Cambio de vida

Story by terkm on SoFurry

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#2 of Periplos de Gami


Primero, gracias a BanchouFrikie y a Qazpoi por dejarme poner sus personajes en esta historia (no os defraudaré!!!!). Luego, lo mismo que en el anterior cap, no contiene muchas relaciones m/m pero pronto la tendrán. Disfruta de la lectura

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Capitulo 2: Cambio de vida

Gami se quedó en el hospital durante todo el día sin decir ni una palabra. Caminaba sin rumbo fijo, quería estar solo. Se paró en medio del largo pasillo y se apoyó en la pared. No supo cuanto tiempo estuvo pero el caso es que se le acercó un chico humano

-Perdona -dijo el chico- ¿sabes donde está Gami Galbis?

-¿Eres familiar suyo o que? -le dijo en tono cortante

-No, pero quería saber si estaba bien. Me he enterado de lo que le pasó, tuve que venir aquí porque me preocupa.

-¿Te preocupa? Serías el primero

-¿Tu crees? Porque sé de alguien al que le preocupas mucho -dijo mirándole a los ojos. Sabía de sobra que era él

-... ¿A quien le preocupo si se puede saber?

-A muchos del orfanato. Muchos perdieron a sus padres siendo más jóvenes que tú y saben lo que se siente

-¿Qué pasa? ¿Tú eres uno de ellos?

-No. Pero me paso por el orfanato todos los días y los chicos y chicas que están allí están muy tristes... y no todos tienen la suerte que tú tienes

-¿Qué tengo suerte? ¡He perdido a mis padres!

-Y alguien ya quiere adoptarte aunque no hayas entrado en el orfanato

-¿Qué? -soltó mirándole con los ojos muy abiertos

-La familia Minch

-¿Minch? Ese apellido me suena...

-Espera -dijo el chico sacando un papel de su bolsillo- ellos son: Jack Minch, el padre; Miranda Minch, la madre y su hijo Lydon Minch

-Lydon... -fue lo único que dijo

-Lo conoces, ¿verdad? Es el matón del instituto y el que convenció a sus padres para que te adoptasen

-¿¡Como!? -preguntó con una expresión de alegría en su rostro

No se imaginaba que hubiera sido él el que quisiese adoptarlo. Sintió una alegría inmensa y abrazó al chico de la emoción. Este último le "correspondió" el abrazo. Comprendía que estuviera contento pues que te adopte alguien te hace muy feliz... todo lo feliz que puedes estar si pierdes a tus padres

-Vale vale, que me aso -dijo el chico- que desprendes mucho calor

-¿Eh? Oh, perdona -se disculpó soltándolo-. Pero es que estoy muy feliz

-Ya lo veo... pero hasta que no entres en el orfanato no te podrán adoptar. Así que ponte bien, ¿vale?

-Si -le dedicó una sonrisa agradecida

Nunca se sintió tan afortunado como en ese momento, aunque también estaba triste por el accidente reciente. Que un chico humano se preocupara por él sin ni siquiera conocerlo y encima decirle que ya lo querían adoptar era lo mejor según él.

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Al día siguiente no fue al instituto para poder reponerse por la muerte de sus padres y para instalarse en el orfanato. Cogió sus pertenencias que no estaban calcinadas y las metió en una bolsa. Le echó un último vistazo a la casa y se fue entristecido al orfanato donde se instaló para pasar allí pocos días... si es que aquel chico humano decía la verdad.

Al poco rato de entrar se encontró con el chico del día anterior.

-Hola Gami -saludó el chico- ¿Cómo estás?

-Mejor... ¿y tu?

-No me puedo quejar. Por cierto, Lydon me ha dicho que te de saludos

-¿En serio?

-Si. Estaba yo en tu clase hablando con un amigo cuando entró él buscándote

-¿Estaba buscándome?

