Una historia Rimvali

Story by Toomay on SoFurry

, , , , ,

Bueno resulta que he estado jugando a Rimworld últimamente con el mod de Rimvali. Por un cambio en la última actualización del mod la mitad de mis colonos desaparecieron en una partida a la que tenía cariño, así que para quitármelo de encima escribí esto. Por lo demás, sigo siendo un escritor amateur y los diálogos me siguen costando escribirlos así que no será nada distinto de lo que hacía antes. Eso sí, no sé si seguiré escribiendo después de hacer más bien poco hace un par de años y nada desde entonces.

Posted using PostyBirb


Me desperté algo mareada, mi habitación extrañamente silenciosa salvo por el sonido de mi marido preparándose para salir. Aún adormilada, observé silenciosamente mientras su camiseta poco a poco cubría su marrón y cómo arreglaba su plumaje verdoso haciéndome sonreir. Miré por la ventana, ya había amanecido y el sol me cegaba. Soy Halo, una avali albina y hace unos años fui enviada a colonizar un nuevo planeta. Oficialmente no tiene nombre, pero entre Eiksoka, mi marido, Renny y yo decidimos llamarlo Ithia. Esos tres fuimos los avali que aterrizaron en esta planeta, pero ahora somos bastantes más. De hecho ni siquiera conocía a Eik cuando llegamos.

Fui devuelta al mundo real al oír la puerta abrirse, cerrándose inmediatamente después. Con un pequeño suspiro empecé a desenredarme de las sábanas, tomándome un momento para acariciar mi vientre. Estaba abultado, ¿estaba embarazada? Me levanté, vistiéndome lentamente. Sabía que Eik se alegraría de la noticia, es algo de lo que ya habíamos hablado. Ambos queríamos una familia grande.

La cocina estaba nada más salir de mi habitación, la pieza central de la colonia. Fue una de las primeras cosas que construimos al llegar, notándose en su simpleza y su falta de planificación de cara al futuro. No es algo que me importara demasiado, al fin de al cabo los avalis somos criaturas sociales que prefieren la vida en grupo. Afuera ya escuchaba al resto de los colonos yendo a realizar sus respectivas tareas, algunos parándose para conversar con los demás.

Acababa de sentarme en la mesa cuando escuché a alguien entrar.

-Buenos días.

Era mi hija, Haa. Albina como yo, apenas tenía doce años y hoy empezaría a trabajar en nuestra pequeña población. Me hubiera gustado pudiera esperar a ser adulta para hacerlo como yo pude en su día, pero siendo diez colonos con piratas, insectos gigantes y máquinas fuera de control acechando necesitábamos que todos ayudaran en cuanto pudieran. Por supuesto, con un entorno tan hostil todos íbamos armados.

-Buenos días, ¿nerviosa?

-Esto... - El silencio la delataba. - No sé si voy a poder ayudar mucho...

Me levanté, dándole un abrazo mientras le arreglaba su plumaje.

-Lo que sepas hacer es suficiente. - Le dije, agachándome a darle un beso en la frente. - Y a nadie le importa enseñarte si hace falta.

-Supongo que tienes razón. - Haa retrocedió. - ¿Te importa que luego vaya a ayudarte en la cosecha?

-En absoluto. Pero por ahora, vamos a desayunar.

Cogí dos platos del armario y una sartén, cascando dos huevos en esta y encendiendo mientras mi hija encendía la hornilla.

-Mamá, ¿cómo fue el empezar la colonia? -Me dí la vuelta, sonriendo.

-Fue... cómo decirlo. Fue terrorífico y fascinante a la vez. Llegamos con lo puesto, un par de armas, bastante hierro y comida para unos cuantos días, ni siquiera sabíamos si íbamos a poder pasar el primer invierno. Pero en unas semanas ya teníamos el almacén y nuestras habitaciones construidas, acabábamos de recoger nuestra primera cosecha y teníamos generadores eléctricos.

Nos mantuvimos en silencio un momento, sólo escuchando los huevos freírse.

-Fue entonces cuando empecé a salir con tu padre, y ya sabes como fue lo demás.

Eché los huevos en uno de los platos y añadí un poco de arroz a la sartén. Era algo simple, pero era la comida que teníamos. Mucho arroz y carne con algo de huevos.

-Aún me parece increíble que consiguierais tanto en tan poco. - Dijo mientras tomaba el plato a la mesa.

-También ayudó que los piratas no supieran de nosotros esas semanas. Eso y que Renny sea tan bueno construyendo.

La puerta se abrió otra vez, no alcancé a ver quien era puesto que estaba centrada en que no se me quemara el arroz pero los pasos que se acercaban a mí me daban una pista. Noté como unos brazos me abrazaban rodeando mi cintura, escuchando su respiración junto a la mía.

