El Secreto de Tora: Bryce, El Lobo Híbrido

Story by Mastertuki on SoFurry

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#16 of El Secreto de Tora


El Secreto de Tora

Capítulo 16: Bryce, el Lobo Híbrido

Nota I: Para comprender este capítulo es imprescindible haberse leído el resto.

Nota II: Esta historia relata principalmente una relación homosexual entre un tigre y un híbrido.

Uros depositó la botella de licor a un lado, y cogió la bandeja con ambas zarpas, donde había depositado una copa pequeña con un poco de líquido, y unas cuantas galletas sin sal hechas con hierbas calmantes. Su intención era mas bien calmar a una coneja que estaba bastante disgustada.

Comenzó a caminar por el pasillo de su casa, mientras miraba los cuadros con absoluta atención. En todos ellos solo habían imágenes de otro conejo, supuestamente el hermano nombrado por Ane. Por lo que había averiguado, ambos eran hermanastros desde que la madre de la coneja fue asesinada por el padre de Bryce, y se habian conocido tanto que habían decidido casarse, primero eliminando sus registros como parientes cercanos. Pero habían anulado tales acciones.

En cuanto llegó al comedor, encontró a Ane echada en el sofa, con los ojos completamente cerrados. Tal como respiraba, Uros podía adivinar que estaba durmiendo (Cosas que había aprendido en el clan) así que depositó la bandeja encima de la mesa, y cogió la copa de licor y las galletas para acercárselas. Con el codo, intentó despertar a la coneja, que se removió al principio en el sofá, y mas tarde, acabó desvelándose.

-¿Me he... Dormido? .-preguntó, algo atontada. Uros se apartó un poco, observándola con paciencia.

-Si, y ahora si quieres continuas durmiendo, pero mejor que te tomes esto. -le tendió la copa y las galletas, y continuó: -No es bueno dormirse con el estomago vacio.

-Tienes razón.

Ane aceptó gustosamente la comida ofrecida por el lobo, y se sentó en el mueble, comiendose una de las galletas con bastante lentitud. La pobre estaba luchando por no llorar y volver a caer llena de rábia y de dolor. Uros la observó con bastante tristeza, y negó finalmente con la cabeza.

-Siento mucho... Lo de...

-Déjalo, no tiene importancia. -comentó antes de acabarse la primera galleta, y continuar la segunda. Mantenía una mirada perdida, fuera de contexto. -A veces pienso si no nací con la jodida mala estrella... Aunque pensándolo bien... A mi solo me ha pasado esto... Me se de uno que la va a palmar si no encuentran pronto un donante.

-Me pregunto si Riaka habrá encontrado a Senko... ¿Alguna idea de porqué lo nombro?

-No...

Uros observó a Ane durante unos instantes, sin saber realmente que decirla. Procuraba no tocar el tema del hermanastro, pero todo lo que tenía pensado decir acababa en la misma dirección, por lo que se mantuvo callado durante un buen rato, mirando a Ane. Incluso le dio la sensación de que no debía de estar allí, que estaba incordiando... Y ya se sabía como era Uros cuando le venía esa sensación.

Se acercó a la silla un momento, y finalmente, cogió las llaves de casa de Odayaka. Hubo un momento en que el silencio se cortó, y finalmente...

-No te vayas, Uros... Quédate conmigo.

¿Donde estoy?

Ugh... Me siento raro...

Hay algo encima de mi cuerpo que me molesta... Dios... Mi cerebro no me obedece...

No es mi cerebro... Es mi espalda... No me obedece... ¿Que me ocurre?

¿Stallion me estará usando para sus experimentos? ¡Ugh! Eso duele... Ese pinchazo me duele mucho... Parad... Me estais haciendo daño... ¡¡Parad!!

-¡¡Parad!!

-¡Doctor, se ha despertado!

-¿Tan pronto?

Oigo voces, muchas voces... El pinchazo ya ha cesado, pero que es lo que me ocurre... Tora...

