Liberum Anima

Story by Alfred Sherford on SoFurry

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#1 of Sin Valley


--Caballeros, esta es la última vez que tomare una gota de alcohol. La próxima vez que me vean cruzar esa puerta seré un hombre nuevo.

--Vaya Brian, Roxana debe ser muy afortunada. Tú eres un gran tipo, y ella te merece.

--Se me hace tarde. Tengo que madrugar, pues mañana seré un hombre nuevo.

-- ¿Qué es esto?--preguntó el tigre asustado-- ¿Quién eres tu?

--Por favor, déjeme libre.

--Pero... ¿Por qué? ¿Por qué me escogieron a mí?

--Pero...--lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas--... yo mañana... me iba a casar.

Observó las cadenas que sujetan sus muñecas y sus patas. No podía parar de llorar. Echo un vistazo a la mesa donde estaban sus cosas. El pequeño estuque negro resalta a pesar de su tamaño.

-- ¿Las usare siempre? Pero es humillante.

Caminó hacía la puerta. Sus pasos generaron un eco que se escucho en toda la habitación. Le dirige una última mirada a Brian, para después abandonar la habitación. Brian trató en vano de levantarse, mientras observaba la puerta cerrarse lentamente. La luz poco a poco se fue apagando. En ese momento vio su libertad y su vida desaparecer... pasaran años para que las vuelva a ver.

Capitulo 1: Liberum Ánima

El Eslabón perdido

Científicos estadounidenses descubren un extraño virus en los restos de Sin. Mientras analizaban los huesos lo descubrieron accidentalmente. Aun no saben su origen, pero han comenzado a analizarlo para averiguar si puede ser peligroso para los humanos... Le han llamado provisionalmente H-410, pero también se le conoce como...

Causa disgusto el uso del H-410

"Mueren los huéspedes" afirma...

** **...que ha sido tachado como asesino, será usado en un hombre. "Estamos concientes del peligro que demuestra. Los animales en los que se ha inyectado han muerto. Pero si no se corre el riesgo no sabemos si puede ser perjudicial o benéfico para el hombre" afirma Ernert Ford, científico a cargo de la inves... "Tenemos quizá una esperanza para muchas enfermedades"

Accidente en los laborato...

Los habitantes de la ciudad se hayan en un estado de pánico. Durante las noches extrañas criaturas aparecen y aterrorizan a la gente. Parecen animales, pero caminan en dos patas y conservan rasgos humanos... se les ha nombrado entre las calles como antropomorfos...

Primeros ataques

Los antropomorfos cada vez ganan más terreno

Con el fin de frenar el avance de las bestias, Estados Unidos ha retirado sus tropas de todo Medio Oriente para situarlas en su territorio y así detener a los antropomorfos...

Los científicos aun no se explican como se convierten los humanos en animales...

"Vienen del espacio" afirman los descubridores de Alpha

Los antropomorfos, criaturas capaces de pensar...

_ "Que más queda... poco he encontrado sobre su pasado"_

Se pierde la guerra contra las bestias

Un acuerdo. El gobierno mundial queda en manos de los antropomorfos

_ "Solo así podían sobrevivir... era mejor que la extinción."_

El joven humano cerró el libro lleno de recortes de periódicos. Paso horas y horas buscando en librerías viejas y abandonadas en las peligrosas calles del Sector 5 de la ciudad. Solo quien este armado o quiera morir puede ir a ese lugar. Guardó en un estante el libro de recortes negro y caminó hacía la ventana.

Las luces de neón iluminan las calles a falta de luz solar. No es algo que a los habitantes les importe. Enormes edificios se ciernen por doquier. Un estilo arquitectónico similar al modernismo es el que predomina. En la zona centro, mejor conocida como Sector 1, el edificio más chico es de 3 pisos. Las calles usualmente se encuentran con pocos carros, pues los antropomorfos tienen la costumbre de caminar. Eso es algo que hace que las banquetas usualmente estén ligeramente transitadas.

