Sentencia

Story by Alfred Sherford on SoFurry

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#7 of El Lobo guardian


Bueno, doy inicio a la séptima parte, jaja, ya acercándose a lo que yo podría llamar final de temporada jaja. Agradezco a todos los que me han seguido desde el comienzo de mi trayectoria. Son ustedes una de las razones por las cuales sigo escribiendo, después de mi James. Ahora ya tengo un enfoque más... real de mi trabajo, excepto en lo de las escuelas. Espero que la historia que a continuación escribo les agrade, pues no es algo que usualmente uno diga que puede pasar. Disfrútenla.

Mi tigueshito, te amo, jamás lo olvides. Se que hemos pasado momentos difíciles, pero no pienso alejarme de ti jamás, ni tampoco dejar de ayudarte. Eres lo que me sostiene en este duro mundo lleno de injusticias. Pagare todo el amor que me has dado, y este es solo un comienzo. Te amo James

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Ya han pasado 3 meses. James y yo si fuimos aceptados en nuestras respectivas escuelas. James en el Instituto de Gatronomia de Madrid. Yo en la Escuela de Periodismo de la UAM. Hasta el momento no se nos han presentado dificultades. Somos buenos estudiantes, y nuestras calificaciones son motivo de orgullo. Hasta el momento nuestra estancia en Madrid también es buena. Tenemos ya algunos amigos realmente importantes. Por ejemplo, esta Alan, el gato blanco de 17 años, 1.75m, con ojos amarillos. Su largo cabello es negro con puntas blancas. Tiene una mancha negra en el ojo derecho y la oreja izquierda negra, y con dos aretes en la oreja derecha. Me sorprendí al ver que en su guardarropa solo hay pantalones grises, camisas blancas y varias chamarras negras. Siempre viste lo mismo, que raro. Ah, pero jamás olvida sus googles rojos, siempre colgando en su cuello. También esta el zorro Ernesto Reyes, mi profesor de Historia Universal. De 32 años, es un tipo muy amable. Pelaje rojo con una mancha blanca en el pecho, brillantes ojos azules, 1.82m. Siempre viste con traje café, con elegancia. Y el grifo Enrique Torreblanca, mi profesor de Sociología. De 1.83m, con ojos azules, un plumaje café, con largas alas blancas. Puede uno decir que tiene una melena casi mayor que la mia. Fue decepción para muchas mujeres el saber que el es homosexual. Es muy simpático, el mejor maestro que he tenido, pero a sus 35 años dejo de buscar pareja, pues ya ha tenido muchas decepciones. Y que hay del labrador Gami, de 1.68m, 15 años, grandes ojos marrones, pelaje color vainilla y cabello negro. Es el hijo del dueño del edificio. No es temperamental, ni tiene vicios a diferencia de Alan, pero es algo timido, lo que le ha dificultado un poco encontrar pareja. Aunque con las personas que conoce es algo extrovertido. James y yo nos hemos esforzado por encontrar quien comparta su vida, pero es algo complicado. Solo que se la pasa leyendo libros, jeje, tiene una habitación llena de estantes repletos de libros de toda clase.

Fuera de ellos conocemos a muchas otras personas, pero ellos son los que más estimamos. Vivir en Madrid estos tres meses también ha sido fácil. Nos hemos adaptado a la ciudad, sin dificultad alguna. Al principio teníamos dudas sobre los sitios que podíamos visitar, pero Gami y Alan siempre nos estuvieron ayudando. Ahora que lo pienso, hacen buena pareja... pero bueno, suposiciones nada más. Después de eso no tuvimos complicaciones para acostumbrarnos a la ciudad.

Pero bueno, a lo nuestro. Es viernes, y estoy a punto de terminar el primer semestre. Tengo que comenzar a estudiar para mis exámenes, que no son difíciles, pero si tediosos. A tan solo algunos minutos de que termine la clase de historia, ya tengo todas mis cosas guardadas, excepto mi pesado libro de historia. Finalmente suena la campana.

--Bueno jóvenes, estudien bien. El examen será la próxima semana y no será fácil--nos advierte el profesor Reyes.

-- ¿Qué vendra en el examen?--pregunta un halcón llamado Héctor, después de mi, el mejor de la clase.

--Les mandaré mañana la guía, por mientras estudien lo que vimos ayer y hoy. Que pasen buen fin de semana.

Todos comienzan a guardar sus cosas, y después salen del salón. Yo soy el último en salir. Apenas salgo choco con el profesor Torreblanca.

-- ¡Ah!--suelto mi libro de Historia--Maestro, discúlpeme.

--No te disculpes Alfred--levanta mi libro y me lo entrega--. Fue en gran parte mi culpa. Ando algo ocupado y no debí caminar tan cerca de la puerta.

--Bueno, no se disculpe. Ambos tuvimos la culpa.

--Eso si. ¿Estas listo para los exámenes?

--Bueno, jeje, ando algo preocupado. Es la primera temporada de exámenes. James también se siente algo estresado.

--Eres un buen estudiante, igual que el. No tienen por que ponerse nerviosos.

--Lo se.

