tengo bastante con Becor tras de mi. Más imperfectos y romperé de seguro una marca.

--Creo que Tyrranus se esta tomando muy en serio esto de atraparnos.

-- ¿Es la única salida?--preguntó algo asustado Vexen.

Jack salió con cuidado y se sujeto a la escalera. Comenzó a bajar, seguido de Brian y luego Vexen, que estaba un poco asustado ante la altura. Solo unas débiles luces iluminaban su camino. Jack se apresuro a bajar, pues pronto harían descender el elevador, y eso podría matarlos.

--Pues entonces tenemos que apurarnos--señalo Brian, mientras miraba hacía el elevador, donde la luz de emergencia se había apagado.

--Jack, responde--le llamó una voz desde su bolsillo. Jack saco el radio, por el cual se comunicaba Sean.

--En el edificio frente a ti. Apresúrate a salir.

--El pasillo a tu derecha. Al fondo hay una habitación con un andamio en la ventana. Apresúrense. Distraeremos a los guardias mientras tanto.

--No me lo agradezcas. Te estoy pagando un favor.

Se levantó y corrió agachado a través del pasillo, con Brian y Vexen siguiéndolo. Algunos guardias disparaban hacía donde estaba Sean y los demás, pero otros no habían olvidado a los otros tres, que veían los cristales tras ellos ser destrozados por las balas. No faltaba mucho para llegar a la puerta al final del pasillo.

-- ¿Cómo bajaremos?--preguntó Brian.

-- ¿De que estas hablando?

Jack miro confundido a Vexen. Después saco el radio para hablarle a Sean.

--Tienen que subir. En la cima hay un helicóptero. Esa es su única salida. ¡Mierda!--entonces la comunicación se cortó.

-- ¿Lo ves? No podemos perder tiempo. Se pilotear el helicóptero, pero tenemos que apurarnos.

-- ¡Jack! ¡Deprisa!--le llamó, antes de que el ruido de los motores callara todo. Brian ya había subido. Sin dar la espalda a la puerta, Jack se fue acercando al helicóptero. Subió y se sentó en el asiento trasero. Vexen despegó. Comenzó a elevarse justo cuando los guardias entraron. Sin embargo, no estaban dispuestos a disparar. Jack no entendía por que los estaban dejando escapar. Sin embargo, cuando Tyrranus atravesó la puerta entendió.

Atados de manos, entraron los cuatro amigos de Jack, con cuatro cañones apuntándoles. Ni Brian ni Vexen vieron eso, solo Jack. Con tanto movimiento no era capaz de disparar. No podía irse y dejarlos solos. La única opción era bajar. Pero tampoco quería que Brian se quedara, no después de todo lo que había pasado. No tuvo por que pensarlo dos veces. Ante el asombro de todos, Jack saltó del helicóptero.

--Jack, debo felicitarte--comenzó a decirle Tyrranus--. Lograste evadir a mis guardias. Claro, no lo hubieras hecho sin tus amigos. Por eso creo que también merecen un reconocimiento. Que mal que no seguirán vivos por mucho tiempo.

-- ¿De oso a hombre? Estoy de acuerdo. Pero debido a que tú comenzaste todo esto, yo merezco poner las reglas.

--Depende de las reglas que establezcas.

Al escucha eso, Jack sintió que su corazón se detuvo por un momento. Podía finalmente devolverle la libertad a Brian, cumplir su promesa. Todo terminaría en ese momento. Sin embargo, sabía que eso le costaría caro, muy caro.

-- ¿A que precio?--le preguntó Jack tras haberlo pensado bien. Sus amigos le pedían que no lo hiciera.

--Brian, no voy a faltar a mi promesa. Déjalos ir, incluido a Vexen.

--Es un trato.

Ya fuera, notaron el desastre que habían causado. Casquillos por doquier, cargadores percutidos, trozos de vidrio. Las sirenas de las ambulancias ya se escuchaban. Todo lo que habían ocasionado fue en balde.