-Tranquilo, Bryce, estoy aquí.

Bryce comenzó a abrir los ojos lentamente. Incluso esa parte la sentía completamente rara, pero logró, con un poco de esfuerzo, abrirlos poco a poco. Un foco de luz le cegó completament,e y los volvió a cerrar, completamente insatisfecho.

-No tan deprisa, Bryce. -la voz de Tora le calmó un poco. -Vuelvelo a intentar, pero mira de resistir un poco. Tu cerebro debe ce acostumbrarse a las ordenes que va a recibir ahora.

¿Ahora?

Bryce comenzó a abrir los ojos nuevamente. A pesar de que la luz le volvía a cegar otra vez, hizo el esfuerzo por mantenerlos abiertos. Un dolor de cabeza se apoderó completamente de él, y apretó fuertemente las sábanas de repente en un intento de no cerrarlos nuevamente.

-Ahora parpadea... Pero tienes que ser consciente de intentar volverlos a abrir.

Bryce cerró los ojos, y los volvió a abrir. En ese momento, se sintió como bastante cabreado. Era una fuerza que le resultaba completamente antinatural, pero al mismo tiempo, como si estuviera en él toda la vida. Le estaban mandando, ¿Debía de permitir que le ordenaran? ¿A él? No, no quería permitirlo, pero al mismo tiempo, se dijo que siendo Tora, no le importaba.

A la segunda vez que los abrió, los ojos comenzaron a respondedle, enviándole información al cerebro de nuevo. No obstante, tuvo que parpadear un par de veces mas hasta que al final, logró ver... ¿Bien?

¡¡Dios, pero que era eso!!

De repente, su vista había empeorado: Lo veía casi todo gris, excepto algunos colores que los veía normales. Pero la mayor parte de lo que podía observar estaba completamente grisáceo. ¿Que había ocurrido? ¿Es que se había vuelto cegato o que?

-Tora... ¿Que me ocurre? -preguntó.

De repente sintió la necesidad de correr, de huir de ahí, pero su cuerpo no respondía de ninguna forma. Comenzó a jadear, mientras notaba como el miedo se iba apoderando de él. Ni siquiera su fuerza de voluntad podía afrontar aquella oleada. De hecho, ni era capaz de reconocerse. Se notaba destrozado, inmovilizado, se notaba...

-Cálmate, Bryce, o te va a dar algo.

Aquella voz volvió a apagar de nuevo las ansias de huir, y por primera vez, intentó girar la cabeza hacia uno de los lados. Incluso a Tora lo veía en estado gris, pero notar su zarpa encima de su brazo le calmaba bastante.

-¿Que me ocurre, Tora? -le preguntó Bryce, finalmente, mas calmado.

-Veras... Te tomabas un medicamento que te manipulaba la mente y el cuerpo, ¿recuerdas? -comenzó a explicarle. Lo hacía poco a poco, sin prisas, estando al corriente que Bryce necesitaba mucha calma en su tono de voz si no quería que volviera a reaccionar de forma instintiva. -Tu cuerpo descubrió el engaño y se volvió en contra, así que el doctor se vio obligado a forzar a tu cuerpo a volver a como era antes. Ha tardado una semana, pero lo ha logrado. Sin embargo...

-¿Que?

Ese sin embargo no le hacía la mas mínima grácia, por lo que volvió a apretar las sábanas de nuevo.

-Vas a tener que hacer una rehabilitación intensiva.

-¿Como?

-Bryce... -la voz de Tora se apagó un momento, y cerró los ojos, suspirando, para luego volverlos a abrir. -Hemos obligado de forma muy bestia a volver a tu estado natural. Eso ha hecho que los nervios no sepan ni que carajo hacer. Por eso deberás esforzarte para recuperar toda la movilidad.

-Un espejo.

-¿Que has dicho?