-Exactamente. Supongo que para darte la noticia de la adopción, pero al ver que no estabas puso una cara más dura de la que tenía. La curiosidad me pudo más y le pregunté si le buscabas. Le dije que estabas aquí y me dijo que te dijera que te mandaba saludos. Pero no sé, algo me dice que pasa algo... -pensó en voz alta con la mano en la barbilla

-¿Tú crees?

-¿Eh? No, solo estaba de broma -mintió con una sonrisa en la cara. Era muy bueno para las mentiras y hasta él se creía, a veces, las suyas propias.

-Me preocupas...

-Venga, no te lo tomes en serio. ¿Qué te parece si te enseño el lugar?

-Esto... gracias, pero prefiero descansar un poco en mi habitación

-Oh... es cierto, debes de estar muy cansado

-Un poco...

Iba a decir algo más pero escuchó como se abría la puerta de entrada. Alguien entraba muy apurado y le preguntaba algo a una mujer que trabajaba allí. Esta, señaló a Gami y al chico humano y el sujeto fue corriendo hasta ellos. Gami lo oyó todo por su desarrollado oído. Se dio la vuelta y se encontró con que Lydon estaba corriendo hacia ellos y al llegar miró al humano.

-¿Se lo has dicho?

-Si, ya se lo dije ayer -respondió el chico algo confundido

-¡Mierda! Gami -dijo dirigiéndose al labrador- lo siento, pero no... no te podemos adoptar

-¿Qué?

-Yo dije que te adoptaríamos, pero mis padres no quieren... lo siento Gami

-... voy a mi habitación

El perro, con la cabeza gacha, se fue despacio a su habitación intentando que no le salieran lágrimas. El humano le dirigió una mirada asesina al lobo y este, como movido por un resorte, fue corriendo hacia Gami y lo agarró por el brazo

-Gami, no te enfades por favor. Yo no quería que pasase esto

-Nunca he dicho que estuviera enfadado... -se le escapó una lagrima que le fue resbalando por todo el rostro

-No llores... ya verás que al final te podrás venir conmigo...

-Déjame -se soltó y se fue a su habitación de nuevo lentamente

-Gami... -susurró el lobo por lo bajo. Se volvió y se fue algo enfadado

-Vaya par -exclamó el chico que fue a hablar con más huérfanos que por allí había

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Anared estaba de camino a su casa pues acababa de salir del instituto. Iba a su ritmo, tranquilo, admirando el parque por el que siempre pasaba. Lleno de plantas por doquier, animales, un pequeño lago... un sitio lleno de vida. Para disfrutar de aquello cerraba los ojos pero, aquella vez, la suerte quiso que Anared se chocara con una persona

-¡Lo siento! -exclamó el Husky al instante pero se quedó mudo al ver con quien se chocó

-No, perdóname tú a mí Anared -se excusó una perra de la raza Yorkshire- estaba pensando en otras cosas

-Laica por favor, si Hybrid ve que me he chocado contigo me mata, y no quiero pelearme más con ella

-Porque te gusta... ¿no? -insinuó Laica

-¿¡QUE!? ¿Gustarme? ¿Tu hermana? ¡Ni loco! A mi me gusta otra

-Yinne... ¿a que sí?

El Husky desvió la cara con cierto rubor en el rostro. Laica había dado en el clavo. Yinne, la orca de su clase, era la que le gustaba al perro.

-¿Y tú que sabes?

-No hacéis buena pareja...

-¿Y que? -le dijo mientras se volvía y la miraba fijamente

-Pegarías más con mi hermana o conmigo antes que con ella...

-¿Insinúas algo?

-No malpensado... pero un perro y una orca no pegan ni con cola. Además, ella ya tiene novio

-Ya lo sé... nunca he dicho que se lo fuera a decir... -desvió la mirada para que no le viera la cara

-Venga tonto -le abrazó por la espalda- ya verás como te fijas en otra

-Pero yo no quiero a otra... la quiero a ella -le empezaron a caer algunas lágrimas- aunque sé que nunca será mía...