-- ¡Sean! Ellos no son culpables de esto--le explicó Susan--. Jack lo hizo por que fue su decisión. Además, nos libero de toda culpasobre lo que paso. ¿Acaso tú no harías eso por Nick?

--Tenemos que irnos--sugirió William--. Las ambulancias ya vienen. Los reporteros también. ¿Quieres que te acompañe Brian?

De repente, escucho la puerta abrirse. Jack entró con la cabeza abajo y arrastrando sus pies. Cerró la puerta y caminó hacía su habitación, pero Brian le cortó el paso.

--Lo siento, pero no puedo dejarte solo.

--Ya te dije que no pienso dejarte solo. Te tengo que apoyar ahora más que nunca.

--Pues entonces dejémoslo atrás. Olvidemos todo lo que paso. Podemos comenzar de nuevo.

-- ¿Qué? ¿Por qué lo dices?

-- ¿Y crees que me importa? Se lo difícil que es todo esto para ti Jack. Pero para eso estoy aquí, para apoyarte. No me importa lo que pueda pasar, no te quiero dejar solo. Este mes me has mostrado lo valiosa que es la vida. No me... quites las ganas de vivir.

--No lo harás. En las buenas y en las malas te he de apoyar, por que es mi deseo. Olvidemos lo que paso hoy, y miremos hacía delante, hacía nuestro futuro.

Lentamente sus labios se fueron separando. Sin embargo, sus miradas seguían fijas en los ojos del otro. Jack acariciaba la espalda de Brian, mientras el jugaba con su melena. De no ser por lo que había pasado, se hubiera entregado a el por primera vez.

--Ya sabes que si. No te dejaré solo jamás.

-- ¿Quién es?--preguntaron ambos.

--No creo que sea un buen momento--le sugirió Jack.

Jack se quedó pensándolo por un momento. Después abrió la puerta, dejando pasar a los cuatro fantasticos más uno.

-- ¿Por qué lo hiciste Jack?--le preguntó William.

--Mis contactos me pueden sacar.

--... ¿realmente paso lo de Cementerio Maldito? Se de buena fuente que si.

--De acuerdo. No te preguntaremos sobre lo que hiciste. Al menos nos tranquiliza que estés bien.

--Al menos Tyrranus cumplió su parte del trato. Ya puedo dejar tranquilo este trabajo.

--Concuerdo en eso. Aun así no puedo dejar de trabajar. Tengo que cumplir mi promesa.

--Pero no te liberé.

--No nos asesinaste cuando tuviste la oportunidad. Considera eso como pago.

--Pues hasta ahora no se me ocurre como.

-- ¿Y que vas a hacer?

Todos miraron a Vexen asombrados. Es verdad que el tuvo contacto con personas importantes, pero no pensaron que fuera a ayudarlos con esa información. Ponía en peligro su vida. Pero si así quería pagarle el favor a Jack, no había nada que pudiera hacer, pues estaba de acuerdo en eso.

--No tengo nada que perder. En cambio tu si--Vexen levantó su garra para hacer las paces con Jack.

Nota del Autor

Como habrán notado no me separe mucho de mi estilo. Volví a desarrollar la historia en un periodo de tiempo corto, pero con una gran cantidad de información. Se que con este final dejo más dudas que respuestas. En mi libreta donde anoto lo importante de cada capitulo, no tengo resueltas ninguna de las tramas planteadas, y aun falta para que comiencen a resolverse.

Bueno, sin más que decir, me despido. Gracias por el apoyo que todos ustedes me brindaron. ¿Qué sería un lector sin el apoyo de sus lectores? Un loco, supongo. Bueno, eso ya lo soy. Muchas gracias a todos. Pero en especial a ti amor. Te amo James, mi lindo tigueshito. Muchas gracias por todo el amor que me has brindado. Quizá no platicamos por mucho tiempo, pero estuviste presente en mi corazón, igual que yo en el tuyo. Te amo.