Algunos le ofrecieron una bebida o una botana frente a los restaurantes. No es entupido, después de probar eso caerá inconsciente 2 minutos después. Nego con un ademán de mano y sigue su camino. Siempre niega con la izquierda, pues la mano derecha sujeta la .9 mm que lleva en la bolsa de su chaleco. Solo la suelta cuando tiene que revisar la hora en su reloj de bolsillo, de oro blanco, una verdadera antigüedad, del siglo XIX, que a pesar de los 500 años que han pasado sigue funcionando a la perfección. Son las 10:27 am. Tenía que ir por provisiones.

Al llegar al callejón, oscuro pues las luces de neón no iluminan esos sitios, observó al fondo cuatro figuras, una de ellas el pequeño grifo. Los otros tres eran un rino y dos osos, los tres vestidos con chaquetas y pantalones de cuero. Corrió hacía ellos con un sigilo sorprendente, y saltó hacía el rino dándole una fuerte patada en el rostro. El pequeño grifo se ocultó tras unos botes de basura, mientras el primer oso lo sujetaba por la espalda. El segundo oso sacó una gruesa jeringa y trataba en vano de inyectarla al humano. Pero logró zafarse y, tras arrebatarle la jeringa al segundo oso, se colocó tras el primero. Con una brutalidad rompió sus dos brazos, para después hincarlo y romper su cuello. El segundo oso trató de ahorcarlo, mientras sujetaba con su otra garra su mano izquierda, que sujeta la jeringa. El humano soltó la jeringa y la sujetó con su mano libre, para después encajarla en el oído del oso, atravesando por completo un importante órgano del cuerpo. Con esto logró liberarse de los fuertes brazos del oso. Dio un brutal golpe en su cuello para liquidarlo. Pero antes de que el cuerpo caiga al suelo, el rino golpeó al humano en la cintura con una barra de acero, cayendo de rodillas. Pero antes de asestarle un brutal golpe en la cabeza, el humano la detiene, y comienza a levantarse con esfuerzos. El rino lo golpeó en el estomago con su rodilla, para después llevarlo contra la pared. Sin soltar la barra, comenzó a cargarlo, tratando de llevar el filo a su cuello. El humano trata de patear al rino, pero su dura piel le hacía invulnerable. Sabe que de soltar la barra morirá ahorcado en solo unos segundos. Tenía que pensar rápido. Estrelló la punta derecha de la barra en la pared, y con un rápido movimiento extrajo el ojo izquierdo del rino con su mano derecha. Lanzó un chillido de dolor que es ahogado por el transito de la ciudad, y a causa del dolor soltó la barra, liberando al hombre. El humano se alejó de el, mientras el rino trataba de encontrarle.

--...s-si--contestó asustado. Ambos observan al rino seguir golpeando al aire.

Pasaron a lado del rino y se fueron corriendo hacía la calle. Antes de llegar el humano detuvo al grifo y se hincó frente a el, para revisar su cuello y sus muñecas.

--No. Solo me llevaron ahí.

--No lo se. Hace unos minutos me dijo que la esperará en la tienda que esta en la esquina. Pero ya paso mucho y aun no vuelve. Salí a buscarla y fue cuando paso eso.

--Ven conmigo, te llevaré a un lugar donde estarás seguro mientras encontramos a tu mamá. ¿Vale?

El humano se puso de pie y tomo la garra del pequeño grifo. Juntos comenzaron a caminar con un rumbo aun desconocido.

Tras unos 20 minutos, llegaron a una calle no muy transitada. No parecía haber nadie que representara un peligro. El humano toco una puerta de metal roja, y tras unos segundos se escucho una voz.

--No hay ninguna maldita contraseña--le respondió el humano.

Se escuchan algunos cerrojos, para un par de segundos después abrirse la puerta. Tras de ella se encontraba otro humano, de 22 años, 1.68m, tez morena, pequeños ojos verdes cubiertos tras una gafas, y corte militar. Vestía una playera azul y unos pantalones cortos marrones.

--Es buena. Todos buscan una contraseña inexistente.

El grifo asintió tras unos segundos y se fue corriendo a través del pasillo.

--Si. Ya estaban a punto de llevarlo. Llegue justo a tiempo. Pero será mejor que prepares su cama. Ya su madre ha de estar muerta.

--Lo se.

