El Secreto de Tora: Crossover Tora

Story by Mastertuki on SoFurry

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#8 of El Secreto de Tora


EL SECRETO DE TORA

_ Advertencia: Para comprender este capítulo es necesario leer los anteriores. ¡¡Feliz Lectura!! _

Advertencia (y II): Esta historia relata una historia de amor homosexual, por lo que si a) No es el tipo de historia que a tí te gusta leer b) No te gustan los capítulos que se entremezclan entre ellos c)Estabas contento de que acabara en el capítulo anterior y has descubierto con rabia que esto continua d)Si en este capítulo no aparece Bryce no te gusta, mejor que busques otra historia mientras tanto.

"Llevo ya tres semanas sin verte apenas. No se nada de tí, la empresa en la que trabajabas no tiene ni idea de tu paradero, aunque asegura de que se usó el carnet de viaje para devolverte de vuelta, y a cada semana que pasa, me siento cada vez peor.

Peor porque es la segunda vez que te pierdo, la segunda vez que encuentro la posibilidad de protegerte, y acaba siendo inútil. Y a sabiendas de lo débil que eres, siempre acabamos separados. Estoy harto de que esta historia se repita cada dos por tres, y a pesar de que he perdido completamente tu rastro, algo me dice que sigues vivo, sufriendo en algún lugar, esperando a que te vaya a buscar.

No es justo que te haya tocado sufrir a tí. Tu, que me ayudaste en el partido, que intentaste animarnos a todos el día de nuestra separación, tienes que cargar con todo el marrón.

Recuerdo el día que descubrí que eras mestizo, y como me lancé a protegerte cuando tu padre se suicidó y empezaron a acusarte diciendo que tenías su misma sangre y que eras igual que él. Las comparaciones eran odiosas, pero tu nunca quisiste aceptar mi intención de cuidar de tí. Te alejaste, y decidiste luchar solo, y creo que fué el momento en que comprendí nuestras diferencias: Tu eres capaz de enfrentarte a todo, a cualquier cosa, sea cual sea. Te da igual si te juegas la vida, aunque siempre tienes en cuenta de que nunca estén el resto de tus compañeros en esa ruleta de la fortuna.

Perdóname Bryce... Por no saberte proteger."

_ Capítulo 8: Crossover Tora _

-¿Estas bien?

El lobo azul continuó tosiendo un rato mas, apoyando la espalda en la madera, mientras Senko se acercaba a él y le esperaba con la ropa de limpiar en la cesta. En cuanto dejó de toser, cogió aire, esperando a ver si le venía un nuevo ataque.

-¿Otra vez igual? -le preguntó Senko de nuevo.

-Si, es lo de siempre. -contestó el lobo mientras se incorporaba. Se agachó de nuevo para coger la cesta que había estado llevando él, y la alzó de nuevo. -Pero cuando te acostumbras, ya sabes lo que hay que hacer en esos momentos.

-Debe de ser duro ser mestizo. -le dijo Senko mientras avanzaba con él.

-Que va. Dentro de poco me darán una medicina, y con ella, podré respirar mejor. -argumentó Bryce, medio sonriente, como tenía por costumbre. Senko se limitó a avanzar por el largo pasillo verdoso y soleado, y el lobo azul le siguió, mientras sus sombras se proyectaban en el suelo de madera tratada manualmente, y aseguradas de forma concisa grácias a la presión que recibían los tablones de las dos casas que formaban parte de la increíble mansión en la que se encontraban.

Se trataba sin duda de una infraestructura enorme, con bordes de metal. Si se situaba en una ciudad, medía como nueve avenidas cuadradas, y se alzaba en conjunto e iba terminando en cuatro torres de techo redondeado y rojizo. En su interior albergaba mas de doscientas habitaciones, y muchísimas salas de entrenamiento. En medio había un enorme patio abierto, que prácticamente partía la mansión en uno de los cuatro lados, y obligaba en ese lado la existencia del puente por donde pasaban en ese momento los dos antropomorfos. Alrededor de esta enorme mole, solo había un extenso bosque en el que no vivía nadie mas que los tigres de aquel clan de guerreros.

Ambos bajaron las escaleras en cuanto llegaron al final del puso, y Bryce depositó la ropa en un agujero de la pared, tal y como se lo señaló Senko. Luego, el tigre hizo lo mismo, y cerró la compuerta.

-Bueno, iré a limpiar las salas Tor?ningu seis y siete. -argumentó el lobo azul mientras cogía la cesta de nuevo y se daba la vuelta. -Gracias por ayudarme.

-A ti. -respondió Senko seriamente mientras veía como el lobo se alejaba, quedándose solo en aquella sala. En cuanto vió que solo escuchaba el sonido del río que pasaba por un lado de la casa, empezó a respirar mas tranquilo. Por fin unos segundos de paz en los que nadie ni nada iba a estar hablándole o preguntándole estupideces como de costumbre.