--Bueno, de hecho te estaba buscando para hacerte una propuesta.

-- ¿En serio?

--Si. Como sabrás, los estudiantes de primer año no tienen la experiencia para trabajar en el periódico escolar. Pero debido a tus altas calificaciones, hable con los profesores encargados y piensan darte una oportunidad de entrar.

-- ¿En serio?--pregunto emocionado.

--Si. Pero para entrar debes presentar un trabajo que convenza a los profesores.

-- ¿Cómo?

-- ¿Conoces el caso Frederick Ford?

--Si, el joven infectado de SIDA.

--Bien, entonces debes de saber que hasta el momento solo el sabe como se infectaron todos, pero se ha negado a dar una entrevista. Ahora el se encuentra en fase terminal, y los doctores no le dan muchos días de vida. Debido a esto, el joven Frederick acepto dar una entrevista, y como el estudió aquí, decidió que uno de los estudiantes se encargará. Y pensé que a ti te gustaría...

-- ¿En serio?

--Si.

-- ¡Wha!--no puedo ocultar mi emoción y le doy un fuerte abrazo-- Muchas gracias profesor.

--No agradezcas, te lo ganaste--lo suelto y me alejo unos pasos.

--Bueno... jeje, no pude evitarlo.

--Despreocupate. Solo que la próxima vez... am... no seas tan efusivo. Recuerda que... a veces se puede olvidar la relación maestro alumno.

--Ah...--al oír eso comienzo a sonrojarme por la vergüenza--... lo siento profesor.

--Tranquilo. Aunque no fuera profesor, te debo respetar, tomando en cuenta que ya tienes pareja. Debe ser James muy afortunado.

--Si, supongo--me siento en una de las bancas que están tras de mi, seguido por mi maestro.

--Eres un joven muy dulce. Si no fuera tu profesor y no tuvieras pareja...

--Lo se. Incluso usted es un buen tipo. Debería salir a buscar a alguien.

--No es tan fácil. Muchos solo buscan diversión de una noche.

--Quizá busca en el lugar equivocado. A veces el verdadero amor esta frente a sus narices y no logra verlo.

--En eso tienes razón. Pero cuando has sufrido tanto es muy difícil creer que encontraras el amor.

--Eso tiene sentido. Pero no es excusa para que deje de buscar. No puede darse por vencido solo por que las cinco relaciones que ha tenido han fallado.

--Lo se, lo se. Quiero encontrar con quien pasar el resto de mi vida, pero tengo miedo que me vuelvan a herir.

--El que no arriesga no gana. Cuando aun estaba en la prepa, mi profesora de ingles tenía cuarenta años, y seguía yendo a fiestas y antros buscando a su pareja.

--Se nota que no pierde la esperanza. Quizá tengas razón, no puedo rendirme aun. Pero...

--El amor no es solo felicidad profesor. A veces es un largo camino de sufrimiento--le explico, recordando los años que pase antes de encontrarme con James.

--Supongo que lo dices por ti.

--Si.

--Seguiré tu consejo--me contesta tras unos segundos. Ambos nos levantamos, y me pone su garra en mi hombro mientras voltea a verme--. Tiene una buena cualidad, dices a los demás lo que deben oír, no lo que quieren oír. Consérvala, por que te puede ayudar mucho.

--Lo haré profesor.

--Bien. Mañana debes estar temprano en el hospital para hacer el trabajo. Recuerda una cosa, esta muy delicado. Cualquier infección lo puede matar.

--Tranquilo profesor. Tendré mucho cuidado.

--Ya hable con los doctores encargados. Solo tienes que preguntar por el doctor Rodríguez.

--Ok. Y por cierto, ¿Cómo me ayudara esto?

--Exentaras algunas de las materias. Solo tendrás que estudiar para lengua extranjera e historia.

--Genial. Así tendré más tiempo para ayudar a James. Gracias profesor.

--No hay problema Alfred. Y no me digas profesor, me haces sentir más viejo. Además, no estamos en horas de clase.

--Respeto a los mayores.

--Buena esa--me sacude la melena y da la vuelta--. Ten buen fin de semana.

--Igualmente profesor.

Doy la vuelta y salgo de la escuela. Saludo a algunos de mis compañeros y camino hacia el estacionamiento. Subo a mi auto (un Peugeot 407, cortesía de mi padre) y me voy.

Al llegar a casa veo a James en la cocina. Por lo visto no me escucho llegar. Cierro la puerta lentamente y dejo mi mochila sobre una silla. Entro sigilosamente a la cocina, usando mis habilidades de depredador y mis patas acolchonadas. Antes de que se pueda dar cuenta, lo abrazo por la cintura y pego su espalda a mi pecho.

-- ¡Ah! Alfred... no hagas eso.

--Discúlpame amor, pero no pude resistirme.

--Si claro, como no eres hipertenso.

--Tú no eres hipertenso.

--Finjamos que lo soy, así no tendré que presentar exámenes.

--Ya, no te pongas así. Te tengo una sorpresa.

--No serás el único, pero prefiero esperar a la noche.

--Pues entonces yo también. Eso huele bien.

--Es besugo. Es fácil de preparar.