-Que me traigas un espejo, Tora... -le suplicó Bryce, cerrando los ojos, y volviéndolos a abrir. -Necesito que me lo traigas. Me da igual lo que vea, necesito saber que es lo que soy...

Tora miró un momento hacia otro lado, asintiendo con la cabeza, y Bryce observó como alguien le tendía un espejo y este se lo escondía, apretándolo fuertemente en su pecho. Miró un momento a su novio, y finalmente, se atrevió a darle la vuelta para mostrarle el reflejo.

Un lobo.

En el reflejo del espejo, había un lobo azul. No era azul puro, si no oscuro. Por lo que podía ver, el azul si era capaz de distinguirlo ahora, por lo que, alternandolo con los grisáceos, podía llegar a la conclusión de que el cabello que el cubría en realidad tenía dos bandas: Azul oscuro y negro. De esta forma, la variación del color era enorme a ojos de otro.

Sus ojos no eran completamente negros, no tanto como los de Uros, si no que seguían poseyendo el tono de ojos azules que normalmente solía tener. Quizás esa era la razón por la cual determinados colores no podía verlos. Se miró un poco mas: Tenía un morro típico, y con una dentadura un poco afilada. Si a aquello le añadían las orejas, realmente daba bastante miedo.

¿Donde estaba el Bryce que había conocido a Tora?

-Tora... Déjame solo. Que todo el mundo me deje solo en esta habitación. No quiero ver ni oir a nadie.

-Bryce.

-¡¡He dicho que te largues!! ¡¡NO QUIERO VERTE!!

Ni siquiera se molestó en mirar a Tora, pues tumbó la cabeza inmediatamente hacia otro lado, donde vio a un par de médicos que parecían estar asustados ante la reacción del lobo. Ni siquiera pidió disculpas, si no que esperó a que todos se largaran, deseando que desaparecieran en el mapa.

Y en cuanto no escuchó nada, entre lloros y aullidos, se escuchó decir:

-¡¡LEON!! ¡¡JURO QUE TE VOY A JODER VIVO, MALDITO CABRN!!

-Entiendo... Vale, gracias.

Odayaka colgó el teléfono y miró un momento a Lizar, que residía en la mesa del salón principal, haciendo el trabajo que le había encomendado el director de la universidad sobre Shakespeare. Desde la cocina, Odayaka volvió la vista al plato que estaba cocinando, y decidió finalmente ir al congelador y sacar un plato de verdura: Acabaría antes.

-Lizar, te voy a hacer un precocinado de verdura. ¿Te apetece?

-¡Está bien!

Odayaka abrió la bolsa que contenía toda la comida, y empezó a servir un poco en una sarten, para mas tarde llenarla de aceite vegetal y empezar a cocinarla a fuego lento.

-¿Que te han dicho que Bryce?

-Lo que me temía. -contestó la orca. -Bryce ha mandado echarlos todos de la sala y no verlos en su vida.Ya me esperaba que pasaría algo así... Oye, Lizar... ¿Tu como te sentiste?

-¿Aja?

Lizar miró un momento a Odayaka, apartando su mente de lo que estaba haciendo, y pensando durante un rato. ¿Como se sintió cuando descubrió lo que era, cuando se atrevió a mirarse al espejo y ver la realidad pura y dura?

-Probablemente esto te ofenda, Odayaka, pero... Sucio. -contestó finalmente. -No era yo el que veía el espejo... Recuerdo que lo rompí y me encerré en la habitación durante días. Incluso recuerdo que me golpeaba la cabeza cada vez que siseaba tan solo un poco o me pegaba a la cola cuando la movía de ofrma instintiva. -añadió, recordando lo mas que lo había pasado en su momento. -Es... Como dar un salto de un mundo a otro, y no siempre acabas de asimilarlo del todo. Por esa misma razón comprendo perfectamente a Bryce si ha hecho lo que tu has dicho que haría.

-Pero no es lógico... Él ya es de nacimiento un híbrido.