--A mi tampoco me han encontrado.

--No puedo. Si no los mata, los secuestran. No puedo dejar que les pase nada.

-- ¿Necesitas más dinero? Solo dime.

-- ¡Si no puedes, dímelo!--exclamó Jack.

Jack miro hacía el suelo. Se odiaba cada vez que venían esos ataques de ira. No sabía aun por que se comportaba así. Pero William no tenía la culpa. El solo es una victima más.

--Tranquilo. Jack, se que quieres salvarlos. Pero tú solo no puedes contra la ciudad y contra todos los pervertidos que viven en ella.

--Ve a descansar--le dijo tras unos segundos--. Mañana hablamos sobre esto. Cuidare bien del chico.

En caso de que los secuestradores decidan quedarse con sus victimas, pueden también hacer con ellas lo que quieran. Usualmente esto produce la prostitución, aunque es en contra de su voluntad, y les humillan hasta un punto indescriptible. Tienen que usar correas de cuero en lugar de ropa, y llevan en sus cuellos una correa con cadena, como si de mascotas se tratarán. A ellos les llaman Meretrix. Así han de ir por las calles con su Aruji. Y pueden ser humanos o antropomorfos, en eso no hay diferencia. Pero los humanos suelen ser convertidos en Doreis. Es por eso que su raza es ya un juguete.

Era usual que en su camino se encontrara con Arujis y Meretrix, pues los Doreis usualmente permanecían en las casas. Ya estaba acostumbrado a eso: miradas de tristeza, brutales cicatrices, lágrimas de dolor. Ya sabía como controlar esos sentimientos, esos deseos de saltar encima de los Arujis y matarlos a golpes.

El joven tigre siberiano, que no ha de pasar los 23 años igual que el, atado como un perro a la puerta de una tienda, con sus correas de cuero puestas, mostrando su miembro como todos los demás Meretrix. Muchas veces le ha visto, muchas veces le ha querido salvar. Pero algo se lo impedía, algo demasiado grave. Le mira con sus pacíficos ojos. Una mirada sin brillo, sin vida. Una mirada que expresa el dolor de años de tortura, años de soledad, años de sufrimiento. Una mirada sin el brillo de la libertad. Una mirada vacía.

Por un momento Jack se detiene, y junto a el parece detenerse todo. Todo excepto el y el tigre. Ambos se observan. El esclavo y el liberador frente a frente, y este último nada puede hacer aun. Nada pues eso sería arriesgar mucho más de lo que cree. Luchando contra su ser, destapa su nariz y se acerca a el. Tiene la intención de hablarle cuando alguien le detiene.

--No estoy acostumbrado a mantener relaciones sexuales con los Meretrix--le contestó Jack.

--No. Pero pienso de forma diferente. No le hallo sentido tener relaciones con un animal que ya ha sido violado muchas veces.

--Tres años señor--contestó. Su voz, mezclada con tristeza y dolor, no dejaba de ser dulce. Por primera vez Jack le escuchaba, y se sentía tan bien por eso.

Jack lo pensó por unos segundos. Tras haberlo pensado bien reinició su marcha. Miro a Brian y vocalizo una palabra que nadie escucho. Pero Brian sonrió al instante, pues supo que los labios de aquel humano habían dicho algo muy lindo. Cuidate.

Tras haber avanzado un largo tramo llega ante una puerta metálica. A la derecha hay un panel cuadriculado de color negro. Mete su mano a su bolsillo y saca una mano humana. La coloca en el panel, el cual comenzó a analizarla. Tras unos segundos la puerta se empezó a abrir. Antes de que se abriera del todo, el individuo saco una especie de lata y presiono un botón en ella, para después lanzarla al interior de la habitación. Tras escuchar una leve detonación, entró a una habitación oscura. Escuchaba el rechinido de las cámaras moverse en todas direcciones. En toda la habitación una especie de polvo translucido se encontraba flotando. Corrió a una velocidad sorprendente y, antes de que las cámaras reaccionaran, tomo un objeto alargado de un pedestal, para después salir de la habitación justo cuando las luces se encendían de nuevo.