--Besugo, suena bien.

--Si. Espero que te guste.

--Preparado por ti, claro que me va a gustar.

--Bueno, prepara la mesa. Ya casi esta listo.

Le doy un beso en el cuello y lo suelto. Voy al comedor y pongo dos platos. Me siento y espero a James. Tras un par de minutos llega con un par de platos. Pone uno frente a mi y otro frente a su lugar. Se sienta, da las gracias y comenzamos a comer.

El resto de la tarde nos la pasamos haciendo nuestras labores, para así tener libre el fin de semana, y estar juntitos. Llegada ya la noche nos vamos a la habitación. Ambos nos quitamos la camisa y los pantalones (¿ustedes duermen con la ropa puesta?). Nos acostamos y cubrimos con la sabana. Abrazo a James y le doy un largo beso.

--Entonces, ¿Cuál es tu sorpresa?--le pregunto.

--Pues... mi mamá hablo en la tarde. Ya vas a tener cuñado.

-- ¿Qué?

--Si. Mi mamá esta embarazado.

-- ¡Amor!--le doy un fuerte abrazo--Felicidades, vas a tener un hermanito. Y yo un cuñado. No puedo creer que vaya a ser verdad.

--Yo tampoco. Al principio creí que era una broma, pero después me di cuenta que si era verdad.

--Amor, que bien por ti. Un hermanito es algo genial.

--Lo se.

-- ¿Cuántos meses tiene?

--Dos. ¿Iremos estas vacaciones?

--Claro que si amor, no me perdería esta oportunidad.

--Bien. Y dime, ¿Qué sorpresa me tienes tu?

--Bueno, el profe Torreblanca me ofreció un puesto en el periódico escolar.

-- ¿En serio?

--Si. Me siento como Harry Potter y el Quiditch. Los alumnos de primer año no pueden participar, pero por mis notas van a hacer una excepción conmigo.

-- ¿Y el pero?

--Debo presentar un trabajo para demostrar que realmente merezco el puesto.

-- ¿Y que tienes que hacer?

--Tengo que entrevistar a Frederick Ford.

-- ¿El infectado de SIDA?

--Si. No puedo creer que sea yo quien le vaya a entrevistar. Sabré por que sus amigos han muerto tan rápido.

--Te felicito amor, tus trabajos por fin dan frutos.

--Si, lo se. Si todo sale bien tendré un buen trabajo desde antes de terminar la escuela.

--Eso esta bien por ti.

--Gracias amor. Siempre has sido mi inspiración.

Me da un profundo beso. Tras un largo minuto lo rompe y se me echa encima.

--Entonces alguien se merece una recompensa--me dice.

-- ¿Qué tienes planeado?

Se quita los boxers mientras me sigue besando. Yo también me quito los mios. James me empieza a besar el cuello, después baja al pecho, y luego desapareció bajo la sabana. Siento mi verga rodearse por el calor de la boca de James. Después el calor de su saliva cubrirla por completo. Emití un suave gemido. Solo veo moverse la sabana mientras James acelera la velocidad. Su larga lengua recorre mi verga de arriba abajo, provocándome un placer cada vez más grande. Siento una de sus garras introducirse en mi ano. Poco a poco va entrando más y más. Siento mi verga comenzar a hincharse. En solo un par de segundos comienzo a eyacular dentro de la boca de James. James logra beber todo el semen. Se levanta hasta la altura de mi rostro y me da un largo beso. Me acuesto de costado. James no tarda en ponerse tras de mi. Toma su miembro entre su garra y lo introduce lentamente en mi culo. Sus garras suben por mi pecho, para asi abrazarme con fuerza. Me besa el cuello mientras comienza a embestirme lentamente. Presiona uno de mis pezones, mientras me abraza con más fuerza. Acelera un poco las embestidas. Su garra izquierda sujeta mi verga y comienza a masturbarme. Ambos comenzamos a lanzar suaves gemidos. Pronto comenzamos a sudar más de lo normal. Comienza a darle más fuerza a sus embestidas. Vuelvo a sentir mi verga hincharse, igual que la de James. Daba más fuerza a las embestidas. Comenzó a gruñir, lo que indicaba que ya estaba a punto de terminar. Tomo su garra derecha entre las mias. Se levanta un poco y yo giro mi cuello para poder darle un profundo beso. Repentinamente gira, poniéndonos a ambos boca arriba. Sin romper el beso, comencé a impulsarme con las patas en sincronía con sus embestidas. Ambos tratamos de contenerlo, pero tras un par de embestidas más comenzamos a eyacular al mismo tiempo. Yo solté todo mi semen sobre mi pecho, mientras James introduce su bulbo para no dejar salir ni una sola gota del semen que dejo dentro de mi. Ambos lanzamos un fuerte gemido ante la sensación. Nos quedamos así por un largo rato, pensando en lo bello que era cada momento que pasábamos juntos.

Tras unos 10 minutos, James extrae su verga de mi culo. Me acuesto a su lado, para después ver como limpia el semen de mi pecho. Tras haber acabado se acuesta sobre mi pecho. Ambos caímos dormidos un par de minutos después.