-Pero piénsalo bien, Odayaka. -mencionó el lagarto. -No recuerda nada de su anterior vida, por narices ha tenido que pillar un disgusto de la ostia. Os pensáis que Bryce es un superhéroe... Pero precisamente porque es un mestizo, tiene sus debilidades, y no solo físicas.

-¿Eh?

Lizarman volvió la vista al frente, completamente serio.

-El primer pensamiento que me vino era que yo era un animal...

-Un animal...

Todo... Todo su cuerpo había cambiado. No había nada reconocible en él, ni siquiera podía asegurar que su carácter fuera el mismo.

-¡¡Solo soy un jodido animal!!

-... se que no es del todo cierto. Los antropomorfos se diferencia de los animales por la simple razón que estos no piensan... Y nosotros sí. Pero aun teniendo sangre lupina en sus venas, Odayaka, en parte también es humano. Deberá renunciar a una parte de él.

-¡¡Pero eso le hará...!!

-No le hará mas fuerte, Odayaka. -la respuesta del lagarto fue una enorme piedra para la orca. -Piensa en los inconvenientes que tendrá ahora como un lobo azul. ¿Acaso lo has tenido en cuenta?

-No le veo yo a los inconvenientes, Lizar. -la orca parecía bastante molesta por los comentários de Lizarman. -Es mas, estoy empezando a sentirme un poco ofendido por tus palabras.

-Nadie es perfecto en este mundo de Dios.

El silencio se produjo en toda la casa en cuanto Lizar se incorporó de inmediato, mirando con sus pupilas rasgadas a una orca que también estaba sumamente cabreada. Una tensión energética e invisible se había desatado en ello.

-Dime, Odayaka: ¿Que te ocurre cuando sales en la calle?

¡¡Los fans!!

Oleadas de fans empezaban a mirarle y a señalarle, y a hablar bajito de él. A pesar de todo, a pesar de que hacía tiempo que había renunciado al baloncesto (Y seguía en combate con su padre por el mismo jodido tema) no paraba de ser seguido por una oleada de fans incesante.

-Exacto. La gente te persigue. -comentó Lizar. -Estuve investigando un poco sobre Bryce antes de ponerme de lleno con lo que me pidió, y nadie me dijo que ese muchacho fue antes el lobo azul. ¡¡Le conoce toda una universidad entera!! ¡¡Y el caso del lobo azul desaparecido es conocido por medio oriente, no se si lo sabias!! ¡¡Piensa que se trata de una universidad prestigiosa, fue una noticia que movió medio mundo porque no hubo ni una puñetera prueba de su paradero!!

Aquella afirmación le estaba dejando sin palabras.

-¡¡Bryce ya no va a poder ocultarse!! ¡¡Piensa en lo que dirá la gente cuando vean que el supuesto lobo desaparecido ha vuelto!! ¡¡Saltaran los medios, lo trataran simplemente para conseguir audiencia!! ¿¡Sabes a lo que me refiero!? ¡¡Tora y Bryce no van a poder estar juntos, porque de ahí a la prensa...!!

-¡¡Basta!!

-¡¡... Solo hay un paso!! -continuó Lizar

-¡¡He dicho que te calles!!

La sarten acabó en el suelo, con toda la comida de Odayaka derramada, y la orca se llevó una mano a la cabeza, con los ojos completamente cerrados. Mierda... No había caído en eso.

-Perdona. -se disculpó finalmente, con un hilillo de voz, Odayaka. -No llegué a pensar en todo eso. De hecho, del lobo azul yo casi no se nada...

-No sabes nada porque antes de que desapareciera no era tan conocido. -añadió el lagarto.

-¿Como?

-Veras... -Lizar cogió aire, y se calmó un poco. -Es el truco del boca-boca. Algo que conservas como un secreto se va extendiendo, y extendiendo. A pesar de que no todos tienen internet, es muy fácil buscar información de los Fire Fasters, y encontrar su foto. A pesar de que solo es en voces, puedes ir a cualquiera por la calle y enterarte de quien es él con todo lujo y detalles.