-Buenos días cariño. - A Eik le gustaba hacer esto y siempre me hacía sonrojar.

-Buenos días, ¿Has salido a trabajar sin comer? - Giré la cabeza sacando la sartén del fuego, sus labios dejándome un beso en la mejilla.

-No, sólo quería ver a mi amada antes de ponerme a construir con Renny. - Dijo mientras sus manos acariciaban mi vientre. Se paró por un momento, casi podía notar como se dibujaba una gran sonrisa en su cara antes de que me susurrara directamente en mi oreja. - Estás embarazada.

Asentí con la cabeza, mi cara completamente roja y con una sonrisa fácil, de esas que salen cuando sabes qué va a pasar pero aún te llevas una alegre sorpresa cuando pasa.

-Papá, vuestra habitación está ahí.

Eik murmuró unas disculpas al soltarme, rápidamente susurrándome otra vez.

-Esta noche es para tí.

Volví a asentir, mi cara lo más roja que había estado nunca.

-En fin, si tardo mucho Renny me va a gritar todo el día. Nos vemos lue-

La puerta se abrió de golpe, me giré a ver a un Jhon sin aliento tratando de calmarse para hablar.

-Aquí estás. Grupo de piratas al norte, dos arcos un revólver y un rifle. Te necesitamos Eik.

Su cara se volvió seria al momento. Eik no era el mejor combatiente que teníamos, ese honor pertenecía a Renny o a Jasi, pero su warg siempre era una gran ayuda contra estos ataques.

-De hecho Halo también podría venirse.

-Es mejor que no. - Respondió mi marido al instante, Jhon le miró confuso y después a mí. Me toque suavemente la barriga.

-Ah, vale. Entiendo. Jasi y Renny ya están allí, iré a por Kimii y Kela.

Jhon se fue corriendo, dejando la puerta abierta.

-Ten cuidado papá. - Dijo Haa dándole un abrazo, Eik mirándola tiernamente.

-Descuida Haa, todo saldrá bien.

Eik dió un silbido, su warg William llegando al instante. Le dió un beso en la mejilla a su hija y después otro a mí antes de recoger su escopeta y salir, William siguiéndolo de cerca.

-¿Crees que tendrán problemas? - Preguntó Haa, la preocupación palpable en su cara.

-No creo, Jasi es muy buena con el rifle de caza y Renny tiene una ametralladora. Sólo con eso deberían huir.

Era muy difícil no preocuparse cuando atacaban los piratas. Puede que nunca tuvieran muchas armas, pero un disparo podía seguir siendo letal. Aún así, confiaba en que todos estarían bien. Además, aún tenía mi revólver y doce balas conmigo.

-Estaría bien que fueras al taller antes de que empezaran los disparos, yo me quedaré aquí y cuando esto pase tendrán un almuerzo recién hecho.

Haa asintió, saliendo antes de que el caos comenzara.


Eik estaba recostado en la cama mientras Kela terminaba de vendarle el brazo.

-Esto debería bastar, la próxima ver quédate detrás de la barricada como los demás.

-Y yo ya te he dicho que la escopeta no les alcanzaba desde ahí.

Estaba sentada junto a él, era el único que había sido herido durante el ataque.

-También es mala suerte que me diera la flecha en la rodilla.

El ataque había durado casi toda la mañana, resulta que los piratas tenían a más gente esperando detrás de una montaña.

-Tienes suerte de que sólo fuera una flecha.

-Bueno, ya está bien. El caso es que estamos todos bien, ¿no crees? -Interrumpí. - Así que vamos a calmarnos los dos.

Kela suspiró, limitándose a guardar las cosas del botiquín.

-En fin, reposa lo que queda de día y mañana por la mañana se vuelve a mirar.

-Gracias, no sé qué haríamos sin un médico como tú.

Ambos se sonrieron antes de que Kela saliera de la habitación.

-Tiene razón, deberías tener más cuidado.

-Ya lo sé, pero tenía que parar a William antes de que se tirara contra ellos demasiado pronto.

-¿Y por qué no se lo has dicho?

-Se lo dije antes, y respondió lo mismo.

Los dos nos callamos, yo me tumbé quedándome a su lado.

-Ahora voy a enseñar a Haa a cosechar el arroz, tú te quedas aquí y no te vas a saltar lo que acaba de decir Kela, ¿entendido?

-¿Quién dice que lo iba a hacer?

-Eik, sé que si alguien entra y te pide ayuda te vas a levantar...

-Vale, entiendo lo que dices. - Me miró un momento, dándome un beso. - No hagas esperar a nuestra hija.

Me levanté de la cama, Eik me interrumpió antes de que abriera la puerta.

-Por cierto, lo de esta noche sigue en pie. - Dijo guiñándome un ojo.

Asentí y sonreí, saliendo de la habitación con mis mejillas sonrojadas.