Despierto a causa de la luz que pega en mi rostro. James ya se levanto. Miro el reloj. Son las 8:40am. Tengo que ir al hospital. Me levanto... tomo una ducha rápida... almuerzo con James... tomo mis cosas... le doy un beso de despedida a James y salgo.

Hospital Monteprincipe. Segundo piso. Habitación 120. Al abrirse la puerta aparece un topo de unos 45 años. Lleva una bata blanca y unos anteojos. Tiene unos pequeños ojos de color marrón. Lleva apenas a la altura de mi pecho.

--Tu debe ser Alfred Sherford.

--Si, soy yo.

--Yo soy el doctor Rodríguez, encargado del cuidado de Frederick.

--Mucho gusto.

--Ven, su habitación esta al final del pasillo--comienza a caminar, y yo junto a el--. Debe ser muy interesante el trabajo de periodista.

--Pues tan solo soy un alumno de primer año.

-- ¿En serio? Oh, disculpa. Me habían hablado que vendría alguien e la universidad, pero no pensé que fuera un estudiante, y menos de primer año.

--Me dijeron que estaba preparado. No dudo que me hayan mandado sin haber investigado antes.

--Eso si.

Saque mi grabadora y comencé a grabar todo.

-- ¿Por qué no me habla sobre el paciente?

--Bien. Recibí el informe hace dos años de que un grupo de jóvenes habían contraído SIDA. Para mi no fue una sorpresa. Pero cuando dijeron que tan solo tenían un par de semanas infectados y ya presentaban un alto índice de infección, me preocupe. Esto de algún modo puso en jaque a la ciencia médica. Había surgido un nuevo tipo de virus y no sabíamos como combatirlo. Por orden estricta de los propios jóvenes, no se les sometió a estudios pues decían no haber infectado a nadie más--nos detenemos frente a una puerta--. El virus es demasiado agresivo, y a pesar de tener muestras de sangre es difícil descubrir por que.

--Entonces aun no se tiene respuesta a la infección.

--Solo ellos nos pueden dar una respuesta, explicándonos como fue que se infectaron.

--Ya veo.

--Me alegra que antes de morir haya aceptado dar a conocer el como fue que se infectaron.

-- ¿Es esta la habitación?

--Si. Ponte esto--me da una bata y un cubre bocas. Mientras me los empiezo a poner me explica el por que (a pesar de que lo se) --. Debido a que se encuentra en etapa terminal, cualquier tipo de infección podría matarlo.

--Ya entiendo--me termine de poner el cubre bocas.

--Bien--abre la puerta de la habitación y me hace un ademán para que pase.

Al entrar en la habitación veo a un halcón de plumaje completamente café. Sus ojos de color verde se ven apagados. Debe tener unos 29 años. Esta conectado a varios aparatos, recordándome el día en que yo estuve igual. El doctor cierra la puerta.

--Buenos días--me saluda el halcón.

--Buenos días. ¿Frederick Ford?

--El mismo.

--Bien. Yo soy Alfred Sherford, estudiante de la carrera de periodismo en la Universidad Autónoma de Madrid.

--Entonces tu eres el encargado de escuchar mis últimas palabras.

--No tienen que ser las últimas. Puede...

--Estoy en fase terminal. Cada segundo es valioso para mí. Quiero que el mundo conozca mi historia, y la de mis amigos.

Tome una silla y me senté a lado de Frederick.

--Lo que por ahora quiero saber es por que no hablo sobre esto antes.

--Bueno, es algo complicado. Juramos no decir nada. Pero ahora que no queda ninguno, no tiene caso el juramento. Además, me gustaría ver cuantas vidas puedo cambiar con todo esto.

--Bueno, eso es algo. Entonces, ¿puede empezar?

--Si. Hace dos años, mi madre murió en un accidente. Sentía mi mundo venirse abajo, en especial con la noticia que seis meses antes me habían dado.

Frederick Ford esperaba en la sala del hospital. Estaba devastado por la noticia de que su madre estaba muerta. El doctor Rodríguez le habia pedido la muestra de sangre, pues ya habían pasado seis meses desde el primer analisis. Observo al topo acercarse a el. Solo bajo la cabeza, mientras Frederick comenzaba a llorar. Le dio un abrazo para consolarlo, pero no iba eso a reparar el daño.

Al volver a su casa, se encerró en su habitación. No le quedaba nada en el mundo. Su padre lo había dejado cuando era niño, y ahora su madre había muerto. Sus amigos ya se habían enterado y trataban día y noche de hablar con el. Pero Frederick dejaba siempre sonar el teléfono. No quería hablar con nadie, no quería ver a nadie. Solo quería estar solo. Había vivido junto a ellos, pero ahora quería morir solo.

Pero había muchas formas legales por completar. Tenía que arreglar lo del entierro de su madre. Ya había pasado una semana tras su muerte. Se levanto de su cama, se cambio la camisa y salió de su habitación. Subió a su auto y se fue. Deseaba chocar y morir lo más pronto posible. Pero no tuvo tanta suerte.