-Joder...

-Y si lo que me habeis contado hasta ahora es cierto, Bryce va a ser el punto de mira de Leon en todo momento. Y por cada intento que tenga que esconderse, se verá obligado a mostrarse al público mas veces. Quieras o no, el regreso de Bryce como lobo azul va a conllevarle muchísimos problemas.

-Mierda.

-Bryce es fuerte, y es inteligente. Pero en cuanto vuelva realmente, no solo va a necesitar la ayuda de Tora, va a necesitar la de todos vosotros... La de Shinke, la de Baka, la tuya... La de todos los que le conozcamos en persona y comprendamos el secreto que Tora ocultó todo ese tiempo.

-El Secreto de Tora...

-Y algo mas... Probablemente Bryce debe de estar ahora combatiendo consigo mismo. Recuerdo que cuando desperté... Mi única ansiedad era salir. Quería salir, quería huir... Cuando tomé el control me dí cuenta que eran mis instintos los que habían intentado guiarme. No me extrañaría que Bryce estuviera ahora tan confundido como lo estuve yo en su momento.

Vaya, se estaba muy cómodo en aquel lugar. Uros se llevó una garra a la frente, mientras respiraba con algo de dificultad. Maldita sea, se encontraba como si le hubiera atropellado un camión, y aun así, seguía completamente vivo. Le dolía todo el cuerpo, la cabeza, y lo jodido es que encima no recordaba nada.

Se encontraba en una especie de colchón, por lo que abrió los ojos y miró al techo: ¿Donde se encontraba? Encontró una lámpara, un techo de color... ¿Rosa? Donde se encontraba? Intentó incorporarse, pero el cuerpo le dolía completamente... Y de repente, sintió un contacto demasiado familiar en su brazo. Fue volviendo lentamente la vista hasta que se encontró con Ane en la cama...

Y él incluido.

Con un pensamiento malvado en la cabeza, se levantó las sábanas y se miró sus partes inferiores. ¡Oh, dioses! ¡No podía ser cierto! ¿Como era posible? ¡Por razón le dolía todo el cuerpo! Miró a su lado un momento, y se encontró con una botella de champan tirada por el suelo... Y en ese momento recordó lo sucedido: Con una depre de narices en Ane, Uros había intentado finalmente animarla con una minifiesta, de la cual había sido partícipe... Y habían estado toda la noche... Toda la noche...

Mierda...

Había hecho el amor con Ane, incapaz de resistirse a sus encantos.

-Uros...

El lobo miró un momento a Ane, que se estaba despertando. La coneja abrió los ojos y bostezó, para luego echarle un ojo y sonreirle. Una sonrisa que, por primera vez en la historia, le aterró de tal forma que se levantó e intentó salir de la cama.

-¡¡No te vayas!!

-¡¡¿¿Ane, sabes lo que acabamos de hacer??!!

-¡¡Lo sé!! ¡¡Y lo hice porqué me lo pediste!!

-Que yo...

Dioses, era cierto...

Mientras que Ane estaba disgustada por lo de su hermano, durante la borrachera había confesado que también estaba preocupado por Bryce. Y entre una cosa y la otra, su frustración le había afectado hasta el punto de... ¿Como podía haber pedido eso? ¡¡¿Pero como podía haberlo hecho?!!

-¿Te acuerdas?

Uros tragó saliva, sentado como estaba en la cama, y cogió aire para mirar de ver si se le pasaba el dolor de cabeza. Estaba completamente destrozado, ¿Como había podido tener sexo con alguien que ni siquiera estaba enamorado de él? Y si...

-¡Ane! ¿Lo hicimos con preservativo?

-Creo... Que si...