Jack se comienza a acercar a una vieja casa cerca de los límites del Sector 1. La casa de madera parece tener 90 años, y estar cada día a punto de derrumbarse. El segundo piso ya había colapsado, mientras el primero soportaba con dificultad. Jack llega a la entrada y abre. Por dentro esta vacía. Todos los muebles que debería tener ya no están. Frente a el están las escaleras que llevaban al segundo piso. A su derecha una puerta que conduce al comedor, y a la izquierda otra que conduce a la sala. Más al fondo hay una puerta. Jack caminó hacía ella, y abrió. Unas escaleras de piedra descendían, iluminadas con antorchas, como si de un pasillo secreto se tratara. Comenzó a bajar lentamente, mientras escuchaba una conversación.

Comenzó a caminar entre las mesas, observando las armas que tenían. Muchas eran de fuego, otras eran armas blancas. También había explosivos, los suficientes para hacer un cráter en todo el sector 1. Al fondo, sobre una mesa, dos personas discutían acaloradamente. De hecho, una persona y un águila, ambos vestidos con batas blancas. El hombre, de 22 años, cabello color negro, ojos cafés y 1.76m. A simple vista es débil, y de hecho lo es, pero suele retar a aquel que se atreva a hacerle daño a los que ama. El águila, 24 años, con su plumaje totalmente café, ojos profundamente negros, 1.82m. Es más fuerte que su pareja, sin embargo no esta acostumbrado a pelear.

--Ah, hola Jack. ¿Cómo te va?--le preguntó el humano, llamado Sean Freedom.

--Tenemos algunas diferencias sobre nuestras formas de pensar en el trabajo. Es todo--contestó el águila, llamada Nick Volder--. Sin embargo, en todo lo demás somos más amables, en especial en la intimidad.

--Calla, que estas celoso por que tú estas solito. Lo que darías por tener algo de compañía en tu apartamento--le respondió Sean.

--Puedes comprar un Dorei y tratarlo con dulzura en tu apartamento--sugirió Nick.

--Solo es un consejo. No es bueno no tener relaciones sexuales.

--Yo lo digo. Anda, ¿Cuánto tiempo tienes sin estar con alguien?

--...virgen--contestaron ambos.

--Si claro. Sigues buscando el amor verdadero--comentó Nick con un tono cursi.

--Sean--repitió Nick.

--Granadas de contusión.

--Si. Tengo planes.

--Todas.

--Me pregunto que es lo que vas a hacer. ¿Rescatar al tigre siberiano?--le preguntó Nick, sorprendiendo a Jack.

-- ¿En serio?--le dijo incrédulo Sean.

--Pues desde que lo comenzaste a ver te comportas diferente. Eres mas activo, visitas más su Sector. Anda, no puedes negar que te has enamorado de ese tigre.

--Si claro.

La razón por la que se ha obsesionado por encontrarse con ese tigre es otra. No es amor, pero si es algo especial. Es algo que no puede entender por más que lo intenta. Le cuesta tanto controlar sus emociones al estar cerca de el. Observó en su camino a otros Meretrix y no sintió lo mismo. Por alguna razón al ver al tigre siberiano que ya hace dos semanas que conoció, siente... culpa. No entiende por que, pues es algo que con los demás no siente. No entiende aun por que siente culpa. O quizá no era culpa. Pero si era un sentimiento extraño, uno que ya había sentido y que no reconoce.

Jack dejó su mochila sobre el sofá y se encamino hacía el pasillo. Entró en la habitación de la izquierda y encendió la luz. Nos encontramos en su habitación, donde esta una amplía cama matrimonial, junto a ella una mesita de noche con un despertador. Casi en la esquina de la habitación hay una puerta que lleva al baño. Del otro lado otra puerta de madera que debe ser el armario. Jack se quedó quieto por unos segundos para después apagar la luz y lanzarse a la cama. Debido a que no duerme mucho y se encontraba en constante movimiento necesitaba una cama amplía y cómoda, pues era normal que algunas veces tuviera pesadillas. Tras un par de minutos logro conciliar el sueño.