Así se quedaron un tiempo, abrazados, Laica consolándole y Anared contándole todo lo que no se atrevía a decir, ajenos a que cierta persona les estaba viendo

-Que fuerte. Ya verás cuando se entere la clase -se dijo para sí misma la orca

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Llegó por fin la mañana y en el orfanato solo se veía a chicos y chicas con mochilas salir rumbo al instituto. Gami salió por fin del orfanato. Se dirigió al instituto por un nuevo camino ideado el día anterior. Recorrió algunas calles y ya estaba en el mismo punto donde se despidió de Anared el otro día y, casualmente, se lo encontró allí mismo

-Hola Gami -le saludó- ¿Qué te pasó ayer? ¿Por qué no fuiste al instituto?

-Porque... no podía... -respondió solamente

-¿Y por qué no?

-Porque no podía. Ya lo has escuchado, ¿no? -dijo Lydon colocándose al lado de Anared

-¿De donde sales? -preguntó algo molesto Gami

-No le hagas más preguntas -le dijo el lobo al husky antes de adelantarlos e irse por su cuenta

-¿Qué le pasa? -pensó en voz alta Anared

-Déjalo, estará enfadado... o triste -terminó el labrador con cara pensativa antes de aligerar el paso- vamos, que llegamos tarde

Los dos perros corrieron el tramo que les quedaba antes de entrar al instituto. Entraron a clase y todos los cerraron en un círculo

-Gami, ¿te encuentras bien? -preguntó uno

-Anared, así que te has echado novia... -dijo otro

-¿Qué te pasó ayer? ¿Fue lo de tus padres? -preguntó otro

-Eh tú, ¿Cómo puede ser que tengas de novia a una yorkshire? -continuó otro

Así, a los dos los bombardearon con preguntas y más preguntas (aunque no escuchaban ninguna) hasta que llegó el profesor de aquella hora. Era un tigre alto con el pelaje completamente amarillo.

-Hola, me llamo José y seré vuestro profesor de naturales. Para el próximo día, que creo que es mañana -dijo sacando un papel- si, es mañana. Para mañana traéis todos el libro, pero hoy vais a hacer una ficha para saber yo vuestro nivel aproximado.

Sacó unas cuantas fichas y las repartió por toda la clase para después pasar lista. Fue nombrando uno por uno hasta llegar a Gami

-Gami Galbis -dijo con sorpresa

-Soy yo -levantó la mano el labrador

-Siento mucho lo de tus padres -dijo muy serio el profesor

Gami se quedó mudo. No había dicho a nadie lo de sus padres... pero no solo era el profesor, era toda la clase la que lo sabía. El chico volvió a su trabajo tristemente y el profesor nombró a los chicos y chicas que le quedaban.

Al poco rato, llamaron a la puerta de la clase y la abrió el profesor. Se quedó en la puerta hablando con un chico humano para después decirle a Gami

-Gami, ¿puedes salir un momento?

Gami salió de la clase y vio al chico del orfanato. El profesor se metió en la clase y cerró la puerta

-¿Qué quieres ahora? -preguntó con brusquedad

-No te pongas así que no es mi culpa lo que te ha pasado. Ven un momento

Los dos fueron por el pasillo hasta una puerta y entraron. Se encontraban en una clase vacía, con un video y una pizarra. Veinte o treinta sillas esparcidas por toda la clase le dio a Gami la idea de que habría estado una clase allí hacía poco.

-Quería decirte dos cosas. No sé si te lo habrán dicho pero en las noticias salió lo de tus padres y dijeron que estabas en el hospital y tal. Se me olvidó decírtelo. Y, segundo, hay algunas familias que quieren adoptarte. Pero la familia Minch no es una de esas.

-Pues vaya, preferiría haberme enterado por mi cuenta

-Oye -se acercó a Gami- no te enfades conmigo. Yo no tengo la culpa de que los padres de Lydon no quieran adoptarte. Ellos se lo pierden

El labrador levantó la mirada

-¿Algo más?