Para muchos, Senko era el ejemplo mas exacto de alguien con carácter antisocial. Casi nunca hablaba, y si lo hacía, era con el mínimo de palabras posible, exactas y inequívocas para que nadie le encontrara el doble sentido. La culpa de tal comportamiento, sin embargo, no era suya, si no su entorno: Tanto entrenamiento, tanta tensión, tanta disciplina... Quería mas libertad... Quería ser el mismo. Sin embargo, se encontraba encerrado, incapaz de escapar, sometido a la cruda realidad de ese destino. Y cualquier intento de salir de allí era respondido con la muerte.

Avanzó por al sala llena de cajas de bambú hacia las escaleras, y al empezar a subirlas, escuchó un ruido sospechoso. Se detuvo a prestar atención, hasta que vió que no había mas que silencio. En cuanto volvió a subir otro escalón escuchó otra vez el mismo ruido, lo que hizo que se detuviera de nuevo para prestar mas atención: Eran los sollozos de alguien procurando contenerlos como podía, algo lógico para Senko. Si se trataba de un tigre y se le veía llorando, el castigo era temible.

-¿Quien anda ahí?

La pregunta no recibió respuesta, y el tigre sospechó que lo más lógico era que no se metiera en esos asuntos. Pero en vez de hacer como siempre, y pasar del tema, decidió agachar un poco la cabeza para ver si por casualidad estaba bajo las escaleras, con profundo malestar después al ver que no había nadie. Sin embargo, observó en el suelo una sombra con bordes difuminado, y por la forma de la silueta, pudo llegar a la conclusión de que se trataba de un tigre. Guiándose por el oido, comenzó a bajar las escaleras, y empezó a recorrer la sala, llevándose una zarpa al morro en cuanto notó un olor a sangre abofetearle las fosas nasales, y poniéndose ligeramente nervioso.

Poco a poco, pudo averiguar quien formaba la sombra aquella. Era otro mas del clan, sentado en el suelo y con las zarpas tapándose los ojos, junto con el pelaje completamente alborotado. No tenía nada que le cubriera la parte de la cintura para arriba, y a todo eso, había que añadir un detalle mas: Estaba temblando.

-¿Te ocurre algo? -le preguntó, ya que estaba. Ahora lo que no podía hacer era dejarle atrás como si nada. Al no recibir respuesta, se aproximó a él y se agachó a su lado, tocando su espalda para darle ánimos, apartándola de repente al notar algo espeso y húmedo. Cuando se la observó, vio que la tenía completamente llena de sangre.

-Pero que coño...

Senko se apartó rápidamente al ver moverse al otro, arrastrándose hasta el fondo del lugar, temblando de miedo. Arrinconado en una esquina, apartó un poco las zarpas del rostro, permitiendo al tigre identificarlo con facilidad.

-Tu... Tu eres el heredero, no? -preguntó. -Tu eres Tora.

Se acercó a él de nuevo, hasta que con la zarpa delante tocó un gran charco de sangre que sin duda procedía de su compañero. Sin apartar la mirada, continuó su camino, observando como se alarmaba el otro cada vez mas, hasta que al final, le tocó el hombro.

-Tranquilo... Tu secreto está a salvo conmigo.

Tora lo miró angustiado, y luego, bajó la vista, calmándose un poco. Aquello permitió a Senko ponerse de nuevo a su lado, y ver lo que tenía, obligando al otro tigre a que se inclinara un poco.

En la espalda, tenía numerosas heridas, producidas por zarpazos continuos hechos a conciencia. Senko fué revisando cada una de ellas hasta que descubrió que la mayor de todas procedía de la parte interior del pantalón, justo en la base de la cola, oculta. Senko abrió enormemente los ojos, y levantó la cabeza para ver a Tora, que tenía la mirada perdida.

-Tio... ¿Que es esto?

-Mi castigo... Por ser diferente. -apoyó una garra en la pared, haciendo un gesto de levantarse, pero Senko le detuvo. -¿Que?

-¿A donde vas?

-A ti no te importa... -contestó el tigre.

-No, en otras circunstancias no, pero te vas a morir aquí y no tengo ganas de que luego me rebanen la cabeza pensando de que te he matado yo. Me vas a acompañar hasta mi habitación con cuidado, y allí nos encargaremos de tu... "Grave" problema. ¿Entendido?

Tora se estiró bocabajo encima de la cama de paja de Senko, y el tigre cerró la puerta tras de sí, observando con atención su habitación: Los rayos del sol iluminaban prácticamente toda la habitación, que solo contenía además de la cama mencionada un mueble con unas cuantas velas que olian a fresa. Senko se dirigió hasta allí, y abrió el armario, sacando una toalla, un bote de cristal y un líquido azul, y unas telas especiales de color rosado. Se sentó al lado de Tora, y observó su espalda a conciencia.

Cogió el brebaje, y huntó un poco la toalla, tiñiendola de azul. Luego se acercó a su pantalón, aunque se detuvo un momento: Quizás a su compañero no le hacía gracia.

-Tora... Debo...

-Hazlo. Pero acaba rápido, me estoy mareando. -murmuró con un tono de voz muy bajo. El tigre asintió con la cabeza, y se los quitó, reafirmando su suposición inicial: La sangre procedía de la entrada baja del tigre, y parecía que poco a poco iba minvando. Se apresuró a limpiarla con rapidez para que no hubieran infecciones luego, y mas tarde, usó una de las telas especiales para taparla.