Primero fue a la morgue, a hacer los trámites para sacar el cuerpo. Después a la funeraria a arreglar el entierro y todo. Luego regreso a su casa. Quería estar fuera el menor tiempo posible, pero no tuvo tanta suerte.

--Hola Fred--le saludo uno de sus amigos, Jack, el cheeta.

-- ¿Qué quieres Jack?

--Bueno... solo pasaba a saludar.

--Ya lo hiciste, ahora vete.

-- ¿Qué te pasa? Se que te sientes mal por lo que paso, pero soy tu amigo. Sabes que puedes confiar en mi.

-- ¿Para que? ¿Para que quiero estar contigo? Eso no me va a devolver a mi mamá

--Lo se, pero podemos hablar contigo. Podemos apoyarte. Para eso estamos contigo.

-- ¡Pues no quiero su ayuda ni su lastima! Solo quiero estar solo

Entro a su casa y cerro la puerta de golpe. Subió a su habitación y se echo a la cama a llorar. Claro que quería hablar con sus amigos, en especial con Jack. Pero todo lo que había pasado... solo quería estar solo. Para muchos los amigos es lo más importante, el apoyo para salir de una tragedia. Pero lo que ahora terminaba lentamente con su vida, no le dejaba otra opción. SIDA. Le costaba creerlo, pero era así. Lo peor es que los doctores le habían dicho que no era normal. Y solo el sabía por que.

Hace 7 meses, sin razón alguna, fue solo a un bar. Estuvo un par de horas hasta que se sintió mareado. Repentinamente cayó inconsciente. Lo siguiente que supo fue que estaba en una extraña habitación, acostado, con sus garras y patas amarradas. Había un olor extraño en la habitación. Después siguió el dolor. Sentía algo entrar y salir de su culo con fuerza. Quiso gritar pero tenía tapada la boca. Solo podía ver a los sujetos que lo violaban en ese momento. Por más de 3 horas lo violaron. Después lo dejaron botado en las calles de Madrid. Un mes después, tras un análisis de sangre, descubrió que estaba infectado de SIDA. La múltiple violación, y el que todos estuvieran infectados, fue quizá la causa por la cual su virus se mostró tan agresivo.

No hablo sobre eso con nadie, ni siquiera con su madre. Había un problema. A pesar de que lo habían infectado, disfruto de esas tres horas, y las disfruto como nunca. No tenía caso demandar algo que disfrutaste. Por eso se mantuvo callado. Se llevaría ese secreto a la tumba.

Pero no dejaba de pensar en Jack. De algún modo se sintió pésimo por como lo trato. El siempre se preocupaba por el. Por semanas le pregunto lo que paso esa noche, quería apoyarlo. Pero calló. Ahora, no podía cumplir sus sueños. Una enfermedad en dos años lo mataría. Jamás viviría a lado de Jack. Jamás viviría con el amor de su vida.

-- ¿Por qué no se lo dijiste? El te pudo apoyar--le pregunto.

--Por que creí que cuando lo supiera se iba a alejar, como lo harían los demás.

--Estuvo muy mal. Nunca debes desconfiar de tus amigos.

--Lo se. Nunca creí que después fuera yo tan especial. Entre las muchas cosas que teníamos en común, una de ellas era que todos éramos huérfanos, ya fuera de padre o madre.

--Ya veo.

-- ¿Tu tienes pareja?

--Si. Es muy agradable. El siempre me apoya en todo lo que quiero hacer.

-- ¿El? No pensé que fueras gay.

--Pues si, por eso me interese cuando dijiste que te gustaba Jack.

--Si. Jack también era así. Se interesaba en todo lo que yo hacía. Me apoyaba mucho cuando necesitaba ayuda. Fue por años mi hombro donde llorar. No pierdas a tu pareja solo por una tontería. Te arrepentirás por el resto de tus días.

--No lo haré.

--Bien. ¿En que me quede...? Ah si. Dos días después fue el funeral de mi madre. Toda la familia estuvo ahí. Todos dándome palabras de consuelo, de apoyo. Puras patrañas, ellos jamás se interesaron en mi madre. Pero algo bueno hubo...

Terminaron de poner el cemento. Su madre había quedado enterrada por siempre. Todos comenzaron a irse, dejándolo solo frente a la tumba de su madre. Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas. De repente sintió una mano sobre su hombro. Al voltear vio a Jack a su lado.

--No puedo decir que comparto tu dolor. Yo aun tengo a mi padre...

--No tienes por que recordármelo--le interrumpió.

--...pero me gustaría perderlo para entenderte.

Frederick se sorprendió al escuchar eso. Observo a Jack, quien tenía la cabeza agachada, mirando la tumba.

--El cemento aun no seca. ¿Quieres intentarlo?

--...por que no.

Ambos se agacharon. De niños siempre escribían algo al ver cemento fresco, y quien no. Pero muchos pensarían que hacerlo en la tumba de alguien no es correcto. Pero para el... para el era una despedida. Tomaron dos pequeños palos. Jack escribió "la mejor de las mujeres". Frederick puso "recordada por siempre". Se levantaron.

-- ¿Quieres hacer algo? ¿Un café, videojuegos, espiar a las chicas en los vestidores?