-No. Ya puedes irte a tu clase

El humano se fue a su clase y Gami hizo lo mismo. Al llegar, se puso de nuevo a hacer la ficha y se la entregó al profesor. Empezó a mirar hacia todos lados por el aburrimiento y vio, a través de la puerta que estaba abierta, cómo una ardilla miraba atentamente a Anared pero, al ver que Gami la miraba, se fue muy apurada hacía una clase. Gami sonrió. Pero, antes de que pudiera pensar algo, sintió que le llamaban. Se escuchaba muy bajo por lo que, seguramente, alguien querría decirle algo. Miró hacia todos lados con disimulo pero nadie lo llamaba. Sin embargo, aquella voz le seguía llamando. Llegó un momento en el cual empezó a escuchar dos en vez de una. Una de mujer y otra de hombre, pero todavía no distinguía las voces muy bien como para saber de quien se trataba.

Tocó el timbre y el profesor se fue por la puerta mientras todos se levantaban para hablar con otros compañeros. El labrador se quedó pensativo mirando hacia la puerta y se percató que de nuevo la ardilla estaba allí y miraba por un momento a Anared. Pero la ardilla siguió su camino al segundo mientras un lobo veía a Gami desde el pasillo. El labrador se dio cuenta y se apresuró a coger sus libros para que Lydon no lo viera. Anared se acercó a Gami

-Gami, ¿les ha pasado algo a tus padres?

-Murieron en un incendio -dijo sin prestar atención a lo que decía

-¿Qué? Lo siento mucho...

-No... pasa... nada...

-¡Anared! -Le reprochó una terrier australiana- no tienes por qué recordárselo

-Pero si no lo sabía -le dijo molesto

-Por favor Gami, perdónale por ser tan ignorante

-¿Yo? ¿Ignorante?

-Si tú, que eres un cabeza perdida

-No les hagas caso -le dijo una yorkshire- son siempre así

-Me lo imagino...

-Me llamo Laica -dijo la yorkshire

-Yo Gami... aunque supongo que lo sabrás

-Si. Debe de ser duro perder a tus padres...

-Hay cosas mas duras...

-¿Cómo cuales?

Gami no respondió. En realidad lo dijo sin pensar así que no supo contestarle. Y antes de que pudieran hablar más, el profesor de esa hora llegó. Era un caballo con el pelaje marrón y blanco. Se llamaba Pedro y les daba tecnología.

Al fin tocó la campana y todos salieron al recreo. Gami se quedó sentado en unos bancos delante de la entrada después de comprarse la comida. Vio pasar a la gente mientras comía y sintió que alguien se sentaba a su lado.

Se fijó en quien se sentó a su lado. Era una pareja de lemures, mayor que él, que se daban la mano mientras se hablaban dulcemente. A Gami le pareció algo cursi y se le escapó una risita. El chico que estaba a su lado se volvió

-¿De que te ríes mocoso?

-¿Yo? De nada -respondió muy serio

-Te has reído de mí ¿verdad? -se levantó y obligó al perro a levantarse- no sabes con quien te has metido

-De verdad que no me he reído de ti

-¿A no? ¿Y de que te reías?

-Esto... yo...

Gami se quedó en silencio y alzó la mirada. La alzó justo a tiempo como para que pudiera esquivar un puñetazo lanzado del lémur. La gente se empezó a poner alrededor

-¿Cómo te atreves a esquivarme?

-¿Qué derecho tienes ti para darme un puñetazo?

-Niñato insolente -dijo antes de darle otro puñetazo que, esta vez, le dio en la barriga.

Gami se quedó tumbado en el suelo con las manos en la barriga mientras la gente se acumulaba más y más alrededor. El lémur se acercó con confianza a Gami. El perro, al ver que estaba su atacante cerca, le dio una patada y lo mandó al suelo acompañado de las risas de los espectadores.