-Con esto se cortará la hemorragia. Ahora el resto. -mencionó, acercándose a su espalda, y untando las heridas con el brebaje. Tora lanzó un sonoro rugido por el escozor, y Senko se apresuró en acabar deprisa antes de que se levantara harto de la situación.

-Mierda... -murmuró Tora. -No pude creer que me hiciera esto...

-¿Quien?

Pero no recibió respuesta alguna, y Senko, al comprobarlo, decidió no insistir y continuarle limpiando las heridas. Escuchaba cada uno de los rugidos del tigre, pero él no podía hacer nada: Si no las limpiaba luego tendría problemas muchos mas graves como un envenenamiento de la sangre, y eso debía evitarlo a toda costa. En cuanto acabó de limpiarlas, empezó a ponerle las telas, y luego, se separó de él, recogiendo la toalla.

-Quédate así un rato y no te muevas. Lo mas probable es que tengas que estar así hasta mañana.

-¿Es obligatorio?

-Si no te quieres morir si.

Tora cerró los ojos al oir el comentario, y Senko guardó las telas que le habían sobrado y el brebaje en el mueble. Cogió la toalla, y la colgó en el marco de la ventana, dándose luego la vuelta para observar mejor a su compañero.

Sin duda no se había equivocado: Era el hijo del heredero. Su pelaje era dorado en los brazos y en las piernas (Pero no en la espalda, por culpa de la sangre) y si a eso se le juntaba su musculatura daba un aspecto salvaje que espantaría al mas valiente de todos. Sin embargo, verle así de destrozado era sumamente contradictorio a lo que aparentaba.

-Tu... Eres Senko... ¿Verdad? -dijo, respirando ahora mas tranquilamente. Movió un poco los brazos, y se incorporó un poco hasta situarse mas en el interior de la cama. -Silencioso, poco hablador... Sin duda eres él...

-Bueno, tu tampoco es que hables mucho. Pasas por al lado de todos, y no dices ni pio. -le contestó Senko. Apoyó la espalda en el marco de la ventana, y miró al exterior. -Pero bueno, supongo que ambos tenemos nuestras razones.

-Y ninguna de las dos quiere contárselas al otro. -dijo Tora. -Oye... Siento mucho todo esto...

-No te preocupes. Tampoco te podía dejar ahí tirado, desangrándote completamente. ¿Quien te ha hecho todo esto?

-Nadie... He sido yo solo...

-Ya... Tu-so-lo. -contestó Senko remarcando cada una de las silabas. Se incorporó, y fué caminando hasta Tora, arrodillándose al lado suyo. -Aunque te hubieses caido de un alto peñasco, te puedo asegurar que no te hubieras hecho daño solo en la espalda y en... -concluyó. -¿Te piensas que no sé que te han... Mhhh... Maltratado?

Tora sentenció la conversación con un profundo silencio, y Senko decidió, al ver que no había forma de hacerle hablar, no decir absolutamente nada mas. Tampoco es que fuera su problema, al fin y al cabo, y quizás el heredero tenía la forma de vengarse por los que le habían hecho daño, pero a decir verdad, si estaba intentando sacárselo todo, era para ayudarle. Verle allí, tirado en el suelo, desangrándose le había llevado a la conclusión que aunque fuera el siguiente en ocupar el puesto de Joshi, seguía siendo un ser vivo como todos, nadie invencible.

-Por cierto, ya que estás aquí... -dijo Senko, rompiendo el silencio. -Corren rumores de que tu padre está intentando llevar tratos con alguien de la ciudad. ¿Es eso cierto?

-Mhhh... Eso es información confidencial.

-¡No me jodas, tío! ¡Te recuerdo que te acabo de salvar de morir por quedarte sin una maldita gota de sangre!

-Nadie te lo pidió...

Aquellas palabras le sentaron fatal al tigre.

-Ya veo... Menuda forma de agradecer las cosas. Por un momento pensaba que eras diferente de tu padre, pero veo que...

-¡¡Ni una maldita comparación con él!! -Senko se quedó de piedra al oir el grito del otro, que había abierto los ojos y le miraba enfurecido. -¡¡Que él sea un cabrón de mierda no implica a que yo lo sea!! ¡¡Si no te lo digo, es para no ponerte el peligro!!

Una ráfaga de viento entró en la habitación, tirando un cuadro al suelo que nadie recogió, mientras los dos tigres se miraban al unísono.

-¿Tan grave es ese asunto? -dijo Senko.

-Si... -respondió el otro. -Por lo que he podido averiguar, los tratos los está llevando con un tal Stallion. Es uno de los descendientes de las primeras generaciones derivadas de Pelz. Según tengo oido, de esta forma nos llegarán mas reservas para el próximo invierno. -añadió.

-Pero eso no tiene demasiada lógica. Nosotros mismos podemos cazar y conseguir nuestra comida...