--...un café esta bien.

--Oki, vamos.

--Oye, discúlpame por como me comporte estos días.

--No te preocupes por eso. Todos te entendemos por lo que te paso.

--...gracias.

Comienzan a caminar, alejándose de la tumba. Frederick voltea y ve la tumba un par de segundos. Después sigue caminando junto a Jack.

Siempre que queremos un café vamos al que esta cerca de la casa de Jack. Preparan un buen frapuchino. Jack y Frederick se sientan en la mesa de siempre, piden lo de siempre, y esperan el tiempo de siempre. Frederick se ve algo nervioso. La verdad siempre se pone así cuando esta con Jack. Pero debe controlarse. Les traen sus frapuchinos y comienzan a tomarlos. Jack sonríe, al parecer sin razón alguna.

-- ¿Pasa algo?--le pregunta Frederick.

--No nada. Es que...--comienza a girar la pajilla--... me alegra que hayas salido.

-- ¿En serio?

--Si. Me preocupe mucho por ti.

--... gracias.

--Somos amigos. Es natural que me preocupe por ti. Tú harías lo mismo, ¿no?

--Bueno, eso si.

--Frederick, se que esto es difícil para ti, pero no puedes dejar que tu vida se arruine. Aun tienes mucho por delante.

--No lo creo.

-- ¿Por qué lo dices?

--Por nada en especial.

--Confía en mi. Sabes que siempre voy a apoyarte sin importar lo que pase.

--Bueno... es que... te... te... tengo SIDA.

Frederick bajo la cabeza avergonzado. Jack lo observo callado por unos segundos. Tomo la garra de Frederick, quien sorprendido, lo miro.

--No tiene por que molestarme--le dijo tras un largo silencio--. Te apoyare hasta el final.

--Pero...

--Soy tu amigo--a Frederick le impacto un poco la forma en que dijo amigo--. Anda, vamos con los demás.

--No se si pueda...

--Estamos contigo. Vamos.

Terminaron sus frapuchinos y se fueron. Caminaron hasta la casa de Jack, donde le hablaron a los demás. Frederick se sentó en la cama de Jack mientras esperaba. Jack entro de repente y se sentó a su lado.

--Oye...--empezó a decir Jack, pero se veía algo nervioso.

-- ¿Pasa algo?

--Bueno... es que... los chavos van a llegar un poco tarde. Se enojaron por que no les dijiste que hoy fue el entierro. Como no sabían pues se fueron al cine. Llegan en dos horas.

--Ya veo.

-- ¿Quieres hacer algo mientras?

--Ah... no se...

-- ¿Por qué te empeñas en ocultarlo?

-- ¿Qué cosa?

Sin darle oportunidad de pensar le planta un calido beso en sus labios. Frederick trata de detenerlo pero... pero es lo que quiere. Jack lo rodea con sus brazos y ambos se acuestan en la cama. Frederick rompe el beso y observa a Jack. Sus mejillas sonrojadas lo hacen ver tan lindo.

--Frederick, acéptalo. Ya ambos lo sabemos.

--Yo... yo...

--Yo te amo--le interrumpió. Ambos se miraron a los ojos. Ya no tenía Frederick nada que decir. Pero por más que deseara estar con Jack, su virus se lo impedía.

--No puedo--dijo mientras se quitaba a Jack de encima y se sentaba en la cama.

-- ¿Lo dices por...?

--Si.

--Frederick, te amo--lo abrazo por la espalda--. No me importa lo que pase. Si me infecto entonces moriré a tu lado.

--No es necesario.

--Claro que si. Es lo que quiero. Para sentir lo mismo que tu.

Acosto a Frederick y le quito la camisa. Jack se sentó sobre su pecho y se quitó la camisa mientras Frederick, llevado por su pasión, se desabrochaba el pantalón. Jack se lo quito con las patas, y se quito velozmente el suyo junto con sus boxers. Frederick ya se habia quitado los suyos. Jack comenzó a besar su pecho y fue bajando. Al llegar a su verga la lamió varias veces. En solo un par de segundos las 13 pulgadas del halcón estuvieron listas. Jack la introdujo en su boca y comenzó a mamarla lentamente. La lengua de Jack cubría su verga por completo. El cheeta solo lo mira a los ojos, mientras el halcón gime de placer. Jack introduce una garra en el culo de Frederick, quien, por razones bastante obvias, no siente dolor. Pero jamás había sentido eso. Jack succiona con más y más fuerza. En tan solo unos segundos comienza a eyacular dentro de la boca de Jack, quien bebe todo su semen sin problemas. Tras terminar sujeta a Frederick y lo pone a cuatro patas. Frederick solo lo mira, pero Jack sonríe. Pone la cabeza de su verga de 13 pulgadas en la entrada del ano de Frederick, y lo empuja lentamente. Una a una introduce su verga, causándole un placer indescriptible. Tras haberla introducida por completo, comienza a embestir lentamente a Frederick. El por su parte se empezó a masturbar. Cada vez Jack aumentaba la fuerza y la velocidad de las embestidas. Cada vez sentía más y más placer. Se recargo en su espalda y beso su cuello. Pronto Jack sintió su verga hincharse. Acelero las embestidas y les dio más fuerza, mientras Frederick se masturbaba más rápido. Ambos gemían cada vez más fuerte. Con una última embestida, Jack comienza a eyacular dentro de Frederick, mientras que el sobre la cama. Ambos lanzan un fuerte gemido, para después caer agotados sobre la cama. Jack le dio un largo beso a Frederick y descansaron un largo rato.