¡Joder! ¡Y sin preservativos! Uros se llevó una zarpa a la frente, completamente asustado y sin saber que hacer. Se acababa de tirar a Ane por todo lo alto, y ni siquiera era capaz de recordar aquel fragmento, ¿Y ahora que iban a hacer? Se mantuvo sentado todo el rato, cogiendo de la mano a Ane, mientras procuraba mantener la calma. Parecía que el hermano no había venido... Por el momento.

-Ane... ¿Sabes lo que pensará tu hermano de esto? Debe de estar destrozado, igual que tu...

-Cierto... Por eso luego me haré un chequeo en otro hospital, no me fío tampoco. -murmuró. -Y luego... Me tomaré unas pastillas para evitar una...

-Si lo haces ahora, te sentará como una patada, Ane. Llevas alcohol en las venas como para parar un tren. -mencionó Uros. -Si te las tomas, la reacción que te puede provocar en el cuerpo será de órdago.

Intentó moverse, pero las piernas le dolían tanto que se detuvo al instante. Por lo mínimo debía de haberse pasado toda la noche con una juerga agonizante que le había destrozado por completo. Se movería, sí, pero eran todos los músculos de su cuerpo los que se negaban a ello, por miedo a romperse a cachos. Finalmente, acabó echándose en la cama, mirando al techo.

-¿Tu hermano cuando vendrá?

-Posiblemente esta noche.

-Bien... Tenemos entonces doce horas para arreglar esto pero antes... Vamos a dormir un poco mas.

Tora permanecía en el pasillo del hospital, justo al lado de la habitación de Bryce, mientras miraba el techo, algo desesperanzado. Por primera vez, no entendía a su novio de ninguna forma. En otros momentos, Bryce siempre había encontrado la forma de luchar, pero ahora parecía que incluso se estaba odiando a sí mismo. Tampoco le tenía nada que reprochar, él mismo se había odiado a veces, sobretodo después de haber hecho el amor con él: Perdía el control, y el cariño se convertía en...

-Que asco...

-¿El que?

El tigre alzó la cabeza para encontrarse con su otro compañero de raza: Senko. Este le miraba con una expresión entre fatiga, cansancio, y algo dolorido. Se sentó en una silla, al lado de Tora, y se llevó una zarpa al brazo derecho, mostrando una mueca de dolor.

-Joder... Cuatro agujas... Me dejaron que me caía en el suelo.

-Lo siento...

Senko miró un momento a Tora, y volvió a enfocar la vista hacia la pared, intentando concentrarse aun teniendo la cabeza dándole tantas vueltas. No sabía cuanta sangre le habían cogido, pero lo cierto es que iba a tener a partir de ahora muchísima hambre para recuperarla muy pronto.

-No se... Como te lo voy a pagar. Has hecho ya tanto por nosotros.

El tigre volvió un momento la cabeza para mirar a Tora. ¿Que no sabía como se lo iba a pagar? Él si, eso seguro, pero no podía cantarlo por ahí a voz abierta, si no que tenía que ser mucho mas discreto. O mejor aun: Pillar a Tora desprevenido, y entonces...

-¿Ocurre algo?

-¡Ah, no, nada! -exclamó Senko volviendo la vista al frente. Rogaba porque Tora no hubiera visto su cara ni hubiera adivinado la idea que por un momento se le había pasado por la mente. Solamente le faltaba que se pensara que era un salido de mucho cuidado. Solamente le faltaba eso.

El hermanastro de Ane salió de la habitación de Bryce y los observó a ambos un momento. Lo cierto es que había sido un milagro para él que, durante el chequeo, diera positivo y que la sangre que Senko fuera compatible, pero aun se extrañaba que Bryce hubiera acertado a la primera. De hecho, ¿Como era posible que el lobo lo hubiera sabido?

-Tora... Bryce te llama. -dijo el médico al final. -Parece que ya se encuentra mejor, pero ve con cuidado... Esta un poco inestable.

El tigre miró un momento al conejo, y finalmente, asintió con la cabeza, incorporándose, y mirando un momento a Senko. Luego, comenzó a caminar pesadamente hacia la habitación del paciente, cerrando la puerta detrás de él.