-Si... Pero parece ser que esta vez no será posible. -añadió el tigre. -Los humanos, en su momento, degeneraron tanto la capa de ozono que a pesar de que nosotros hemos evitado seguir contaminando, el daño persistirá durante mucho tiempo. No detuvimos lo que ellos llamaban el cambio climático, solo lo ralentizamos... Pero parece ser que cada vez hará mas frío en esta zona.

-Menuda mierda...

-Lo sé... -contestó Tora. -En fin... No se lo cuentes a nadie. Si te lo he dicho es para salvar la deuda que tengo contigo. Saberlo ha implicado el dolor que llevo ahora.. Ahora... Déjame descansar.

Senko observó como Tora cerraba los ojos para dormir un rato, y luego, se separó del marco de la ventana para salir de la habitación y dejarle dormir en paz un rato. Cerró la puerta tras de sí, y observó el largo pasillo en el que se encontraba. A su derecha existía la figura de un tigre con una pata sobre un montón de cadáveres y alzando la cabeza con las mandíbulas abiertas, heroico. Senko se dió la vuelta y se fué caminando por el otro lado, lleno de puertas, hasta que llegó a las escaleras, que bajó, y continuó por otro pasillo aún mas grande, hasta que llegó a una puerta doble.

Al entrar en ella, lo que encontró fue una extensa biblioteca llena de pergaminos, completamente vacía. Se repartían en diferentes columnas redondeadas dependiendo del símbolo Kanji inicial, y aunque eso parecía una locura, a ellos les iba de maravilla. Fué caminando entre las columnas, hasta que topó con una reja de metal que partía la biblioteca en dos, impidiéndole avanzar. Al otro lado, habían otras tres columnas mas, pintadas de rojo, donde se encontraban los documentos prohibidos del Joshi.

-Veo que has vuelto, Senko.

Una voz le hizo girarse sobre si mismo para observar a una rellenita tigresa de una edad muy avanzada. Iba vestida con un traje azulado, típico de los que se encargaban de proteger los escritos y llevaba un pergamino en la mano. Avanzó hacia Senko, y le miró sonriente, tocándole el morro con cariño.

-Algo así. -contestó Senko.

-Dime, ¿Vienes a buscar algún documento en particular?

-Si... De ahí dentro.

La bibliotecaria miró hacia donde señalaba y negó con la cabeza.

-¿Piensas meterte otra vez en líos?

-Casi que si. Los rumores son muy vagos, pero cobran cada vez vida. Decidme: ¿Sabéis algo de las nuevas de la semana? ¿Algo sobre un tal Stallion?

-Mhhhh... -la bibliotecaria miró a los alrededores, y negó con la cabeza. -No... Pero ya sabes... Que los rumores andan.

Senko tuvo cuenta de esas palabras, y se dió la vuelta, dirigiéndose hasta una silla de madera. Esperó un poco, mientras oía los pasos de la tigresa en la zona prohibida, y cuando la vió salir, sonrió levemente, incorporándose de nuevo, y yendo hacia ella.

-Recuerda que me estoy jugando el cuello por hacerte este favor, pequeño. -dijo. -Así que procura ser breve, ¿Entendido? Si lo hago es porque confío en tí... Llevamos ya mucho tiempo conociéndonos. No me defraudes.

-Si.

La tigresa dudó un momento, pero luego le pasó un pergamino rojo, con una cinta dorada, que contenía la inscripción al inglés de "Stallion". Lo miró un rato, y luego, saludó de forma cortés a la bibliotecaria, y se escondió el pergamino bajo la ropa, saliendo rápidamente de allí para dirigirse hacia su escondite. Si alguien se preguntara porque se estaba metiendo en aquellos asuntos, era simplemente porque temía la situación del clan: Desde que llegó el lobo azul cuando era pequeño, todo habían sido problemas. Y aquello avecinaba con ser lo último para hundirles a todos. Pero lo mas importante, era porque quería saber cual eran las razones para haber maltratado a Tora por averiguarlo.

Fué hasta las escaleras, y saludó educadamente a otro tigre que pasaba por ahí, de alto rango, para luego dirigirse a la parte de debajo de los escalones. Procurando ver que nadie se acercaba, sacó las cajas que tapaban una pequeña puertecilla, y con esfuerzo, se introdujo en ella, llegando hasta una sala oscura que contenía una simple mesa con una vela: Su única fuente de iluminación. Cerró la puertecilla tras de sí, y dejó el pergamino en la mesa. Luego, haciendo uso de su vista nocturna, buscó las dos piedras que utilizaba para encender la vela, y las hizo chocar entre si con el hilo de la vela entremedio, que rápidamente prendió fuego.

-Bien...

Dejó las piedras a un lado, y puso la vela en el otro, lo mas lejos posible del pergamino. Luego, cogió este, y lo desató, desenrollando con cuidado, y mirando con atención su contenido. Se quedó de piedra al ver que los símbolos que componían la lectura eran ilógicos: Estaban mezclados entre sí, y algunos estaban incluso al revés. Senko se llevó una zarpa a la cabeza, preguntándose que carajo era aquello.

-Me lo tendría que haber temido. -se dijo a si mismo. -¿Y ahora que hago?