--No pondrás eso, ¿verdad?

--No, claro que no. Tú privacidad la respeto.

--Eso esta bien. Cuantos amarillistas usarían eso para burlarse de mi.

--Pues yo estoy en contra de eso.

--Serás un buen periodista si sigues así.

--Gracias. Pero bueno--enciendo la grabadora de nuevo--. Me sorprende que Jack por amor haya decidido infectarse.

--Si. Al principio a mi también me sorprendió. Arriesgaba el resto de su vida solo por amor. Y no sería el único. A veces la amistad es capaz de desafiar cualquier cosa, incluso a la propia muerte. Me di cuenta de eso ese día.

Jack y Frederick ya se habían vestido. Olían un poco a sudor, pero dirían que estuvieron corriendo un rato. Momentos después llegaron todos: el coyote Brad, la zebra Jake, el walabi Adolfo, el pastor alemán Fred, el águila Roberto y la ardilla Steve. Frederick los miro algo nervioso. Le sorprendió ver que Fred traía una jeringa.

Jack: Bien, estamos aquí por el problema que tiene Frederick

Jake: Nos dijiste que era importante. ¿Qué pasa?

Steve: No importa que sea. Somos tus amigos y te apoyaremos en todo lo que necesites viejo.

Frederick: Muchas gracias. Bueno, pues... quería verlos por que... por que... tengo SIDA.

Todos se quedaron callados al escuchar eso. Jack lo abrazó para hacerlo sentir mejor.

Fred: Creo que ya se para que es la jeringa.

Jack: Todos sabemos lo que nos une. Somos huerfanos ya sea de padre o madre. Pero el día que nos conocimos juramos estar juntos en las buenas y en las malas. Y debemos estar con Frederick en este momento.

Adolfo: Entonces, ¿Qué debemos hacer?

Jack: Creo que es bastante obvio. Frederick tiene un tipo de virus bastante agresivo. Ya me dijo que los doctores le estiman unos tres o cuatro años.

Fred: Si, ya se para que es la jeringa.

Brad: Supones que nosotros también debemos infectarnos.

Jack: Después de lo que paso con su madre, y ahora esto, es lo menos que podemos hacer. Estaremos juntos hasta la muerte.

Frederick: No tienen que hacerlo. Ustedes tienen una larga vida por delante.

Jack: Yo ya no la tengo, y sabes por que.

Brad: Pues si ustedes dos están infectados... no veo por que nosotros no debamos.

Ante el asombro de Frederick, todos aceptaron. Era poco creíble, pero realmente lo hicieron, solo por amistad. Fred lo tomo por el brazo y le sustrajo una buena cantidad de sangre. Primero fue Adolfo. Lo dudo por unos segundos, pero después dejo que lo inyectara. Transfirió un poco de la sangre de Frederick, y después siguió con Brad. Luego Jake, Roberto, Steve, y hasta el final el. Estaba totalmente asombrado, pero lo habían hecho. Se habían sentenciado a muerte... solo por amistad.

Tire el vaso de agua cuando escuche eso. Estoy demasiado impactado. ¿Cómo es posible que hayan acortado así sus vidas solo por apoyar a un amigo?

--No te parece coherente, ¿verdad?

--Nunca escuche un caso similar.

--Al principio yo tampoco lo creía, pero lo estaban haciendo. Mis amigos siempre fueron muy unidos, pero nunca creí que fueran a llegar a tanto.

--Pocas veces se encuentran amigos como esos.

--Lo se. Por años trate de pensar en lo que hice para encontrar unos amigos como ellos.

--Es... impresionante. Ahora dime, ¿qué paso después?

--Bueno... después de haberse infectado, seguimos nuestras vidas como sin nada.

-- ¿Así nada más?

--Si. Juramos no decirle nada a nadie. Después fuimos al parque, luego por un café, fuimos al cine otra vez. Y después regresamos a nuestras casas. Jack se quedo conmigo esa noche. Fuera de eso, ya no hay nada interesante.

--Entonces fue por eso la infección. Tenían el mismo virus pero se porto más agresivo con ellos, por eso murieron antes que tu.

--Si, murieron en el orden alterno al que se infectaron, desde el último hasta el primero. Steve fue primero y...--unas lágrimas corrieron por sus mejillas.

--Jack.

--Si. Estuvimos juntos hasta el final. Ahora solo quedo yo, y como no tiene caso guardar el secreto, preferí decirlo.

--Pues te aseguro que esta historia... seguramente va a cambiar al mundo.

--Eso espero. Me fue muy difícil romper ese juramento, espero que valga la pena.

--...valdrá la pena. Yo me encargare de que valga la pena.