Un niño pequeño escuchaba con cuidado la conversación que se daba lugar en una habitación. Pero desafortunadamente no tenía muy buen oído. Trato de escuchar mejor y abrió un poco la puerta. Sin embargo le costaba escuchar bien. Era demasiado curioso, y quería saber lo que estaba pasando. Pero de repente la conversación paró. La puerta se abrió de repente y se encontró con una sombra ante la puerta. Cayó de espalda y se echo para atrás, aterrado ante la mirada que ese hombre le estaba dirigiendo. Camino hacía el y en ese momento todo se envolvió de oscuridad.

Jack despertó en la orilla de la cama. Como ya dije, era normal que tuviera pesadillas. Y debido a eso se movía mucho. Otra razón para tener una cama grande, así no caería al suelo. Se sentó en la cama y respiró, tratando de calmarse. Había soñado otras veces con ese niño. Lo extraño es que ni siquiera le conocía. Nunca le daba importancia, pues entre sus sueños con Doreis, Meretrix y Arujis, también soñaba con personas que no conocía. Sin embargo le aterraba mucho esa sombra. Se acostó de nuevo y trató de calmarse. De repente pensó de nuevo en ese tigre. Estaba harto de sentir eso, y liberarlo era la única opción, lo haría. A pesar de que sería difícil pues había un ligero impedimento, no dejaría que nadie más le tocara.

-- ¿Con el?--le preguntó el zorro.

--Bien. Cuando terminen déjenlo en la habitación para el próximo cliente. Disfrútalo.

Tras unos 5 minutos el león, con el gorro puesto, salió corriendo. El hombre se dirigió también corriendo hacia el zorro.

--Lo que pasa es que la madre de mi amigo se puso grave, por eso se fue tan apresurado.

--Si. La catorce.

-- ¡Liberador!--gritó el zorro.

Fuera, agitado, el tigre siberiano corría entre la gente tras el hombre que lo acababa de salvar. Llevaba puesta la ropa que el león tenía. Por su mente pasaba una y otra vez ese momento. Apenas entró a la habitación, el león entró tras de el y después el hombre. Cerró la puerta y le dio un brutal golpe en la cabeza, le quito la ropa y se la dio a el, quien la reemplazo por las correas de cuero. Después salió corriendo con el gorro puesto, y había así encontrado la libertad. Ahora, corría tras su salvador, pues aun no terminaba todo.

--Deprisa, la alcantarilla.

-- ¿Qué demonios?--preguntó sorprendido uno-- ¿Dónde están?

--No señor. Parece que desaparecieron.

--Deprisa, encuéntrenlo.

Todos observaron la alcantarilla abierta, por donde parecen haber escapado. Vexen saco su celular y llamo a alguien que pudiera entrar a buscarlos. Mientras tanto, del otro lado de la pared, Jack Sheppard terminaba de quitarse la ridícula ropa que llevaba puesta, para quedarse solo con el pantalón sin el cinturón puesto y con solo un chaleco encima. Brian observaba sorprendido a ese sujeto.

--Puedes sentarte--le dijo Jack mientras entraba a la cocina.

Brian se sentó y se quito la sudadera. Su pelaje estaba totalmente sudado por el escape. No se quiso recargar para no mojar el sofá de Jack. El apareció un momento después, con dos vasos y una jarra de agua. Los puso en la mesa y sirvió agua en ambos vasos. Se sentó a lado de Brian y le dio el vaso.

--No hay problema. Recárgate, anda. Debes descansar. Además, muchos otros iguales o peores que tu se sentaron ahí.

--Se que esto es muy difícil para ti ahora, que prefieres olvidarlo...--le comenzó a decir Jack--... pero necesito saber como te capturaron, por que hay cosas que no me cuadran.

--Calma, si no quieres recordarlo... no hay problema. Será mejor que descanses.

--Mi nombre es Jack Sheppard

--Ven, te mostraré tu habitación. Te quedarás aquí unos días. Es lo mejor.

--Te quedarás aquí un tiempo, mientras te dejan de buscar.

--No es ninguna molestia. Este es mi trabajo, y debo cumplirlo.

--Lo se, pero desde hace años mi vida dejo de tener sentido. Además, soy el único en la ciudad que hace esto.