La estancia era bastante triste. Ni siquiera una flor o una planta adornaba el lugar. A pesar de que toda la pesadilla había acabado, lo cierto es que Bryce no había tolerado la entrada de nadie en ningún momento, y todas las rosas que durante aquellos días habían puesto habían sido retiradas por orden del lobo. Un lobo que residía sentado en la cama, con una mirada puesta en el cristal.

Se trataba de un lobo cuyos reflejos en su pelaje eran azul total. En sí todo su pelaje tenía esa tonalidad azulada, pero algunas partes iluminadas por el sol cantaban aun mas. Se le veía bastante fuerte, no tanto como Tora, pero casi casi igual. Físicamente Bryce lo había sido en el pasado, pero con el tiempo debía haber recaído. El lobo volvió la cabeza y le miró un momento, algo triste, y muy cansado. Había una diferencia, y es que el cabello que tenía en la cabeza estaba enfocado hacia la izquierda, cuando normalmente, a Bryce lo recordaba con el cabello hacia la derecha.

-Tora... -era la segunda vez que le veía mover el morro, y por primera vez, las orejas puntiagudas que tenía. -Anda, ven... Perdona...

-Bryce... ¿Te encuentras bien? -el tigre se acercó preocupado a su compañero, y le miró de arriba a abajo.

-Si, tranquilo... Es solo que me encuentro un poco cansado, nada mas. Perdona por lo de antes.

Tora agachó la cabeza, y en el momento en que cerró sus ojos amarillentos, notó algo en su cabeza que le trajo recuerdos de antaño. La garra de Bryce le estaba acariciando la nuca suavemente, como en el pasado hizo muchas veces cuando veía que su compañero sentimental estaba algo decaído. Lo que había tenido que pasar, y ahora eso...

No pudo contener las lágrimas, y se puso a llorar como un desconsolado, escondiendo el rostro en la camilla de Bryce, sin poderse detener ni un solo momento. Lo mal que lo habían pasado los dos, y al final, ahí estaba: Su Bryce, el de toda la vida, volviendo como antes. Dos años, dos años habían pasado desde aquella vez. Dos años...

El lobo lo miró un instante, y finalmente le acarició la espalda mientras suspiraba medio contento. Contempló como era incapaz de ver el color de Tora, como simplemente veía una maldita escala de grises. Nunca más podría ver sus ojos, ni su brillo... Y quien sabía la cantidad de problemas que tendría a partir de ahora.

-Vamos, Tora, tranquilo. -Bryce procuraba animarlo de cualquier forma. -Ya está, ya pasó todo. A partir de ahora vamos a poder avanzar juntos. Ya lo verás.

-Mierda, Bryce... -el tigre se levantó, secándose unas lágrimas que volverían a surgir al instante. Cogió la garra del lobo, y se la apretó contra sí, en el pecho. -Solo de pensar que habría ocurrido... Si nunca te hubiera encontrado...

-No puedes pensar en eso, porque es algo inevitable. -contestó el lobo. -Pero ahora deja de llorar, ¿Vale? Se que te va a doler esto pero... Me estas poniendo algo nervioso.

Era cierto. Había olvidado que durante los primeros días Bryce iba a resultar un tanto inestable, y mas si manifestaba los sentimientos de aquella forma. Procuró dejar de llorar y soltó al lobo, mirando de hacer fuerte a las emociones.

Bryce se miró un momento el brazo, y luego volvió la vista a Tora... Nunca mas...

-Perdona, soy un estúpido. -contestó el lobo. -Antes me ha pasado con el hermanastro de Ane... Se ha puesto triste y yo me he cabreado. No se porqué...