Las siguientes 48 horas solo dormí... 6. Puse todo mi esfuerzo en ese trabajo. Escuche la cinta una y otra vez. Tome tazas y tazas de café. Recibí cientos de palabras de aliento de James. Y por fin... tras 42 horas de trabajo, termine. Ahora, el trabajo lucía fantástico en el escritorio del director. Parecía un drogadicto con los ojos rojos por la falta de sueño. Pero al menos había terminado.

--Aquí esta señor. Un trabajo sobre la infección de Frederick Ford.

--Interesante--lo toma y lo hojea un par de veces-- ¿Es bueno?

--Eso tendría que decírmelo usted.

--Bueno Alfred, por tus calificaciones no me sorprenderé después de leer este trabajo. Se que asigne al estudiante indicado. Tomate la semana libre. Avisare a los demás profesores.

--Muchas gracias señor--le di la mano y salí de la oficina.

Las siguientes dos semanas las pase visitando a Frederick. A veces iba con James. Siempre me decía que soy muy afortunado por tener a alguien que me ame con tanta fuerza. También solía decir que le recordaba a Jack. Y nunca olvidare su frase favorita cuando me besaba con James: Hey, no coman pan enfrente de los pobres. Cuando le mostré el articulo se sintió alagado por que lo dedicaba a el y a sus amigos. Me dijo que nadie le había dedicado nada antes. Y claro, con eso me aceptaron en el periódico escolar, pero no es de importancia.

Le alegre las dos semanas que lo visite. Hoy, es 14 de diciembre. Sigo charlando con el, como siempre. Hablamos sobre las leyes que buscan usar en contra de la delincuencia. Es como hablar conmigo mismo. Salgo por una barra de chocolate, pues se me antojo, y se de buena fuente que evitan el cáncer de piel. Tardo un poco por que la maldita maquina se quiere tragar mi moneda. Veo una enfermera cruzar el pasillo. Al volver a la habitación, Frederick tiene un leve ataque de tos.

--Frederick, calmate. Te va a hacer daño--pero no para de toser. Entonces me empiezo a preocupar--. Frederick. Frederick, ¿qué pasa?--su pulso aumenta drásticamente-- ¡Doctor! ¡Doctor!--pero nadie viene. Me acerco a él, trato de calmarlo. Repentinamente toma mi mano.

--No... confíes en ella. Te veré en la próxima vida.

-- ¿Qué?--pero entonces su pulso para--Frederick ¡Frederick!--lo abrazo, pero no revive. Siento unos brazos tomarme por los hombros, alejándome de el. Los doctores tratan de reanimarlo. Me sacan de la habitación.

Paso unos minutos que parecieron eternos fuera de la habitación. Estoy desesperado. De repente sale el doctor Rodríguez. Solo baja la cabeza y se va. Caigo al suelo, destrozado. El mejor amigo que pude haber tenido... se había ido... y sería por siempre.

No... confíes en ella. Las últimas palabras que me dirigió no tuvieron sentido. Y en este momento, no tiene caso tratar de descubrirlo. Por ahora, solo puedo pensar en el.

El cemento termina de ponerse. Casi nadie vino al funeral. La respuesta no ha de sorprenderme. James me abraza, tratando de consolar mi dolor. Pero me siento muy mal. Frederick había representado un amigo muy importante para mí, y ahora se había ido. El cemento aun esta fresco. James y yo nos hincamos. James puso "El mejor amigo", y yo "El más fuerte de todos". Nos levantamos. A lado de su tumba esta la de su madre. Me lo dijo muy claro, el día que muriera, que lo enterraran a lado de su madre. Detrás de esas dos tumbas, estaban otras siete, y se que no tengo que decir de quienes son.

--Amor, tenemos que irnos--me dice James.

--Si. Te veo en la otra vida, viejo.

Damos la vuelta y comenzamos a caminar. No puedo dejar de pensar en el. Mis pensamientos se arremolinan en mi cabeza. Repentinamente veo uno. No confíes en ella. Golpeo la maquina de caramelos, maldiciendo que se quiera tragar mi moneda. Cuando logro sacar la barra de chocolate, veo a esa enfermera pasar por el pasillo. Ahora todo es claro para mi. Volteo a ver la tumba de Frederick. No murió por su cuenta... alguien lo llevo al umbral de la muerte. Sin dejar de caminar juro solo una cosa...

...venganza.

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Muchas gracias a todos los que me han seguido. Les agradezco mucho, pues mis lectores son la razón por la que yo sigo aquí, claro, después de mi lindo tigueshito James. Espero que esta historia les haya gustado. Como nota, los acontecimientos que mencione aquí fueron reales. Por razones de respeto no menciono los nombres, pero en Cuba, un grupo de 8 jovenes murieron de SIDA por esta misma causa, se infectaron entre si. Las razones yo no las tengo claras, pero para mi lo mas coherente es eso, amistad. Si la amistad es algo capaz de enfrentar a la muerte, lo más importante que podemos tener, son amigos. Espero que con esto de algún modo los haga reflexionar. Muchas gracias de nuevo por su tiempo.