--Ahí--le dijo Jack señalando a la puerta del fondo--se encuentra el baño, por si decides tomar una ducha ahora o más tarde. Usa el jabón azul.

--Si. Quita más rápido el olor a sudor y a... semen. Además te refresca bastante.

--No hay problema.

Se levanto y entró al baño. No se veía tan elegante como la habitación, pero no puede pedir más si ya le han liberado. Se quito los pantalones, abrió ambas llaves y entra, sintiendo el agua mojando por completo su pelaje. Tomo el jabón azul de un pequeño estante de plástico bajo las llaves y comenzó a limpiarse. Tenía razón Jack, casi al instante se sintió más fresco, mientras un olor dulce desechaba ese asqueroso olor que por tres años tuvo que aguantar. Mientras realizaba eso, pensó en Jack. Le había juzgado mal. Muchas otras veces lo había visto, y siempre pensaba que algún día se encontraría en una cama siendo violado por ese hombre. Cuando lo vio en el bar, a pesar de la ropa que usaba, supo que era el. Lo reconoció por algo muy interesante que el mismo le diría después. Pero sin embargo, le salvo.

Jack se quedo sentado en la cama de su habitación. Estaba exhausto por el escape. Lo peor de todo es que tuvo que recurrir a su fuerza. Si, la verdad la adrenalina hace maravillas. Un hombre cargó un helicóptero pequeño para salvar a un amigo gracias a ella. Sin embargo, lo que Jack hizo en el callejón no lo había todos los días. Si, ya había escalado paredes, cosa que para el es algo sencillísimo, pero lanzar con tal fuerza a Brian no es algo cotidiano. A pesar de todo el miedo que en ese momento sentía, no parecía normal. "Tu trabajo no debería poner en riesgo tu vida". Brian tenía razón, liberar a los esclavos no debía ser algo por lo cual arriesgarse. Siempre salía a la calle con el temor de que lo capturaran o lo asesinaran. Pero como se lo dijo a Brian, su vida dejo de valer la pena hace mucho.

La luz se encendió de repente. Volteó hacía la puerta para ver a un nuevo Brian. Llevaba el pantalón puesto. Su pelaje por fin se veía limpió, brillante, y despedía ese dulce olor que a Jack cautivo desde hace tiempo.

--Si, adelante. ¿Pasa algo?--le preguntó mientras se sentaba en la orilla de la cama. Brian se sentó a su lado segundos después.

A Jack le sorprendió eso. Si, necesitaba saber como eran capturados para aprender más de los secuestradores. Sin embargo, muchos tardaban uno o dos días en hablar. Brian ya estaba listo para revivir ese momento.

--Es que ya lo pensé.

--Hace casi tres años, fui a un bar para... despedirme con unos amigos de mi soltería. Al día siguiente me casaba. Pero, pronto todos comenzaron a irse a causa del cansancio, excepto yo. Sabía bien como tomar para no emborracharme tan rápido. Ya solo quedaban unos cuantos en el bar cuando decidí irme. Estaba demasiado emocionado para prestar atención a mi alrededor. Al salir del bar iba pensando en ella, en lo bella que se vería de blanco, cuando me empezó a doler la cabeza. Luego caí, quede inconciente y cuando desperté ya estaba con Vexen.

--Si. Nunca supe que paso con mi prometida y con su hijo. Le pedí a Vexen que me dijera pero siempre calló. Le pedí también muchas veces que me dejará ir, pero nunca lo hizo. Me tuve que acostumbrar a la idea de que todos los días sería el juguete de alguien. Inclusive el tuyo.

--Cuando te vi la primera vez, note en tus ojos un brillo extraño. Pero como siempre, pensé que te habías interesado en mi. Me prepare para el día en que tuviera que estar en la cama contigo. Sin embargo, te seguí viendo otros días, y nunca hiciste nada.

--Por eso me sorprendí tanto cuando me liberaste. Cuando te vi esta tarde, supe que eras tú. A pesar de la ropa que llevabas, supe que eras tú. Por ese mismo brillo en tus ojos. Era... una ilusión, un sueño. Era algo que jamás había visto. Al menos pensé que lo harías con dulzura, pero no, me liberaste. De algún modo, se que algo en mi te interesa. Si dices que tú labor es liberar Meretrix, ¿por qué tardaste tanto en liberarme si ya me habías buscado tanto? Pues querías comprobar que era ese interés.