-Aunque te hagas el chulito, eres muy débil. O eso o eres muy confiado porque yo tampoco tengo mucha fuerza.

-¡Basta ya! -dijo un hipopótamo- ¿Qué está pasando aquí?

-Ese perro me ha dado una patada sin motivo -dijo el lémur

-¿Qué? ¡Mentiroso! Has empezado tú con el puñetazo

-Cállate -dijo dirigiéndose hacia Gami- Pit nunca miente

-Señor director -dijo una voz a su espalda- Gami dice la verdad, Pit empezó

Todos se volvieron hacia la voz. Lydon estaba detrás del director hipopótamo. Después de aquello, miraron a Gami cuchicheando entre ellos.

-¿Es cierto eso Pit?

-N-no, claro que no

-Venga Pit, eres uno contra dos -dijo el lobo- confiesa

-Que no he empezado yo la pelea -insistió el lémur

-Bueno, pues si no sale el que lo ha empezado, los dos os llevareis un parte -dijo el director

-¿Qué? -dijeron los dos acusados antes de que sonara la sirena

Todos volvieron a sus clases excepto el lémur que se fue con el director. Gami sentía como si alguien le pusiera algo en la espalda, pero no tenía nada ni nadie detrás. Llegó la profesora de ese turno. Era una águila con las plumas totalmente marrones. Su nombre era Emma y daba música. Sacó uno por uno a la pizarra a que entonaran y, cuando terminó, cantó ella. Todos se sorprendieron de la voz que tenía Emma. Era una voz dulce que les hacía sentir que les llevaba a otro sitio, más tranquilo y acogedor. Gami cerró los ojos al igual que sus otros compañeros, pero empezó a sentir algo e inseguridad. Notaba algo rozándole pero no notaba a nadie. Entonces alguien pegó un grito y giró la cabeza para ver quien fue. Se trataba de una chica a la que, mientras tenía cerrado los ojos, le habían tirado de la silla y pegó un grito por el susto. Acabó la hora y la profesora salió de la clase. La chica se levantó y le gritó al causante de todo

-¡ANARED! ¿Cómo se te ocurre hacer eso niñato de mierda?

-Cállate ya Satine, que eres muy gritona

-¿Qué me calle? -le dio una bofetada en la cara- Tú a mí no me das órdenes

-Y tu a mí tampoco -le respondió el Husky levantándose y provocando que se cayera al suelo- ¿tu te crees que es normal que me hayas dado una bofetada?

-Y más te merecías -dijo aún en el suelo

-Ejem ejem -tosió alguien desde la puerta

Gami se dio la vuelta para ver quien hizo eso. Al mirar, vio a una gata vestida con una camisa, y una falda negras mientras que las uñas, los zapatos y el bolso eran rojos

-Señores, ¿se van a callar ya?

Todos se giraron y, al ver a la gata, se sentaron en sus respectivos sitios

-Ya está bien hombre. Que se escucha desde la otra punta del pasillo

Entró en clase y se puso en la mesa. Pasó lista, sonriendo cuando pasó por Anared, y se presentó.

-Soy Vanessa, vuestra profesora de matemáticas -vio como a Anared se le palidecía la cara- y os enseñaré como sea las matemáticas. Siento no haber podido venir ayer pero estaba ocupada

-¿En que? -se apresuró a decir Anared

-En lo que no te importa -le respondió como si fuera un niño pequeño a lo que Satine, Hybrid y algún que otro chico se rieron

-Eres muy mala conmigo -se quejó el Husky

-Fui muy buena contigo. No querrás que te trate igual, ¿no?

-No -respondió con un escalofrío

Gami sonrió. Si se conocían de antes, iban a tener clases muy raras pero divertidas, o por lo menos eso era lo que presentía.