Estuvo largo rato meditando, y luego, cogió un pergamino en blanco de un cajón, una pluma con tinta, y empezó a intentar reordenar los signos, pero el resultado era inútil: Se podían mezclar de cualquier modo, y aquello no tenía sentido alguno. Se levantó, con el pergamino en la zarpa, intentando averiguar cual podía ser la solución. Los rumores andan... ¿Que significaba aquello? ¿Era para resolver el acertijo?

"Pero no puedo salir por ahí como si nada." -pensó. "Es una completa locura. Comprometería enormemente a la abuela. Y sin embargo...

Senko decidió apostar la situación a todo o nada. Cogió el pergamino ya abierto, para ir mas deprisa, apagó la vela, y abrió un poco la puertecilla, y en cuanto vio que no había nada, salió al exterior y empezó a mirar los símbolos. Sin embargo, estos continuaban exactamente igual, no había ni un solo cambio. ¿En que erraba?

"Que carajo hay que hacer?" se preguntó, rompiéndose la cabeza en averiguarlo. ¿Echar agua? ¿Correr? ¿Airearlo? ¿Que era?

Y entonces lo vio.

Fué un momento apenas, pero de repente, le dió la sensación de que todo el pergamino entero se llenaba de símbolos. Se detuvo un momento cuando estos desaparecieron, y se quedó desilusionado. ¡Había estado tan cerca...! Gruñó por debajo, y avanzó de nuevo, viendo de repente otra vez los símbolos. ¿Como era posible?

La luz.

Senko retrocedió un poco, y miró a través de la ventana. Cogió el pergamino, y procuró mirarlo a transluz, un momento en el cual pudo ver perfectamente toda la escritura. Sonriente, lo cerró, y echó a correr a su habitación. Con cuidado de no hacer demasiado ruido, se acercó hasta la ventana, procurando de paso mirar si Tora estaba dormido. Desplegó el pergamino con cuidado, y miró de nuevo a trasluz, intentando leer.

"Lo que me temía... Entre lo que me ha comentado Tora y lo que dice aquí, me da la sensación de que esto no va a ir bien."

-¿Tora?

De poco le fué a Senko que no se le cayera el pergamino. Lo cogió casi en el aire, y se dió la vuelta rápidamente para comprobar de quien era esa voz femenina. La puerta abierta daba paso a una conejilla de pelaje blanco y orejas grandes, que con sus ojos cristalinos, observaba el entorno. De asustó, a juzgar por la expresión de su rostro, al ver el estado de Tora, y cerró la puerta detrás de ella, yendo hacia el tigre.

-No hagas ruido, está durmiendo. -murmuró Senko. La coneja se detuvo bruscamente, y luego empezó a girar alrededor de la cama para ver a Tora con atención. Luego, volvió la vista a Senko.

-¿Que le ha ocurrido? -preguntó.

-Le han... "Maltratado". -argumentó Senko. -Déjale descansar, ha sufrido mucho.

-Otra vez...

-¿Otra vez?

Senko depositó el pergamino encima del mueble, y luego volvió la vista a la coneja.

-¿Quien... eres tu?

-Soy Ane. Hace poco me trajeron aquí para ayudar a Tora, concretamente desde que su padre inició los tratados.

"Vaya... Osea que tiene que ver con Stallion." -pensó Senko.

-Bien... -dijo le tigre. -Ahora explícame eso de "Otra vez".

-Pues... No se si debería...

-Creo que sí. Si no le llego a encontrar se muere. Canta.

La coneja miró a Tora, y luego a Senko.

-Bueno... Tora tiene un pequeño problema con su padre. -dijo mientras se acercaba al tigre. -Digamos que cuando le conocí hace poco, descubrí que solía sentirse algo incómodo con sus compañeros. No quería ni siquiera aproximarse a ellos, y al fijarme, decidí preguntárselo...

-¿Y?

-Sus sentimientos son de aire homosexual. -afirmó Ane con un suspiro. -Como se sentía mas a gusto con ellos y a la defensiva con aquellas que intentaban seducirle... Ya sabes, con la intención de quedarse con él por ser el heredero, pues intenté hablar con él. Y le ayudé a descubrirlo.

Senko se quedó de piedra al oir aquello.

-Alguien nos escuchó dialogar. -murmuró Ane. -Le cogieron, y le maltrataron, pero pensé que ya se había acabado...

-Esta vez lo hicieron porque escuchó lo que no debía. -dijo Senko. -¿Los tratos que está llevando el Joshi son para un tal Stallion?

-No lo sé... Me trajeron con la intención de llevar la respuesta. Soy algo así como la mensajera.

-¿Y que tiene el mensaje de ida?

-Bueno... No se quien es, pero le ha comunicado al padre de Tora que necesita que le deje a tres de sus mejores guerreros, y si le es posible coger, a un mestizo. Dice que últimamente ha sufrido muchos atentados y que necesita protección. Y a cambio, se encargará de llevar comida.

-Me lo suponía... Tres guerreros. -Senko cogió el pergamino, y se lo enseñó a Ane. -No debería hacerlo, pero eres su mejor amiga por lo que veo, es mejor que lo sepas. -dijo. -Se ve a trasluz.