-Son tus instintos naturales, es normal. -el tigre sonrió en parte, y miró al techo. Por primera vez en su vida, se sentía incluso mas cercano a él. Incluso hablar de aquello ahora no resultaba tabú, si no mas bien todo lo contrario. Era como si resultara ámpliamente necesario contárselo, como si Bryce nunca hubiera permanecido al mundo en el que él se encontraba. -Supongo que sentimientos como tristeza o sentirse abatido, para un lobo son inútiles en la caza o en la defensa de su territorio. Eso es lo que sientes, ¿No?

-Algo parecido. -era a Bryce a quien no le parecía tan normal. Durante instantes sentía necesidades que no venían al caso, y que constantemente tenía que estar combatiendo. Aunque ahora ya sabía que era, seguía fastidiandole constantemente. -Mierda... Puedo comprender esos sentimientos, pero hay algo en mi que no me deja admitirlos en los demás. Ni siquiera puedo sentirme triste.

-Tranquilo. Tarde o pronto podrás. -Tora intentó animarlo, poniéndose serio. -En su momento podías. Eras el que mas autocontrol tenías de todos, solamente necesitas un poco de esfuerzo, y combatirlo. Aunque es algo que deberás hacerlo solo...

Tora se levantó, y miró un momento a Bryce. La cantidad de cosas que habían pasad habían valido la pena. Sin embargo, sabía perfectamente que cientos de hechos iban a ocurrir a partir de ahora. Con aquella forma, Bryce iba a ser mas fácil de detectar que antes, aunque también era cierto que su espíritu ahora parecía mas fuerte que antes.

Y entonces notó que alguien le cogía del brazo.

-No te vayas, Tora.

El tigre volvió la vista un momento, y sus ojos se clavaron en los del lobo, en los de un lobo que parecía completamente asustado.¿Asustado de que? ¿De lo que había hecho? ¿De lo que...?

De estar solo.

-He estado mucho tiempo solo, Tora. -contestó. -No me dejes otra vez...

No me dejes, Tora... No te vayas...

Se trataba de eso, pues.

Tora miró un momento a Bryce, y finalmente se relajó, dándose la vuelta, y abrazándole por primera vez desde que había realizado todo el cambio. Una oleada de memorias le vino a la mente. Notar de nuevo el pelaje del lobo rozar el suyo, su aliento, su calor... Notó de repente algo húmedo, y observó como Bryce le estaba lamiendo, primero el rostro, luego las orejas, y mas tarde le mordía suavemente, como antaño hacía.

No estaba nervioso por ser dos depredadores. El lobo interior estaba nervioso porque no tenía a nadie a quien confiar. A nadie excepto a él. Solo si él se encontraba cerca, Bryce era capaz de apagar esa ira interior que amenazaba con encenderse y apoderarse de él.

-Tranquilo... Tranquilo...

Dejó que hiciera con él lo que quisiera, si es que aquello servía para tranquilizarlo. Sonrió cuando de repente notó que le abrazaba y le estrechaba contra él, impidiéndole dejarlo. El lobo apoyó el morro en su hombro, y cerró los ojos, ya mas tranquilo que antes.

-No me dejes solo nunca mas, Tora.

Nunca mas.

Continuará

Nuevo capítulo. Un poco tarde... Bueno, casi un mes tarde, espero que me disculpeis, lo siento mucho.

Y bueno, finalmente se acaban aquí los problemas para Tora y Bryce... ¡¡Ya tenemos a nuestro lobito!! Ahora las cosas van a ir empeorando, como ha dicho Lizar. Y mientras tanto, Riaka sigue buscando pistas. Creo que entonces no se acaban los problemas para la pareja, si no que empiezan de nuevo...

En fin, espero que os haya gustado mucho, y ya sabeis que me encantan los comentarios vuestros. De hecho, los tengo en consideración porque de esta forma no solo se si os gusta o no como va, si no que ademas puedo conversar con vosotros!! Así que ya sabéis, [[email protected]](%5C) o Mail form Author. ¡O también podéis dejarme un comentario aquí!

Y si habéis llegado hasta aquí, gracias por todo, y un saludo.

Darkness.