Pasó la hora y la mayoría se fue al recreo, incluida la delegada. Gami se quedó un momento, al igual que Anared, la profesora Vanessa y algunos compañeros más. Anared se acercó a Vanessa y se dijeron cosas en voz baja. Gami escuchó algunas risas algo bajas y vio que se llevaban muy bien. Las últimas compañeras salieron, al igual que la profesora dejando a Anared y a Gami solos en la clase durante todo el recreo. Después de aquello, les tocó educación física con Rosy y francés con una cierva llamada Arancha. Tocó la sirena y todos se fueron para sus casas. Gami salió del instituto y se encaminó al orfanato. Por el camino se encontró al humano (no sabía su nombre), a Lydon y a dos chicos más juntos. Los dos chicos eran un León de 1.80 metros, con unos pequeños ojos azules, con algo de músculo, y una melena roja que llegaba hasta su pecho, el otro era un tigre era alto como de 1.87 y gordo. Sus ojos verdes miraban con disimulo a Gami y éste lo notó.

-Hola -saludó el humano enérgicamente- ¿cómo estás Gami?

-Esto... yo... -dijo algo intimidado por el león y por el tigre

-Tranquilo, no mordemos -se burló el tigre

-Si... decídmelo a mí -soltó el chico

-Tú te callas -le cortó el león dándole una colleja

-¡Oye!

-Basta ya -dijo Lydon aunque siguieron discutiendo- James tiene razón, no mordemos. Y yo menos -dijo acercándose a Gami- puedes confiar en nosotros

-Claro, puedo confiar en los matones del insti...

-¿No te he demostrado ya varias veces que puedes confiar en mí?

-... -desvió la mirada

-Mírame -dijo acercando más su cara a la del perro poniendo sus manos en los hombros de este último

-¿Qué haces? -dijo totalmente rojo por tener su rostro tan cerca

-Venga, sabes que es cierto que te lo he demostrado... no te empeñes en estar enfadado. No soporto que alguien tan mono como tú esté así conmigo -le dijo en le oído

Gami se puso mucho más rojo al oír aquello. Lydon se alejó un poco de él y volvió con sus amigos. Ahora fue el león quien se acercó a Gami antes de que se fuera

-Se ve que te gusta, ¿lo sabe alguien? -el labrador le envió una mirada asesina- Si sabes que soy uno de los matones, ¿por qué me tratas así? -Gami reaccionó de una forma brusca- me llamo Alfred. Si me necesitas me lo dices ¿vale?

Alfred también se alejó de él y se fue con el grupillo. Gami se fue corriendo al orfanato muy confundido. Una vez allí, alguien le tocó para llamarle la atención. Era un zorro de apariencia joven. Medía 1,82 metros aproximadamente. Vestía ropa bastante normal pero con algo de elegancia. Gami observó que tenía los ojos marrones.

-¿Eres Gami? -Le preguntó el zorro

-Si, soy yo

-Hola Gami -dijo abrazándolo- me llamo Luis, he venido a adoptarte

-¿QUÉ?

-Puede que ahora no te guste la idea, pero verás que bien te lo vas a pasar conmigo -le dijo con una sonrisa en la cara

-N-no es eso pero... -le miró directamente a los ojos y se reconfortó un poco. No parecía nadie malo- no sé, es que se me hace raro...

-Si, ya te entiendo. Ha pasado muy poco desde que pasó aquello -dedujo con una sonrisa triste en la cara- por eso estás así. Pero no te preocupes, yo te intentaré cuidar como lo hicieron tus padres ¿vale?

-S-s-si...

-Que mono -exclamó abrazándole

Al perro se le ensombreció la cara "¿Que pasa?" pensó "Es que es un pedófilo ¿O que? ¿Por qué me abraza tanto?"

-Ups -exclamó al darse cuenta de que le abrazaba-. Perdona por abrazarte, pero es que estoy contento de poder adoptarte

-¿En serio?

-Claro que sí. Venga, vamos a ver a la directora para firmarle los papeles.