Ane cogió el pergamino, y lo leyó un poco. Estuvo largo rato así, hasta que al final, se detuvo.

-¿Estás seguro que es esa persona?

-Creo que sí. -dijo Senko. -O eso es lo que me dijo Tora. Ese Stallion va a causarnos problemas.

-Dios... Sus mejores guerreros...

-No se os puede dejar solos a ninguno de los dos.

La voz de Tora interrumpiendo la conversación les detuvo de inmediato, y ambos giraron la cabeza para verle mejor. Tenía los ojos abiertos, y les estaba mirando a ambos con el ceño fruncido.

-Realmente sois un par de locos. ¿Que estáis tramando?

-Tora... -empezó Senko. Miró a Ane un momento y añadió. -Solo... Estábamos mirando si la información que tenemos los dos es la correcta o no.

-¿Y habéis llegado a una conclusión? Os la diré yo: No os metáis donde no os llaman.

Tora giró la cabeza, y Senko miró a Ane un rato. Al ver que esta no reaccionaba, se levantó, y corrió hacia el otro lado, intentando captar la atención de Tora.

-Escucha, se que esto no es de nuestra incumbencia, pero tu tampoco tenías que haberlo sabido y sin embargo lo descubriste, ¿no?

-Ya te lo dije: Información confidencial. Tengo acceso a ella.

-Hace un momento dijiste que te habían maltratado por haberlo descubierto.

Tora se quedó callado durante unos instantes, mirando a Senko un rato. Luego, el tigre vió como el heredero apretaba las garras con fuerzas en la cama.

-Seguro que no fué por eso... -murmuró, confesándose. -Seguro que fue... Por mis sentimientos.

Tora cerró los ojos, y Senko lo observó con comprensión, apoyando luego una zarpa encima de la de él, intentando calmarlo. Lo comprendía, comprendía perfectamente por lo que estaba pasando, aunque nunca se había temido que por ser diferente al resto lo iban a maltratar.

-Estate aquí esta noche, Tora. -dijo. Luego volvió la vista a Ane. -Si puedes, ver a pedir cena para tres. Si preguntan, inventa algo, lo que sea para que resulte creíble. -luego bajó el tono de voz, y susurró. -Me da que vamos a dejar de tener... la paz actual.

-¿A que te refieres?

-Tu hazlo.

La coneja suspiró cabreada y se levantó rápidamente. Luego, pisando fuerte, se fué de la habitación, cerrando la puerta fuertemente.

-Menudo carácter gasta, ¿eh? -dijo Senko intentando romper el hielo. En cuanto vió que Tora se calmaba, le dejó ir.

-¿Que querías decir con eso? -le preguntó Tora.

-Bueno... No lo sé con total exactitud, pero por las tres historias que sé, algo me temo. -explicó Senko. -Por una parte, tenemos lo que has contado, y por otra parte, lo que le ha dicho Ane. Pero lo que mas me da miedo es lo que contiene esa escritura que a juzgar por su calidad, me da que lo trajeron hace poco. Yo incluso apostaría que debió de escribirlo tu padre o uno de sus escribas a traves de sus palabras para tenerle clasificado.

-¿Y que dice ese pergamino?

Senko se levantó, y con paso tranquilo, lo cogió y lo abrió, leyéndolo atentamente.

-"Stallion Bruss, cuarenta años. Especie: Caballo. Ha estudiado bachillerato y carrera de ciencias. Lleva el apellido Bruss, familia que participó en el proyecto Pelz y en sus posteriores creaciones generaras de esta, y actualmente trabaja en la empresa que fundó esta idea, en proyectos altamente secretos y desconocidos." -cerró el pergamino y miró a Tora. -El resto no tiene demasiada importancia. Pero no me fío de la gente de ciudad, mucho menos de un Bruss, cuando su familia se puso a jugar a ser Dioses. Dime, ¿Que crees que hará con su petición?

-¿A que te refieres?

-Me refiero a que si lo requiere, puede ponerse a "probar" a aquellos a los cuales enviemos. ¿No crees?

-No entiendo... ¿Y de que le serviría? Tiene a mas gente en la ciudad. ¿Porqué nosotros?

-Eso es lo que no logro averiguar... Pero quizás lo ha hecho en plan general para conseguir algo mucho mas próximo... Pero eso es lo que no logro averiguar.

-Mhhh... Quizás... Tienes razón... Oye... ¿Puedes darme la vuelta? Estoy harto de estar boca abajo.

-Si, claro. Espera que te ayudo.

Dejó el pergamino en su lugar, y se subió a la cama de rodillas para poderle dar la vuelta. Lo hizo poco a poco, procurando no hacerle demasiado daño ni tampoco abrir sus heridas, y durante el proceso, se tambaleó un poco. Perdió el equilibrio, y acabó cayendo casi encima de Tora, aguantándose por poco.