--Si, tienes razón. Desde que te vi sentí algo extraño. Comencé a investigar, pero encontré otra razón para interesarme. Para liberar a un Meretrix necesito todos sus documentos, para así poder cambiar su identidad y darle una vida nueva. Pero contigo... hay un problema--Jack se puso de pie, y con un tono más severo le dijo--. Brian Dawson no existe en los Registros, y quiero saber que fue lo que hiciste.

-- ¿Pero que...? No puede ser.

--Pero... yo no hice nada. Estaba trabajando en un restaurante como chef. Me conocían bien pues había preparado un menú con base en los platillos exóticos de ciertas regiones del país.

--Jamás le hice daño a nadie. De hecho, me iba a casar solo por que había tomado cariño al hijo de mi prometida. Mis amigos lo sabían y me felicitaban por eso. Quizá alguna vez engañe a algunas personas, pero no pudo ser tan grave.

Brian entonces observó como sus sueños se esfumaban de nuevo. Jamás se le otorgaría la libertad, jamás volvería a ver a las personas que amaba. Sería por siempre un juguete. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

--...--Brian no paraba de llorar. Pero lo que Jack hizo después fue algo que lo sorprendió. Soltó sus garras y le dio un fuerte abrazo. A pesar de que el tigre era más fuerte, se sintió débil en medio de los brazos de Jack.

--... confió en ti--le contestó mientras le devolvía el abrazo.

De repente, en la pared se proyecto una sombra. Se puso de pie de un brinco, mientras escuchaba alguien subir apresurado la escalera de emergencias. Jack salió por la ventana y miro hacía arriba. Alguien estaba ahí, huyendo. Comenzó a subir rápidamente las escaleras, tratando de alcanzar a esa persona. Pero es más rápido. No son muchos pisos para llegar a la azotea, pero está algo cansado. Sus piernas le piden un descanso, pero su cerebro le dice que ha de seguir, pues nada bueno podía hacer alguien espiándolo.

-- ¿Quién eres?--preguntó Jack tras haber recobrado el aliento.

-- ¿Qué? ¿De que estas hablando? ¿Qué hacías espiándome?

--Entonces dime por que me espiabas.

-- ¿Qué? ¿Quieres decir que estoy obligado?

-- ¿Qué les pasará a mis amigos?

-- ¿Dinastía?

Bienvenido mi querido lector, jeje. Antes que nada, me disculpo por mi ausencia. Pero por problemas personales tuve que, obligatoriamente, descansar. Pero ya he vuelto, listo para seguir. Tratare de publicar un capitulo al menos cada semana. Sabes, hace mucho que me surgió esta idea. Ahora ya tengo tiempo de dedicarme, no por completo, a ella. Mi misión con Sin Valley es tratar de mostrar el mundo en el que viviremos, de forma exagerada, en unos años si no hacemos nada en contra de las perversiones que ya podemos ver por las calles. Y si, en unos años, sin temor a equivocarme, el mundo se encontrará tal y como lo describo aquí, sin los antropomorfos claro. Sin embargo, no todo será un mensaje, pues aun tengo mi estupenda trama hecha jeje. Te agradezco el tiempo que dedicaste a leer este capitulo, prometo darles una larga saga también.

Alfred Sherford

Palabras extranjeras

Liberum Ánima: En latín, Liberum es libertad, ánima es alma. Quiere decir liberador de almas, con respecto al trabajo de Jack.

Aruji: Significa amo en japonés. Es el dueño de un Dorei o un Meretrix.

Meretrix: Prostituta en japonés. Están obligados a prostituirse y a seguir las órdenes de sus amos, en la ficción claro esta. Debido a que no hay un término que designe a los hombres, este término es usado para ambos géneros.

Imperfectos: Quizá... no es buen momento aun de decir quienes son ellos. Pero para no dejarlos con tanta duda, puede ser tomada como una especie de... policía. A lo largo de la historia se sabrá más de ellos, igual que de la Dinastía.