Tora, que ya estaba completamente boca arriba, se quedó helado al notar a Senko tan cerca de él, sus cuerpos tocándose prácticamente, y viendo como Senko no realizaba ningún movimiento para separarse de él. Ambos estuvieron largo rato en esa posición, y Senko notaba como se le subía la sangre a la cabeza por la situación en la que se encontraban. De repente, empezó a notar cierto miedo al ver como Tora hacía el esfuerzo por incorporarse un poco, mientras que él prácticamente ni se movía, notando los roces entre ambos cuerpos, como le cogía con cuidado la zarpa, y como su morro se iba aproximando cada vez mas a su oreja. Tragó saliva, sin saber que hacer, la respiración cada vez mas acelerada

-Me gustaría saber cuanto tiempo eres capaz de mantenerte así.

En cuanto escuchó el comentario de Tora, se apartó rápidamente, y se avergonzó un poco al ver a este echarse de nuevo mientras se reía. La verdad es que no le veía la gracia por ningún lado, si tenía que ser sincero.

-¿Ya estas contento? -le preguntó Senko mirando a otro lado.

-Si. Ya tengo lo que quería. -dijo, orgulloso. Luego volvió la vista hacia la ventana, y sonrió levemente. -Es increible... ¿Sabes? Cuando descubrí mi condición... No se... Me sentí mucho mejor. -explicó. -Al principio, no sabía lo que me ocurría. Me sentía peor... Si no llega a ser por Ane, quizás continuaría igual.

-Cuando uno tiene un padre como el tuyo, es imposible saber cuales son tus verdaderos sentimientos. -contestó Tora. -Estás muy cerca de él, y te influye bastante. Pero el corazón es muy fuerte, y eso hace contradecir a las personas. -volvió la vista a Tora, y añadió. -Tienes algo de suerte, por eso. Si otro se hubiera descubierto, estaría muerto instantáneamente. Y me pregunto yo porqué.

-Supongo que es porque contradice a nuestra naturaleza.

-En ese caso... Debería ponerse en su situación. -contestó Senko. -Si le pasara lo mismo que a tí... Seguro que reaccionaría de forma distinta.

-Es posible... Pero no puedo hacerle entender, ya has visto como he acabado. Mandó a unos guardias a que me... Violaran, para que coño. Vamos a decirlo con sus palabras, me violaron. -admitió. -Y lo hizo a ver si con el dolor conseguía hacerme cambiar.

-¿Y lo ha conseguido?

-Claro que no. -admitió Tora. -Pero estoy harto, y pienso largarme de aquí.

Senko observó un momento a Tora, y luego se puso a reír.

-¿Que tiene tanta gracia?

-Nada... -logró decir Senko cuando acabó de reír -¿Sabes lo que ocurrirá si intentas escapar?

-Lo sé... Por eso pienso planearlo bien. -añadió el tigre. -Además... No iré solo. Se de dos que me van a acompañar.

-¿A que te refieres?

Tora le miró con atención y sonrió.

-Acércate y te lo digo.

Senko tragó saliva al oír la proposición, pero luego cogió aire y volvió a subirse de rodillas, aproximándose a él. Mantuvo una distancia prudencial, pero al ver que Tora no podía moverse, decidió aproximarse mas a él. Sin darse cuenta, Tora aprovechó para mover la cola con un ágil movimiento, y le hizo tambalearse, cayendo encima de él, momento que aprovechó el heredero para abrazarle.

-Shhh... Tranquilo. -le susurró al oído. Podía notar como su corazón palpitaba cada vez con mas fuerza al notarse los dos tan cerca el uno del otro. -Escucha... Ni tu no yo vamos a durar dos días mas aquí, ¿Verdad? Vamos... Admítelo... Lo se. -dijo Tora. Senko no añadió nada, si no que se mantuvo en tragar saliva, escuchando el resto de la conversación. -Mañana mismo empezaré a planear cosas... tardaré muchos meses, lo sé... Pero si tu quieres... Podemos planearlo entre los dos. -admitió. -Dime... ¿Quieres vivir como a tí te gustaría?

-Si...

-En ese caso... No intentes irte solo.

Y en ese momento, Tora despertó.

Se llevó la zarpa a la cabeza, respirando aceleradamente, y notando las luces de las rendijas que componían la persiana dándole en toda la cara. Sin embargo, no hizo ningún movimiento para evitarlo. Se incorporó un poco hasta quedarse sentado en la cama, con la espalda apoyada en la pared, mirando de calmarse un poco, mientras notaba el corazón latirle con fuerza.

¿Una pesadilla? No, mas bien había sido un sueño, un recuerdo del pasado. Se miró el pelaje, descubriendo que lo tenía completamente húmedo por el sudor y revuelto y se salió de la cama de inmediato. De repente se sintió mareado, y se apoyó a una pared para evitar caerse. ¿Cuantos días llevaba sin comer ya? Bastantes.

Con cuidado, y poco a poco, miró de mantener el equilibrio. Luego, empezó a andar hacia la puerta, con la intención de ir al baño y darse una ducha. Sin embargo, en cuanto abrió empezó a escuchar varias voces, y recordó lo ocurrido: Shinke, Ane, Odayaka y Baka habían venido a su casa para dialogar sobre la situación.

-Me parece que Tora ya se ha despertado. -oyó decir a la orca. Escuchó como se levantaba y se acercaba hacia él, sonriendo. -Joder, tio, ¿Que te has puesto a hacer los cien metros lisos alrededor de tu habitación? ¿O practicabas el salto del tigre?

-Que gracioso. -le espetó Tora. -Anda, no me vengas con esos chistes malos, que me sientan fatal.

-Lo supongo. -contestó Odayaka. -Ponte algo encima y ven con nosotros un momento, tenemos algo que quizás te interesa saber.

-Eso espero... Quiero sacarme de la cabeza este maldito sueño.

-¿Sueño? -Tora avanzó hasta el baño, de donde sacó la bata que se puso encima, y luego siguió a la orca en dirección a la cocina, que le continuaba preguntando: -¿Que sueño?

-Uno... Mas bien un recuerdo del pasado... Un tal Senko... Antes de descubrir que me había enamorado de Bryce. -explicó Tora mientras sacaba una botella de leche de la nevera. -Ane, ¿Tu te acuerdas de él?

Ane, la coneja, que había estado jugando a las cartas con Shinke, alzó la vista un momento para verle mejor.

-Si. -contestó ella. -Como para no acordarse. ¿A que viene esa pregunta ahora?

-Nada... He soñado el día que nos encontramos los tres por primera vez.

-Ah, ya... El día que descubrimos quien era Stallion, ¿Verdad?

-Sí, la mano derecha de Leon. -añadió Tora. Luego se dirigió hacia el resto con el vaso de leche en la zarpa, y dijo. -Bueno, ¿Que queríais enseñarme?

-¡Ah! ¡Esto! -vió como Odayaka iba hasta el televisor, y lo encendía, poniendo en marcha el vídeo. -Toma, a ver que te parece.

Tora observó la cinta con curiosidad, en la cual se mostraban las imágenes grabadas del canal de notícias. En ellas salía la calle en la que Tora encontró los cuerpos de los dos trabajadores de Doreis, llena de sangre, y con los dos hombres ahí, tirados al suelo.

-No veo nada yo. -contestó el tigre. -Nada.

-Tu eres cegato. Mira de nuevo. -añadió Odayaka. Observó como este rebobinaba un poco y luego congelaba la imágen. -Ahí, ¿Ves?

Se escuchó en ese momento un vaso de cristal rompiéndose.

En esa imagen había algo que Tora había pasado por alto. Se acercó con cuidado, cada vez mas a la televisión, con la intención de comprobar si era cierto y no un espejismo, pero en contra de lo que se imaginaba, lo que veía era cierto: Era una huella, y no humana... Ni tampoco suya.

-Es de Bryce, ¿Verdad? -dijo la orca. -Me jugaría mi carrera de padre a ello, y ya sabes como la aprecio.

-No... Puede ser...

-Pues bienvenido al País de Nunca Jamás, donde tus sueños se hacen realidad.

-Tora, -se interpuso Shinke. -Quizás nos estamos equivocando... Pero, ¿Y si es él?

-Es imposible... Es humano... Al... Al no ser que...

-¿Que qué?

-Que encontrara el medicamento adecuado. -añadió Tora. -Bryce tomaba un medicamento que le mantenía en forma humana y le bloqueaba la memoria residencial. Quizás encontró el remedio.

-¿Así tan de repente?

-Es posible... Pero eso no me preocupa. -dijo Tora. -Si esto es cierto, entonces es que Bryce sigue vivo... Aún tengo la oportunidad de irle a buscar.

-¿Pero tu estás loco? ¡¡No sabes ni siquiera a donde ha ido!!

-Shinke tiene razón, cosa rara. -añadió Odayaka.

-Si sé donde puede haber ido... Al clan. -admitió Tora. -Allí fué donde nos enamoramos... Allí es donde quizás está...

-Pero esa alternativa, ademas de poco probable, es inalcanzable. No puedes volver al clan, ¿Te acuerdas?

-Si... Con ayuda de Senko. -admitió Tora. -Se escapó con Bryce y conmigo, y luego se dispuso a trabajar. No se donde está, pero no tardaré en dar con él. -se incorporó y cogió aire. -Él quizás sabe la forma de entrar.

-¿Y si no está allí?

-Me da igual... -contestó el tigre, y miró a la ventana, donde brillaba una bonita puesta de sol. -Pero no pienso detenerme, Odayaka... Si Bryce está vivo... Voy a ir a por él.

-¿Y luego?

-Luego...

Continuará

Notas del autor:

Al ver la que organicé poniendo un posible final, decidí pedir disculpas escribiendo este capítulo y el siguiente en forma de Crossovers de tal forma que cada una relatara mas cosas de la trama, mas concreta sobre el pasado de los dos personajes protagonistas.

Con este capítulo nos aproximamos ya al ecuador de la historia. Si, ya veis lo corta que es, pero procuraré que sea intensa en todos los sentidos. Como siempre, ya Sabéis que estoy abierto a todo tipo de comentários (Me encantan, los recibo con los brazos abiertos y aprendo de ellos) y agradezco desde aquí a Lizardman por haberme avisado de las dos pifiadas que habían en este capítulo y en el anterior.

Y si habéis leído hasta aquí, muchísimas gracias y espero que no os haya decepcionado. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!